El Valle

En los pactos del 78 nos hicieron pensar que estábamos en paz. Que todo lo que había pasado durante la dictadura del general Franco era agua pasada y que lo mejor era olvidarlo. Nos explicaron la Historia de aquella curiosa manera en la que un caudillo de origen cuasi divino (Caudillo de España por la gracia de Dios, rezaban aquellas monedas de curso legal) montado en un caballo alado (que resultó ser el Dragón Rapide) había sobrevolado las Españas todas e instaurado una paz duradera que proporcionó a los españoles trabajo, prosperidad y un Seat Seiscientos a cada uno (más o menos).

Pero era mentira.

En realidad lo sabíamos: había que desalojar del poder a aquellos que lo habían ocupado ilegítimamente (los golpes de estado que vienen seguidos de guerras civiles que duran tres años no son formas) y detentado durante cuarenta años de la mano de aquel caudillo que se había convertido en un dictador de los de verdad. Había que desalojarlos del poder y eso costó concesiones durísimas.

Costó hacer concesiones tan duras que, por no alargarme, diré que hubo que asumir la historia tal y como nos la habían contado, olvidar que salíamos de una verdadera situación de genocidio(*) y hacer como que todos en la guerra habían hecho cosas muy feas, pero que ya estaba.

Lo cierto es que todos en la guerra habían debido hacer cosas feísimas, pero mientras unos las habían pagado con creces, a base de juicios sumarísimos, de tribunales de depuración, de fusilamientos sistemáticos, de robo de niños, de persecución, de exilio, los otros habían adornado sus fechorías con el apelativo de gestas militares y a sus ejecutores con el de héroes de campaña y les habían premiado con medallas. Todos en la guerra debieron hacer cosas terribles, pero durante la posguerra (que ya no era la guerra, sino lo de después), los del bando que ganó las siguieron cometiendo bajo el imperio de una ley que se concibió para aniquilar a un grupo humano por razones políticas. A aquello, por el eufemismo, se llamó depuración. Y, sin embargo, se llama genocidio.

A ese grupo humano cariñosamente se les llamó ‘los rojos’. No los rojos y la rojas, que por entonces no andábamos para goyerías. Los rojos. Y no reconocer esa persecución sistemática es, simplemente, negar la Historia. La de verdad. La que aún no se ha querido contar del todo.

Lo cierto es que los vencedores se dejaron sus cuentas sin pagar. Y que aunque los pactos del 78 crearan la ficción de que todo estaba ya saldado, era mentira.

Lo sé, lo sé, Carrillo mandaba una “checa” en Paracuellos en la guerra. En la guerra pasó seguramente de todo. Había un general empeñado en que sus huestes violaran rojas para que supieran por fin lo que es un hombre de verdad… El sujeto se llamaba Queipo de Llano y aún deben quedarle calles por alguna ciudad española, porque la denostada Ley de la Memoria Histórica se quedó sin presupuesto. ¿De verdad alguien piensa que el asunto está cerrado? Ese paralelismo pretendido entre los unos y los otros aparece en cada conversación. Ese y el intento desesperado por imponer el olvido de aquello que no puede olvidarse. Porque nunca pidieron perdón, como se exige a otros criminales. Porque jamás se arrepintieron, sino todo lo contrario. Porque no se ha hecho justicia. Porque no ha habido reparación. Porque no se ha aceptado la verdad. Verdad, justicia y reparación. Eso se pide. Aquí, como en todos lados.

¿Qué le pasa a la derecha española que no reniega de régimen tan miserable de una vez por todas y se suma al legítimo clamor de los vencidos, de los rojos, por reconocer que aquello fue lo que fue y no lo que nos contaron? ¿Por qué se niegan a la verdad, a la justicia, a la reparación? ¿A qué tienen miedo? ¿Quién dejará de votarles por ello? ¿Qué les deben?

Nadie va a resucitar a Franco, es que el franquismo no ha muerto. La derecha sigue entorpeciendo la recuperación de los cuerpos que aún yacen en cunetas y fosas comunes y peleando por el mantenimiento de los nombres de las calles y los monumentos funerarios de los caídos por Dios y por España. Y alguno tiene que ser el momento de acabar de verdad con este asunto tan turbio.

