20N

Una parte de la sociedad española, la parte dominante por más señas (y por más que nos joda a quienes, ni dominamos, ni tenemos la pinta de ir a dominar nunca), está empeñada en no reconocer lo que, desde el punto de vista histórico, es evidente: estamos delante de un país post-genocidio.

Si definimos genocidio al uso de lo que la Real Academia de la Lengua Española tiene dicho, estamos ante una sociedad que sufrió “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”. Aquí durante el franquismo a este grupo humano se le llamó cariñosamente ‘los rojos’. Las cientos de miles de penas de muerte firmadas tras el fin de la guerra fruto de juicios militares sumarísimos sin garantía alguna y los miles y miles (imposibles de cuantificar) de asesinatos cometidos al pie de las cunetas en las que aún duermen los cadáveres, así confirman la lesa humanidad de los crímenes que se cometieron contra este grupo humano.

Lo sé, lo sé, luego está lo de Paracuellos. Ya lo sé. No moleste.

Otros sitios, nada más salir del lío, prohibieron bajo durísimas penas la exaltación de las prácticas sufridas: el nazismo se prohibió, su exaltación se penó en Alemania, igual que el fascismo se prohibió y su exaltación se peno en Italia a los cinco minutos de ser derrotados. Se juzgó a quienes practicaron los usos de aquellos regímenes por la Justicia internacional, se buscó la verdad, se reconoció y se  exaltó oficialmente a las víctimas y no a los victimarios. Parecía lo normal.

Al franquismo no lo derrotó nadie. A Franco le pilló la muerte con todos los títulos que usurpó en vigor, en una plácida cama hospitalaria rodeado de sus seres queridos y después de haber recibido los Santos Sacramentos. Es sabido. Su testamento (el que se hizo público, del otro hay aún ciertas reservas), aparece para mi sonrojo en la web de la Fundación Nacional Francisco Franco, que aún debe ser legal porque aseguro no tener la URL de tal sitio almacenada en la caché de mi ordenador. Y como no lo derrotó nadie, sus herederos, los legítimos y los políticos, siguen campando a sus anchas en tercera generación, sin que haya habido manera de poner un poco de orden en el desaguisado inmenso que formó en este país nuestro, ni en los crímenes cometidos en su nombre.

La tibieza de la Transición (comprensible a todas luces si nos trasladamos a aquellas Cortes Generales ocupadas por procuradores de rostro cetrino, bigotito gris y gafas medio oscuras), dejó sin cerrar heridas profundísimas que el tiempo y el olvido no conseguirían hacer cicatrizar y nadie, hasta José Luis Rodríguez Zapatero, se atrevió a contrariar aquel supuesto consenso, fruto del miedo al ruido de sables que sonaba en los cuarteles y a la peste de entre incienso y semen que expelían los templos de la Iglesia Católica. Nadie.

Pues aquí seguimos.

Fascista pervirtiendo a un niño (adrede)

Aún hay juezas que paralizan las actuaciones de dignificación de las víctimas enterradas en el Valle de los Caídos, aún se publica el testamento de Franco en la web de la fundación que lleva su nombre, aún se permiten las manifestaciones de exaltación del franquismo entorno al cementerio de Mingorrubio (el dictador desocupó la cripta del Valle) y, más penoso, aún se torpedea cualquier iniciativa legal que permita dignificar la memoria de los muertos.

A debate en el Congreso de los Diputados la Ley para la Memoria Democrática, que la derecha 8en tercera generación) ya se ocupa de vituperar. Y se debate ‘la enmienda’ firmada conjuntamente por PSOE y Unidas Podemos que literalmente reza:

“Todas las leyes del Estado español, incluida la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, se interpretarán y aplicarán de conformidad con el Derecho internacional convencional y consuetudinario y, en particular, con el Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles y no amnistiables”.

Se debate, a estas alturas, si los crímenes de guerra del franquismo podrán o no ser juzgados algún día. El PSOE dice que no, que lo dejemos como está que estamos en muchos líos con las huelgas y eso. Unidas Podemos dice que sí, que la enmienda lo permite y que ya va siendo hora. El PP grita ¡traición! Vox, ni mencionarlo.

Los crímenes del franquismo quedaron impunes por aplicación de aquella Ley de Amnistía de 1977*, que delante del mundo blindó a los asesinos proclamando que amnistiaba “los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas”. A estos funcionarios y agentes del orden público incluso les dimos medallas y títulos, que ya manda muchos huevos.

Y aún en este 20N estamos discutiendo si es mejor juzgarlos que no juzgarlos.

Y ¿Sabe por qué?

