Ayer se jugó la Champions.
Ganó el Real Madrid. Van 15, se ve.
Magnífica noticia para la afición.
A mí, realmente, me importa un huevo, pero un observador avisado de la realidad no puede estar ajeno a según qué grandes acontecimientos planetarios.
Tengo para mí que la Champions, la de verdad, se juega entre el 6 y el 9 de junio, en cada rincón de Europa, según la legislación de cada país. Pero no, se jugó ayer, el día 1. Y ganó el Real Madrid.
Como el fútbol y la vida se parecen (así lo certifican los entendidos y así lo rubricó aquel presidente zafio de la Federación Española que se agarraba los huevos cuando metía gol la selección femenina en actitud de gritar ¡toma, toma! —O gritándolo—), decía, como el fútbol y la vida se parecen, el entrenador del Real Madrid nos dio unas lecciones de vida, sin pretenderlo, al explicar la dieta de sus jugadores antes del partido a base de brócoli, salmón y macarrones.
Sabemos de buena tinta que Feijóo no come brócoli. Sus compuestos sulforafanos reducen la inflamación y el estrés oxidativo y es rico en vitamina C. Milei lo aplica a su motosierra por lo de prevenir la oxidación, porque se ha hecho un lío con las recomendaciones del producto y su modo de empleo; pero Feijóo ni lo prueba: oxidado como está por dentro y por fuera, se ha confundido con todo y ha pensado que con solo atacar a Pedro Sánchez y ya perdida su Champions personal el pasado julio, va a ganar la europea. Acaso algunos macarrones, fuente de carbohidratos, le hubieran ayudado a evitar picos y caídas de su estado de ánimo, pero tampoco parecen estar incorporados a su dieta porque los carbohidratos ayudan a mantener los niveles de glucosa en sangre y eso siempre va bien al equilibrio del que buen hombre carece. ¡Macarrones, Alberto! ¡Macarrones, hombre de Dios! …Aunque solo sea para no confundir la amnistía con el tocino.
¿Ven? El papa, por ejemplo, no come Salmón. Se dice del salmón, y así lo confirma Carlo Ancelotti, que su riqueza en ácidos grasos omega-3 reducen la inflamación y el riesgo de enfermedades cardíacas y las santas gónadas papales debían andar bien hinchadas cuando afirmó que eso de cotillear es cosa de mujeres. Igual sí es verdad lo de que en los seminarios hay mucha mariconería, que también lo ha dicho, pero en la prohibición de la entrada de homosexuales en tales instituciones está la confirmación de la falta de serotonina (un neurotransmisor que mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad) en el organismo papal, a cuya producción tanto hubiera ayudado el triptófano en el que el salmón es rico. Santidad, por resumir, hay que comer más salmón.
Tampoco es menor el asunto de la siesta. Una siesta corta (20 o 30 minutos, no estas que los españoles denominamos ‘de pijama y orinal’) puede mejorar el estado de alerta, el tiempo de reacción y la precisión, amén de mejorar la concentración y la lucidez en la toma de decisiones. Eso es porque disminuye los niveles de cortisol, que es esa hormona tan mala que provoca el estrés, de la que tan sobrados andamos algunos. Podríamos aventurar así que Aitor Esteban descabeza un sueñecito después de comer cada día, cosa que parece impensable en Cayetana Álvarez de Toledo, un poner, o en Cuca Gamarra, por poner otro ejemplo.
Acertó Ancelotti con la hoja de ruta que preparó para sus pupilos y ayer los blancos le metieron dos goles a unos alemanes que juegan muy bien también a la pelota.

Con todo, la Champions se juega el domingo que viene, donde Europa corre el riesgo de perder mucho más que un trofeo. O un trofeo, a lo mejor, pero de esos que no caben en una vitrina.
Da un poco de pudor acudir al recurso del miedo a la ultraderecha. Pero ¿es que no le da miedo? ¿Imagina a un Milei rigiendo los destinos del viejo continente, a una Meloni, a un Trump? ¿A Ayuso y Abascal diciendo gilipolleces por esa boquita y dejando que las grandes corporaciones campen por sus respetos aliadas con Netanyahu a mayor gloria de Dios sabe qué tortuosos principios o qué espurios intereses?
No es broma. Equilibrios geoestratégicos, regulaciones comunitarias… inversiones multimillonarias en la agenda de protección ambiental, solidaridad interterritorial, políticas de inmigración… en las manos europeas de partidos antieuropeistas, dan miedo.
No cabe preguntarse qué hubiera sido de la agricultura española si nunca hubieran existido los fondos de la Política Agraria Común (la PAC). Sería como preguntarse qué hubiera pasado si aquel tal Poncio Pilatos no se hubiera lavado las manos.
Es cierto que las restricciones que se imponen a los cultivos son tediosas y limitantes desde el punto de vista económico para los agricultores, pero entre 2023 y 2027, España recibirá 47.724 millones de euros de la Unión por esta vía de ayudas. Tras la renovación producida para 2023 y solo este año pasado, 658.512 beneficiarios han percibido 6.295 millones de euros, según los datos que publica el Ministerio de Agricultura. ¿Sirve la Unión Europea para algo?
