La preciosa virtud de la castidad

El papa Francisco está definitivamente echado al monte.

Gracias a Dios, sus lectores somos cada vez menos y, de los menos, casi la mayoría lo hacemos como simple divertimento, para jactancia y alborozo, como si dijéramos, pues tamañas necedades dichas en tono tan doctoral mueven a la más saludable de las risas.

Cansado, se ve, de guerras y pobrezas que, bien pensado, deben resultar un coñazo para la testa coronada de Su Santidad, estos últimos días le ha dado por meditar sobre el sexo. Nos hacemos cargo, pues pocas otras ocupaciones deben asistir ahora al sumo pontífice, cuando el mundo gira apaciblemente a su alrededor, como si las aguas no fueran a salirse nunca de sus cauces.

Y claro, te descojonas.

“La castidad vivida en continencia —ha escrito—permite que la relación madure gradualmente y en profundidad”. Ahí lo tienen.

Claro, piensa uno, que si no follan tendrán que hablar de algo. Y a lo mejor entre plática y plática la cosa del noviazgo se envuelve en un halo de amor sempiterno que compite con las bajas pasiones hasta vencerlas.

Pero no lo creo.

Hago constar que me refiero a las ganas de sexo como “bajas pasiones” por situar su centralidad de cintura para abajo, no porque haya yo encontrado bajeza alguna en apaciguarlas dando rienda suelta a todos los instintos que la imaginación humana sea capaz de materializar en un polvo.

Esto me recuerda (el Santo Padre lo pasa por alto en este documento sin parangón) que esto de las ganas de practicar sexo (y la bendición de conseguirlo) no excluye ninguna de las combinaciones posibles entre seres humanos (entre seres), cabiendo chica con chica, chico con chico, chica con chico, chico con chica (según quien se ponga arriba), chico con cabra y chica con perrito pequinés u otras razas, según las preferencias; y que no tienen por qué ser entre elementos tomados de dos en dos, pues en la ecuación caben posibilidades infinitas según las apetencias de los practicantes. La única combinación que encaja mal (igual también yo soy un antiguo) es la de cura con menor que, además de un delito, es una abominación indigna de un ser humano de la que el Papa también se ha olvidado en sus notas. Las combinaciones con menores, en términos generales, encajan muy mal. Que, por otra parte, curas, monjas, frailesas y frailes, abades y abadesas, pueden hacer lo que les salga del moño entre adultos sin que por mi parte haya nada que opinar al respecto.

(Anoto aquí por si sirve de referencia que la Conferencia Episcopal Española ha renunciado esta semana por boca de su secretario general, Luis Argüello, a participar en la comisión de investigación sobre los abusos sexuales a menores en la Iglesia dirigida por el Defensor del Pueblo. Tampoco abrirá sus archivos de forma generalizada, ello so pretexto de que, siempre según Argüello, es injusto que se investigue solo a la Iglesia por abusar de menores, cuando todo el mundo lo hace y aquí nunca pasa nada… se ve —esto último de mi cosecha—.)

Dicho lo anterior, analizar el empeño de la Iglesia en que la gente no lo pase bien, o pretender que pasárselo bien excluya las relaciones sexuales y comprenda únicamente el limitado abanico de posibilidades que brindan la luna, las estrellas y los poemas de Pablo Neruda, conduce a la melancolía.

Ofrecer “una vida de castidad en continencia” y sufrimiento como recto camino hacia otra que es “morada sin igual”, en palabras de Jorge Manrique, es antigüillo, por más que el Papa, dada su provecta edad, hubiera perdido ya los apetitos y encontrase en ese estado de reposo del Santo Miembro la paz espiritual que parece pretender para la humanidad. Supongo que cualquiera que lleve veinte años casado le podría explicar un par de cosillas en las que, por mor de las circunstancias del celibato al que le obliga su credo, el buen hombre no haya caído.

Porque el documento no se refiere tan solo a jóvenes libertinos y libertinas que pudieran andar por ahí follando como micos, no. Es mucho más risible. Hace también alusión a la «rectitud moral de la sexualidad dentro del matrimonio» (¿?) y aconseja como vivirla a divorciados y personas que viven en pareja (¿¿??).

Este santo varón hubiera arruinado la carrera del mismísimo Sigmund Freud, amén de condenar al ostracismo a generaciones y generaciones que, afortunadamente, aprendieron a vivir su vida como les venía en gana haciendo oídos sordos a majaderías de semejante calibre, repetidas, por cierto, hasta la saciedad, en confesionarios, misas y sacristías.

Y amenaza con más: se lo ha tomado en serio. El documento, que lleva por sencillo título “Itinerario catecumenal para la vida matrimonial del Dicasterio* para los Laicos, la Familia y la Vida” (dicasterio, laicos, familia y vida, todas con mayúsculas) anuncia en su prólogo una segunda parte con métodos pastorales concretos para parejas no casadas.

Entre estos métodos pastorales se me ocurren el pádel, el dominó, el Trivial, el julepe y la mansa lectura de los Evangelios, pues no concibo muchos más sustitutivos del sexo para las tórridas tardes del verano. Pero habrá que esperar a cuando el texto vea la luz para conocerlos en definitiva y, claro, para saber que métodos pastorales concretos se van a establecer para que la clerecía deje vivir a la infancia con el rabo alejado de sus genitales.

¿Y queríamos la efectiva separación de la Iglesia y el Estado?

¡Pero si no nos dan más que alegrías!