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El Gobierno de España va a exhumar del Valle de los Caídos al general Franco. Ya está. Y ya era hora.

No se crea lo que le cuentan de que ‘el Valle’ era muy parecido al jardín del edén. Aquello fue un puto campo de concentración y se levantó con forzados. Con rojos forzados. Es humillante para las víctimas que, precisamente ahí, reposen los restos de quién los condenó por el hecho, por el mero hecho, de pertenecer a aquel grupo humano. No se enfade. No brame por los bares clamando por la paz y asegurando que eso solo reabrirá viejas heridas. No se reabre lo que no está cerrado. Y, de verdad, hay que cerrarlo. Verdad, justicia y reparación.

A los dictadores genocidas no se les rinde culto. En serio.

(*) Genocidio RAE: masculino. Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad.
Y el dibujo es de mi hermana Maripepa.

12 respuestas a “El Valle

  1. Franco su sitio es el cementerio como cualquier hijo de vecino o podría ser también una cuneta en el pardo como muchos desaparecidos de la masacre de la guerra, se le está dando una importancia que no tiene a algo que es lo normal el señor dictador que se muere al Valle de los Caídos , y todos aquellos que fueron ejecutados por el único delito de haber combatido en el bando rojo a la cuneta o a fosas comunes bien regados de cal , después de conocer todo aquello lo lamentable es que todavía queden defensores de ese señor.
    Buen domingo y aprovechar las vacaciones que se nos va Agosto.

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    1. Defender una ideología (salvo xenófoba) es tan saludable y tan aceptable como defender cualquier otra.

      Defender la tortura, la persecución, los juicios sumarísimos, las fosas comunes, ya es otro cantar.

      Y rendir culto al dictador cada 20-N… yo no lo entiendo. No me cabe en la cabeza. No doy crédito.

      A lo mejor un día vemos la apología del franquismo en el Código Penal.

      Gracias, Juan Carlos. Un abrazo fuerte. Pronto nos vemos…

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  2. Entonces yo era joven y ácrata. Ahora sigo siendo joven y ácrata, Si. en aquel momento llevaron a Franco al valle de los caídos en armones de artillería.. como mandan, creo, las ordenanzas militares.
    En realidad el momento de sacarlo es ahora.. y una vez fuera ir sacando y sacando.. Porque el problema no es el tipejo ese.. o la gente que anda perdida por las fosas. el problema es el dinero.. las inmensas cantidades de dinero que cambiaron de mano, entiéndase, dinero, propiedades..eso es lo que defienden los que tanto protestan. Defienden por su miedo a levantar no osarios de represaliados.. las alfombras que hay debajo de esos osarios donde se esconde la mierda codiciosa de aquel régimen.
    Bonito domingo.

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    1. Eso les deben.

      Tienes razón. A la lista de atrocidades no he añadido la del espolio (de eso casi no hablamos) y no debió estar mal.

      El espolio, la usurpación de las posiciones, el rapidísimo ascenso sobre los cadáveres… carreras meteóricas al amparo del régimen. Y todo saldado. Los demás en la desgracia absoluta o pasados por las armas, ellos degustando la victoria y apoderándose de todo aquello que era lícitamente de otros, él en el armón de artillería camino de la gloria.

      ¿De verdad se puede defender sin rubor que no hay nada que reparar?

      Muchísimas gracias, Javier. Caigo en la cuenta: eso les deben.

