Rubalcaba

Con la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba se muere también un poco la vieja política.

Lo cierto es que lo escribo con nostalgia, porque los viejos políticos o han perdido la cabeza (González), o no la tuvieron nunca (Aznar), o se nos están muriendo, y me temo que los nuevos (lista interminable; rellénela usted mismo) han aprendido poco de ellos. O nada.

Mariano Rajoy (al que ya echamos de menos al frente de la vieja derecha, de la nueva ni hablamos) ha publicado en El País un artículo intachable en el que habla de Rubalcaba como uno de los grandes. Y lo fue, sin duda. Uno de los imprescindibles para entender el dibujo de lo que hoy es España.

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Para quién piense que esta España del dibujo es una puta mierda, cabría recordar un tiempo no lejano en el que ETA mataba, las mujeres estaban en la cocina con la pata quebrada, los homosexuales no existían, los procuradores en Cortes llevaban gafas oscuras y tenían bigote, El Estado se dirigía desde Madrid, la represión política estaba consagrada en las Leyes Fundamentales, las cárceles estaban llenas de gente que defendía idearios contrarios al régimen, la vida era en blanco y negro, como la tele, el país estaba aislado de su contexto internacional y las personas estábamos sometidas a un régimen laboral sin sindicatos ni más garantías que el Fuero del Trabajo.

Rubalcaba fue ministro de algunas cosas, presidente de su grupo parlamentario, vicepresidente del Gobierno, secretario general de PSOE, candidato en unas elecciones (2011) que se convocaron ya perdidas. Dejó la vida pública sin hacer ni un ruido, sin buscar una silla en el Consejo de Estado, sin bramar contra quienes pidieron tan injustamente su cabeza. Simplemente volvió a las aulas y se puso a trabajar de lo suyo como si nunca lo hubiera dejado.

En su haber varias grandes cosas: una prácticamente desconocida, que pasó desapercibida para la mayoría: Zapatero gobernó en minoría durante su primera legislatura sin que esto tuviera repercusión ninguna en la acción legislativa; la capacidad negociadora de Rubalcaba, que ocupaba la Presidencia del grupo Socialista, hacía que los asuntos llegaran al hemiciclo acordados o con unos o con otros y salían limpiamente aprobados como si de un Gobierno en mayoría hubiera partido la propuesta. La habilidad para llegar a acuerdos, el valor de la palabra dada, el equilibrio entre fuerzas tan distintas, la lealtad al ideario, a las siglas, al Estado, presidieron por aquellos días la actividad parlamentaria. Aquellos tiempos.

Otra, obligatorio citarla, el inmenso trabajo hecho con éxito que culminó en el fin de ETA. La clave de aquella gesta fue la generosidad, el compromiso tácito de no aprovecharlo políticamente y no ‘cantarlo’ como victoria propia. Después, en un ejercicio inmenso de deslealtad, se lo atribuiría el PP, pero en la conciencia colectiva queda el hecho de que fue él, bajo la dirección de José Luis Rodríguez Zapatero y con el impagable trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el que, dialogando, trabajando, imaginando, cediendo por algún lado y con la mano firme por algún otro, logró que la banda terrorista dejara de matar.

El último servicio que prestó a España desde puestos de responsabilidad fue contribuir a la normalidad en el proceso de abdicación del Rey viejo (acosado por la corrupción en la familia real y por sus propios errores), en favor del Rey nuevo, para lo que tuvo que retrasar su retiro ya anunciado de la primera línea. Los servicios posteriores, pequeños, cotidianos, los cuentan ahora por la tele sus alumnos de la Facultad: fue el mismo hombre en la política que en el aula, misma pasión, igual inteligencia, idéntica entrega en la disolución de ETA, en el diseño de las políticas públicas de Educación, en la explicación de la tabla periódica.

No sé si con los nuevos instrumentos de hacer política se sabrá mantener el nivel de inteligencia del que Alfredo Pérez Rubalcaba hizo gala en los retos a los que se enfrentó. No me imagino la negociación con ETA vía Twitter, ni el mantenimiento del sentido de Estado necesario para las nuevas formas de gobierno de pactos que ahora se ensayan, a través de Facebook

La nueva política nace con el presente más que confuso, los personajes en prácticas y el futuro completamente incierto. La vieja política se muere con los hombres que la hicieron.

