Esta es la historia lamentable de una barbaridad. Y el relato aun más trágico de como se asumen algunas tradiciones como soportables según provengan de sectores privilegiados de una sociedad que se niega a que sus sectores privilegiados lo dejen de ser.
Nos gusta que nuestros niñatos de papá lo sigan siendo. Nos gusta que nuestras niñatas de papá (en estas esferas las mamás pintan cuadros) tampoco dejen de serlo. Ellos representan en futuro de las que serán las clases dominantes. Son vomitivos en toda su naturaleza, pero los asumimos como el mal menor de nuestra forma de estar en el mundo.
Va a tener que pasar algo enseguida. Y va a tener que pasar solo. Porque para nosotros está todo en orden: ellos gritan ¡putas, os violaremos en cuanto salgáis de vuestras madrigueras! Y ellas responden: pobrecillos, lo dicen sin mala intención.
Y la vida sigue. … More Una bromita de nada