Domingo de Ramos
No es nuestro señor Jesucristo, es Carles Puigdemont el que aparece montado en un asno este Domingo de Ramos por la T2 del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-el Prat.
La puerta de salidas de la terminal, convertida para la ocasión en Puerta de la Misericordia de Jerusalén, como así estaba escrito en la profecía de Zacarías, atestada de fieles devotos que cantan el salmo ‘bendito el que viene en el nombre del Señor’.

Y ¡oh prodigio!, Carles Puigdemont viene ya resucitado de Waterloo. Su ‘semana de pasión’ viene de octubre de 2017; sus cuarenta días con cuarenta noches no han sido en el desierto y el Diablo no ha intentado seducirlo en el monte de la Tentación. Todo mucho más prosaico. Sus manos gordezuelas (síntoma de escaso ayuno), bendecirán a la muchedumbre sin debilidad.
Así que no, no tema por su vida. Viene ya resucitado o lo hará de nuevo al tercer día, después de que Félix Bolaños (otrora quinto prefecto de la provincia romana de Judea), se haya lavado las manos y de que Pedro (sí, sí, Pedro) lo haya negado tres veces a las puertas del Congreso.
¡Y no! No es tampoco el reo Barrabás, del que la multitud reclamará perdón. Se guarda esta prebenda para Alberto González Amador quien, por ser novio de Isabel Díaz Ayuso y no por sus barrabasadas, sufre persecución y acoso de publicanos(*) sin escrúpulos, empeñados en hacerle pagar sus impuestos. No. El perdón de Puigdemont (discúlpeme la rima) vendrá de lo más Alto.
Al circo enviaremos a Koldo, o a su ministro y, todo lo más, a María Magdalena, que ya es sabido que la mujer del César no solo ha de serlo, sino parecerlo, como así sentenciara en su día Julio Cesar para quitarse de encima a Pompeya, probablemente por puta aunque las crónicas cuentan que la muchacha era una santa.
La Cátedra de San Pedro está en otras cosas en estos días, intentando quitarse de encima el mal de ojo que le vienen echando unos curas toledanos clamando al cielo por su pronta salvación, así que poco se espera de ella en esta santa cruzada por la libertad. Tendremos que dejar el asunto en manos de Miguel Ángel Rodríguez, ángel de la guarda y dulce compañía de Libertas (diosa romana de la libertad), en el bien entendido de que Marcelo abandonó hace días a la persona que Dios le asignó para que guardara y se convertido en ángel non grato para causas de mayor enjundia.
Miguel Ángel Rodríguez triturará medios y hará virales bulos de todo orden blandiendo la espada de fuego del arcángel Gabriel, mientras el Cristo de la Buena Muerte recorre en procesión las calles de Málaga a hombros de los legionarios de la compañía de honores del Tercio Duque de Alba.
(¡Qué antiguo todo, Señor!)
¡Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas: ruega por nosotros!
¡Diosa de la libertad: ruega por nosotros!
¡Miguel Ángel Rodríguez Bajón: ruega por nosotros!
¡Pompeya: ruega por nosotros!
¡Carles Puigdemont i Casamajó: ruega por nosotros!
¡Papa de Roma: cuídate mucho!
¡Pedro! ¡Pedro! (Pronúnciese en modo Penélope Cruz.)
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! (San Marcos 11:9-10)
(Estos lodos de Gaza… ¿vendrán de aquellos polvos?)
¡Cuánto bien nos han hecho aquellas clases de Religión en blanco y negro que nos impartieron cuando niños!
¡Qué bien se entiende todo!
El dibujo es de mi hermana Maripepa
(*) Publicanis: recaudadores de impuestos en el Imperio Romano.
Buen día, has estrenado, hay que seguir las tradiciones.
No sé nada, Díaz Ayuso está en Chile dando conferencias diciendo lo bueno que es pagar impuestos. Ella lo dice con conocimiento de causa, toda la familia, hasta el nivel cuñada, se están forrando del erario público. Si nadie pagase impuestos de qué vivirían ellos.
De la Semana Santa procesiones y tal, he vivido la de Cádiz muy desde dentro, un amigo que es mi familia, es capataz de cargadores, la verdad todo eso tiene que ver poco con la religión y más con la posición social, capirotes, varillas, cruz de guía, mantillas y cofrades, para un ateo como yo, eso de sacar pasos es un espectáculo, por mucho que se prohíban alardes como levantar los pasos de palio al grito de: al cielo con ella.
Estoy muy perplejo sobre el valor de la vida humana y sus diferentes niveles.
Me explico, porqué todo el mundo se vuelca en dar el pésame a Rusia por el atentado. Si a los cinco minutos Rusia ha lanzado un montón de misiles y drones sobre Kiev y no reparten precisamente mazapán. Justo el día anterior Rusia había vetado una resolución de UN con un alto el fuego en Gaza. Por insuficiente y reprochando los vetos anteriores de EEUU. Una locura.
Ésta mañana escuchaba a una escritora Ruandesa hablando de como se gestó el genocidio de 1994, hablaba de la década 60/70 de ese siglo y la responsabilidad que tuvo Francia y la iglesia en la división en Utsis y Tutsis. Luego aquello acabó en lo que acabó.
Esos países, incluida Rusia y China que siguen explotando de forma exhaustiva los recursos de África mientras dejan morir en el mar a personas que huyen de las guerras que provocan esas explotaciones.
Sin solución de continuidad me he tragado toda la intensidad del drama de las residencias con los ancianos. Ayer miré que porcentaje de Madrileños había dado mayoría absoluta a Díaz Ayuso, un 37% del total.
