Hablando solo

IMG-20190602-WA0001.jpg
Ganadores

Es un clásico de la democracia española y, supongo, de todas las democracias del orbe de la tierra, pero de esas sé menos: Todos hemos ganado las elecciones.

En lugar de retorcer la aritmética para encontrar los motivos de victoria de cada formación, vamos a hacer el ejercicio inverso: ¿alguien las habrá perdido?

Parece que, a todas luces, el gran perdedor de esta contienda ha sido Pablo Iglesias. Abanderando la idea de que ‘unidas podemos’, ha cedido representación en todos los territorios, se ha extinguido en algunos y se ha quedado con fuerza testimonial en otros, aunque suficiente para ser determinantes en la conformación de algunos gobiernos de la izquierda, sin ir más lejos el del mismo Estado.

Parecía previsible que las aguas volvieran a su cauce y que la indignación que tan bien supo rentabilizar esta formación terminara por amansarse. Así, el partido que se sitúa a la izquierda ideológica del PSOE (antes Izquierda Unida, hoy Unidas Podemos) vuelve a generar ese efecto de vasos comunicantes, de tal forma que el uno sube en casi idéntica proporción que el otro baja y viceversa.

Autocrítica… no. No es su estilo. Aunque su cargo está ‘a disposición de las inscritas y los inscritos’ (no sabemos a través de qué procedimientos) él no tiene por qué irse a ningún sitio que no sea el Gobierno de España, que es donde le corresponde estar según su única pero pertinaz opinión.

Sin embargo, a lo mejor no ha sido ese Pablo el perdedor. A lo mejor quién las ha perdido ha sido Pablo Casado, el pobre, que fingió una remontada en la noche electoral, abrazado a sus dos alfiles madrileños. Se le saltaban las lágrimas al pobre hijo proclamando la ‘remontada’, ‘el principio de una nueva era’, exhibiendo a sus dos candidatos: al que había perdido en Madrid capital con todo merecimiento, y a la que había perdido en la comunidad autónoma, no con menos motivos. A eso llamamos jugar al despiste. Tan al despiste que, según cuentan las crónicas, ordenó montar el escenario a pie de Génova de prisa y corriendo, en el momento que, avanzado el escrutinio, el ‘pactómetro’ de Ferreras atisbó posibilidades de gobierno en una y otra institución con acuerdos a tres pistas. El bueno del alcalde de Málaga, que ese sí ha ganado, debía tener un cabreo de oro.

Pablo Casado, el pobre, jugaba a blandir los votos de Ciudadanos y de Vox, con los que sabía que podría contar sin lugar a dudas, seguramente porque ya había decidido bajarle los pantalones al Partido Popular hasta donde fuera necesario para conseguirlos.

En realidad perdió. Pablo Casado hizo que el PP perdiera estrepitosamente las elecciones generales, las europeas, las autonómicas y las locales. E hizo el más espantoso ridículo escenificando esa victoria de mentirijillas en la que algunos necesitaban creer y que él necesitaba que todos creyeran.

Y ¿Ciudadanos? Curioso fenómeno. Con su síndrome agudo de Peter Pan (ese que nunca quería crecer ni, por lo mismo, tomar decisiones), Albert Rivera se las prometía felices. Había dicho de todo (en realidad todos habían dicho de todo). Lo que no había dicho es qué coño pensaba hacer con los votos que sacara. Y lo que no sospechaba es que a él, lo que se dice a él y a su formación, no le iban a servir absolutamente para nada una vez constatado que no alcanzaba, ni de lejos, a su competidor real: el PP.

Rivera ha perdido las elecciones. No va a gobernar en su solo municipio relevante, en ninguna comunidad autónoma. En Europa nadie se quiere sentar en su pupitre, porque se junta con muy malas compañías. En España no se acuerda bien bien si es de izquierdas o de derechas, no sabe decidir si tiene que alinearse con Vox (que es lo que le pide el cuerpo) o con Sánchez. Si le conviene asfixiar a Casado (y puede) no dejándole gobernar en ningún lado ya que el ansiado ‘sorpasso’ ha quedado tan lejos, o comparecer como el gran aliado de la derecha más dura dejando sus vergüenzas al descubierto ante el público del mundo en general y de Europa en particular.

Salomónico, justiciero, apostólico en su lucha contra el Mal, resuelve y anuncia su apoyo a todo ‘varón’ socialista que se aleje de Belcebú, reniegue de sus obras y camine junto a él por la senda de la pureza del liberalismo económico. Albert Rivera (que tocó el poder con las yemas de los dedos inmediatamente antes de la moción de censura que lo dejó en la estacada) ha perdido dos cosas: las elecciones y el juicio.

¡Así que nos queda un único ganador! ¿El PSOE? ¡No! ¡Abascal!

