Genocidio

No hay leyes, policías, jueces, medidas de protección, campañas publicitarias… Nada puede evitar que alguien le descerraje un tiro en la cabeza a su mujer. O que la mate a hostias. Nada.

Lo conocemos. Es el dependiente de la ferretería, el gerente del supermercado donde hacemos la compra de la semana, el mejor compañero de cañas, un deportista ejemplar, abnegado padre, complaciente esposo… si no hubiera tenido tan mala suerte al elegirla. ¡Pero es que no aprende!

Le dijeron mil veces que no se pegaba, que no se mataba, que la violencia solo engendraba violencia; pero usted entendió estas reglas dictadas para la vida en sociedad, no para la vida en pareja, que es una convivencia íntima en la que solo usted manda. Todos aquellos mensajes no incumbían a su privacidad.

Su padre pegaba a su maimg_0543dre, su abuelo pegaba a su abuela, en su barrio las mujeres con moratones eran espectáculo frecuente. Gracita Morales (encarnando el personaje de una monja para dejar más claro que si de algo se trata es de los designios del Señor), en no sé qué película de infausto recuerdo del glorioso cine español de la época gloriosa, aconsejaba a una señora golpeada que fuera paciente… que recapacitara… que algo le habría hecho ella también, que su hombre no tenía mal fondo.

Y a usted le importa un huevo aquello de la ‘educación para la ciudadanía’ (que duró tan poco como el Gobierno progresista que lo propuso), es más, le parece indecente que adoctrinen de ese modo a sus hijas y a sus hijos. Le importan un huevo los anuncios de la tele. Disfruta con esto. Esa superioridad física le compensa de toda la podredumbre que lleva en el cuerpo. Y puede que tenga razón: su mujer no aprende, qué más quisiera usted que no tener que pegarle.

Véalo de este otro modo: ¿Maltrata usted psicológica o físicamente a su pareja? Es usted un hijoputa. Sin paliativos. Sus hijos lo saben, lo saben en su escalera, lo saben sus hermanas y su madre. Y la madre de esta. Su padre también lo sabe, pero a lo mejor le da igual. Usted es un genocida. Usted colabora como un nazi en una matanza silenciosa y macabra que, mañana, se va a cobrar otra víctima, como la del jueves. Usted  da vergüenza.

Desde que en el año 2003 se empezara a hablar en serio sobre violencia de género, violencia machista, violencia doméstica… Desde que en el año 2003 la sociedad empezara a preocuparse en voz alta por que hubiera hombres que  asesinaban a sus parejas y empezaron a contarlos,  han muerto 866 mujeres.

866 mujeres asesinadas en catorce años. Un asesinato cada seis días. ETA mató desde la muerte de Franco a 829.

Otro frío dato: Casi 53.000 mujeres maltratadas se encuentran en situación de riesgo en España. Son datos oficiales a 30 de octubre del Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género. 53.000.

Así que propongamos un juego. No lo piense dos veces: Antes de meter una bala en la sien de la mujer con la que convive o con la que convivió, apúntese entre los ojos. Y dispare.

El dibujo es de mi hermana Maripepa. No hay pie de foto. Habla por sí mismo.

25 respuestas a “Genocidio

  1. Los peores morados no están marcados en la piel, por eso no se ven. Y lastiman mucho, como un suero venenoso, gota a gota.
    Este tema me toca cercano y me duele cómo no te imaginas, Justo.
    ¿Ponerse un arma entre los ojos? Son unos cobardes que quieren seguir viviendo para deleitarse viéndolas sufrir. Respecto a la justicia, después de todo lo que he visto; ¡no existe!

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  2. …Y no será que nos faltan muchas habilidades psico-emocionales? Que no sabemos ser felices, compartir, discutir, disfrutar, amar, afrontar dificultades…?
    Y que esto del género es secundado?

    Igual se va la pinza, pero antes que mujer u hombre somos personas. Creo hace falta un abordaje «más humano» que de «género» del asunto. Y si no dedicar un ratito a observar a los más jóvenes para ver comportamientos machistas en ellos y chicas absurdas centradas en posiciones incomprensibles para cualquier mujer que se precie.

    Inma

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    1. Nuestros jóvenes no parecen ser mucho más listos que nosotros. Los mismos comportamientos en soportes diferentes: ahora a través de móviles o redes de comunicación, pero los mismos comportamientos.

