Conocer hombre de verdad

Queipo de Llano (¿le quedará alguna calle aún?) dijo: “Las mujeres de los rojos ahora, por fin, han conocido hombre de verdad y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará”.

Ese es el espíritu que perdura en las mentes privilegiadas de algunos ejemplares patrios que campan todavía por nuestras ciudades, por nuestros pueblos. Así que cuando una mujer denuncia una violación, una violación en masa, nuestros compatriotas más lúcidos se preguntan ¿por qué? ¡Nunca antes habían conocido “hombre de verdad”!

Apoya este avanzado pensamiento la campaña publicitaria que el Gobierno de España ha hecho circular en prevención del consumo de alcohol: hombres, sed prudentes, si bebéis en exceso es posible que vuestra viril condición de machos se exacerbe y aparezca esa violencia innata que nos caracteriza; mujeres, tened cuidadín, si bebéis y os violan no digas que no estabais advertidas. La han retirado. Las redes sociales, con lo malo que tengan, hacen también su trabajo y se incendian cuando un gobierno hace una gilipollez de tamañas proporciones.

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Machos en manada.

La violencia contra las mujeres no se para. Ni en el ámbito doméstico ni en el más público. No la sabemos parar. Siempre hay algún macho modelo Queipo dispuesto a hacer valer la supremacía masculina, solo o en compañía de otros. Siempre hay un sujeto que tiene bien asumida su «hombría de verdad» y está dispuesto a demostrarla.

Y las redes sociales juzgan. Han juzgado que no se puede ir en manada y violar a una muchacha de 18. ¡Qué enormidad!

Esto fue siempre así, lo que pasa es que antes juzgaba el «¡Hola!» (recuérdese el caso de Rafi Escobedo, tan joven, tan guapo, tan abandonado por su mujer, al que la prensa del corazón declaró inocente por culpable que fuera) o El Mundo (pongamos por caso al entonces ministro Corcuera, tan bajito, tan del PSOE, al que la prensa amarilla declaró culpable por inocente que después se demostró que fuera), y ahora juzga la sociedad al completo con la única exigencia de ser usuario de Twitter.

Así que ahora son los violadores en masa los que claman por el derecho a la intimidad, a recibir un juicio justo y utilizan la estrategia procesal mejor elaborada para intentar salir indemnes de la tropelía. Estado de derecho. Esto bien podría servir de ejemplo a la Fiscalía Belga para comprender que el propio Puigdemont tiene garantizado un juicio justo en España. Pero la “pena de banquillo” no hay quién te la quite. Aunque le pongas un detective a la víctima para demostrar que, en realidad, era una persona normal y que, por ello, bien tenía ganado el “conocer hombre de verdad”, la pena de banquillo no hay quién te la quite.

Buenas o malas, las redes sociales no hubieran permitido que Queipo de Llano dijera las mamonadas que dijo. Buenas o malas, ya no se ve con buenos ojos que las mujeres de los rojos conozcan “hombre de verdad” berreen o pataleen. Ya se denigra o, al menos, se denigra en público, aunque nadie sea capaz de parar la sangría.

En fin, las mansas, por las que topan. Pero si es usted “hombre de verdad” recuerde que el general está muerto y bien muerto. No se empeñe en demostrarlo.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

15 respuestas a “Conocer hombre de verdad

  1. Si, difícil lectura y difícil digestión éstos días conocer la información que vomita esta sociedad basada en un súper Estado de Derecho tan defendido a ultranza que no sé, me recuerda a los niños cuando les descubres una mentira y se echan a llorar (de rabia o impotencia) o te defienden, elevando su tono, su honestidad incuestionable!
    Lo siento, no me gusta de lo que se «alimenta» esta sociedad, lo que fomenta y la educación que reciben las pobres criaturas que crecen en ella sea en el idioma que sea….lo siento no me gusta para nada.
    Por cierto, alguien se ha parado a analizar la regulación del Código Penal y LECrim sobre violencia de género y en lo que resulta a la práctica para las víctimas una vez denuncian (incluso con un ojo morado y un bebé en los brazos manchado con la sangre de la madre). Eso sí, cada vez que muere una, las plazas de los ayuntamientos están a rebosar de……(paro que sino recibiré….) Lo dicho, no me gusta y lo siento tanto!

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    1. Toda la razón.

      Las redes, igual que lo medios convencionales, se ocupan de lo que se ocupan, de lo que vende periódicos o de lo que facilita «likes» (esos «me gusta» -aclaración para no avezados en redes sociales- de los que parecen alimentarse sus usuarios).

