Y Nochevieja

—¿Has preparado la lubina?
—Está en el horno, pesada.
—¿Y las uvas?
—¡Que sii!
—Deben estar a punto de llegar. ¿Nos vestimos ya?

No puede faltar nada.

Ya lo sé. Damos risa. Es un día más. Estar contento no puede ser obligatorio. Se sabe todos los tópicos. Esto se le va a llenar de gente con la que querría no haber tenido nada que ver nunca. Además ¿qué motivo hay para celebrar? ¿Que se acaba otro año de mierda? ¿Que se  terminan las fiestas, o casi? ¿Que ha cogido cuatro kilos desde el día 24? No lo ve. No va a reconocer que está nerviosa porque todo salga bien.

Hace casi treinta años que monta en su casa esta cena absurda, a la espera (en los últimos 5) de que no sé qué señora se quite la funda que guarda el secreto de su vestido cada vez más escueto y las campanadas de la Puerta del Sol indiquen que se puede descorchar la botella de sidra espumosa a la que llaman, por el eufemismo, champán.  Las putas uvas con las que el  Izan —el chico de la mayor— se atragantó hace dos años y nos dio un susto de muerte, están dispuestas sobre la mesita baja del tresillo en sus pozalitos de cartón del ‘chino’. Román se ha puesto corbata (la misma que el año pasado, porque no tiene más que esa); cree que así la fiesta es como ‘de vestir’, a pesar de que la lubina es de criadero y no de aquellas salvajes que siguen costando un riñón.

Ha sacado el de dejar de fumar de la lista de encargos para el año que viene. El de ser feliz nunca lo llevó, porque no sabe que ser feliz es posible o se le antoja tan lejano que total, pa’ qué. Tampoco se ha planteado dejar de tocarle los cojones a las cuñadas (lo sé, lo sé, las cuñadas lo que tienen son ovarios, y bien gordos la del de en medio), ni sacar al suegro de la residencia por unos días, aunque bien es posible que sea la última Nochevieja que transite en el mundo de los vivos. Sus bisnietos apenas saben de él. No lo van a echar de menos.

Los invitados ya se han sentado. Subrayo: sentado, porque bien sabe que no se van a levantar a ayudar en nada durante toda la cena. Solo van a mover el culo para pasar de la silla al sofá y, además, la cursi insoportable de la mujer de su primo (que nunca sabe por qué mierda se apunta) le va a quitar su esquina del tresillo, a pesar de que sabe de sobra que es su sitio preferido. Paquito sigue eructando en la mesa y sus hijos celebrándolo como si realmente les siguiera haciendo gracia. No lo soporta. No le soporta.

Sin embargo es Nochevieja. Román está hasta guapo de corbata por más que el traje se le quedara pequeño allá por la década de los noventa. Los chicos siempre vienen a cenar y usted sabe que le da alegría que vengan con los niños tan guapos; ni siquiera le importa que el Izan a veces se la líe con las uvas. Y la Pedroche no está tan mal (la guarra) así, casi como su madre la trajo al mundo… Es Nochevieja. Ninguno de sus cuñados ha votado Vox… todo es salvable.

Da igual que sea una excusa. Incluso no importa mucho que no se lleven todo lo bien que aparentan. Conceda. Apacigüe el rictus.

20191229_010407Seguramente cada uno de sus invitados ha torcido el gesto al tenerse que vestir para esta cena. Pero sabe que ninguno de ellos entendería el año nuevo sin levantarse al terminar las campanadas, todavía masticando las últimas uvas, para besar uno a uno (la mujer de su primo incluida) a toda la familia y felicitarla.

No se entiende bien pero ¿qué se entiende bien en estos tiempos tan raros?

Mi hermana Maripepa (la del dibujo) y yo mismo te deseamos MUY FELIZ AÑO NUEVO

9 respuestas a “Y Nochevieja

  1. cena de noche vieja = a escesos de comida, bebida en cena, despues de cena, baile y trasnocho.
    dia de Año Nuevo mal estar, pesadez ,resaca¿y de comer? sobras de la noche anterior
    asi que deberiamos valorar esto de las celebraciones año a año por que vamos cogiendo una edad que no perdona los escesos.
    yo lo tengo claro mi meta para el año que viene la misma de todos los años desde hace mucho, mucho tiempo, adelgazar 20 kilos, proyecto de mejora economica, en temas sexuales no te digo nada y algunas cosas buenas mas, pero supongo que como todos los años llegare al 31 de diciembre de 2020 igual de gordo , sin un puto duro, y de sexo ni hablo,
    eso si yo no me pongo traje ni corbata para la celebracion, preparare la cena y a esperar a los invitados, ah se me olvida el primer dia del año toda la mañana recogiendo y limpiando ,por que los invitados se van a casa tranquilamente y tu a limpiar, ostias que bien.

    FELIZ NOCHE ( aunque nos toque currar)

    buen domingo.

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    1. ¡Es lo que toca! ¡Para eso eres el anfitrión…

      Al final no sabríamos empezar el año de otra manera. Y siempre termina saliendo ‘razonablemente bien’.

      ¿Propósitos para el 2020? Tú porque no fumas, pero es el primero de todos los años. Ese fracasa con el cigarrito de después del champán y todos los demás, por añadidura, el mismo día 1 ya están incumplidos. Pero todos los años hay que hacérselos: es lo mismo que tomar la uvas, otra obligación sin la que no sabríamos empezar el año, aunque sepamos de antemano que no servirán de mucho.