Pues porque lo que es evidente a juicio de casi todos, está vetado por esa minoría dominante que heredó aquellos poderes y los mantiene vigentes a pesar de la ficción de sociedad justa en que vivimos: España es un país post-genocidio y todavía no nos hemos atrevido a escribirlo en el Boletín Oficial del Estado.

De hecho, todavía no lo hemos dicho en alto.

* Artículo 2.f) de la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía. La letra e) tampoco está mal.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.


13 respuestas a “20N

  1. Nada te puedo añadir ya que no puedo estar más de acuerdo.
    Solo, quizás, que este adormecimiento social tiene sus bases en las posguerra y en el silencio que se impuso, frente al horror, dentro de las propias familias, el miedo a que se te identificará como rojo y a las represalias, reales o imaginarias.
    Es el miedo, irreflexivo, sin duda, de la generación de los 50. Digo irreflexivo porque nos atenaza para ser justos con lo que si sufrieron el dolor en propias carnes, ese miedo del que ve pasar el incendio pero no toca su casa.
    Es el adormecimiento de una generación sobre el que tanto provecho están sacando los descendientes ideológicos de aquellos en este y en otros temas.
    El ogro sigue estando vivo porque no nos atrevemos a matarlo….
    Buen día

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    1. No sé adivinar si fue irreflexivo o no, aunque me temo que en el tiempo al que nos referimos estaba más que justificado por los comisarios políticos de los portales, los alcaldes de los pueblos, los chivatos de toda índole cuya acusación te costaba la cárcel, cuando no la vida.

      Un tiempo oscuro de cojones, del que mejor no hacer cuenta, pero del que se salió gracias a concesiones que, a lo mejor, vistas desde aquí, no eran de recibo.

      En cualquier caso ahora es el tiempo. Tarde, pero es el tiempo. Igual que la exhumación de Franco llegó tarde, pero llegó, la reivindicación de los crímenes del fascismo, aunque llegue tarde, tiene que llegar.

      Es el tiempo

      Gracias, amigo. Un fortísimo abrazo

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  2. Hoy totalmente de acuerdo, mientras tengamos por desgracia descerebrados que apoyen a estos seguidores de franco mal lo tenemos, y lo malo es que estos descerebrados salen como las setas con las primeras aguas, nos va a costar muchos años ( si no es imposible) que todos estos crimenes se paguen.

    Claro ahora yo a lo mio, contra la mayoria de crimenes y casos como lo de bily el niño ¿ los hijos de estos asesinados como lo ven ? buenos pues nada a seguir votando a la derecha y a la ultraderecha y asi nos ira.

    Buen domingo.

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    1. ¿Cómo lo verán los hijos de los asesinos?

      Buena pregunta.

      Los de Franco aún luchan por mantener como propios los bienes que desfalcó el uno y heredaron los otros. Así que deben verlo tal y como nos lo intentaron vender, como la salvación de la patria a manos de torturadores y sicarios… Bily el niño, Antonio González Pacheco, para que a nadie se le olvide… buen ejemplo, murió condecorado y cobrando un plus en la pensión por torturador.

      El plus de torturador no estoy seguro de que debiera estar contemplado en las retribuciones de un empleado público.

      GRACIAS, AMIGO. Abrazo enorme.

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  3. Tengo que responderte….lo hablamos muchas veces …

    Con esa postura nunca llegaremos. Ninguna parte, queridísimo amigo….las heridas están en todas partes. En todas.

    Y ninguna es más fuerte que la otra, cada cual vive su herida como puede.

    En mi caso, y lo sabes, creo en el perdón y en olvidar. Imponer no fue, no será y no es bueno.

    Te quiero….y lo sabes

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    1. Me quieres regular, lo sé.

      Las heridas de esa otra parte, se restañaron durante cuarenta años de reivindicación y exaltación de los caídos por Dios y por España, Lola. Ninguno de aquellos muertos está sin reivindicar, sin enterrar, esperando en una fosa común.

      Para perdonar, para olvidar, hay que saber. No es perdón ni olvido, es justicia y reparación. Y no se impone: se recompone.

      Pero no creo que nos pongamos de acuerdo.

      ¡Un beso muy fuerte! Me encanta leerte por aquí. Y sé que mucha gente piensa como tú. Ya sabes que yo no.

