Aporofobia

Nos faltan palabras para tantos vicios.

No me refiero al de fumar, ni al de morderse las uñas. Me refiero a los que le corrompen a uno por dentro, por más dentro, a los que hacen de uno un ser detestable aunque no le conviertan en indigno de comparecer en cualquier ambiente, porque todos los demás también lo esconden. Y uno lo sabe.

Aporofobia.

La aporofobia es el odio a los pobres, la aversión contra todos aquellos que no tienen nada. Y aunque apenas aparece en nuestros noticiarios, la Fundéu la ha convertido en “palabra del año”, después de que la Real Academia Española de la Lengua le hiciera sitio en el Diccionario.

Tenemos que nombrarla para que exista. Nos creíamos que era xenofobia, que odiábamos aquello que era diferente, pero no, porque a los gitanos, cuando se llaman Antonio Carmona o Camarón de la Isla, no los odiamos, ni a los árabes o a los chinos cuando compran equipos de fútbol, ni a los negros cuando se llaman Barak Obama. Odiamos a los pobres.

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Por eso de cuando en cuando unos jovencitos apalean o prenden fuego a alguno que duerme en un cajero automático y lo graban con su móvil para morirse de risa con sus amiguitos ¡hace tanta gracia ver quemarse a un pobre! Por eso aceleramos el paso cuando se nos acerca uno con la mano extendida. Por eso subimos la ventanilla cuando otro nos quiere vender pañuelos desechables en el semáforo o limpiarnos el parabrisas por la voluntad. Porque odiamos a los pobres. Padecemos aporofobia.  Le explicamos a quién nos acompaña que estamos seguros de que es para droga o para alcohol, que si fuera para comida seríamos los primeros en darle unos céntimos. Lo hacemos para que no piense que estamos enfermos y él lo entiende igualmente, porque también los odia y comparte inmediatamente nuestra opinión, incluso la amplía: ¡son mafias! Los recoge un Mercedes enorme por la tarde para hacer la recaudación del día.

 

—¿Todos los días?

—Todos

—¿Y es enorme?

—Enorme. Ya te lo digo. Mafias. Tienen más dinero que tú y que yo.

—¡Caramba!

Aporofobia.

Ahora que ya tiene nombre (se lo ha inventado una autoridad en Sociología que investiga para la Universidad de Valencia y se llama Adela Cortina) molaría investigar si también tiene cura. Porque falta hace, y no poca.

Jugamos a que se nos quita un poco en Navidad, porque el advenimiento anual del Niño Jesús nos hace recordar la importancia de la caridad y la necesidad de compartir, pero para Reyes ya se nos pasa la tontería y volvemos con lo nuestro.

Yo ya le he dicho a mi tratamiento de textos que no la subraye en rojo cuando la escriba, que existe, que es verdad. Y voy a ir viendo si me la curo para 2018, porque el propósito de ir al gimnasio se me hace algo aburrido.

Anótela: Aporofobia. No se sabe aún si tiene cura. Pero sí que está. Investigue. No vaya a ser que usted se crea que padece de otro mal y lo que tenga, en realidad, sea eso.

El dibujo de los pobres esperando su Mercedes es de mi hermana Maripepa.

10 respuestas a “Aporofobia

  1. vamos a por la ultima entrada de este 2017 aporofobia hasta suena mal la palabra , pero es cierto la sensibilidad hacia los mas desfavorecidos es en estas fechas, pasa reyes y ya a esperar la noticia , de todas formas Justo sabes que yo voy siempre fuera de linea, nenes que queman a un vagabundo y que bien lo pasamos viendo arder al pobre desgraciado que su unico delito es eso ser pobre, ahora voy yo, esos nenes automaticamente cadena perpetua y a picar piedra que nos hacen falta muchas tonelas de zahorra en los municipios, pero que disparate estoy diciendo, corro el riesgo de que alguien que lea esta barbaridad que estoy escribiendo diga valla un desalmado lo que le quiere hacer a los chavales, pobrecitos de esa manera nos igualamos,
    nos igualamos unos cojones, ¿ que delito cometio el señor incendiado? la lecion del mal estudiante con sangre entra, en cuanto se castigara pero castigara no se le lleve a un hotel ,privado de libertad pero a vivir como un rey, y luego ademas salen con paro.

    bueno estamos a ultimos de año y no me voy a calentar, tengo todo el dieciocho para ello.

    a pasar una buena noche de despedida de año, sin escesos que ya no tenemos edad.

    buen dia

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    1. ¡Pero pobrecitos! Si seguro que son buenos estudiantes y le hacen un regalito a su mamá por el día de la madre… No tienes corazón, total, por un pobre de nada, que nadie lo va a echar de menos…

      ¡Que sociedad tan rara hemos creado!

      ¡Y con qué mala pinta va evolucionando… a peor!

      No sé por qué, pero tengo la impresión de que esto no se va a resolver en 2018, así que tiempo tendremos para calentarnos.

      ¡FELIZ AÑO NUEVO, Juan Carlos! Gracias por pensarlo por aquí cada domingo.

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  2. No sé si cabe algo que añadir. Vernos frente al espejo ahora si, sabiendo cómo se llama eso que nos pasa y que al no tener nombre no era nada.
    Es tan ruin y tan feo el sentimiento que el nombre no podía ser mejor. El sentimiento y el nombre apelan a lo más negro de nuestra conciencia.
    No son pobres, son cosas, parte del mobiliario urbano, somos tan miserables que su existencia nos hace creer que somos más humanos, nos hace creer más compasivos.
    Un engaño más a nosotros mismos y ¡así nos va!.
    Aporofobos , eso somos. No ocultarlo sólo puede ser parte de la cura.