Los de ahora lo tienen aún por demostrar. Ellos hicieron lo que hay hasta aquí.

Juzgue usted si bueno o malo.

El caso es que Alfredo Pérez Rubalcaba ya está muerto.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

11 respuestas a “Rubalcaba

  1. Gracias ALFREDO ponen en ferraz , cuando llega la muerte aparece todo lo bueno que que una persona ha sido y Rubalcaba lo era , un hombre bueno que hizo mucho por Espana pero como siempre ser reconoce a la hora de morir, tenemos que invertir el proceso y esos reconocimientos deberíamos hacerlos en vida que esas personas que tan buena labor hacen disfruten desde reconocimiento, por que es cierto que hizo mucho y sin dar ruido al partido se retiró y siguió con su vida como si nada de lo que hizo fuese importante, pues lo fue y mucho .
    Descansa en Paz compañero.

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    1. El propio Rubalcaba dijo aquello tan inteligente y tan socarrón de que ‘en España se entierra muy bien’.

      Los vivos parece que nos dan igual, pero con los muertos nos volcamos. Debe ser que como ya no son peligrosos, no da miedo halagar sus cualidades.

      No hace falta recordar que el propio PSOE reclamó injustamente su silla una vez hubo perdido las elecciones del 2011, que se habían convocado ya perdidas… En fin, por lo menos lo hemos enterrado bien.

      Y se lo merecía.

      Estos políticos que van con la ‘L’ todavía podrían aprender algo de él.

      Un abrazo, amigo. GRACIAS por estar siempre.

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  2. No…no estoy de acuerdo, yo no echo de menos a Rajoy ni le deseo nada bueno.
    Esta semana pasada, casualmente, hicieron un! entrevista a Moscoso en El Pais que fué negociador con eta. Es buen momento paea leerlo.
    Al leer el artículo pensé, pero que miserables somos, estos serían perfectos candidatos a recibir sino un premio internacional de la paz. Al menos una medalla; aunque por otro lado le dan medallas a Billy el niño y marquesados a un entrenador de fútbol, mientras ese Rajoy decía que Zapatero estaba entregando Navarra a eta. En los diarios de las reuniones que mantenía el gobierno con la oposición se veia claramente que Rajoy estaba perfectamente informado de lo que negociaba el gobierno.
    Por lo tanto Rajoy mentía en el Congreso, me da igual lo que escriba ahora Rajoy que no fuera: «se me cae la cara de vergüenza pido perdón».
    Yo lo conocí en 1986, no es nada extraordinario, en mi trabajo es normal, pero a el lo conocí cuando tenía un cargo en Educación, director general o subsecretario. Yo entonces tenia un segundo trabajo en el Consejo General de Colegios de Profesores de Educación Física. Estaban negociando como reciclar a lis antiguos profesores de la escuela de mandos jose antonio, lis antiguos fen para equipararlos a los licenciados de Inef.
    Que fuera el quien iba a la sede del Colegio da una idea de que clase de persona era. Es más se apuntaba a las cañas de después de salir.
    Suelto todo este rollo porque me da la impresión que el deporte español ha tenido esos buenos resultados en las dos últimas décadas gracias al empujón que Rubalcaba le dió a aquellos profesionales que hasta entonces no estaban bien reconocidos.
    Y no he visto que nadie lo haya mencionado.
    Se ha muerto porque se le disparó su arma. La inteligencia combinada con una buena persona es un arma mug peligrosa. Un irónico infarto cerebral.
    Se de uno que perteneció a la familia real que se libró… así lo dejo.

    Feliz domingo

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    1. La ruindad del PP ha quedado clara en muchas ocasiones y siempre con la misma intención desgraciada de quemar al PSOE con ocasión y sin ella, mintiendo a sabiendas, maniobrando contra las propuestas que se le hacían, aprovechando la información que se les daba para volverla en contra.

      No, no echo de menos a Rajoy, y mucho menos en el Gobierno. Pero reconozco que le sobra clase política al lado de su sucesor. Le sobra. Por eso digo que le echo de menos al frente de la derecha.

      Rubalcaba, por el contrario, ha dado muestras sobradas de honestidad, de hombría de bien, de buen hacer político. Y esa suerte de sentido común universal que preside la humanidad ha hecho que quede por lo que es. No le ha ayudado a eso la derecha ni la izquierda. Ha sido él solo.