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

* ¿Qué coño será eso del dicasterio? Lo iba a mirar en la Wikipedia, pero me ha entrado una pereza…


9 respuestas a “La preciosa virtud de la castidad

  1. A ver si va a ser cosa de la próstata!!!!
    Ya era hora que alguien apelará (del verbo apelar no de pelar que tan al caso viene) a la contención.
    En este mundo, con guerra a las puertas de Europa, con una involución manifiesta de todo lo social…..pues ahora lo mejor para no perder los nervios son las fórmulas tradicionales y constatados….que mejor que laminar la líbido , la esperanza de ser felices en el pecado….
    En fin que no somos nadie y cada vez es menos lo que podemos hacer…..que tiempos, compañero!!!!

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    1. Tremenda solución esta de la castidad para lo que se nos viene encima.

      La contención, esa gran amiga: en la gasolinera, en el supermercado… y en casa, a la hora de encender la luz y a la hora de acostarse: pronto para apagar enseguida, pero tarde para no caer en la tentación…

      En fin, que menos mal que tenemos ahí esa guía espiritual para no sucumbir a las cosas de la carne (con el precio que tiene).

      ¡Qué tiempo, compañero…!

      Fortísimo abrazo.

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  2. Tengo que decir que soy creyente de algo, lo que no soy es practicante, no me me convence un señor que predica y no cumple lo que predica, en primer lugar pienso que ser cura deberia ser un oficio mas , un señor que puede ser cura y estar casado o no segun le plazca y por que no puede ser una mujer cura? posiblente fuesen mejor que bastante curas y si puede ser monja? pues no, bastantes mas personas creyentes o no irian a escuchar la palabra de Dios, pero por algo que no entiendo el sistema que utilizan es el contrario si no vas a misa eres un ereje, los que vivimos en pueblos pequeños cuando en ocasiones vamos a misa como es mi caso el señor cura siempre la misma cantinela aquel que no va a misa es mala gente sin embargo los que asisten puntualmente todos los domingos son casi santos y puedo garantizar por que aqui nos conocemos todos que la mayoria y una mayoria muy amplia los de golpe en pecho se puede decir que de buena gente muy poco, sera lo del golpe en pecho para que se le limpien los pecados, por que el señor que echa todos los domingos al cestillo 20€ se los quita al dia siguiente a su trabajador o a cualquier proveedor que se gana la vida trabajando, como que no se entiende que el domingo escuche que ser solidario y el lues les reste lo que el ha echado al cestillo.
    hay dichso en la calle sobre los curas y creo son ciertos
    pan para mi que los santos no comen
    los curas piden para Dios y no dan ni a Cristo

    Algo ha tenido que cambiar de la palabra de cristo no se si es la original por que si es cierto la historia de los Borgia se utilizaba y no para hacer el bien.

    Buen domingo

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    1. Yo, que no soy creyente de nada, y que veo lo que cuentas (o más bien lo escucho, porque no suelo compartir momentos de golpes de pecho), no puedo más que volverme loco asistiendo al espectáculo de la práctica de estos ritos medievales que aún se estilan.

      Ese aparato desmesurado que rige los destinos de la Iglesia, de verdad, que mueve a risa. Y esas reflexiones profundas sobre aquello que, ni conocen, ni están llamados a conocer sino a través del pecado, hacen que me descojone.

      Anacrónicos, obsesionados por el sexo, avaros, mentirosos, cultivadores del odio, no me gustan. No me gustan.

      Eso que pasa en los pueblos (donde todo el mundo sabe quién es quién) debe ser lo mismo que suceda en las ciudades, en el anonimato. Aunque ahí los billetes de 20 deben ser menos: nadie sabe quién eres y, por lo tanto, para qué ponerlos en el cepillo?

      Un abrazo fuerte, amigo.

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  3. Si señor, el Papa en su infalibilidad, ha vuelto a estar acertado, la castidad y la contención, son cosas muy bonitas y sobre todo a su edad y casi a la mía. A mí me gustaba eso de los placeres carnales, porque se conocía gente y eso de la sociabilidad, pues no está mal.No sé si ayuda como cristiano, pero se sale de la monotonía.
    La alegría que se hubiera llevado mi llorado Javier Krahe, al saber que por una vez coincide con el Papa, tan Ateillo él.
    Que le puso música y todo y quizá el Vaticano pueda aprovecharla para su institución y cruzada por tan nobles valores.
    «No todo va a ser follar, también habrá que cruzar Núñez de Balboa y coleccionar sellos de
    Nigeria».
    Cantaba a voz en grito.

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    1. ¡No todo va a ser follar!

      También habrá que hablar de algo, hombre: «La noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos…» ¿No es eso mil veces más bonito que «en esta casa se folla, estés tú o no»?

      Krahe supo verlo enseguida, como el mismo Papa.

      Nunca sospeché que los encontraría de acuerdo en algo…

      En fin, dejémosle que nos siga deleitando con sesudos textos. Pocas ocasiones nos da este mundo ya para la risa. Y Aristóteles estaría encantado de que la propia cabeza visible de la cristiandad terrena fuera una de ellas.

      Un abrazo enorme.

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  4. Pero.. ¿cómo…? ¿Todavía no le ha puesto a este hombre una pista de petanca en Castelgandolfo? Un error. Lo que Jorge Mario necesita es un entretenimiento acorde a su edad que le mantenga cuerpo y mente en danza sin necesidad de recurrir a la libido ajena, que de Papas rijosos va sobrada la historia.

    Con lo echao p’alante que parecía el hombre y se descuelga como capellán de la caspa y hurgador de los bajos fondos, cual Rouco Varela con deje argentino.

    Salud.

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    1. De todas maneras, al que ya de joven las escribía y con cierto éxito a juzgar por hasta dónde ha llegado, tampoco se le puede pedir que adquiera la cordura junto con la senilidad, así que sigamos leyéndole y llorando con él las penurias de la carne.

      ¡Cuánta cretindad tendremos que soportar más!

      Fortísimo abrazo

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