Un chico de 18 conduce a toda velocidad por las calles del pueblo con una chica al lado. Un anciano le increpa desde la acera por no respetar el paso de cebra por el que se disponía a cruzar. El chico detiene el vehículo, se baja, lo encara, le pega una hostia y lo mata. Después huye.
Un par de días antes, otro muchacho de 22 se probaba un traje de bombas con el que inmolarse en un concierto rodeado de adolescentes. Le sentaba bien. Se lo puso. Y también mató a unos pocos. 22 muertos. Casi sesenta heridos.
Este lo hizo por Dios, porque creía en uno que se pone muy contento cuando matas infieles.
El otro fue por sí mismo, porque cree estar en el derecho de golpear a un anciano que le regaña.
¿Qué coño nos pasa?
El uno ya está muerto. El traje de bombas se lo llevó al cielo de los que se inmolan en nombre de su Dios.
El otro está encerrado. Alguien se tomó la molestia de anotar la matrícula del coche que conducía.
Y, en realidad, los dos están muertos.
No hay cielo para los que mueren matando, ni para los que matan sin morir hay encierro que no se parezca demasiado al infierno. Solo hay muerte.
Solo hay la muerte del intelecto humano, que ya agoniza. Es parecida a la muerte cerebral del individuo, pero colectiva. Es cuando el encefalograma plano afecta a los pueblos en lugar de a las personas.
El ISIS reivindica la muerte del chico que se vistió de bombas y proclama su entrada premiun en el cielo de los que matan por su Dios. La familia del otro muchacho dice que al anciano debió darle un infarto o algo, porque el crío en realidad es todo corazón, incapaz de algo semejante a eso.
Muerte del intelecto humano.
Hay quien piensa que se puede matar. Por derecho propio o divino. Que se puede matar.
Y ¿saben qué? Que no se puede. En serio, no se puede.
Comparta esta entrada quince millones de veces y verá como mañana muere otra mujer a manos de su expareja. Compártala veinte millones y verá como otro muchacho se inmola entre una muchedumbre. No la comparta y verá como otro conductor borracho asesina a otro ciclista.
La humanidad no ha comprendido todavía que no se puede matar.
Incluso delante de la misma muerte uno puede escribir:
Algo no está funcionando.
Pensaba por aquí 
en la humanidad desde los tiempos de la creación o asi nos lo han dado a entender viene como condición ser descerebrado, como el primer ejemplo Cain y Abel, osea que no es nuevo lo llevamos heredado, pero en nuestros tiempos es cierto que el nivel de descerebrados a subido con creces, solución para evitar que siga subiendo el índice de afectados, la que tu dices seria la mas suave y menos violenta para mi la idónea es que todo aquel que mata con pleno conocimiento se le aplique cualquiera de estos dichos, el que a hierro mata a hierro muere o el de ojo por ojo diente por diente (con este comentario me parece que estoy entrando en el grupo de los descerebrados) pero asi se pensaria muy mucho cuando fueramos a proceder de esta manera que el resultado de nuestra accion se convirtiera en el mismo castigo, seguro que bajaria mucho la violencia de genero, pero entiendo que esto que digo no es normal y sere criticado. pero si tod@s aquellos que han muerto a manos de descerebrados pudieran opinar compartirían lo mismo que yo.
buen domingo caluroso.
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El escabroso asunto de la pena de muerte… Escabroso.
Ganas dan, desde luego. Pero ¿no estaríamos convirtiendo al propio Estado en un descerebrado más?
Por otra parte, si al que roba le cortáramos una mano, este país nuestro estaría lleno de mancos (unas profesiones más que otras) y luego nos reclamarían pensiones y pensiones…
No se me ocurre cuál es la solución. Seguramente se trata de leer más, de querer más, de andar por la vida mirando alrededor o ¡yo qué sé!
El caso es que dos chavalines bien jóvenes, sin tiempo siquiera de haber entendido de qué coño se trata en el mundo en el que viven, han decidido que son dueños de un derecho extraño: el de decidir si vives o si mueres. Y lo han usado para decidir que no, que mueres.
Donald Trump, ante el mueso del horror nazi, ha dicho que está contento de andar por ahí con sus coleguitas. Hasta ahí ha llegado. A este sí le cortaría yo una mano. O… las dos. Por si con la izquierda también sabe escribir gilipolleces.
Gracias, Juan Carlos. ¡Seguimos en ello!
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Y entre tanto, Trump lanza “la madre de todas las bombas”, los ingleses se encargan de cerrar sus fronteras a los…. A no que este era inglés… Y en España nos pensamos si dar o no “la orfandad” a los hijos de las víctimas mortales de la violencia de género. ¿No sería mejor invertir en que haya menos huérfanos?
De verdad que creo que no nos funciona bien la cabeza!