Este sí que es un campeón. La técnica de capitalizar el descontento que viene ensayando Iglesias desde hace exactamente cinco años, la ha perfeccionado Vox con una variante más que inteligente: Abascal no capitaliza el descontento coyuntural de las consecuencias de una crisis económica. Abascal revuelve las tripas de su grey capitalizando la podredumbre de los higadillos de cada quién: la amargura crónica de la misoginia, de la xenofobia, de la cristiandad, del franquismo recalcitrante que queda aún enquistado en nuestra sociedad. Es la frustración de la impotencia rabiosa de tantos (y tantos) que ven desvanecerse ante sus ojos esa forma de vida heredera de la Alta Edad Media en la que estaban tan cómodamente instalados.

Es el campeón de campeones. Y ha decidido que ya no se deja ningunear más como en Andalucía. Que no. Que dice que el que quiera sus votos (y son muchos los que los quieren) que se retrate y se haga la foto negociando (lo innegociable) en la mesa doctrinaria del revivir de las viejas esencias. Y, si no, nada.

Y ¿El PSOE? El PSOE simplemente ha ganado las elecciones. Las generales, las europeas, las autonómicas y las locales. Las cuatro. Pero eso ¿qué importancia tiene?

A usted le parecerá una bobada, pero tanta majadería me tiene toda la semana hablando solo.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

4 respuestas a “Hablando solo

  1. Siempre igual, asumimos como normal todo lo que nos hagan tragar.Me gustaba el periodismo como profesión. pero últimamente… entre «estrellas» tertulianos jefes de redacción y becarios nos hacen tragar cada ladrillo que de verdad nunca pensé que tuviera la garganta tan ancha y ellos no me dan mucha envidia, alguno se está tragando sapos enormes.

    Partiendo de la base que el 50% de 2 es 1 el manejo de porcentajes es la cortina donde se esconden los perdedores. Si un partido político, en una votación, tenía un voto y ha sacado dos……pues ya tenemos motivos para ser optimistas.

    Aquí ganas perdiendo y pierdes ganando, son las leyes que tenemos y los políticos no estan dispuestos a quitar.

    Tengo mis esperanzas en UK donde a un político le han metido una demanda penal por mentir en campaña.
    A ver si a mas de uno se le aprietan las carnes de una parte concreta del cuerpo.

    Mientras yo sigo esperando listas abiertas. Así hay mas «errores» en el escrutinio que también tiene un querer.

    Feliz domingo paellero

    Le gusta a 1 persona

    1. La cosa es poder poner una cara amable ante los medios de comunicación y procurar que no se te note mucho la cara de póquer cuando, hablando de porcentajes, te has quedado en el 50% de lo que te prometías.

      Tapar la victoria de tu contrincante disfrazando sus números y elevar tu derrota hasta que parezca una victoria que poder exhibir ante tu feligresía.

      Al final, una parte más de esa política con la que nos han obligado a convivir que, por cierto, no se parece en nada a aquella en la que creímos hace no tanto tiempo.

      Pero ¡optimismo! Tendremos muchos gobiernos progresistas en España y los pactos de la derecha nos van a permitir conocer de primera mano la catadura de las políticas que pretenden implantar.

      Todo es bueno en este rato.

      Tanto que da miedo que todas nuestras expectativas se disuelvan delante de los nuevos, nuevos, nuevos, líderes de la izquierda.

      Gracias, Javier. Y enhorabuena por los resultados.

      Un abrazo.

      Me gusta

  2. El señor Casado dando saltos de alegría por que habiendo perdido todo lo perdible al final gobierna en Madrid este chico de poca memoria que en el 2015 se le llenaba a él y a todos sus líderes de que tenia que gobernar la lista más votada ? Y ahora que opina del trifachito? Que no lo explique.
    Rivera el suave encantador de gentes se brindará al mejor postor de eso no me cabe duda porque eso si tiene importancia lo que o tiene importancia es que el “ocupa” ganará las eleciones limpiamente y dejara de ser “ocupa” qué España haya elegido a PSOE para gobernar en el 90% eso no tiene interés.

    Buen domingo.
    Una cosa amigo Justo siento tener que decirte que tus paisanos me han engañado en la compra de esta mañana.

    Le gusta a 1 persona

    1. ¡El Rastro!

      Recuerda aquella vieja canción de Patxi Andión ‘Lo que usted no quiera para el Rastro es’

      Hacen mal esos bobos en timar, pero me temo que haya parte de eso… Tendíamos que parafrasear a la candidata del PP con lo de los atascos y decir que el encanto de Madrid son sus atascos y los timadores del Rastro… Pero ni una cosa ni la otra tienen puta gracia.

      Y eso de la lista más votada es SOLO para cuando la lista más votada es la de ellos… Si la más votada es Manuela Carmena, lo que hay que hacer es echarla por populista, por vieja y por limpiar Madrid de operaciones urbanísticas corruptas… Cosas de la vida. Y si el que gana es Gabilondo pues… MUERTE AL OKUPA, aunque no tenga nada que ver.

      Encontrar la justificación para que sea el PP el que debe gobernar y no cualquiera de los otros es muy fácil: solo hay que ponerle empeño.

      GRACIAS, Juan Carlos… Vuelve al puto quiosco ese y devuelve lo que te hayan timado. Eso es como El Corte Inglés: Si les pillas lo reconocen.

      Un abrazo. Disfruta de mi pueblo.

      Me gusta

Deja un comentario