
— Hija mía, qué calor.
— ¿Dónde está Pedro?
— Pues con tu marido en el chiringuito, ¡dónde va a estar, si no sabe más que beber cerveza!
— Detesto Santa Pola.
— Los niños disfrutan tanto…
— También detesto a los niños.
— Qué cosas dices, Mari.
— Pues lo que oyes. ¿Habéis votado por correo?
— No, no, para el 23 ya estamos en casa. Solo hemos alquilado 15 días, no daba para más.
— Nosotros hemos votado ya. Mi marido a Vox, el gilipollas. No sé qué cree que le van a dar esos. Pero está encoñadísimo con eso de derogar el sanchismo. Como el pobre no lee…
— ¿Y tú?
—Pues a Sumar, ¡a quién va a ser!
— Pero eso es como Podemos ¿no?
— Es como Podemos pero sin el tonto de los cojones de Pablo Iglesias dando la murga todo el puto día.
— Nosotros no sé qué haremos todavía. Pedro dice que al PP.
— ¡Puagg! ¿A ese sinfuste vas a votar? ¡Pero si le tiene que pedir permiso a Ayuso para sacársela!
—Es tan aseadito… Y sale tan mono en la foto… No me digas que no parece un nene de comunión.
— ¡Vamos, no fastidies! ¿Qué te va a dar ese?
— Hija, no sé, lo que todos. Y quitar lo del solo sí es sí, que mira la que han liado.
— ¡Pero si eso ya lo han quitado! Y, ya que se ponen, lo de la eutanasia, lo del ingreso mínimo vital… esas cosillas ¿no?
— Si no digo yo que no hayan hecho cosas buenas, pero es que el sanchismo…
— Pero ¡¿qué coño es el sanchismo?!
— ¿No ves la tele?
— ¡Y tanto que la veo! Pero no a Vicente Vallés, que pareces nueva.
— A mí es que me hacen un lío entre todos. ¿El PP, qué quiere?
— Pues no se sabe. Está tan preocupado por parecerse a Vox para que no le quiten votos que ya no sabe ni lo que quiere. Pero, de momento, lo que tú dices, derogar el sanchismo, como si eso fuera decir algo.
— Pues mi Pedro también lo dice.
— ¡Pues otro atontado! Igual que mi marido. No os entiendo, hija mía, no sé qué problema le veis a este Gobierno. Mira cómo está el chiringuito de gente, los pisos petados en toda la costa, igual que los hoteles, la peña venga a pasárselo pipa, y todos pensando que hay que terminar con esto.
— ¿Y la reforma laboral, qué?
— Eso, ¿qué?
— ¡Pues que es una mierda!
— ¿Segura? Porque ahora estos jetas dicen que es de Fátima Báñez y que no la van a derogar. Creo que es lo único. Han debido ver que funciona eso de que los contratos sean fijos. Y las cifras del paro cayendo. Pero bien que la votaron en contra. Bueno, todos menos uno ¡y dijeron de todo! ¿Quién te ha dicho a ti que es una mierda?
— No sé… Lo dicen todos. Y como mi Pedro ya era fijo en la fábrica, no hemos notado nada bueno.
— ¡Madre mía! Tú a lo tuyo. No hace falta pensar mucho, ya lo veo.
— Es que luego van a indultar a Puigdemont, igual que a los otros…
— ¿Segura?
— Eso dice Feijóo.
— Este tiene una imaginación poderosísima. Solo sabe hablar de ETA, de separatistas y de bajar los impuestos. ¿Tú has pensado en cómo estaba Cataluña y como está ahora? A lo mejor tanto indulto está sirviendo para cosas… Pero ¿ya sabemos lo que va a pasar con Puigdemont y qué van a hacer los jueces con lo suyo?
— Pues no.
— Pues eso. Feijóo tampoco lo sabe. Pero como no tiene vergüenza, suelta lo que le da la gana. Puigdemont va a ser el nuevo Bildu, ya verás: toda la puta campaña hablando de su indulto.