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  3. Ellos pensaban que aniquilarian las ideas aniquilandolos. A él, le fusilaron al alba, sin juicio, sin defensa. Lo denuncio una vecina. Vino a buscarlo con el fusil, el otro vecino. A ella, tambien la denunciaron los mismos vecinos. Estaba embarazada, y aunque durante la pantomima de juicio que les hicieron, la insultaron, la escupieron, la vejaron, y la condenaron a dos penas de muerte por sublevación militar, no se atrevieron a fusilarla. La llevaron a un campo de concentración, recien parida en la carcel del pueblo de al lado, hasta Saturraran en Guipuzcoa, en un tren para ganado.
    Sin comida. Sin agua. Sin lugar alguno donde defecar. Un viaje de duro tres dias, con un bebe recien nacido. El octavo de sus hijos. Cuatro años en manos de las monjas. Eran rapadas, marcadas, y violadas sistematicamente. Pero resistio los envites de que le robaran al hijo, y lo mantuvo a su lado. Y regreso con el al cabo de varios años, durante los cuales, otros siete niños , quedaron en la calle. Abuelas mayores y humilladas, y tias viudas se encargaron de que no murieran de hambre en la calle. Pero tambien fueron el objeto del desprecio, de la exploración y del abuso de mucha gente. Twnian que aprender que eran los vencidos. Y casi llegaron a conseguirlo, y por eso cuando llego el 78, solo pensaron en la paz, en el miedo, en el estigma.
    Pero la herida no se cerro, porque jamas nadie les pidio perdon. Nadie reparo el encarcelamiento, ni el asesinato ni el abandono.
    Todo esto ocurrio en el año 40. Ya no habia guerra.
    El asesino no puede estar en ningun sitio de culto. Y quien lo vitoree, deberia ser acusado de exaltación del terrorismo.
    La cal sigue acariciando los huesos de mi abuelo.
    Buen domingo

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    1. … A lo mejor algún día vemos la apología del franquismo en el Código Penal.

      Tremenda historia, Petra. Esos son los trozos de verdad que nadie hará oficial para no herir no sé bien qué sensibilidades. La sensibilidad de los vencidos no cotizó entonces ni parece cotizar aún. Esa fue la verdad. La reparación y la justicia no tienen prisa en llegar. Y no fue la verdad de la guerra… sino de la venganza.

      Muchísimas gracias por tu historia. Nos deja recordar e ilustra muy bien la necesidad de sacar ya de ahí al generalísimo este.

      ¡Un beso muy fuerte!

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    2. Hay tantas y tantas historias idénticas a esas. Y no en sitios como las ciudades donde el contacto se diluye en el anonimato. Cada vez queda menos gente mayor de esa época de un lado y de otro. Pero lo que si flota sobre todo de una parte que lo han transmitido a sus cachorros es ese odio que sale del miedo a la venganza. Un odio violento pero también lleno de vergüenza porque saben lo que paso y porqué y como ellos mismos, por odio, quizás por envidia por codicia se traicionaron ellos mismos como personas. Y no hay oración ni crucifijo ni simulación que devuelva eso.

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  4. No creo que haya que ser ni un republicano convencido ni ningún paladín de la democracia para entender que., en un país democrático, moderno y europeo, no se sostiene que exista un mausoleo a un dictador, máxime del cariz de este «caudillo» al que debimos soportar durante 40 años de represión y sin sentido, menos cabe aún que se mantenga un monumento que ensalza la victoria de unos hermanos sobre otros, no sobre la pérfida Albion o sobre la expansiva Francia, si no sobre mi hermano, mi primo o mi vecino.
    El que se podía haber hecho antes no señala nada más que la tibieza y lo titubeante que ha sido nuestra democracia durante estos años. El que se puede aplazar y no se les caiga la cara de vergüenza, es señal de que tenemos una derecha que no se merece esta sociedad, no sólo por su pasado, si no por lo cortoplscisrs de sus postulados.
    Ahora es el momento, sin duda.
    Seguramente hay cosas más importantes, pero no lo es menos, el reconciliar os con nuestro pasado por que sobre el tendrá sentido nuestro futuro.

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    1. ¡Claro que habrá cosas más importantes que hacer! Desde 1982 (por poner una fecha señalada) lo vamos dejando de un día para otro porque tenemos muchas otras cosas que hacer, muchos más asuntos mucho más perentorios en los que consumir nuestro tiempo y nuestro dinero.

      … Y así, un día por otro, ahí sigue el dictador, a misa diaria, reposando en paz entre los cadáveres de los presos que levantaron su mausoleo a base de trabajos forzados.