Las relaciones exteriores, comandadas por el español Josep Borrell; las discutidísimas políticas migratorias; las herramientas de solidaridad, como estos fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (140.000 millones de euros, mitad a devolver, mitad a fondo perdido para España) que se inventaron para sortear la profunda crisis económica generada por la pandemia de covid-19 sin recurrir a los métodos austericidas que Angela Merkel impuso tras la crisis financiera y del ladrillo de 2008… son políticas europeas que, lo crea usted o no, están conscientemente apuntando a una Europa diseñada para la dignidad de cada uno.
¿Mejorables? ¡Mejorables!
¿En riesgo? ¡En altísimo riesgo!
Que la ultraderecha no cree en Europa como aglutinador de un entendimiento común entre los estados que integran la Unión, es un hecho objetivo que no hace necesario perder demasiado tiempo en explicar: esa cesión de soberanía al extranjero en favor de una soberanía mayor les resulta insoportable. Que las políticas que vienen a impulsar nada tienen que ver con los 448,4 millones de personas (habitante arriba, habitante abajo) que vivimos en alguno de los 27 estados miembros, ni con su cultura, ni con su forma de estar en el mundo, es algo que no me gustaría nada confirmar.
Hágale caso a Carlo Ancelotti: un poquito de brócoli, un canapé de salmón y un plato de macarrones (carbonara o con salsa gorgonzola, a su elección) para comer. Y una siesta corta para estar certero si va a votar por la tarde.
Si vota por la mañana… ¡que Dios le de cordura!
El dibujo (otra vez genial) es de mi hermana Maripepa.
Pues sí. Doy por hecho que la dieta, por muy buena que sea, no da inteligencia pero con las tripas revueltas o el cuerpo pesado se piensa malamente, que diría Rosalía. Mejor acudir a estas citas ligero, sin hambre y descansado, eso da serenidad, algo que se echa mucho de menos. Igual habría que reducir el horario de las mesas al de tarde sólo, después de comer, de 16:00 a 21:00 propongo.
No, retiro la moción. Sólo serviría para que la derecha acusara a Sánchez de hacernos votar con todo el calor del verano (ya está aquí), en las peores horas para que nadie fuera a votar. Últimamente, siempre según ellos, la abstención les perjudica. Cómo cambia el mundo.
Pero yo me temo o sigo temiendo lo mismo que en las últimas citas: la Izquierda está muy parada, adormecida, no convence, no ilusiona, no moviliza. Y, ya no sé si es bueno o malo, no sabe jugar sucio, no sabe llegar a las tripas, pide cabeza y no la va a encontrar. Nos encontraremos en Europa lo que estamos viendo venir desde hace tiempo: triunfan los macarras, los escandalosos, las mentiras, los insultos, los agravios, los odios, el egoísmo, el “eso es mío, sólo mío”, el no a la solidaridad (cursi ya en estos tiempos), el miedo a perder nuestra riqueza y nuestro status, miedo a compartir, miedo al inmigrante (las migraciones son el gran problema del siglo XXI), miedo fácil de convertir en odio. Me temo lo peor.
Sí, me temo lo peor, me temo que la mayoría de los zurdos no están concienciados de la importancia del momento, el momento de poner freno a toda esa basura. Noto a nuestra gente cansada, hastiada, apática, atrapados en su rutina, incapaces de soñar, como peces de ciudad.
No sembramos bien, nos olvidamos de limpiar las malas hierbas y ahora abunda la cizaña.
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Toda la razón. Toda.
Algo hacemos mal. La desafección de la ciudadanía solo parece afectar a la zurda… Ellos siguen votando como un solo hombre, aunque sea a esa Ayuso de opereta o a ese Feijóo por el que nadie da un duro.
Solo saben mover el odio… y ese es poco programa político. Pero les funcionan infinitamente mejor las tripas que las cabezas…
Toda la razón, amigo. Y ya me gustaría que no la tuvieras.
Veremos el domingo… muy preocupado, ya imaginarás.
Fuerte abrazo. GRACIAS
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Iremos a votar y esperemos que haya una buena conjuncion planetaria y queblos planetas estén alineados favorablemente. Por pedir ayuda a lo divino, porque cada vez hay más fascistas, de donde narices saldrán? Cada vez se fabrican más!
Quien puede estar interesado en que cada vez haya más bichos de estos? Los empresarios, claro está, esos gobiernan el mundo, a crear riqueza pero solo.para ellos, los demás calladitos y sin molestar a los jefes del clan.
Saludos y abrazo 🤗
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Ay, Paxiz… qué preocupado estoy…
Otro plebiscito contra Sánchez y nadie pensando en la políticas comunes… Solo ellos saben hasta qué punto les perjudican… y lucharán contra ellas… ¿lo conseguirán?
Bufff… lo vemos el domingo.
A votar, a contarlo… a intentarlo…
Un beso enorme
GRACIAS
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Muy desanimados nos veo a todos y probablemente con razón pero hay que levantar el ánimo. Ahí está don Pedro Sánchez, no ha habido presidente en este país más atacado, insultado, vilipendiado y tantas otras cosas pero ahí sigue, jugando a lo perdido, queriendo ser a la zurda más que diestro, queriendo hacer un congreso de lo unido, queriendo rezar a fondo un Hijo nuestro.
Pues venga, seamos necios o lo que hoy resulta ser necios. Quizá, partiendo de esa travesura, multipliquemos panes y peces.
Ay, cuántos Silvios necesitamos.
Ánimo, cualquier lunes vuelve la cordura y si aguanta hasta el domingo …
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