Polvo al polvo (con perdón).

Tal vez usted pensó que la humanidad llevaba muriéndose muchísimo tiempo (la humanidad toda no, para esto tiempo habrá) y que no necesitaba instrucciones sobre cómo proceder con sus difuntos.

Mas no.

Este Papa humilde y bueno (jesuita y argentino por si señas de humildad faltasen, de su bondad sobran datos) ha encargado a la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes Santo Oficio y aún un poco antes Santa Inquisición, corporación cuyo expertise en producción de cenizas está fuera de toda duda) un manual de uso de los fieles difuntos que despeja  profundas dudas y corrige atroces prácticas hasta hoy consideradas aceptables para con nuestros seres extintos. Sí. Esto ha pasado.

Y ¡cuánta razón!

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Deudos inconscientes, con pabellón español, privando del Juicio Final a su ser querido… y por la proa.

Porque, veamos: ¿con qué aspecto quiere llegar usted al valle de Josafat si, lejos de amontonarle en una urnita ad hoc  y depositar esta en lugar sacro, sus deudos lo espolvorean por cualquier parte con la nimia excusa de que aquello era caro? ¿Cómo espera ser llamado al Juicio Final si sus restos andan repartidos en pequeñas porciones que adornan escapularios, camafeos, pastilleros…?  ¿O si el tonto de su sobrino lo envió al espacio exterior cumpliendo esa excéntrica última voluntad que dejó escrita sin intervención de notario o autoridad eclesiástica alguna?

-¡¿Pero dónde se ha metido Gómez?!- bramaría el Gran Juzgador nervioso por la proximidad de la hora del almuerzo y aún sin noticias del buen Gómez.

-Aquí tengo yo dos trocitos que hemos liberado de un reloj de arena- respondería quedo el oficial encargado del expediente.

No. No son formas, no.

Hombre de Dios, pase usted por caja, tenga la bondad. No convierta en polvo lo que del polvo viene (de uno en concreto) y, si lo hace, no lo avente por las esquinas so pretexto de la comunión con la naturaleza, que eso ya es muy viejo y está pasado de moda. No dificulte usted la resurrección de la carne, que en bastante mal estado se encontrará ya para cuando seamos llamados el último día a responder de lo que nos toque.  Contrátele a la abuela una cosa discreta, no hace falta que se gaste mucho, pero déjela en sagrado, ¿qué trabajo le cuesta?

¿No ve que estamos hondamente preocupados por la ordenación de la cosa? ¿No ve que mucho más allá de la dimisión de Pedro Sánchez, la entronización de Mariano Rajoy o la inmensa pobreza de la que mueren en el mundo seis niños por minuto -que eso a quién le importa-, la Santa Madre Iglesia está velando por la salvación de nuestras almas inmortales? ¡No la churrasque!

Ese gesto minúsculo, ese gesto y no otros, garantizará… garantizará… Bueno, no sé qué coño va a garantizar, pero son los dictados de la Santa Madre Iglesia, que en estos tiempos de zozobra está, ya queda meridianamente claro, en lo que tiene que estar.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

27 respuestas a “Polvo al polvo (con perdón).

  1. Jajaja, con la Iglesia hemos topado Sáncho . No está mal para desengrasar estar a las docta palabras del Santo padre, que siendo Argentino, imagino que su hijo será de una pobre a la que engañaria con las grandes artes de dicha Patria.
    Este la verdad es que no se ni como responderé, yo que hombre pecador hasta la saciedad, había dejado el encargo a mi hermana de que si la Parca viene a por mi antes que a por ella, me depositará en el water después de defecar, haciéndolo público, que por fin su hermano se había ido a la mierda, después de una vida de pecados a espaldas del Santísimo.
    Tranquilo estoy, por ser descreído, siendo mayor mi miedo a terminar en el cielo, donde sólo conocería a mi abuela ( Santa Madre sustituta en las vacaciones del Santo Padre) , que en el infierno, donde estarán la mayor parte de mis conocidos.

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    1. Pues nada… con esas prácticas ya ves que no se va a poder hacer nada por la salvación de tu alma.

      Tendremos que juntarnos con todos los borrachos que vaguen por los infiernos toda la eternidad.

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  2. Sic transit gloria mundi. Jajaja y yo que estaba tan tranquilo pensando que le había dejado este dilema moral a mis deudos, que había bastante con aquello de » hijos, cuando no esté, haced conmigo lo que queráis», ahora va y resulta que estamos como al principio «qué hacemos con el abuelo» «¿sabéis si tenía seguro?»»y la póliza ¿dónde está guardada?», en fin, sin poder dar respuesta a los grandes dilemas que una sociedad moderna, como la nuestra se ha venido planteando.
    Sin duda el Papa quiere pobernos a salvo de los monstruos de nuestro tiempo: las multinacionales. Lo digo por qué seguro que en una economía globalizada como la nuestra, ya debe haber alguien pensando e utilizar nuestras cenizas como abono, con el único fin y en aras a la responsabilidad social de las empresas, de liberarnos de estas disyuntivas morales que nos superan, quizás para ellas sea más fácil obtener la calificación de suelo sagrado para un sembrado transgénico.
    Cosas veredes que decía el latino.

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    1. Lo malo es que después de la calificación de «sagrado» vendrá la de «urbanizable» -que ya sabemos cómo son estas multinacionales- y terminaremos debajo de un bloque de apartamentos de protección oficial, vendidos a un fondo buitre y con un millón de niños embrutecidos dando por culo.