      Es verdad que reaccionamos unánimemente ante las muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, pero dejamos con su miedo y con su tortura a los miles de mujeres que viven cada día el sufrimiento porque la sociedad todavía no ha interiorizado que son conductas reprobables (lo de la intimidad del hogar sigue dando mucho juego) y ni siquiera el Codigo Penal ni la Ley de Enjuiciamiento Criminal (la que marca el procedimiento a seguir en los juicios penales) han dado con las claves para proteger a las víctimas y castigar a los verdugos, a pesar del cacareado pacto de estado.

      El estado de derecho, hasta la fecha, ha estado mucho más preocupado de proteger otras cosas, a otras clases en las que, probablemente, había más verdugos que víctimas.

      Toda la razón, Cristina. Muchísimas gracias por venir por aquí. Un beso muy fuerte.

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  2. Buen tema , haber si tenemos suerte y a base de poner en marcha comentarios , prensa, charlas en los bares nos vamos teniendo conciencia de que la mujer es la mejor compañera para el hombre y que por lo tanto el respeto debe ser constante por eso castiguemos a esos machitos abusadores que se creen superiores por tener esa fuerza de macho justo ya me conoces y lo que te digo a continuación es normal en mi , yo me pregunto cuando escucho la noticia de que una mujer ha sido apaleada violada esa mujer no tiene hermanos o padre que cojan a ese energúmeno y lo pongan en su sitio ? Seguro que otra vez se lo pensaría, estoy de acuerdo de que la justicia no se la debe tomar uno por su mano , pero a veces es el método más efectivo y si le gusta dar que pruebe el recibir .
    Como ves voy un poco fuera de tono pero es que no lo aguanto , espero no encontrarme en esa situación por qué no me podría contener ante un abuso de ese calado.
    Para despedirme te diré que una persona que yo conocía denunció al maltratador pero una señora juez no hizo nada por qué no veía indicios de maltratos y a los 10 días la mató, ocurrió aquí en la provincia.
    Buen Día de siembra .

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    1. Es imposible no darte la razón, porque la tienes. Pero ¿no sería mejor que fuera el Estado el que nos protegiera de estas barbaridades, en lugar de andar nosotros a mamporrazos?

      Parecería que la ley (así, dicho en genérico) debería estar mejor pensada, pero también que la sociedad debería estar mejor educada.

      Digo la sociedad, no los maltratadores o los violadores porque a ellos debería caerles encima todo el peso de la ley, digo la sociedad porque, verdaderamente, la violencia machista no está condenada. Decimos que la condenamos, pero hacemos un gesto de casi conformidad cuando conocemos un caso concreto. «Cada uno sabe lo que pasa en su casa», nos decimos, y lo dejamos correr hasta que el tipo la mata. Solo entonces nos echamos las manos a la cabeza y exclamamos ¡Sabía que algo así iba a pasar!

      El juicio al que me refiero nos está dando pruebas de lo difícil que es para una víctima demostrar que lo es. Y de lo sencillo que resulta para un verdugo asegurar que la cosa fue consentida.

      Es toda la sociedad la que se tiene que poner en liza en un asunto tan grave como este. Y la sociedad solo parece estar dispuesta a hacerlo cuando la cosa clama: Cuando hay muertes.

      Para los casos concretos, esos a los que te refieres, está claro que lo que nos pide el cuerpo es tomarnos la justicia por la mano e inflar a hostias al violador. Pero a mí me gustaría que el Estado estuviera dotado de más recursos (legales, policiales, educativos, publicitarios, sociales) para, si es posible, evitarlos y, si no lo es, castigar al agresor como se merece y proteger la víctima como tiene derecho a ello.

      Gracias, Juan Carlos. Un abrazo fuerte. Gracias por estar siempre con nosotros en estas reflexiones.

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  3. Hace unos días se leía en El País «Más del 20% de españoles de 15 a 29 años considera que la violencia machista es un tema politizado que se exagera mucho»
    Las redes sociales denuncian los casos candentes, pero a la vez son el lugar donde se producen la inmensa mayoría de los ataques violentos, machistas o no. Ataques cobardes que, anónimos o no, siempre quedan impunes, a menos que seas torero.
    Si a esta facilidad para atacar le sumamos que los adolescentes de hoy son probablemente la generación menos educada, que no formada, vista hasta ahora y la mula intención de trabajar de verdad para eliminar de una vez por todas las principal causa de muertes violentas en nuestro país, el resultado es ese… Cada vez es más grave, los números son cada vez mayores y la percepción del problema cada vez menor.
    No es que no seamos capaces de pararla, es que preferimos religión en las escuelas a educación para la ciudadanía. Es que no se hacen campañas de verdad, ¿Alguien se ha parado a pensar que los adolescentes no ven la tele?. Y lo que hay se hace con tan pocos medios que cuando llamas al 016 descubres que su alcance es muy muy muy limitado.
    Es una vergüenza, a mi tampoco me gusta y no tiene pinta de ir a mejorar a corto plazo.

