Se llamará Albert

Es muy difícil hacer un análisis sosegado de lo que anda ocurriendo en el país y en el mundo con la cosa de la política.

Parece que el tiempo de las espantadas populares  a pie de urna y la “postverdad” se va pasando lentamente de moda, merced a que la necedad incontestable de Donald Tump o a la zozobra que se ha creado en el Reino Unido con la penosa aplicación del “brexit”, invitan a reflexionar más serenamente lo que cada uno hace con su voto.

Esta no es una buena noticia para Unidos-Podemos+confluencias, que venían arropados por esas mareas de populismo radical imperante, de izquierdas en el caso español, extremadamente de derechas en otras partes del mundo. Pero tampoco es una buena noticia para los llamados “partidos tradicionales”, que no avanzan un pimiento en este río revuelto.

Seguramente porque no hay tal revolvimiento en río alguno. O la peña no lo siente en sus carnes más allá de lo que lee sobre Diana Quer o lo que escucha sobre la fortuna incomprensible de los Franco. Así, lo que parece instalarse en el ánimo de la gente es una apatía monstruosa que reniega de la política (corrupta, inoperante, incapaz), de los políticos (incapaces, corruptos, inoperantes), de las instituciones (inoperantes, incapaces, corruptas).

A falta de ideas fuerza, de líderes que aglutinen corrientes de pensamiento, de organizaciones políticas capaces de modular en propuestas valientes las inquietudes de los ciudadanos, que son tantas y algunas tan imperiosas, se impone otra manera de alcanzar el poder y de ejercerlo, de obtener el plácet ciudadano: la mercadotecnia.

Y he ahí a Emmanuel Macron, nadie, rigiendo los destinos de una de las naciones más poderosas del mundo sin más programa, sin más pensamiento, sin más bagaje que la nada. Pero guapo y moderado, dueño de una propuesta que tira al neoliberalismo 2.0 con cierto tinte social para que no escandalice y con carita de haberse hecho pocas pajas y haber roto pocos platos o ninguno. El yerno que cualquiera querríamos sentar a nuestra mesa en Nochebuena.

Y todos adoran a Macron.

Prisa lo ha convertido en el paradigma de lo político del primer cuarto del siglo… Como a Rivera.

Igual que a Macron, ahora todos adoran a Rivera. Lo adora Prisa, lo adora el IBEX 35, lo adoran González y Aznar.

Y aquí llegan nuestros males.

La apuesta por Albert Rivera ha quedado tan patente que pocos dudamos ya del nombre del próximo presidente del Gobierno de España. Editoriales y portadas de El País, declaraciones de González en la Ser, loas de Aznar, la invitación de Cebrián a la reunión del Club Bilderberg de este último junio, avalada por Ana Patricia Botín… todo conduce a encumbrar a este monaguillo de plastilina a la más alta representación democrática del Estado (matizo “democrática” porque la más alta magistratura del Estado Español no lo es y, de momento, no está al alcance ni siquiera de Rivera).

Rivera

Los ciudadanos hemos abandonado la política. Hemos perdido las ideas. Hemos renunciado al compromiso, al pensamiento, a la necesidad de avanzar hacia una sociedad más justa que antes nos enardecía. Seguramente con razón. Pero la consecuencia es de una nadería exasperante. Ciudadanos es exactamente la nada, la no política, la no ideología, el no progreso. Un conjunto de medidas de carácter económico y corte liberal encaminadas al mantenimiento del “status quo” de la pequeño-burguesía a la que representa, que nada molesta a las clases dominantes. Un tibio racimo de medidas sociales que sirvan para callarle la boca a la socialdemocracia. Un cuidadísimo discurso de equidistancia desideologizada entre los buenos y los malos. Y la nítida imagen de uno al que definitivamente sí le comprarías un coche usado. La perfección de la talla “M”.

Un producto mercadotécnico que empezó a construirse en el gran juego hace más o menos cuatro años (aunque su marca llevara más tiempo en Cataluña), perfectamente diseñado, cuidadosamente envuelto, al que la caricatura en la que se ha convertido la crisis catalana ha empujado a lo más alto de las encuestas nacionales, amén de ser allá el partido más votado.

Es la imagen de la nueva derecha española, despojada –eso sí— de los ancestros que lastran a la vieja. Sin izquierda que le tosa. Sus creadores no podrían haber imaginado un escenario mejor.

Albert Rivera va a ser el próximo presidente del Gobierno de España. Y a mí me jode.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

10 respuestas a “Se llamará Albert

  1. Gracias Justo por tus reflexiones infatigables, eres un faro contra las mentes prácticas y lo conveniente según el marketing.
    Esta vez no puedo decir más que gracias por poner por escrito una realidad que nos empobrece como personas, como sociedad y la larga incluso económicamente.
    Un fuerte abrazo

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    1. Gracias, Inma.

      ¿Conseguiremos despertar a alguien? Al menos ¿conseguiremos que alguien más se dé cuenta de hacia dónde nos encaminan los acontecimientos?

      Esto tiene una pinta fatal.

      Un beso muy grande.