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Eso vale mucho dinero. Hay que educar a varias generaciones y no están los Presupuestos Generales del Estado para goyerías…
Tenemos que invertir un poco más en armamento y soltarle un poco más a los empresarios de la sanidad o de la educación, aunque eso salga directamente de esquilmar las partidas que financian los recursos públicos. No nos vamos a poner ahora a educar a los españoles en algo tan complejo como «no se mata», «no se roba», «no se jode a los vecinos». Y no vamos a dedicar los recursos destinados a relaciones internacionales a terminar con asuntos tan nimios como el terrorismo, la segregación, las crisis migratorias.
Está bien como está. Tampoco hay tantos muertos a puñetazos.
¡Déjalos que se maten!
Definitivamente, no nos funciona bien la cabeza.
¡Gracias, Javier!
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Tienes toda la razón, matar no se debe,aunque alguno se lo merezca, en estos tres casos los tres. La justicia humana no suele funcionar muy bien, pero la divina y no me quiero poner transcendental, ya está funcionando, el macarra poligonero, especie en franca progresión , se tirara unos meses o años, supongo que pocos, en el talego saldrá y acabará posiblemente su tonta vida en algún arcén sin una Nike y enseñando un calcetín blanco,espero que no se lleve a nadie por delante o si es así que sea alguno de los que tanto le defienden. El infeliz que se puso el traje de bomba, estará ahora descubriendo que no hay paraíso, o peor que si lo hay y que 72 vírgenes, no te duran toda la eternidad por mucho que las dosifiques y que luego las tienes que aguantar y mantener para siempre, porque las huries, no son de las que se ponen a trabajar para reivindicar su derecho a la igualdad creo yo.
Del tercero no se, pero algo, también le tiene que pasar eso seguro y ese se lo merece más que nadie, casi tanto como sus votantes y los que le apoyan.
En fin que a cada cerdo le llega su San Martín.
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Este último tiene en el pelazo su condena en la tierra. No me cabe duda.
Voy a oficiar a la Casa Blanca para averiguar la marca de su crecepelo, para recomendársela a de Guindos. Y la del tinte, para Rajoy. Creo que con ese par de toquecillos prácticamente sin importancia ganaríamos mucho en imagen.
Además, Melania yo creo que no le quiere bien. De todos modos se ganó todas mis simpatías cuando accedió a codazos a la primera fila de la foto del otro día. Ese estilo John Wayne me trasladó a mi más tierna infancia.
¡…Puto psicópata!
El asunto de las 72 vírgenes me tiene más preocupado. No puedo dejar de preguntarme si con esta tradición mariana que nos invade continuarán siendo vírgenes para toda la eternidad, aún después de parir lo conveniente, si es que el acto sexual en el cielo tiene, como en la tierra, fines reproductores. No sé como afrontarlo. Lo cierto es que morir reventado para quedarte sin vírgenes al final de todo debe ser un chasco importante. Pero en nuestra ignorancia cristiana no conocemos los términos del contrato. Igual el premio está en la misma tierra y se materializa en vil metal que garantice un digno año y medio para sus causahabientes.
Lo del poligonero me suena más cercano. Aquí no hay más premio que un subidón de adrenalina. Ni más destino que este que te temes: muerto entre dos coches a manos de un colega despechado porque llevaba menos ancianos quemados en cajeros automáticos subidos a Youtube… o a dónde coño se suban las atrocidades en vídeo.
Yo, la verdad, buena pinta no le veo.
Este fin de semana tres mujeres han muerto a manos de sus parejas. Hacen el número 30 del año.
Un abrazo, amigo. Gracias por venir. Lo seguiremos pensando y, a lo mejor, un día, lo conseguimos entender también.
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No puedo estar más de acuerdo , Justo. Sabes lo que de verdad me preocupa es la sensación de que la sinrazón ya no es un accidente, empieza a ser la norma. Realmente no nos preocupa, lo vemos como algo que forma parte del espectáculo, son cosas que siempre les pasan a otros, que siempre hacen otros, son cosas que en realidad no nos incumben…., y que nada podemos ni debemos a hacer para solucionarlo. Empieza a primar la ley de la selva y nosotros, pobres primates, huimos y volvemos a subirnos a lo árboles.
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¡Qué complicado! ¡Con lo mal que se trepa con las sandalias de marca que hemos preparado para el verano!
¿Qué hacemos con nuestros niños? ¿Cómo se lo explicamos? ¿Cómo les hacemos sentir que ese anciano podría haber sido su abuelo (¡coño, que soy yo!) y que el necio al volante podría haber sido él mismo si ya tuviera la edad reglamentaria para matar? ¿Como hacemos entender que es mentira que se mate por dios de ninguna clase, que se mata solo por matar y que matar es tan malo?
Collado Villalba, Molina de Segura, Madrid, los tres últimos escenarios de muerte machista. Este fin de semana. Y la rueda gira, gira, gira… Ocho en Mississipi por una disputa. La peña está de la olla.
¡A los árboles! Y que la vida siga.
Gracias, Ricardo. Un abrazo muy fuerte.
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