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    1. Al hilo de lo que comentas me doy cuenta de que, en efecto, los adolescente (efectivamente ineducados) de hoy en día, no ven la tele. Que sus modelos los sacan de otros lados. Y que estos otros lados, si ya lo de la tele clama al cielo, tienen aún menos cuidado, aún menos normas éticas, aún menos obligación de cuidar aquello que es tan importante cuidar y que ya nadie cuida.

      Se decía de los medios de comunicación convencionales que su misión era formar, informar y entretener. Esas eran las misiones y ere era el orden natural en la que debían producirse. Pero resulta que las encuestas de medios no hablan de la formación, ni de la información: hablan de la cuota de pantalla. Y del resto de los medios, ni hay encuestas, solo hay «likes» o reproducciones que se cuentan por millones.

      Pero… ¿Para qué vamos a apoyar la educación para la ciudadanía si, en realidad, este problema nos importa un huevo? ¿Para qué vamos a poner más medios si, en realidad, hasta que no muere una mujer o es violada por cinco cabrones, el asunto no traspasa el ámbito doméstico?

      Algo estamos haciendo muy mal. Y ¿sabes? Lo sabemos.

      Un besazo, Javier. ¡Gracias!

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  4. Tema duro y candente, pero no por eso interesante. La verdad que el gobierno se ha equivocado en eso y en muchas cosas más. Sobre los machitos en manadas, como su apodo indican son lobos en busca de una presa, cuanto más débil mejor.

    Sobre la sociedad, responde a este problema social, según quien sea, 5 machos (uno guardia civil, el otro militar… ) a esos hay que juzgarlo y machacarlos, pero si es el macho alfa de Podemos, es una broma cuando dijo sobre Mariló Montero “La azotaría hasta que sangrase, soy marxista convertido en psicópata” aquí todo se olvido las redes sociales apenas se hicieron eco de esta frase, muy machista.

    La verdad que esta sociedad están convirtiéndose en jueces de las causas que unos pocos manejan por medio de twitter, whtasapp, … cuando esos que mueven los hilos (lobby) consideran ir a por un tema descargan a todos esos zombies pero cuando no les interesa ocultan y borran cualquier vestigio de lo que consideran dañino para su causa.

    No defiendo a estos 5 mal llamados machos, pero esperemos que la justicia (que no creo en ella), de su veredicto, antes de crucificarlos. Ya están en las redes, pasándose las fotos de estos 5 machos, condenándolos ya de por vida.

    Conozco casos y muy cercanos, de hasta un inspector de policía nacional, si el que debe de respetar la ley y hacerla respetar, que amenazo a una mujer por que no le convenía personalmente, la petición que le estaba solicitando, y que luego un “juez” (lo pongo entre comillas, por que juez es hacer justicia y en este caso no se hizo, al ser uno de ellos un inspector jefe de policía), por eso y muchos casos más no creo en la justicia. Pero debemos respetarla.

    Personalmente, prefiero ser un caballero a un mal llamado “macho”. Creo que esto viene de antiguas épocas romanas, celtas, etc. cuando un pueblo conquistaba a otro convertía en esclavos al pueblo conquistado, los hombres a trabajar y las mujeres esclavas sexuales.

    La verdad cada vez quedan menos machos alfas, poco a poco, van desapareciendo, por educación o por vergüenza. Si educar, tenemos que educar a esos machos alfas (tanto de izquierda como de derecha) para esto no hay ideología política.

    Según mi parece un macho alfa,, es una persona que se siente inferior y que su única manera de conquistar a una mujer es por la fuerza bruta en solitario o por grupo.

    Deseando ir a tu presentación de tu libro.

    Un saludo y sigue con tu blog.

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    1. ¡Ahí nos veremos!

      En efecto, la agresión de Pablo Iglesias no tuvo ninguna gracia, y nadie o casi nadie se hizo eco de ella. Pero debe aclararse de que se filtró desde una conversación personal con su colaborador a través de Telegram. No es que le tenga yo especial simpatía a ninguno de los dos sujetos, pero no creo que se pueda comparar la filtración de una conversación personal con la violación en masa de una jovencita por cinco cabrones.