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  2. Y a mi (también me jode). Me jode no él, me jode lo irremediable. Nada se puede añadir, creo a tus reflexiones., si acaso el hecho de que, con la nadería de esta izquierda entregada, del desnorte de los paladines del cambio, se ha posibilitado que, en lugar de agotamiento, la derecha tenga recambio.
    Sociedad ilusa, nos creeremos que el recambio, colma nuestras aspiraciones como democracia consolidada. Ganan los mismos, los de siempre.

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    1. Exacto.

      Les hemos dejado el espacio, todo el espacio, para crecer, multiplicarse y ocuparlo todo. Les hemos cedido gentilmente el paso. Como si nosotros mismos los prefiriéramos.

      Y es tan insulso lo que nos viene que ni siquiera lo vamos a pelear. Nos va a pasar como sin darnos cuenta.

      No sé evaluar el daño que nos van a hacer. Tanto tiempo en regresión, me temo, va a ser muy difícil de reparar. Pero a lo mejor ni duele.

      Un abrazo, amigo. Gracias por contarnos. ¡Muchas!

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  3. Poco a poco a ido avanzando con su carita de niño bueno y al final entre unos y otros se ponemos en bandeja aunque no me guste, ole sus cojones por la astucia que a tenido de ir de niño bueno y ganando corazones de unos más que de otros pero al final lo hacemos jefe., tomemos nota y los partidos deberían estar más alertas para que no se cuelen este tipo de !!! Buena gente ;;;; descendiente del partido más corrupto que España a tenido , pero no pasa nada si eres del pp y corrupto mejor .

    Buenas tardes hoy día de caza

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    1. Al final has conseguido escaparte uno! Los animalistas no estamos contentos…

      En efecto, con su carita de bueno se ha ido haciendo su hueco. Y todos le hemos dejado pasar, porque nos parecía inofensivo.

      Y a lo mejor lo es. Seguro que lo es para quienes han decidido encumbrarlo. Aquello de cambiar lo imprescindible para que nada cambie.

      Más tiempo de parálisis. Más retroceso para los derechos de los trabajadores, para la justicia social, para el estado del bienestar, si es que a estas alturas eso le importa a alguien un carajo.

      Sí señor. Se ha hecho el hueco.

      Vamos a tener que tomarnos en serio según qué cosas. Por ejemplo a PRISA.

      ¡Gracias, Juan Carlos! Un abrazo fuerte.

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  4. Yo no tengo tan claro que vaya a ganar… ha subido mucho en Cataluña con Inés Arrimadas pero hay mucho podemita suelto por el mundo… incluso con las barbaridades que ha dicho y hecho, con tirarse los trastos a la cabeza entre ellos en el mismo partido, la gente sigue embobada con el coletas. No digo que pudiese ganar, digo que muchísima gente votará a Podemos y por tanto, me extrañaría que Rivera ganase. Ya os lo dije en la última visita que os hice, se debería subir la edad de derecho a votar, porque los ninis son unos descerebrados y él lo sabe, por eso quiere hacer lo contrario, que los viejos no puedan votar. A mí, sinceramente, me daría mucho más pánico que ganara el coletas que Rivera.
    A ver si me escapo a veros pronto! Un abrazo Justo

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    1. ¡Ay, Elena!

      Entre uno de izquierdas y uno de derechas, yo me quedo con el de izquierdas, por si acaso. Por poco que me guste Pablo Iglesias, que me gusta poco.

      Lo que pasa es que creo que Iglesias no le quita ni un voto a Rivera. Más bien se los quitará a los llamados partidos tradicionales, entre otras cosas porque representa a un partido altamente tradicional. ¡Casi carlista!

      Me da la impresión de que ya mucha gente ha apostado por él. Mucha gente de la que tiene con qué apostar. Y que no será en vano. En fin, que acojona…

      Dejemos que sigan votando los de 18, no sea que entre la treintena y la cincuentena nos encontremos a demasiada gente que ya ha claudicado.

      Un besazo, Elena. Gracias por dejarnos tu opinión. Ya sabes que las necesitamos todas para seguir madurando las nuestras.

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  5. Curioso. Se nos llena la boca cuando hablamos de lo avanzado de nuestra sociedad, de tener la generación más prepara de la historia de nuestro país, decían, por fin la política toma la calle y que la juventud hacia formado una conciencia crítica….
    La realidad es que somos exactamente lo que quieren, consumidores de un marketing que manejan los de siempre. Y no solo Albert, a Pablo Iglesias lo puso dónde está La Sexta y de Pedro Sánchez mejor ni hablamos.
    Igual no somos tan listos cómo nos creemos.

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    1. Eso es. Pedro Sánchez nunca fue nadie porque, por ejemplo a PRISA, no le interesó que lo fuera. Su apuesta era otra.

      Y parece que sigue sin interesarle. Ahora el chico de moda es Albert Rivera y nos lo tendremos que comer con patatas… O abandonar PRISA.

      A lo mejor es verdad lo que dices; igual iba y no éramos tan listos.

      Lo que no sé es cómo nos vamos a tener que informar las personas normales. Tendremos que navegar entre El Jueves y El Intermedio… O afiliarnos al ABC, como mi padre siempre hubiera querido, y que sea lo que Dios quiera. Al menos estos sabemos definitivamente de qué pie cojean.

      Un beso fuerte, Javier. Gracias por venir.

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