      No te sé decir si el enfoque es correcto. Quizás sea más humano que de género, como bien dices, y tiene que ver con todos y no con ellos o con ellas. La cosa es que la cifra sigue creciendo y que no la sabemos parar. Y que, en mi opinión, tiene que ver con cómo estamos trasnsmitiendo la manerade estar en el mundo a los que se fijan en nosotros para comprenderla.

      Gracias, Inma!

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    2. Podía inventarse un teléfono paralelo de ayuda paralel a la mujer maltratada, para en el mientras tanto acuden las oficializases, propongo que marcado este número mágico un chavalote fornido, se presente en el domicilio de la afectada y le de una manita de hostias, de esas que repartía el Roki Rambo, al hijoputa. Un «leer la cartilla» pero en como más en vivo… Todo por el diálogo!

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      1. A ver, dialogante, lo que se dice dialogante, no te he visto ahí. Ahora bien, ¡una manita de hostias le vendrían al pelo! Toda la rabia, la impotencia, el miedo que deben sentir estas mujeres, igual se curaba, al menos momentaneamente con un subidón de adrenalina bien «administrado.

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  3. No hace tanto, pasado el año 2000 ,soy muy malo para las fechas de mis bodas, un diaccono, nos alecciona va a mi ex mujer y a mi, que ellas tenían que ser tolerantes y aguantar, que a veces el marido tenia mucha presión y que una simple bofetada no era motivo de divorcio. Es esa educación, la que es caldo de cultivo de estas situaciones. Muchas cosas han de cambiar en nosotros para conseguirlo, hasta que eso llegue solo queda una justicia atada de pies y manos, porque estos actos suelen darse en el ámbito del hogar.

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    1. De la últma (boda) sí me acuerdo yo… La iglesia no ha colaborado mucho en esto (tampoco). Pero no sé si ya tiene tana influencia sobre las personas (casi estoy seguro de que ni tú ni tu ex hicisteis mucho caso de aquel cura bobo). Estos comportamientos deben tener que ver con algo que traemos mal colocado de fábrica y que las buenas costumbres, la educación, la moral, las clases de Formación del Espíritu Nacional (que yo sí me las chupé) no han sido capaces de recomponer.

      No sé en qué momento se convierte uno en un maltratador. Pero debe ser el momento de hacérselo mirar urgentemente. Porque la cosa mada muchos huevos.

      Gracias, David. Tendremos ocasión de hablar más de esto. Será más fácil llegar a un acuerdo que con lo de Pablo Iglesias…

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  4. Somos muchos los que pensamos así, que pena que los pocos (o no tan pocos) que no piensan así, hagan tanto daño. Sólo sabemos los datos de las muertes o de las que se atreven a denunciar y ya nos parece una barbaridad, pero… ¿cuantas sufren esta volencia realmente?
    Con este tema se mezclan sensaciones de rabia, pena, impotencia… y muy mala leche!! porque no se hace todo lo que se puede hacer para luchar a favor de las que lo necesita. Contra esta gentuza poco se puede hacer, pero por ellas se puede hacer mucho más.

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    1. Pena, rabia, impotencia y mucha amala leche, sí. Porque es verdad que podríamos estar haciendo mucho más por evitar que estas cosas sucedan una vez que se han denunciado y puesto de manifiesto. Poco hacemos por las víctimas que denuncian situaciones insoportables. Tan poco que demasiadas veces acaban muertas. Y aún hacemos menos para que todas esas mujeres que, como bien dices, no se atreven a denunciar, lo hagan y salgan del lío en el que están metidas… Tienen raón ellas: si su denuncia no vale para nada, mejor estarse calladas. Lo otro a lo mejor solo empeora lo que ya parece dificil de empeorar.

      ¡Gracias, Polotita!

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  5. Cifras para una infamia. Seguramente es cierto que más que una violencia contra «ellas» es una violencia contra todos. Seguramente su afrontamiento serían más racional desde esa lógica. No cabe gastar saliva en las limitaciones de una justicia, en general, ciega para los débiles y en los pobres resultados de las medidas policiales. Preocupante es decir poco, el aumento y la asunción de la viokencia por parte de los más jóvenes, ellos y ellas. Ni atacamos las raíces de un problema gravísimos de nuestra sociedad, La frustración, la falta de expectativas…., todo lo que abona, que no justifica, una deriva que lleva a devorarnos a nosotros mismos. En ese camino, siempre tienen que perder aquellos que son más débiles , los que menos pueden competir y, a la postre, los más prescindibles. ¡Qué pena!

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    1. ¡Qué bien leerte!