      De todas formas coincido contigo en que, tanto medios, como redes, se hacen eco de lo que se hacen eco y juzgan y condenan con demasiada facilidad. No me cabe ninguna duda.

      En lo que no estoy tan de acuerdo es en que vayan quedando menos de estos machotes que abusan de sus cónyuges o violan a las chicas. Sigo creyendo que el número, si no va en aumento, se mantiene y que poco estamos haciendo (en realidad muy poco) para evitarlo.

      La educación es la madre de todas las soluciones, al menos en lo preventivo, y justicia en lo que atañe a las cosas que ya sucedieron. Entre medias está la intención de evitar lo que tiene pinta de ir a suceder, esto es, proteger a la señora que denuncia malos tratos antes de que la terminen por matar. Y en ninguno de los tres ámbitos parece que nadie esté dispuesto a intervenir con medios y con determinación suficientes.

      ¡Te espero en la presentación del libro! Muchas gracias por andar por aquí. Un abrazo, Antonio.

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  5. Cuando eta un niñi, hace ya muchos años, en el penúltimo piso de mi portal, vivia una familia que era como una extensión de la mía. Su casa era mi casa y sus niños mis mejores amigos.
    ¡Cuantas veces me llevaron de viaje el señor Alfredo y la señora Divina!
    Cuando me veía por la calle, el señor Alfredo me comía a besos. Tenía una barba que me destrozaba la cara y siempre acababa llorando echando de menos a mi padre que murió muy joven y era su vecino y compañero de trabajo.
    Otras veces le veia salir del portal comiéndose una cenolla que partía con una navaja, empeñandose en que la probara. Cosa que me hacía morir de lo fuerte que estaba.
    El señor Alfredo fué antiguo legionario y tenía los primeros tatuajes que yo vi en mi vida (incluido el de amor de madre)
    Recuerdo una vez de subir a buscar a Alejandro y ver a un señor durmiendo en su cama. Me dijo que ellos dormían en el salón porque su padre le había encontrado pidiendo en la calle y se lo había llevado a casa. Allí se quedó mas de tres meses.
    Lástima que, de vez en cuando, cuando venía devorado del tintorro, le daba por apalear a la señora Divina y a todos los niños que se le ponían a mano.
    Entonces nuestra casa era la de ellos porque, al verle subir en ese estado, mi madre abría la puerta y se estaba atenta para que entraran según inan bajando. La última, siempre, a señora Divina llevandose tortazos mientras corría escaleras abajo.
    Tenía ese defecto. El vino le convertía en otra persona.
    La señora Divina fué varias veces a la Guardia Civil y no la hicieron ni caso.
    Era sobre el año 1980.
    Las cosas han cambiado, sobre todo porque esa violencia es mal vista, al menos en público, y menos consentida( o eso queremos creer).
    Tampoco existían las redes sociales para difundir la «gracia».
    Esto es una cuestión de todos. Politica, social, judicial, etc. Pero creo, sobre todo de conciencia de las personas que estén en su entorno mas cercano. Denunciando, y recriminando a los bestias que se atrven a forzar, maltratar o negar el respeto a la última decisión de una mujer o de un hombre.
    Esto si es una cuestión de todos.

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    1. ¡Joder!

      Tremenda historia… ¿Cómo denunciar al hombre que te da de su cebolla, que deja dormir a un indigente en su casa, que te come a besos cuando te ve por la calle, que fue el compañero inseparable de tu padre muerto?

      ¿Cómo hay que tener la cabeza de bien amueblada para separar lo uno de lo otro y comprender qué es lo que realmente importa?

      ¿Le compensaban a la señora Divina las hostias que le propinaba su bondadoso esposo? ¿Le compensaban a sus hijos? ¿Es lícito pensar que eran problemas domésticos y que «cada uno sabe lo que pasa en su casa»?

      La sociedad aún no está preparada para contestar categóricamente a eso. Y la respuesta es NO. No le compensaba. SÍ, hay que denunciarlo. Si puede ser, la semana de antes a que la señora Divina apareciera muerta y el señor Alejandro esclafado en el suelo tras tirarse desde el quinto.

      Parece urgente dejar de ser complaciente con esos comportamientos, incluso aunque las emociones nos traicionen. Pero ¿quién está explicando eso a nuestros hijos? A nosotros queda claro que nadie nos lo explicó. Y a nuestros hijos… Tampoco.

      Un puto asco, vamos.

