Papas y parteras

Que la Santa Madre Iglesia esté en contra del aborto no sorprende a nadie.

Los motivos últimos, francamente, lo mismo me dan.

Molesta más la publicidad engañosa. Recuerdo aquel cartel patético de no sé qué asociación pro vida que exhibía la mano abierta de un niño de cinco años y rezaba “Mamá, no me mates”, como si alguien estuviera intentando justificar el asesinato de un niño de cinco años.

Ahora es el Papa de Roma, el dicharachero Francisco, el que llama poderosamente mi atención y a mi indignación, cuando lo escucho en uno de esos mítines pontificios de los miércoles, a los que llaman ‘audiencias generales’ comparando la cosa de abortar con ‘llamar a un sicario para resolver un problema’.

Aun sorprende más que, en su soliloquio beatífico, el Papa se estuviera refiriendo precisamente al aborto terapéutico, que es ese en el que se interrumpe voluntariamente el embarazo por riesgo de la vida de la madre o del futuro niño o niña, al presentar el feto enfermedad congénita o genética que le condenan a padecimientos o enfermedades tan graves que ponen en riesgo su propia vida.

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‘¿Es justo —preguntaba su santidad a una grey absorta— contratar a un sicario para resolver un problema?’ Claro, la muchedumbre horrorizada se imaginó al instante a un ser torvo, bizco y encorvado, escondidas sus facciones deformes bajo el ala raída de un viejo sombrero, introduciendo un cuchillo ensangrentado por la vagina de la señora embarazada en busca del que, hasta aquel momento, inocente de culpa, vivía felizmente sumergido en la paz líquida del útero materno.

Y en ese momento, la pérfida hembra renuncia a la generosidad y a su destino en el universo, que es la maternidad, para abrazar el egoísmo. A partir de ese día, perseguida por su crimen, vagará errante por un mundo oscuro. Mujer: tú has matado. ¡Evitando el sufrimiento terrenal solo te granjeaste el sufrimiento eterno!, dijo el Señor (el señor cura, digo).

Entre tanto dolor de corazón, tanto pecado mortal y tanta palabrería rancia, yo no veo sino a una doctora o un doctor que, cumpliendo con la voluntad de una mujer responsable de su propio cuerpo, interrumpe un embarazo no deseado. Por la razón que fuere. Y ni la doctora o doctor, ni el Papa o Papisa (si ello fuera posible), ni siquiera el cooperador necesario (por aportador del gameto masculino en el zigoto) si es que es conocido, tienen ningún derecho a condicionar una decisión como esa que, dicho sea de paso, no debe ser nada fácil de tomar para la señora encinta.

Los argumentos morales de la Iglesia son más que previsibles. Archiconocidos.

Pero sería deseable que al esgrimirlos lo hicieran sin contar mentiras, ello porque revestidos como están de esa autoridad moral que nadie les ha concedido, esas mentiras parecen verdad.

La primera es que aquella formación celular cuyo desarrollo se interrumpe se llama zigoto, blastocito o, a las diez semanas, feto, o sea que no es un bebé, no llora, no dice mamá. No dice ‘mamá no me mates’. La segunda es que interrumpir voluntariamente un embarazo no es matar. Y no lo practican sicarios ni (ahí dónde es legal) viejas parteras con verrugas armadas de agujas y perejil sobre la mesa mugrienta de una cocina, sino en condiciones perfectamente higiénicas y por equipos científicos capaces. Tercera, este al que hemos llamado ‘aborto terapéutico’, solo está prohibido en Ciudad del Vaticano, El Salvador, Malta, Nicaragua y República Dominicana. Cinco estados independientes en todo el mundo. Esos cinco en concreto. Todos los demás, por lo que se ve y a juicio de la Iglesia Católica, practican el nazismo y la cultura de la pureza de raza al permitirlo.

Cuando el Papa, antes de serlo, arremetió contra una sentencia de la Corte Suprema argentina que estimaba ‘no punibles’ los abortos por violación, en base al caso de una niña de 15 años que había sido violada por su padrastro… Cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, decía, arremetió contra tal decisión judicial arguyendo que el que no protege la vida favorece la ‘cultura de la muerte’… se debía haber tomado algo muy fuerte.

La Iglesia y su cabeza en la tierra se resisten a considerar a la mujer fuera los cuatro roles en que la han venido encasillando desde que el tiempo es tiempo, a saber: madre, monja, bruja o puta. Su valor es el fruto de su vientre. Y mejor si es varoncito.