      Y qué concepto tan oportuno este de «los más prescindibles». Con qué cosas nos vemos forzados a convivir y con qué facilidad lo vamos asumiendo como «normal», a pesar de que sabemos que es insoportable.

      Es verdad que lo que más escandaliza es ver como las generaciones que nos siguen van adoptando los mismos comportamientos y se van copiando y perpetuando estas maneras de estar en el mundo. Y, no: no sabemos atacar la raíz del problema porque no tenemos ni idea de dónde está. O a lo mejor porque está instalado en el conjunto de comportamientos que constituyen nuestra zona de confort. Esa que nos permite cambiar de coche o comprar un apartamento en Santa Pola sin que nos ocupe demasiado lo que le está sucediendo al vecino de al lado…

      En fin, seguiremos al menos pensándolo en alto, aunque no sirva para mucha cosa.

      ¡Un abrazo enorme!

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  6. Los números siempre nos avergüenzan … Pero al final siempre son números. Mientras no seamos capaces de ponernos en esa piel que aguanta primera una mala contestación después una voz y si final una bofetada no vamos a parar está sangria. Está gente es capaz de curar su falta de personalidad maltratando como fin.
    Eso les da fuerzas para seguir ocultando su forma de vida.. a costa por desgracia de su pareja.
    Creo que tenemos que atrevernos a mirar con más ganas de apoyo a nuestros vecinos y si es preciso llegar donde no llegas la jodida justicia.

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    1. Complejo reto. Pero así de real. Mucho avanzaríamos si esa vecina hipotética supiera seguro que cuenta con el apoyo de toda la sociedad y que todos estamos dispuestos a mojarnos hasta dónde tengamos que llegar por ella, por los niños que la acompañan, por sacarla de ese mar de mierda en el que se ha visto metida sin comerlo ni beberlo y del que la justicia ni la policía le va a saber sacar.

      Pobre infeliz ese que no sabe salir de su propia miseria sino a hostias. Pero qué daño hace. A todos.

      Gracias por opinar con nosotros. Muchas gracias.

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  7. A todo aquel que maltrata a una mujer la condena debería ser muy distinta a la que reciben les quitan la libertad temporalmente pero deberían estar a pan y agua y picando piedras todo el día seguro que antes de matar a su pareja se lo pensaba antes.

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    1. Es verdad que esto es un lío que debería tratarse de manera más exigente que los delitos que se cometen ordinariamente. Cualquier violencia es reprochable, pero la que se ejerce con la privacidad que se vive en el entorno del hogar es terrible, porque se ejerce con total impunidad.

      La Ley la considera de forma diferente, es cierto, pero debería ser lo suficientemente contundente como para que a los agresores se les quitaran las ganas.

      ¡¡GRACIAS!!

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  8. Bravo!!!! Bravísimo!!!! Cuántas de estas he visto en mi trabajo. He llegado a acompañar a alguna a la puerta de la comisaría, para arrepentirse sin llegar a atravesarla: «hombre, sin tampoco es para tanto». La violencia psicológica, como no duele, «no es para tanto». Pero acaba doliendo. «Si solo se le ha ido la mano… yo también estaba muy nerviosa. Y es la primera vez». Habrá una segunda. Y solo espero que se le vaya la mano y no la cabeza. Las consecuencias suelen ser peores.
    Qué asco, de verdad… qué asco. Que alguien se atreva a decidir qué debes llevar puesto, cómo debes comportarte, con quién debes salir, cuándo se termina la relación y… y cuando termina tu vida. Qué tienen en la cabeza!!! ????Si no hace falta estudiar Educación para la ciudadanía !!!! Si es que solo hay que tenerla!!!! Si a nadie se le escapa que pegar y matar está feo!!!!
    Ayer me quedé estupefacta viendo las imágenes de un chaval de 22 años, en Alicante, arrastrando del pelo a su pareja tras propinarle una brutal paliza. Pero… se puede saber qué derecho crees que tienes, pedazo de animal???? «Es que me puso los cuernos» … y te extraña??? En fin… para terminar, también una breve mención y recuerdo para aquellos hombres, que los hay y los he visto, que sufren este tipo de violencia.

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  9. Coincido contigo en que la violencia (casi siempre psicológica por razones obvias) que ejercen algunas mujeres sobre sus parejas merece una reflexión aparte. Conozo -como todos- a decenas de hombres amedrentados por mujeres mucho más fuertes psicológicamente que ellos que llevan una vida poco o nada digna. Pero hablar de ellos parece como justificar lo otro (¡también los del PSOE roban!) y me da cierto pudor porque, si es verdad que estos hombres las deben pasar putas, el drama no tiene comparación con el que le hacen pasar los maltratadores masculinos a sus víctimas.

