Posado veraniego.

Esta mañana Mariano ha elegido un polito con la bandera de España en el cuello. Es muy veraniego y la bandera no recuerda al conflicto de Cataluña, sino que hace más bien de motivo náutico. Calzón azul marino, sobrio, para completar el atuendo.

Hoy es el día. Se tiene que hacer el encontradizo con los medios, que le esperan en una curva del camino. Se acerca a ellos desenfadado, con ese andar pulidín que nos trae y ese movimiento de brazos que parece que fueran de otro. Como Mariano no tiene abdominales que lucir, ni esquía en la intimidad, tiene que aprovechar un recodo del camino para dejarse sorprender e improvisar unas declaraciones que ha ensayado delante del espejo apenas unos minutos.

IMG_0732
Atendiendo a los medios locales.

Porque Mariano ya tiene muchas tablas con los periodistas. Y los de aquí son como de casa, no le pondrán en ningún compromiso. Es verano. Bastará con unas pinceladas sobre la recuperación económica y la caída del paro y un repasito rápido a Puigdemont.

Le ha pedido a su amigo José Benito que salga aseado a este paseo matutino, que hoy va a salir en todas las televisiones estatales. Todos los amigos de Mariano tienen un carguito, este es el presidente de la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra. Un sueldo muy aseado y un presupuesto pingüe para gastar, comisiones aparte. Pero José Benito sabe que la novia es Mariano, así que se ha puesto más discreto para no eclipsarlo. Y en las fotos mira como para otro lado, así como quien no quiere que le pregunten a él. Y no le preguntan.

¡Es todo tan naif! Y queda tan natural.

El mes de agosto se presta a estas gilipolleces. Hace calor, la peña está con sus vacaciones. Nadie quiere leer noticas de pateras naufragando. Las casas reales y presidenciales preparan posados en los que destacar el lado humano de nuestros líderes. Ese lado humano en el que el presidente puede salir sudando como un cerdo, porque su asesora de imagen le ha dicho que no hay problema, que España necesita conocer sus imperfecciones, más allá de esa pasión incontrolable por el dinero B.

Los reyes ya posaron en Marivent. Estos, como todos tienen sueldo (la reina, él, la princesa de Asturias, que ahorra todo lo que no se gasta en chuches…) posan en familia. Toda la familia es patrimonio del común de los españoles y por ello celebramos esta unidad que trasladan, esta vida en unión, en comunidad, que nos hacen llegar. Diría que se cruzaron miradas cómplices si esto no se fuera a prestar a dobles interpretaciones, que la cosa está como está con los compiyoguis. A la reina, además de rebanarle y rellenarle todas las imperfecciones de su rostro e impurezas de la piel, le han quitado también el Smartphone y le han puesto un móvil de prepago sin datos, de los de antes, para que no envíe mensajitos, que se le daba fatal. Y luce espléndida. Las niñas, arreglás pero informales, están guapísimas tan sencillas. Miran a su padre con arrobo, es el Rey.

La mujer de Rajoy debe andar en zapatillas de estar por casa. Y el chico por ahí en chándal. No posan. No se visten más que para la cena y no todas las noches, que a veces se hacen un sándwich y se lo comen de dos bocados viendo Sálvame Naranja. Ella no tiene sueldo, así que no se siente obligada y no se expone más que lo imprescindible a la cosa mediática. Esa discreción hará que llegue lejos.

Ya es verano. Ya estamos todos en familia disfrutando de las tan merecidas jornadas de asueto. España descansa por unos días del ajetreo de la vida política. Nuestros prohombres adoran la vida en familia. Mariano suda, Felipe Rey no. Pero hoy no importa. Es el lado más humano de quienes rigen los destinos patrios. Y nos gustan así.

Bueno, a mí no. Yo, que soy un clásico, disfrutaba más de los posados veraniegos de Ana Obregón. Por… todo.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

6 respuestas a “Posado veraniego.

  1. La vida sigue igual.
    Decía Julio Llamazares que él añoraba los veranos en La montaña de León, cuando sus padres cogía. Todo el mes seguido de vacaciones en el pueblo y se tiraban el verano de nevera y sifón.
    Si puedo decir, os diré que conocí a Julio de una forma mas que curiosa. Acababa de leer su libro de viaje por el rio Curueño que terminaba en lo alto del puerto. Yo venía de Asturias con unos amigos y decidimos atravesar a Castilla por carreteras secundarias e, incluso terciarias. Acabamos en Entrambasaguas donde inicia la novela Julio. Os animamos y empezamos a visitar lugares, pueblos abandonados y espacios que detalla en su novela.
    Cuando al final llegamos al pjerto de montaña, al único bar del lugar, donde, además acababa la carretera, decidimos entrar a tomar unas cañitas. ¿SBeis quien estaba en el bar con su novia y sin camisa? Si, Julio Llamazares que estaba haciendo el mismo recorrido. Impresionante. No nos atrevimos a molestarle y nos quedamos todo el rato pensando en la sinrazón del azar y los guiños del destino. Admirando y disfrutando.
    Permitirme que traiga a escena esta pequeña historia de casualidades y encuentros fortuitos veraniegos que son la cara opuesta, intelectual y moral de los encuentros de nuestro lider supremo.
    Los veranos son para las bicicletas y el asueto.
    Afortunado el que esta portinax, aunque yo estoy por San Lorenzo que no es mala plaza.
    Feliz verano.

    Le gusta a 1 persona

    1. Llamazares y La lluvia amarilla. Lo mejorcito que he leído en lengua española en el S XX. Qué bien traerlo aquí. Y qué tipo tan potente. (Creo que yo le hubiera molestado).

      Ahora navegamos. Nos vamos a la cala de Sant Miquel, al lado de Benirrás. Rezaremos el Ángelus y seguiremos rumbo oeste.

      ¡Un abrazo!

      Me gusta

Deja un comentario