— A ti es que parece que te gusta Sánchez. ¡Que es un mentiroso, Mari! Que decía que no iba a poder dormir con Podemos en el Gobierno y mira dónde los tiene.
— ¡Y a lo mejor no ha dormido! Pero ¿qué querías? ¿Unas cuartas elecciones? Tuvo que hacer lo que tuvo que hacer y no ha ido nada mal con el primer Gobierno de coalición de la democracia.
— Ya, ya, pero gobernar con Bildu…
— Y dale con eso de gobernar con Bildu… que yo sepa no ha habido ministros de Bildu, y votando a favor de las restricciones sanitarias en la pandemia no creo que hayan matado precisamente a nadie. Además, no sé qué diferencia ves entre los de Bildu y los de Vox.
— Mujer, no es lo mismo.
— Tú me dirás por qué. Terrorismo etarra contra genocidio franquista. Los dos tienen un pasado bien turbio, no te digo yo que no… Solo que los de Bildu no están defendiendo a Eta y los de Vox parecen encantados con su generalísimo.
— ¡Qué exagerada! ¡Genocidio franquista!
— Pásate por el Valle, a ver con qué te encuentras.
— Mira, que no me convencen ni unos ni otros.
— Ya. Te convence lo que te convence.
— Y ¿qué me convence?
— Derogar el sanchismo. Os han convencido de verdad de que Sánchez es un presidente ilegítimo y que hay que desokupar la Moncloa, como dice el cartel ese infame de los aprovechados de la empresa de desalojos.
— Pues sí.
— Pues… tú sabrás lo que haces. A mí no me la dan.
— Qué intensa te pones, Mari. Te va a dar un ictus o algo. ¿Qué te ha parecido la boda de Tamara?
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Joder que pereza…
Esos diálogos veraniegos tuyos…
Intenta que te lo publique el ABC, sería muy útil para espabilar ignorancias.
Nada que añadir… Lo triste de todo ésto es que los que quieren derogar el Sanchismo o mandar a Sánchez a Marruecos, son los herederos de los que publicaron los planos del submarino de Isaac Peral en el ABC de la época. O los que defendían y tapaban las corruptelas de la Infanta Cristina. Iglesia, esa empresa de pederastas, «nobles» y otros delincuentes de yate y corbata, los «patriotas» que le dan una patada a España y la mandan para atrás una y otra vez.
Últimamente no paran de salirme en FB gestas españolas tipo Blas de Lezo, supongo para que nos sintamos orgullosos al estilo vox.
Yo también me siento orgulloso pero de otras cosas:
La guitarra de seis cuerdas o guitarra española.
Las papas (patatas), alubias, azúcar (caries), chocolate, pimientos, tomates, café, tabaco.
La aceptación e importancia que tienen éstos productos en el mundo es incalculable. Mucho más que ver al payaso de Abascal con un casco de los tercios de Flandes.
Y a la inversa, el arroz, las vides, el ganado porcino. Desde Perú hasta México no hay plato donde no esté presente un cono de arroz.
Ese es el peso histórico de nuestro país en el mundo.
Tengo una amiga colombiana que hace años, un día, me dijo que los españoles no sabíamos cocinar el arroz. Estábamos en Amposta en pleno Delta del Ebro, ya cambió, pero se me quedó como ellos asumen el arroz como algo propio, no sé si me explico.
Nuestro jamón, herencia romana, es algo maravilloso, la ignorancia es tan nuestra como el, no se puede tener todo.
Feliz domingo, abrazos.
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Supongo que es más fácil identificar a la patria con Blas de Lezo que con el anónimo inventor de la fregona o el descubridor de los huevos rotos.
Estos bobos a los que se nos saltan las lágrimas cuando vemos triunfar a un cocinero que monta chiringuitos junto a las catástrofes no vamos a estar nunca a la altura de los que enarbolan banderas imperiales luciendo pollos que no irán a la cazuela.
