Órbita lunar

Leí que la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, por sus siglas en inglés) ha planificado para 2023 el momento en el que habrá personas humanas orbitando alrededor de la Luna.

Gran noticia. Porque la evolución de la especie está pendiente de estas cosas, aunque parezca que a los de su barrio no les vaya a afectar extraordinariamente en un futuro inmediato.

Conocido el alcance de la cuestión no dudé en ponerme a trabajar en ello y redacté la siguiente misiva:

“A los jefes de la NASA

Estados Unidos de América

Muy señores míos:

Tenido conocimiento de las cercanas fechas en las que se tiene prevista la puesta en órbita de seres humanos alrededor de la Luna, me es grato ponerme en contacto con ustedes a fin de solicitar me sea permitida la elección de algunos de ellos, toda vez que tengo la seguridad de que, del acierto en escogerlos, dependerá en gran medida el éxito de tan magna empresa.

Sin otro particular quedo, suyo afectísimo, a la espera de sus siempre gratas noticias.”

La siguiente tarea, hasta tanto recibiera la respuesta de la Agencia, era hacer la preselección del personal, por tal de tenerla ya preparada en el momento de aceptarse mi generoso ofrecimiento.

20181202_012334

La primera persona que se me vino a la cabeza fue, lógicamente, Carles Puigdemont, ello no porque me moleste en absoluto su presencia en Waterloo, sino porque pensé que, para como tiene el patio, lo mismo le da dirigirlo desde Bruselas que desde la órbita lunar y estará allá, sin embargo, más a salvo de la acción de la Justicia española.

A renglón seguido pensé en Donald Trump, que este sí estará mejor cuanto más alejado del planeta Tierra aunque, bien pensado, cabría esperar un par de años más y apuntarlo en el experimento que se produjera en la órbita de Marte.

Poco ambicioso, observé. La oportunidad merecía pretensión mayor, una reflexión más profunda. Pensé entonces en proponer la carga de la nave con pederastas (clérigos y seglares) y  maltratadores. Una operación de álgebra elemental me disuadió de la idea porque con tanto ser (humano o no) como habría que montar, el artefacto podría malograrse y quedar sin rumbo por el espacio infinito para toda la eternidad.

La siguiente opción parecía brillante: Los políticos corruptos y, de paso, los imbéciles. Pero aquí el problema se agravaba: al número ingente de ellos (al sumar a los imbéciles) se añadía el problema de las comunicaciones, pues tanta persona haciendo tan largo uso de la palabra para decir memeces, colapsaría a buen seguro las bandas de frecuencia del espacio radioeléctrico universal, y el resto de los mortales, los que nos quedáramos por aquí, tendríamos que volver al viejo método de hablarnos de tú a tú o remitirnos cartas ológrafas por correo postal (escritas y firmadas de puño y letra), lo que, así de sopetón, se me antojó inconveniente según está de convulso el gremio de los carteros.

¡Eureka! Grité. ¡Notarios y registradores! Me alejaría de segregar de la convivencia al enemigo ancestral del pueblo llano (la Iglesia) como ya se intentara en tiempos de menos paz que estos, pero me libraría de tan aburridos ejemplares de servidores públicos. Sin embargo caí en la cuenta de que mi listado, tan lleno de apellidos ilustres o ilustrísimos, se confundiría con un censo de escribanos y recaudadores del diezmo más propio del Siglo de Oro y que no tendría éxito alguno en un instituto tan moderno como es al que me dirigía.

Los banqueros me parecieron excelentes candidatos en un principio: estos no son tantos, advertí. Y los hubiera propuesto de no haber estado en el convencimiento de que querrían llevar consigo posesiones, obras de arte y tal peso en monedas (no se sabe que otros efectos bancarios o bursátiles tengan algún valor más allá de la corteza terrestre) que pondrían igualmente la misión en riesgo. Desistí de la ocurrencia. Algo similar me pasó con los taxistas que huelen mal, estos seguramente tampoco son muchos (a pesar de la frecuencia con la que yo me los encuentro), pero enrarecerían el ambiente hasta convertirlo en irrespirable para el resto del pasaje. Mala idea.

Deseché así a los médicos matasanos, a los arquitectos megalómanos, a los censores de cuentas, a los secretarios municipales, a los constructores que especulan con las viviendas de las personas, a los tertulianos que saben de todo… Imposible librar al mundo de tanta inconveniencia como soporta.

La intención era buena, mas la elección imposible.