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    1. Eso es… Ponerle nombre, saber de ello, reconocernos en parte de esta sociedad complicada que nos invita a padecer enfermedades a las que ni siquiera intentamos «llamar» para ignorar su existencia.

      Y ahora que sabemos lo que somos ¿seremos capaces de enfrentarnos a ello?

      Gracias, José Ricardo. Vamos a pensar que no nos hemos dado cuenta y a celebrar el nuevo año. Mañana nos ponemos… Mañana nos ponemos.

      UN FORTÍSIMO ABRAZO

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  3. No han inventado la palabra malarismofofia? Lo confieso. La padezco.
    Si en un semaforo se me para alguien y me pide para comer..ante la duda de si es un terrible mafioso o no, suelo aflojar unos centavos. No por tacañeria, es que hay muchos semaforos, pero con los artistas del malabar me cuesta mas…debo ser malapersona.
    No se por esa latitud, pero en esta suelo encontrar en algun semaforo el terrible señor que se pone con las mazas arriba y abajo. Me acojona pensar que se le escape una y me entre por el cristal del parabrisas, poniendome un ojo morado. Por ello cuando se me acercan le pongo la mano yo, para ver si me da algo por el momento de estresssss que me hace pasar..por lo de pagar al sicologo y eso….que nervios, que nervios!!!
    En fin! Cada quien tiene su particular pedrada! Yo soy asi de maligna.
    Luego se pone en verde el semaforo y se me pasa….

    Miedo a los pobres….uff habiendo malabaristas…esos si que asustan!!!

    Feliz despedida del 2017, feliz entrada en el 2018 que, de seguro, dará para mucho. Gracias por cada lectura de domingo .

    Superabrazos!!

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    1. ¿Malarismofobia? …Malarismofobia

      No me viene nada.

      Si fueras una mujer de fe, comprenderías que los malabaristas son gente entrenada y su pericia evita que una maza te golpee el parabrisas y te haga un estropicio. Un malabarista poco capaz a lo mejor sí dejaba caer un artefacto sobre tu coche, o un tragador de fuego te chamuscaba el vestido, pero estos no salen a los semáforos hasta que están bien seguros de sus habilidades.

      No seas así, dales un par de euros. Así la recaudación del día subirá rápido y dejarán libre el espacio peatonal de las calles más temprano.

      Pero estos tienen las uñas limpias y el traje no les huele igual…

      En fin, no es lo mismo. No. Definitivamente, no es lo mismo.

      Lo tuyo no va a tener cura.

      (Ni falta que te hace)

      Un beso muy fuerte. Gracias por tu confesión… Todos te apoyamos. Feliz despedida de 2017. Potente año 2018. Un besazo.

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  4. Aporofobia? En serio? Así que odiamos a los que no tienen nada o muy poco… Por? Por pedir en la calle? Por dormir en un cajero? Por estar sucio? O es que somos unos cinicos egoístas?
    Hace unos días escuché en la tele que se están alquilando balcones para dormir en Vallecas. Si, a 2 grados bajo cero, entre cartones y mantas, como en el cajero pero más frío y pagando. Estos no nos dan miedo? No los pobres, los desalmados que les cobran por dormir en la calle…

    Propósito de año nuevo: Buscar una palabra para definir mi fobia a tanto hijo de puta. A ver si al final va a pensar la gente que soy yo un intolerante…

    Feliz año nuevo a todos!

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    1. ¿Intolerante?

      Vale. Contra la intolerancia se admite. No tolerar la intolerancia vale. Y no tolerar a los que alquilan balcones para dormir… creo que también vale.

      No haremos un código ético para pasar las fiestas (no lo venderíamos). Pero si estaría bien encontrar esa palabra que propones para definir el odio contra tanto hijo de puta como nos rodea. Porque lo que no tiene nombre no existe y, así, parece que a toda esta banda de maltratadores en todos los sentidos, no los odia nadie.

      Ufff… estoy pensando ahora que a lo mejor es que no los odia nadie… No como a los pobres, que ya tienen palabra para ser odiados.

      Se terminó. Vamos a ser tan intolerantes como podamos contra la intolerancia y vamos a celebrar el año brindando por que mantengamos, al menos, la capacidad de distinguirlos.

      Un besazo, Javier. Gracias por estar aquí siempre.

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  5. No conocía, el palabro, pero da que pensar, creo que si, que de eso tengo, a menos que sea una minoría social o unos refugiados, entonces mi familia y yo en general nos ponemos como locos de solidarios y nos da lo mismo ocho que ochenta, pero es cierto, los mendigos son solo marginados, los malabaristas,no se, digo yo que esos tendrán amigos o al menos compañeros de semáforo, y es cierto, esos si no nos joden al menos molestan. Al final has conseguido jodernos el fin de año. Pero al menos tenemos palabra nueva, que seguro que los periodistas le darán tanto juego como a sorpasso o proces. Por cierto estas seguro que eso no es cosa de independentistas mayormente?.
    Un saludo y feliz año pa todos.

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    1. NOOOOOO

      Joder el fin de año noooo. No era esa mi intención.

      Era solo el resumen del 2017, que se concentra bien el el palabrejo.

      Pobres, refugiados, negros, gitanos, funambulistas y malabaristas en general, vamos a por el año nuevo… con dos cojones.

      Feliz año nuevo, Miguel Ángel. Vamos a por él.

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