      ¡Gracias Pepe! Siempre nos haces pensar… ¡Te espero en la presentación!

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  6. Se me pone el vello de punta, escuchando estas historias de maltratos y violaciones. Especialmente por que la violencia del tipo que sea me aterroriza porque nunca jamas la he visto, ni la he sufrido, y por eso creo que esa es la mejor lección que pudieron dejarme mis padres y mis abuelos.
    Pertenezco a una familia, donde no ha habido agresividad,( algun cachete, alguna zapatilla voladora, algún roce entre hermanos), o al menos no era ni mucho menos significativa. Y ahí es donde quiero llegar.
    Este pais a vivido demasiados años, con un a agresividad en todos los ambitos sociales, que ha dejado una huella, que costara muchisimo superar.
    En los hogares, los problemas y frustraciones, caían en los hijos en forma de bofetones y palizas.
    En el cole, los maestros, sacudian a diestro y siniestro, con todo lo aquello que encontraban a su alcance. Se afananban en buscar medios de tortura, para los chiquillos de la época, que ademas de ser «pelados» de modo indolente, podian pasarse horas de rodillas con los brazos en cruz sujetando las maravillosas enciclopedias que se usaban como libros de texto (quizás de ahí el alto numero actual de implantaciones de prótesis de rodilla), o bien haciendo cola para ser zurrado, al final de la misma, por un señor con una correa en la mano (recuerdo a compañeros vomitando de miedo mientras esperaban en las filas).
    En los obligados cumplimientos religiosos, no eran menos agresivos los curas, con los monaguillos, o los preparandos para comunión. Tenían todo el poder, de pegar a cualquier chico una galleta tan injusta como impredecible, con impunidad manifiesta.
    No nos olvidemos tampoco, de «la sección femenina», y de como adoctrinaban a las niñas y jovenes, a complacer a los maridos en todo, incluso en «poner la otra mejilla» cuando de amortiguar sus frustraciones con ellas, se trataba.
    Y las conversaciones de señoras, que en los petit comite, del café de los domingos en las mesas camillas, con la voz muy baja, contaban las aberraciones sexuales con las que las «deleitaban» sus maridos.
    Y sobre todo, que no salga a la calle. Que nadie se entere, por que la culpable «eres tú».

    Necesitaremos muchas décadas para quitarnos esa costra de caspa de violencia y frustración, que el nacionalcatolicismo nos implanto; «La letra, con sangre entra»
    La letra y todo lo demás.
    Eduquemos para que los individuos se respeten así mismos, y a su entorno. Sería un buen comienzo

    Saludos

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    1. Y lo malo es que no podemos decir «ya pasó». Porque no se ha pasado.

      Toda la violencia de la que hablas, maquillada, modernizada, convertida en «pasada de moda» por las campañas publicitarias y por la «mejor educación» que van recibiendo las nuevas generaciones, sigue viva y coleando en demasiados ámbitos de nuestra sociedad, en demasiadas cabezas de demasiados personajes turbios que todavía conocemos, con los que hablamos y tomamos café en la hora del desayuno.

      Sin embargo, aún sabiendo que las cosas son así y de ninguna otra manera, nos seguimos negando a la educación para la ciudadanía porque nos da miedo que adoctrinen a nuestros hijos. Nos seguimos encogiendo de hombros al conocer según que actitudes que aún consideramos como cosas de la pareja, nos sigue pareciendo que no sé qué comportamientos no nos incumben. Y la sangría permanece. No sé si se hace más grande o no, pero sé que permanece. Está aquí.

      Casi todos nos hacemos cruces y unos pocos hacen palmas. Corean la violación, comprenden la agresión. Seguramente muy pocos. Pero esos pocos… ¡Son tantos!

      Esto no se puede medir en muertas por cada cien mil habitantes, en violaciones por cada mujer que bebe. Esto se mide en desgracias imposibles de medir. Los números relativos no sirven aquí. Son absolutos. Ni se pueden comparar con los de otros países como está pasando esta semana, sin duda para paliar la mala imagen que damos. Esta desgracia es absoluta en cada una de las que acontece. Y son muchísimas, aunque haya más mujeres sin violar que mujeres violadas. Esto es una puta barbaridad. Y esa violencia que tan bien describes no sucedió hace décadas. Ha sucedido ayer, está sucediendo hoy y va a suceder mañana.

      54 muertes en lo que va de año. Las agresiones sexuales se cuentan en una cada ocho horas. Y mañana va a haber otras tres.

      Un beso muy fuerte, Petra. Seguimos en ello, aunque sirva de tan poco.

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