    En tu trabajo debe ser especialmente complicado ver la tolerancia con la que muchas víctimas aceptan eso que creen que es su destino. Y la impotencia con la que tú tienes que asistir al espectáculo sabiendo que, cuando sea demasiado tarde y la paliza haya sido descomunal, ni siquiera podrás decirle «te lo dije, gilipollas».

    Esa tolerancia de algunas mujeres (cada vez menos, afortunadamente, o eso espero) es la misma que sigue manteniendo la sociedad. Son cosas del matrimonio, ahí no hay que meterese… Hasta que verdaderamente es demasiado tarde, el tipo la ha matado y entonces nos echamos las manos a la cabeza sabiendo seguro que hicimos mal al callar.

    ¡Qué difícil!

    Hay que recordar una sentencia del Tribunal Supremo de la que fue ponente el tío Rafael (a ver si consigues localizarla) en la que se suprimió el término «reiterados» en los malos tratos para considerarlos una conducta punible. No eran «reiterados malos tratos» debía bastar conque fueran «malos tratos» y así lo dijo el Supremo allá por los años 80 (¡con que le levante la mano! bramaba el tío que, recuerda, era tan exagerado). Asusta pensar en lo poco que se ha avanzado desde entonces.

    ¡¡Gracias, Luisita!!

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    1. ¡Pero cómo se va a comparar lo incomparable! Ni era mi intención, ni mucho menos puede intuirse de mis palabras que una cosa puede justificar la otra. En absoluto. Trataba de condenar la violencia machista, ante todo. Y después, ampliando el debate, que da para mucho, mencionar aquella violencia que no es tan visible ni tiene tan graves consecuencias. Porque yo, y todos nosotros como bien dices, también sabemos que existe.
      Quizá esté feo hablar de esto porque da lugar a malas interpretaciones, como también lo está hablar de las falsas denuncias que tanto daño hacen y que también he tenido el honor de presenciar. Pero creo que es conveniente tenerlo presente. Sin dudar, por supuesto, de los datos a los que apuntas y las cifras/mujeres que suponen esos datos, que es lo que de verdad da miedo y hace que cada vez sea un asunto más visible sobre el que tomar conciencia y sobre el que actuar a todos los niveles . Son demasiadas mujeres. Y cada vez más. Y cada vez más jóvenes. Algo estamos haciendo mal.

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      1. ¡Ya! No decía que los hubieras comparado. Al contrario, quería decir que yo no lo había mencionado por esa razón, pero agradezco que tú lo hagas, porque completa la visión del problema.

        Igual sucede con las denuncias falsas, que sirven de excusa a los detractores de estas políticas de protección para demostrarles, pero sabemos que existir existen y hacen muchísimo daño.

        Yo -lo reconozco- no me había atrevido A mencionarlo porque parece que le quita fuerza al drama del maltrato, pero las cosas son como son: existen los hombres maltratados y existen las denuncias falsas. Y sin estos datos que tú aportas el problema no está enteramente descrito.

        Así que ¡otra vez gracias!

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  10. Voy a plagiar a Julia, «Que duro y que verdad»…
    Y que poca poca pinta de ir a mejorar. No sé de datos oficiales, pero no parece que esto vaya a mejorar en las próximas décadas.
    No pienso que sea una cuestión de endurecer las penas o de dedicar más medios, como decíais ahí no hay justicia que llegue, para mi es un gravísimo problema de EDUCACIÓN, EDUCACIÓN para los ciudadanía o para lo que uno quiera, en el cole, en casa, en los medios (que una cadena de televisión emita las campañas contra violencia de género al tiempo que «Mujeres Hombres y Viceversa» tiene muchos huevos)
    EDUCACIÓN para enseñarnos que nadie es más que la de al lado, aunque seas más fuerte, más hombre, o más blanco (…. Me desvío un poco del tema, pero creo que va todo unido)
    Y mientras tanto pues a apuntar a la niña a clase de algún arte marcial cuanto más violento mejor, a ver si con un poco de suerte la «Manita de hostias» se la puede dar ella al hijoputa de turno.

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    1. Joder, emitiendo las campañas del Gobierno a la vez que esos programas terribles de deseducación para la ciudadanía. Tampoco los medios de comunicación están ayudando mucho, igual que la Iglesia, como decía antes David.

      ¡Cómo será la cosa, que la única solución que estamos encontrando todos los que somos es que ellas peguen más fuerte!

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