El legado cultural no pasa por la industria de las armas, ni por la toma de Perejil al amanecer. Es intangible. Tan intangible como la patria misma. Es incoloro, inodoro e insípido. Y para sentir orgullo de ser su heredero hay que haber leído demasiado. No cabe en un tuit.
¿Cómo explicamos que derogar el sanchismo no quiere decir nada o que, si quiere decirlo, significa traicionar a la patria?
Su puta patria que se la coman con algo fuerte. Yo me quedo con la nuestra. Aunque ya te anticipo que la defenderé frente a un cocido montañés en la subida de Potes, y no ondeando banderas en la plaza de Colón.
Fuerte abrazo, amigo. GRACIAS
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Don Pelayo nunca se comió una fabada…
Feliz semana.
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Ah ¿pero ya se ha casado esa tal Tamara? … Mecachis, si no me he enterado.
Bueno, tampoco me enteré nunca de quién es.
Y no habrá sido porque me haya pillado de vacaciones, no he salido de vacaciones desde 2013, me pilló de lleno la crisis a una edad muy avanzada y la economía, la mía, no me lo permite, nunca me recuperé. Debo de ser algo tonto, veo al país entero de vacaciones, todo el mundo quejándose de los desorbitados precios pero nadie se priva.
Tengo más motivos que nadie para pensar aquello de “todos son iguales” pero no sale eso de mí, soy tan tonto que pienso en lo de todos, que me preocupa la sanidad pública mientras mi hijo (pago yo, claro) acude en Madrid a una clínica privada para operarse porque la pública le amenaza con atenderlo dentro de un año o más.
Soy tan tonto que sueño con una universidad pública de calidad, al alcance de todos (qué gran falacia), de la que salgan los jóvenes bien formados, capaces de ganarse la vida, capaces de defenderse en un mercado “lleno de oportunidades” (es un sueño, medio siglo de democracia y seguimos siendo un país sin oportunidades, un país de albañiles y camareros, ladrillo y turismo, y en cuanto falla uno de los dos … crisis).
Soy tan tonto que me preocupo por los homosexuales y ese otro montón de conceptos de identidad sexual que ni siquiera tengo claro, como si fuera conmigo, machote como yo solo.
Soy tan tonto que no odio a los nacionalistas, catalanes o vascos, tan tonto que hasta me parecieron exageradas las condenas del puñetero Procés, tan tonto que me he olvidado de ETA.
Soy tan tonto que no odio a los inmigrantes, que han venido por millones o cientos de miles, ni siquiera lo sé, para reventar los sueldos de albañiles y camareros y llenar las calles de nuestras preciosas ciudades de miedo y miseria, con lo que eso duele.
Soy tan tonto que nunca me pregunto qué me dan a mí éste, ése o aquél, sólo me pregunto si quieren el mismo mundo que yo y cómo piensan llegar a él.
Soy tan tonto que el día 23 votaré a gente que no me va a dar nada. Soy tan tonto que no soy de Vox (o PP, da igual).
Disfrutad los dichosos las vacaciones pero no os queméis, sobre todo el día 24.
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Bravo
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Inmigrantes, maricas, usuarios indolentes de los servicios públicos universales, independentistas, jóvenes universitarios con oportunidades… ¿¡Y no sabes que Tamara se ha casado!?
¿No serán las Tamaras las que más y mejor representen exactamente todo aquello a lo que aspiramos, y por lo que jaleamos a abascales y feijóoes, en la certeza de que votándolos alcanzaremos la dicha que hasta aquí nos hurtan?
¿Igualdad? ¿Justicia? ¿Proporción? No cabemos todos ahí arriba. Ahí de donde aspiramos a ser parte queremos estar sólo los elegidos. No caben ideologías, conciencias de clase, aceptación de las diferencias (ni sexuales ni étnicas, ni de pensamiento), ni cabe más color que el uniforme.
Por eso somos de Vox (o del PP, da igual).
Muy tonto serías si lo fueras…
GRACIAS, AMIGO. Fantástica reflexión.
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