      Debe ser así: que se le disparó su arma. La más peligrosa en política, parece, esa mezcla explosiva entre inteligencia y bonhomía.

      Muchísimas gracias, Javier. Un abrazo muy fuerte.

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  3. No ahondare en sus virtudes, ni en sus acciones, ya han quedado dichas. Con su muerte, perdemos todos. Perdemos una forma de entender la política y, por ende, una forma de entender el Estado y de cómo debe entenderse el servicio público.
    Servir y no servirse y, al final, saber cuál es tu sitio, sitio al que hay que retornar, con la misma ilusión y el mismo compromiso. Sabiendo que eras y quien eres. Reconociendo te en el espejo.
    Muchas lecciones ha dejado. Señal de que, sobre todo, era un hombre sabio.

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    1. Exactamente así, como lo cuentas.

      Un hombre sabio que dedicó la mayor parte de su vida al servicio público con un sentido de Estado y de partido que no será fácil repetir.

      Como decía el acertadísimo titular de un digital, ‘el químico que dejó atada la sucesión del Rey y que derrotó a ETA’.

      Muchísimas gracias, José Ricardo. No vamos a buscar a otro porque… a lo mejor no está.

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  4. Estaba viendo un fragmento de la entrevista que le hizo Campo Vidal en la que compara el Congreso con la tabla periódica. Genial! Siempre me acuerdo de aquello de que a un sabio se le reconoce porque se entiende todo lo que dice. Esa entrevista es un buen ejemplo.
    Laura dice que cuando le escuchaba le trasmitía verdad. Que capacidad para contar las cosas, que manera tan necesaria de estar en política y que poca fe de encontrar relevo en esta nueva política. Le vamos a echar de menos!

    Besos!!

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    1. Sí. Por eso sabíamos que era un sabio, porque se entendía todo lo que decía. Y sabemos que era un hombre de izquierdas, por las políticas públicas que puso en marcha. Y sabemos que era un hombre generoso, porque jamás se atribuyó la autoría del fin de ETA. Y sabemos que era un hombre de estado, por el papel que jugó en la sucesión del Rey. También que era un hombre se partido, por cómo abandonó todos sus cargos sin hacer ni un ruido.

      Y sabemos que no encontraremos relevo… por razones que no hay que explicar.

      Gracias, Javier. Completamente de acuerdo contigo. Como siempre.

      Un beso muy fuerte.

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  5. Resulta un extraño (por insólito) consenso en que Alfredo Pérez Rubalcaba era un político de los que ya no quedan. Creo que es la prueba de que era así efectivamente. Muchas lecciones dejó en los suyos y en los adversarios. Yo destacaría dos acciones por las que tiene más que merecido su reconocimiento.
    1- El fin de eta y lo que tuvo que aguantar del pp. Nunca olvidaré las repetitivas acusaciones sobre el caso faisán que el ínclito Gil Lázaro, recientemente fichado por Bocs, hacía todas las semanas en las sesiones de control al gobierno. Resultaban bochornosas desde fuera. Me imagino como le sentarían a Rubalcaba sabiendo lo que sabía. La desvergüenza de Gil Lázaro sabiendo que todo era mentira quedó bien retratada.
    2- Irse (tras el inmenso poder que tuvo, con lo que conlleva de informaciones, contactos, prevendas, etc) a su antiguo puesto de trabajo a dar clases como uno más, rechazando cualquier chiringuito de asesor de cualquier cosa, donde se lo podía llevar crudo solo por usar su nombre en alguna llamada. Debiera ser lo lógico, pero dados los pocos casos que hay (y aquí hay que destacar a los dirigentes de IU, Julio Anguita, Gerardo Iglesias y Cayo Lara) es de destacar.
    Siempre me pareció un buen tipo de esos que podrías afirmar sin conocerlo que era buena gente. Que la tierra le sea leve.
    Saludos

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    1. En efecto, uno de esos tipos de los que todo el mundo coincide en resaltar las cosas importantes que hizo y las capacidades que puso a disposición de la ‘cosa publica’. Seguramente la más importante de todas, esa que también resaltas:

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    2. La de ser un buen tipo.
      También en esta ocasión coincido plenamente contigo.

      Muchisimas gracias, amigo. Gracias por darnos aquí tu opinión sobre las cosas que más importan.

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