      Así que… a preparar la cena, la lista de propósitos y la relación de invitados. Una vez más la cena será un éxito.

      Feliz año nuevo, amigo Juan Carlos. Y una vez más, MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO.

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  2. Mas suave que el año pasado, lo recuerdo mas dramático.
    En estas fiestas las cenas y comidas son como jugar la misma combinación de números al euromillón, quedarás enganchado, aunque nunca te toque un carajo.
    Con la cena igual que no te falte ni la prima política.
    Yo no tengo cuñados ahora, tuve dos y los dos policías, un mosso y un pitufo municipal, igual de bichos raros los dos. Pero tengo dos primas votantes de vox. Ese producto pseudoinformado, plastificado y teñido, producto de Sàlvame y similares.
    En cuanto a propósitos mejor ninguno, que fluya la vida.
    Excepto una cosa: dejar de fumar. Eso si me parece imprescindible. Aunque obviamente en plena fiesta no es lo mejor para intentarlo.
    Tengo un método infalible, he dejado de fumar cuatro veces.
    Di si quiero y te lo explico. No implica ni medicarse ni hipnosis ni chorradas.
    Sea como sea feliz año, par bisiesto y terminando en cero. Ya dije que no espero nada bueno de el, es pura estadística para mi.
    Feliz fiesta. Del resto ya vamos viendo.
    Quien me quiera encontrar en la Gran Vía al amanecer del día 1
    (Pelar marisco es una actividad zen)

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    1. Desdramatizar era mi clave.

      Bastante tenemos ya, pensé. Bastante jodidos vamos… Hagamos una fiesta por más que no tengamos tan claras nuestras filias familiares.

      ¡No dejaré de fumar! Lo dicho, bastante tengo…

      En España (ignoro qué sucede en las demás partes del mundo) tenemos una facilidad innata para las fiestas (no confundir con ‘la fiesta’) que nos invita a olvidarnos de todo y celebrar. Lo que sea… celebramos. Y más vale así.

      Aprovechémosla y celebremos. Vamos a por el 2020 (bisiesto, par y acabado en cero) con toda la potencia de que seamos capacaes… porque nos va a venir de ahí que hagamos de él el año potente que necesitamos todos.

      ¡¡A por él!!

      Feliz año nuevo, amigo. Un fuerte abrazo. ¡A por él!

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  3. Atracones y felicidad por Decreto-Ley. Y sobras, muuuuuchas sobras, marchamo del exceso sonrojante en un planeta donde se sigue muriendo de inanición.

    Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes… Duele el estómago, tiembla el bolsillo, escuecen los nudillos de los puños apretados y se instala la ira en el entrecejo mientras asoma a la lengua un ¡estoy hasta los…! que los dientes apretados censuran.

    Yo, que soy anfitrión —y, sobre todo, mucamo— de nueve personas encantadoras en cualquier época del año salvo en ésta del señor obeso de la cocacola, que me considero un frugalísimo foodie que apenas cocina —y, menos mal, porque además de mucamo me tocaría hacer de chef— ansío la llegada del siete de enero, cuando la casa —“Oye, nos juntamos en la tuya como siempre, ¿no? Que para eso es la más grande…”— recupera el silencio y los adornos regresan a sus cajas del altillo, cuando los dedazos en muebles y puertas son historia, la aspiradora se recupera del sobresfuerzo y ya no quedan rastros de grasa en el salpicadero de la cocina y regreso a mis ensaladas y al bar de abajo, donde hacen unas albóndigas con tomate de vicio.

    Que el Año Nuevo sea eso… Nuevo. Y los días venideros propicios. Amén.

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    1. No cabe otra que conservar intacto el sentido del humor y hacer una enorme broma de todo este asunto.

      El sentido del humor y esa cuidada hipocresía que nos permite continuar viviendo en sociedad ocultando nuestros sentimientos oscuros en el lugar más recóndito de nuestra inteligencia…

      ¡Nada! Fiesta, simulacro de paz y amor y andando. Adornos, luces y dulces, cava, risas, bullicio… Todo es bienvenido. Y a lo mejor no está tan mal hacer este paréntesis en un cotidianeidad tan dura como esta a la que estamos obligados.

      Así que FELICES FIESTAS. A disfrutar, a hacer que disfruten los que nos pillan cerca. A hacer lo posible para que también disfruten los que no están tan cerca y los que están lejísimos… El 7 de enero vuelve un año que, en febrero, será ya tan viejo como este que dejamos.

      UN FORTÍSIMO ABRAZO. Feliz 2020. ¡¡Gracias!!

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  4. Yo por lo menos este año me he quitado de la lista lo de fumar, ahora pediré no volver 🙂 nosotros nochevieja cada vez lo celebramos menos, es un día más, y la paliza de la preparación de la cena, la mesa y después limpieza, no compensa. Y es la peor noche para salir, así que ni me lo planteo. Conclusión, que pase pronto! Que pases una feliz noche y feliz año!!

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    1. ¡Sosa!

      ¡Habrá que salir a quemar el pueblo de todas formas!

      Afortunadamente, solo es una vez cada año.

      FELICIDADES, PRECIOSA

      ¡¡Vamos a por el 2020 como locos!!

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