Tengo otra idea: ¿por qué no nos vamos tú y yo?

El dibujo es de mi hermana Maripepa

12 respuestas a “Órbita lunar

  1. ¡No estaría mal poder establecer los pilares de una nueva sociedad! ¡Poder ser crédulos como aquellos fauvistas del XIX que creyeron que era posible!
    Pero sabes, sabemos, que huir no es una opción, que no vele con salir fuera con unas tiendas y unas mochilas del decathlon, que no podemos dejar esto atrás y no podemos hacerlo porque tenemos la mala conciencia de haber ayudado a construirlo, de haber aupado a estos esperpentos.
    ¿No me digáis que no es genial? Al final, no sólo, sufrimos sus desmanes, nos roban las ilusiones y el futuro y, encima, como premio, nos dejan la culpa.
    ¿Lo podrían haber hecho mejor?. Maestros

    Le gusta a 1 persona

    1. Estas cosas que parece que pasan solas deben responder a una arquitectura compleja, pero no le otorgo a nadie tanta inteligencia como para urdir una estrategia tan exitosa. Al menos a nadie de los que conocemos.

      No sé si somos nosotros los que aupamos a estos esperpentos, aunque en estricta teoría ya comprendo que entre urnas y consentimientos tácitos, podríamos haber evitado unos cuantos. Mi tanto de culpa, pues, asumido.

      Haya sido como haya sido, casualidad o diseño, el resultado no les puede ser más favorable. Se quedan con todo y nos dejan la culpa. Entre tanto, el mundo gira, ellos se fuman un puro y nosotros soñamos con orbitar la luna.

      Los hippies estadounidenses de los 60 lo entendieron bien: se quitaron. Pero fue para volver apenas 10 años más tarde y, para ese viaje… ¿qué alforjas hacen falta?

      ¡Un abrazo, José Ricardo! Bien fuerte.

      Me gusta

  2. Amigo justo has dejado limpio el mundo de mala gente pero creo que si no como se dice en agricultura entreclaramos y hacemos grupos por categoría de mala gente, no tendríamos naves suficientes por lo que propongo dejar a los imbeciles para otro envío, En el primero corruptos, violadores, pederastas en fin toda tu primera parte sacando a los pobres imbeciles.
    Seguimos sembrando, buen domingo y a esperar resultados.

    Le gusta a 1 persona

    1. Esa lista es complicada, pero me conformaría con dejar a los imbéciles a cambio de librarnos de pederastas, violadores y corruptos… Y, ahora que lo pienso, sumándolos a todos no sé qué nave iría más cargada…

      Vale. Dejamos a los imbéciles. Tiempo habrá. Y a lo mejor (según quién haga la lista) nos montan también en esa nave…

      ¡Gracias, Juan Carlos! ¡A por la siembra!

      Me gusta

  3. A veces me extiendo mucho. Hoy no.
    Estaba leyendo e imaginando el final.
    Y efectivamente al final has hecho trampas y saliste huyendo porque te habías metido en un buen lio. Difícil elegir rntre tanto.
    Saludos, feliz domingo

    Le gusta a 1 persona

    1. ¡En eso no había pensado yo!

      En la línea de lo que comentaba José Ricardo… Esa vieja pretensión del los fauvistas pero con el trumpismo como leitmotif… He perdido un latido.

      Ahora estoy consternado. Doblemente: Esta nueva clave en el debate y los resultados de la encuesta de ABC sobre Andalucía.

      Vamos a ser cuidadosos con a quién metemos en el viaje a Marte.

      ¡Un beso fuerte, Javier! ¡Gracias!

      Me gusta

  4. Aprovecha y deja un espacio en esa nave para Susana Díaz, después de esta noche dudo mucho que quiera que estar por la tierra para nada. Un abrazo y ya puedes hacer grande la nave que va a faltar espacio por espacio que tenga.

    Le gusta a 1 persona

    1. Este… Me voy con ella.

      No es que sea santa de mi devoción… Pero me voy con ella.

      Creo que va a haber más que palabras para pillar sitio.

      Un abrazo, David. Mala noche para la izquierda.

      Me gusta

    1. Me uno, me uno.

      Mala noche.

      Hablaremos de ello, me temo. Esto nos dará para mucho análisis, para mucha observación. A lo mejor da también para pensar un poco en qué hemos hecho tan mal.

      De momento solo cabe felicitar a los que van a gobernar Andalucía.

      Un beso muy fuerte.

      Me gusta

Deja un comentario