      Estoy contigo. Es el momento. Este lo es. Lo hubiera podido ser mucho antes. Pero este lo es.

      No entiendo, nunca lo entendí, por qué la derecha se niega a esa reconciliación. Parece que siguen queriendo ser los vencedores y que se les note. Que siguen queriendo que quedar por lo que fueron… Como así es: así están quedando.

      Una vez más de acuerdo… Este país no se merece esta derecha. Aunque, si los pueblos tienen los gobiernos que se merecen… podríamos pensar que nos la hemos ganado a pulso.

      Un abrazo, José Ricardo. Siempre es un placer. GRACIAS

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  5. La Derecha ha perdido en estos 40 años la oportunidad de dar un paso más en la reconciliación (después de permitir a su pesar la transición) si hubiera apostado por sacar al pequeño gran dictador de su tumba y por convertir el Valle de los Caídos en un verdadero monumento a todos los caídos en la guerra civil, un monumento que sirviera para recordarnos lo que no se debe volver a repetir.

    También la izquierda ha perdido en estos 40 años la oportunidad de hacerlo, buscando el acuerdo para convertir el Valle de los Caídos en un verdadero monumento a la reconciliación. Pero las maneras dictatoriales de Pedro Sánchez en busca del rédito político, sin buscar el consenso, quizás le lleven a encontrarse con su propio estertor.

    Por otro lado, no estoy de acuerdo cuando dices que “en los pactos del 78 nos hicieron pensar que estábamos en paz”. ¿Quieres decir que los 40 millones de españoles fueron engañados por Suárez?

    Es un discurso que no me gusta nada: a todos los españoles nos hicieron pensar…, todos los catalanes saben… todos los vascos piensan… todos los andaluces queremos…No creo que fuese así. Más bien pienso que con los pactos de la Moncloa querían decir que era mejor pasar página y no hurgar en la herida. Creo que la mayoría de los españoles lo entendieron de esta manera. No había nada más que visitar las Fiestas del PCE en Madrid a principios de los ochenta para respirar libertad por los cuatro costados.

    Por otro lado, no podemos verlo todo bajo un único cristal. No se trata de enfadarse ni de bramar por los bares, pero no es cierto que de un lado estuvieran los machistas machotes violadores, depuradores genocidas que hicieron cosas muy feas, feísimas, ladrones de niños, mentirosos, miserables… y de otro los violados, los depurados, los justos… los republicanos soñadores, honestos y frágiles. Queipo de Llano seguro que fue un gran hijo de puta pero no creo que Carrillo cuando con 21 añitos dio el visto bueno a las ejecuciones masivas en Paracuellos fuera justo, honesto y frágil, ¿o es que los 2.400 fusilados se lo merecían por sus supuestas ideas?. Claro que lo de Paracuellos no fue nada en comparación con lo que ocurrió en nuestros pueblos el 17 de julio de 1936, cuando las checas fueron sacando de sus casas a padres, hijos, abuelos que no estaban en guerra con nadie, pero que supuestamente tenían cuernos y rabo, y los fusilaron al amanecer en cunetas y paredones. Treinta aquí, cuarenta allí, ocho en otro pueblo… Eso sí, éstos se lo merecían porque eran muy malos. Machotes pero muy malos.

    El problema de la “verdad, justicia y reparación” es que cada uno tiene la suya y siempre estaremos en qué fue primero el huevo o la gallina. Siempre habrá personas que digan que a su abuelo o a su bisabuelo lo mataron después de la guerra y siempre habrá quien diga que a los suyos los mataron antes de la guerra.

    Ahora ya es tarde, los políticos han tenido más de 40 años para haberse puesto de acuerdo, para cerrar página, y no lo han hecho porque detrás hay mucho interés político. El franquismo podía estar muerto hace muchos años pero hay quien no para de hacerle ejercicios de reanimación para mantenerlo vivo. Sacarán a Franco del Valle de los Caídos pero seguiremos con el trauma. No se olvidará que en España padecimos una guerra civil en la que todos perdieron.