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  4. Colorado, el color que denominamos como rojo era tabú, se decía colorado.
    A mi padre le pilló la guerra con 18 años y en Madrid. Nunca habló una palabra de ello.
    Una vez, tendría yo nueve años, habíamos ido al campo, lujo que solo se podían permitir quienes disponían de un vehículo.
    Mi madre llevó un mantel de color rojo (comunista) yo, influido por las películas de romanos de la época, até el mantel a un palo e iba corriendo con el como si fuera una bandera.
    Mi padre me echó una bronca de narices. Hasta los quince años no entendí a qué venía aquello.
    Luego la vida me unió a amistades cuyo padre era un «héroe del Alcázar» con su correspondiente laureada de San Fernando. Con su trabajo de profesor de ‘gimnasia» y sus ocho hijos puedo constatar que no le iba nada mal en la vida.
    También en mi trabajo, una entidad que venía nada menos que de la organización sindical (actividades diversas, García Carrés) mi jefe tenía uno de esos bigotitos finos de color gris. Fué uno de esos falangistas que acapararon todos los puestos de funcionarios, excelentes sueldos y escaso trabajo, que les permitió que sus hijos accedieran a la universidad y de allí a todo el entramado del Estado, fiscales, jueces, registradores de la propiedad (!!) abogados del estado, notarios (el hijo de mi jefe), he dicho registradores de la propiedad para que se vea claramente de qué generación hablo (segunda) y sí efectivamente vamos por la tercera con una justicia inútil, de muy difícil acceso y corruptamente endogámica.
    Tercera generación que reclama su trozo del pastel que proporciona la corrupción política. Y al que intente meter las narices lo mandan al contenedor marrón. Ojo y no hablo solo de partidos de ultra derecha como los de la foto de Colón.
    Feliz domingo, un fuerte abrazo.

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    1. Tercera generación pujante y sin complejos, reivindicando para sí lo que saben suyo.

      Ya no les avergüenza nada: se lo hemos puesto tan, tan, tan fácil…

      Jueces y registradores, herederos de imperios económicos, cúspide del entramado social. Son ellos. Y lo quieren seguir siendo.

      ¿Cómo soportar que nadie ponga en duda lo que papá hizo por España y por Dios?

      Demasiados complejos por esta parte, demasiadas concesiones en aquel momento o demasiado miedo al poder real que aún mantienen, al cabo, demasiadas trabas para poner fin a algo que parece que no acabará nunca.

      Ni verdad, ni justicia, ni reparación.

      Solo vergüenza.

      Fuerte abrazo, amigo. Malos tiempos aquellos para ondear una bandera roja: él tenía razón.

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  5. Así es, totalmente de acuerdo..
    Y para rematar , cuando estos energúmenos se manifiestan ,la derecha argumenta que están en su derecho libre de manifestar sus ideas , eso sí, para quedar bien ,añaden que aunque ellos no lo comparten,vox si, por supuesto y la Payusa llamaría a esto libertad, porque esta mujer no sabe distinguir entre libertad y dictadura para ella todo son cervezas y bares…
    Y si,parece mentira que este tema , tan bien relatado por ti, este todavía abierto lo que no beneficia para nada al progreso de nuestro pais.
    La derecha calla y sabe que tiene a jueces y empresarios fascistas en sus filas.
    Yo todavía no me explico por qué no se quito al dictador del Escorial y se prohibió los símbolos fascistas etc….en el mismo año que se restableció la democracia no me lo explico….y me indigna.
    Un abrazote

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    1. La respuesta es el miedo. Era el tiempo que era.

      Pero ahora ya no hay miedo y es el tiempo que es.

      Hace tiempo ya había llegado el momento. Ahora ya es obligatorio. Estamos en lo de siempre: verdad, reparación y justicia. Y hasta que eso no llegue todo esto no será cierto. Al menos no lo será para todos…

      Gracias Pacix!! Me encanta verte por aquí.

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  6. Si se quiere se puede. La verdad absoluta no la tiene nadie y todos tienen su verdad.

    Si se quiere seguir negando una realidad previa a la guerra, negadla. Pero existió. Y eso no fue reparado en ningún momento. Con ello no quiero decir, que el ajuste después no fuera excesivo y sangrante, solo quiero decir que existieron otros daños.

    Las demagogias del color, los símbolos, negar que la derecha como decís se arroga el derecho a salir a la calle…..todo eso me parece superficial….y los apellidos «fascistas» por el simple hecho de no votar izquierda es de cole.

    Respeto, por favor….en eso se basa la democracia.

    Y si te quiero bien y a muchísimas personas que uedan opinar como tú…..pero eso no quiere decir que este de acuerdo en todo cuanto opinas…..bastaría más!!

    Besos y ….volveré

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  7. Evidentemente el diálogo siempre es muchísimo mejor que la lucha….yo solo pienso que los periodos de guerra y dictaduras cuando acaban hay que cerrarlos bien para no dejar nada antidemocrata en un país democrático, creo que esa forma hubiera hecho a nuestro país más libre y más rico, más libre porque no habría fascistas reivindicando la dictadura y más rico porque todo el dinero que robaron los fascistas hubiera sido devuelto al pueblo.

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