Pero como el «asunto» de las residencias no ha provocado alarma social, culpables somos todos. La rutina de funcionamiento es, desayuno, aparcado en un salón tragándose a Susana Griso, comer, una comida a veces infecta, más salón más TV, cena y a dormir. Así se espera plácidamente la muerte, se iban a morir igual, frase lapidaria de Díaz Ayuso antes de subirse en el Maserati pagado con comisiones y delictivos apaños fiscales.
De Puigdemont hay poco que decir, por mucho ruido que haga, no tiene mucho que rascar en Cataluña, excepto los muy fieles de la alta burguesía catalana, el resto está cansado de el. No hay que olvidar que Puigdemont es muy de derechas y Cataluña no.
Nos criamos con las películas de Hollywood que separaban claramente a buenos y malos.
A éstas alturas ya ha caído todo el decorado de cartón piedra. En realidad todos son malos y estamos absolutamente desamparados. Hay demasiado cinismo. Roig dijo que si no subía precios se iba a la ruina. Plafff 40% de incremento en los beneficios. Cinismo en estado puro, así todos. El aceite de girasol sigue con un incremento del 45%.
A veces me gustaría qué, de verdad, la tierra fuera plana y caerme por el borde.
Feliz Semana Santa abrazos.
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En efecto, la vida es un bien cultural y su valor depende de del momento, del territoriio, de las circunstancias.
La mayor parte de las madres de nuestra generación y la práctica totalidad de nuestras abuelas tuvieron más de cinco partos y conservaron a penas tres hiijos: la guerra, el tifus o un accidente laboral de esos que todavía están de moda.
En Méjico una reyerta no sale en la tele si no hay al menos cinco muertos y en Gaza la muerte es la norma.
Aquí, por el momento, la vida vale mucho: aunque la comida vale más no falta en ninguna mesa (o en casi ninguna) a pesar de que la suban hasta el absurdo a mayor gloria de los beneficios absurdos de quienes tratan con ella y la converten en su negociado.
De la geopolítica casi prefiero no hablar demasiado. No sé si no empiezo a estar hasta los huevos de oír un día sí y otro no, que hay que armarse hasta los dientes y dedicar más dinero de los presupuestos a prevenirnos contra el mal.
Así que seguiré con atención la venida de nuestro Salvador, a ver qué son capaces de hacer con él los catalanes que, si es verdad que no son mayoritariamente tan de derechas, también lo es que la burguesía mantiene un poder inmenso en sus instituciones…. lo veremos: no tardando tanto.
Un abrazo fuerte, amigo. GRACIAS
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“Te voy a meter un puro …” decía el guiñol de MAR. Han pasado más de 20 años y sigue igual. Qué bien se conserva. Lo que hace el alcohol.
Domingo de Ramos. Han pasado más de 20 siglos (es un decir) y todo sigue igual. Sí, qué bien vinieron aquellas clases de religión, jajajaja. Y lo dice un exento. Qué claro está todo.
Pues nada, que siga el espectáculo.
Es curioso ver como se mezclan cosas que en tantísimo tiempo no cambian nada con cosas que cambian en tan breve espacio de tiempo. Hoy día, cuando todo sucede a velocidad vertiginosa, cuando cada noticia es tapada por otra a los pocos días, resulta llamativo que sigamos repitiendo, conmemorando o rememorando año tras año, lustros, décadas, siglos, estos ritos. Qué enorme fuerza tiene la religión. Qué necesidad tiene el hombre, qué desamparo siente sin ella. Qué torpe es ser inteligente, qué inconveniente.
Entre tanto, el espectáculo de lo vertiginoso continúa, se suceden las noticias (todas malas, las buenas no interesan o no las hay), las imágenes, las declaraciones, los bulos, los ataques, los insultos, las amenazas, las acusaciones … vaya semanitas hemos tenido en el Parlamento y el Senado. Mira tú, el Senado, si casi se me había olvidado su existencia.
Y el tal Puigdemont, que me importa un pito, convertido en Mesías. Ahí sigue.
¿Se quedará por mucho tiempo? ¿Se convertirá esto en uno de esos hechos, uno de esos ritos que perdurarán por los siglos? Ya decía Marco Antonio Aguirre: dentro de millones de años el sol se apagará y todo acabará. Bueno, todo menos el proces.
Igual la broma termina no siéndolo.
Yo no he estrenado nada hoy, hace tiempo que no estreno. Aun así, vengan fiestas, que la gente se mueva, que se llenen las terrazas, los bares si llueve, los hoteles, que nos visitemos, que nos recordemos. Son fiestas y a eso no hay que ponerle pegas.
Felices fiestas, pues.
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La Iglesia ha conseguido lo inexplicable. Y ahí sigue, contra viento y marea, contra la inteligencia, contra el conocimiento, contra internet…
Aquella vieja necesidad de dar respuesta a las grandes preguntas, se ha quedado para lo espiritual, porque nadie acierta a preguntarse como el novio de Ayuso sigue en libertad, y la muchacha en el cargo.
Solo aquello de ‘quién somos’, ‘de dónde venimos’ queda en lo espiritual y desfila por Málaga al son de la cancioncilla del valiente legionario que era novio de la muerte.
¿Devoción? Casi seguro. ¿Espectáculo? Eso seguro. Ahora Puigdemont se suma a la charada, pero la charada no tiene final.
Estoy contigo: que vengan fiestas, que la gente se alegre, que se mueva el mundo… luego, después del paréntesis, seguirá la vida.
Un abrazo enorme. GRACIAS
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