    Por cierto, a Franco apenas si iban a rendirle culto cuatro individuos pero hay otros grandes dictadores genocidas a los que si se les rinde culto masivamente con grandes monumentos. Se me ocurre Stalin, Mao o Kim Il-sung. Se conoce que los genocidas de izquierda siempre dejan buen sabor de boca entre la población.

    Justo, un abrazo.

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    1. Completamente de acuerdo contigo en que uno no puede arrogar para sí el conocimiento universal de lo que piensan o sienten los pueblos, ni las mayorías. Seguramente me he expresado mal, porque en ningún modo pienso que Suárez engañara a nadie o no a tantos, por más que el hombre lo intentara con toda su buena fe.

      Debí decir nos intentaron hacer pensar. Como así pretendo cuando después escribo que, en realidad, sabíamos que era mentira.

      No. No me arrogo el conocimiento de la verdad universal ni del pensamiento global. Tendía otro trabajo.

      Sin embargo, no recuero documento alguno que refiera las soflamas de ningún general del Ejército de la República Española llamando a la violación de las «nacionales» ni a la aniquilación de las ordas rebeldes, y tengo la seguridad de que, si lo hubiera, lo conoceríamos todos, pues convendrás conmigo en que el aparato de propaganda del régimen ilegal que se instauró tras la Guerra Civil fue bastante efectivo.

      Y claro que no pienso (ni he dicho) que los rojos fueran todos santos y buenos. Lo que he dicho es que pagaron sus cuentas con creces. Y créeme, las pagaron. Y este no fue el caso de los vencedores. Y esa verdad, esa justicia y esa reparación solo tiene un prisma. Los rojos están todos depurados. Lamentablemente, los que portaban culpas y los que no; también lo están los que solo por su militancia política o por su localización geográfica pillaron de aquel bando. Los nacionales, los vencedores conservan todos, sin embargo, sus honores y medallas. A la vista está. Y el daño infinito que se hizo a tantos y tantos y tantos que no hicieron otra cosa que cumplir con su obligación constitucional de defender a España contra el levantamiento que protagonizaron los generales rebeldes, o que simplemente pretendieron continuar con su vida y con sus ideas ejerciendo cualquier tipo de oficio, no está reparado.

      Me da la misma vergüenza que se rinda culto a Stalin que a Franco. La misma exactamente (y no son solo esos cuatro exaltados sino, además, una congregación entera de frailes misericordiosos que mantienen frescas las flores sobre la lápida y le ofician una misa cada día). Pero no es a Stalin a quien vamos a exhumar en esas próximas semanas. No es verdad que se justifiquen los asesinatos de unos por ser asesinos de izquierdas y no los de otros por serlo de derechas. Y si alguien lo hace, lo hace muy mal.

      Mi opinión, que no es sino eso, mi opinión, es que estamos en una sociedad post genocidio y que, como consecuencia de eso, no seremos capaces de levantar cabeza hasta que esa circunstancia sea reconocida, asumida, arrepentida, pública y reparada. Hasta que se haga justicia. Hasta que los comisarios torturadores de rojos devuelvan las medallas y dejen de cobrar una pensión extra por los servicios prestados por Dios y por España. Esto no está cerrado.

      Lo de las formas dictatoriales de Pedro Sánchez… me lo tendrás que explicar más despacio. Hasta donde sé se trata del presidente del Gobierno de España, cuenta con más apoyos que ningún otro presidenciable de la Cámara Baja (de hecho ganó una moción de censura perfectamente constitucional, aunque fuera con votos de diputados a los que ni tú ni no hubiéramos votado nunca, pero si otros españoles igual de españoles que tú y que yo) y ha utilizado para legalizar la exhumación una herramienta perfectamente lícita, legal y garantista, pues la ha de someter a la aquiescencia del Congreso… No veo las maneras dictatoriales por ningún lado. De verdad.

      Muchísimas gracias por tu comentario, Lorenzo. Es muy muy muy edificante contar con tu opinión. Aunque, como es el caso, no coincida con la mía. Un abrazo fuerte.

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