Una mujer dueña de su cuerpo y de su destino no está en la mente pervertida de sus santidades. Ni se la espera.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

8 respuestas a “Papas y parteras

  1. La iglesia en su línea , no al aborto cuanto mejor es que no nazca un niño o niña y tenga un sufrimiento de por vida , por suerte cada más la mujer es dueña de su cuerpo y de sus actos , y a dejado de ser un objeto en manos gente como los curas y machistas pegones , nuestro Francisco en vez de preocuparse de todos esos niños y niñas que soportan el abuso por parte de sus lacayos y en velar por lo predican y no practican con aquellas personas que más lo necesitan, por que los curas piden por Dios y no dan ni para Cristo.

    Buen día lluvioso

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    1. En su afán de que las cosas sean como ellos quieren que sean, olvidándose de que el mundo en veinte siglos ha evolucionado, no se les ocurre nada más (y nada menos) que tirar contra las mujeres que se ven en la terrible decisión de interrumpir su embarazo… como siempre, contra los más débiles. Contra las más débiles en este caso.

      Son incapaces de reconocer que una mujer tiene el derecho a decidir sobre su vida y sobre su cuerpo. Las quieren a todas para su causa, sin voluntad… aunque luego prefieran a los púberes.

      Es indignante que sigan con aquél cuentito de la mujer ‘parra fecunda en el centro de la casa’. No se han enterado de nada. O, si se han enterado, no ven la manera de voverlo a su favor.

      Llamar ‘asesina contratadora de sicarios’ a una mujer que interrumpe su embarazo es una atrocidad. Con el trabajo que cuesta cada avance social que se logra, este parece dispuesto a retrocederlo sin más miramiento.

      Doctores… doctores… ¡Qué payasos!

      Gracias, Juan Carlos. A pesar de la mañana de caza, encontraste el hueco… GRACIAS

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  2. Bueno, un Papa, más locuaz, más compasivo, si se quiere, menos abrupto en sus postulados, pero doctrinalmente, un Papa.
    Seguramente, un sector de la iglesia se irá sintiendo cada vez más frustrados. Colectivos Lgtb y mujeres, sobre todo, esperanzados, al principio, poco ha tardado en colocarlos en «su» sitio. La opciones son desórdenes cuándo no crimenes. Eso sí siempre y cuando no se trate de la pederastia de tantos de los suyos, para eso si le cabe la comprensión.
    Al pobre todo lo abruma, nada juzga, pero, en el fondo, todo condena. Lo dicho, un Papa, otro más.

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    1. El drama del inmovilismo proverbial de estos padres de la Iglesia es el poder que aún ejercen sobre la opinión de tantas y tantas personas.

      Efectivamente, un Papa, otro. Pero este que logró que sectores más progresistas se le acercaran, este que parecía un hombre asentado en el mundo y no en la entelequia, o sea, este que quería parecer una persona normal, hace todavía más daño al retroceder un siglo en el pensamiento global.

      A estas alturas, volvemos a tener que combatir conceptos que ya parecían asentados.

      No entiendo lo que buscan… No entiendo a qué obedece ni para qué sirve. No entiendo que esos sectores de la sociedad a los que te refieres no se hayan revelado ya contra postulados tan, tan, tan viejos.

      O a lo mejor si que se han revelado y esta Iglesia que conocemos se ha quedado, simplemente, sin socios. Y ni siguiera ellos lo saben.

      Un abrazo enorme, José Ricardo. Muchísimas gracias por venir.

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  3. Siento un profundo, profundo, respeto por los representantes de Dios en el mundo, pero en mi condicion de mujer he de decir que con este tema del aborto equivocan. Un aborto es muy costoso: un costo monetario ( ingreso, medicinas, medicos ufff carisimo) , un costo emocional y social ( uff incalculable)… Como puede compararse con un sicario. Tengo entendido que hoy los sicarios los encuentras por 200 euros y ademas incluyen el coche en el precio. Que va!!! Que mala comparacion, se equivocan tanto!!!

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    1. En efecto, no puede ser, en mi opinión, más desafortunada, ni más humillante para las mujeres que se han visto en la tesitura desagradabilísima de tener que interrumpir voluntariamente su embarazo.

      Ni siquiera el Papa, por más que millones de personas en el mundo lo respeten (o precisamente por eso) puede permitirse el lujo de insultar de esa forma a tantos millones de mujeres como las se han tenido que ver en esas circunstancias.

      La doctrina de la Iglesia sobre el aborto me parece estupenda: sea como fuere, no soy de ese club. Pero esa forma de manifestarla, de hacerla visible, a través del insulto, me parece de todo punto inaceptable.

      Ellos sabrán. Pueden hacer lo que les venga en gana con sus socios. Pero no poner en tela de juicio la integridad moral de quien no piensa ni actúa como ellos. Es difícilmente tolerable que se crean los dueños de la única verdad.

      Un beso fuerte, Teresa. Gracias por dejarnos tu opinión. Supongo que costará mucho trabajo darla teniendo en cuenta que son personas (y creencias) a las que respetas.

      Gracias por eso también.

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