      Estoy pensando, ante la disyuntiva, que me voy a lo sacro.

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      1. Eso sí que será aquello, de comentar el hoy sobre lo que nos dejaron nuestros antepasados, por que al paso que vemos no se su dejar dejar lo que se dice dejar, vamos a dejar otra cosa. Bueno si, estulticia, insolidaridad, …..

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      2. Estulticia, insolidaridad… Qué bien nos van a recordar las generaciones venideras. Y con cuánta razón, por cierto.

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    1. Alguna se me antoja, sí. Pero, si tan criticadas son las del PSOE y con tanta vehemencia ¿no podré yo también hablar sobre las de la Iglesia?

      La disciplina de voto, por ejemplo, es el pilar de la democracia parlamentaria. La no incineración de los muertos es… ¿Qué?

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  3. Yo siempre he querido un entierro vikingo, pero dado que tengo poquisimos amigos noruegos, no se si por falta de empatia a esas tierras o por mi desconocimiento del idioma, el caso es que para hacerlo mal, mejor no hacerlo. Y estando en este dilema moral, pues el w.c me parece una buena opcion, pero y no creo que como ultimas voluntades sea excesivo dos condiciones…. Unos crespones negros en la taza y que despues no usen la escobilla o al menos que esta sea nueva. Confio que mis cenizas sean arrastradas a un oceano infinito o al menos a la depuradora de Valdebebas.
    Por lo demas, salud y republica que buena falta nos hace.

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  4. ¡La depuradora de Valdebebas! Estoy seguro de que una respetuosa carta al Sumo Pontífice podría hacer que tan significativo destino fuese declarado sacro en una ceremonia sencilla, a la par que cordial, con apenas un par de obispos y dos monaguillos.

    Creo que es la solución perfecta a la disyuntiva ya que uno puede ser arrojado al váter por sus deudos y, además, cumplir con la norma eclesiástica con poquísimo coste y menos trabajo.

    Lo voy a madurar.

    ¿Quién dijo que este medio no sirve para nada? En muchísimo menos tiempo que el PSOE hemos resuelto lo que parecía irresoluble… ¡Gracias Miguel Ángel!

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    1. No se yo.. .Si lo oficializamos y canonizamos, me parece que va a perder ese recogimiento sacro que yo esperaba ,igual a mis cenizas, les da reparo estar con otras del mismo tipo, yo era mas de compresas, condones, lodos y fanguillos en general. Lo que son residuos organicos en suspension que se llama. Pero si es por el bien comun y ayuda a las almas descarriadas a estar a bien con el sumo hacedor. !!Pues sea.!!.

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    1. Por cierto, en el mueble bar de tus padres (a quien pueda interesar, uno de sus padres es mi ilustadora y hermana Mareipepa) pasaría yo gustoso una buena parte de le eternidad…

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  5. La humanidad! Que pandilla de desagradecidos.
    Después de ofrecerles una vida eterna en el paraíso,¡en primera linea de paraíso!, que no es cualquier cosa.
    Después de quitarles de en medio a todo un tropel de pecaminosos ateos, ruidosos y polemizantes siempre, castigándoles por los siglos de los siglos a los suplicios de «Pedro Botero».
    Después incluso, de dejar en el camino a estos meapilas del medio pelo, donde pueden ir pensándose las cosas en un sitio, donde aún en vida anda mucha gente, como es el limbo.
    Despues de todo esto, y de tantos y tantos siglos de entrega a cambio de casi nada (algun que otro diezmo, algún que otro rocecito con menores, manipulaciones, exterminios, hogueras, inquisiciones, etc), vamos, que la católica iglesia se ha dejado la pellica en el camino, por nuestras almas, ahora van, y le pierden el miedo a morirse sin más. Y deciden por su cuenta y riesgo, dejar de apontocar los gastos últimos a los cientos de cementerios que gestiona tan sagrada institución, dedicandose a meterse fuego, que luego criticabamos a Cisneros, y encima a esparcir cenizas libremente y libres de gasto de alquiler, por doquier. Abrase visto cosa igual?
    Todo eso sin contar el daño ecologico irreversible que provocan cuando las vasijas contenedoras, son devueltas por el mar a playas y acantilados.
    En fin, menos mal que contamos con americano padre superior, que mirando, aunque no con avaricia, sino para evitar desencuentros cuando llegue ese dia en que resucitaremos todos a la vez, no tengamos que encontrarnos con nuestra prima colgada del cuello de algun demoniete de tres al cuarto, nos obliga a través de sagrada pluma y amenaza de eximirte de oraciones en el último suspiro, siempre por nuestro bien.

    Siempre desagradecidos!

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    1. ¡Cuánta verdad!

      Cuánta verdad en tus palabras desalentadas por el mal pago que recibe tan piadoso Instituto, que -ciertamente- ninguna otra cosa que nuestra salvación busca.

      ¡Cuánta verdad!

      ¡Y habrá quién aún piense que se trata de recaudar a través del sacro espacio (en alquiler o venta, siempre precio módico) y no de procurar el recogimiento (nunca mejor dicho) que propicia y facilita la oración!

      En fin, en completo acuerdo, solidario en tu desazón, amiga Petra, y con el profundo agradecimiento que merecen tus palabras.

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