Dijo Nietzsche que la verdad es una construcción social que sirve para hacer posible la convivencia humana.
Otras veces (antes de ayer en realidad) había en el común del sentimiento de las personas un acuerdo tácito sobre lo que era verdad y lo que era mentira. Partiendo de ahí se elaboraba el discurso político, el discurso religioso, la convención social. La verdad (respondiera o no a la realidad) era Dios, o era Felipe González (al que la prensa conservadora fabricó una verdad de conveniencia), o era la cotización del dólar (esta siempre cierta aunque medible por medios que desbordan el conocimiento general). Había, pues, una verdad opinable pero incuestionable, presidiendo la discusión acalorada entre cuñados.
Y ya no.
El mundo de la sobreinformación en el que nos movemos en esta incierta década de los años veinte ha prescindido de la verdad para sustituirla por el ‘relato’, ‘story’ (sugiero el término en inglés para darle visos de cientificidad). El ‘relato’ no tiene que ser cierto, ni importa que lo sea. Tampoco tiene por qué ser mentira. Se mueve en un universo paralelo a los hechos, de los que prescinde, para llegar en forma de ‘post’ a un público enajenado que los consume con fruición y tiene el objetivo de alcanzar la asadura del género humano para condicionar (y dirigir) sus sentimientos de odio.
¿Qué público?
José María Lassalle los definía en un reciente artículo publicado en El País como ‘bárbaros digitales’, consumidores de un populismo que campa a sus anchas a lomos de la desinformación de los jóvenes y el malestar de las clases medias.
El ‘post’ ha sustituido el discurso político por el imperio de las sensaciones que trastornan las vísceras. La verdad se ha vuelto irrelevante.
Es verano. Si afirmo que es invierno simplemente miento. Eso reafirma la verdad de que, de hecho, es verano. ‘Pedro Sánchez rompe España y debe ir a la cárcel por ello’. Esto no es ni verdad ni mentira. Trasciende a los hechos. ‘Lo dirá un juez’. Ni verdad ni mentira. Es un ‘post’ que revolverá mis tripas, porque lo daré por cierto y aseguraré que, rota España (¿lo está?), el último responsable de la fractura donde debe estar es en la cárcel, que para eso están los jueces. Y aseguraré que, si no acaba en la cárcel, será porque el sistema judicial está podrido. Lo sé. Es mi ‘relato’. Ignoro (¡fatalidad!) que el relato no es mío, que me lo han creado junto con otros tantos cientos de relatos a base de ‘stories’ posteadas hasta la saciedad. Y he generado la ilusión de que obedecen a mi libertad de pensamiento y que provienen de la libertad de expresión de quienes las han metido en mis intestinos.
A lomos de la desinformación de los jóvenes y del malestar de las clases medias, que diría Lassalle, el ‘post’, que nunca es gratuito, se ha adueñado de un pensamiento que, a fuerza de no ser crítico, ha calado en un numeroso grupo humano que se ha vuelto antisistema y solo actúa por el impulso de romperlo todo: ¡sí a Alvise!

Amparados en la fuerza del ‘relato’ los jueces dictan autos y sentencias imposibles, los políticos construyen discursos sin pensamiento que los sustente, los legisladores elaboran normas con vocación de transitoriedad. No importan la filosofía ni la doctrina que sustenta los autos, los discursos o las normas. Importa el impacto inmediato que las redes sociales trasladarán a su teléfono inteligente, porque esa será la única inteligencia que usted o yo sabremos aplicar a un `post’ condenado a sucumbir cuarenta y cinco segundos después devorado por otro más gordo.
Y no, ni usted ni yo somos ahora más libres, capturados en un mundo de pseudoinformación en el que ‘la verdad’ lleva toda la década ausente.
Shoshana Zuboff* escribió: “Si queremos renovar la democracia en las próximas décadas, necesitamos un sentimiento de indignación, una sensación de pérdida de lo que nos están quitando (…)”
Parece que no vamos a tardar mucho en necesitar renovarla. La ultraderecha se hará con el poder. Vendrá esa sensación de pérdida. Y esa indignación tendrá su origen en lo que, verdaderamente, nos van a estar quitando. Esa cultura ‘post’ lo va a hacer cierto.
*Shoshana Zuboff es una socióloga, profesora emérita en la Harvard Business School y escritora estadounidense.
Y el dibujo es de mi hermana Maripepa.
Eso de si es verdad o mentira, en politica casi siempre mentira, pero mentira que segun de donde venga y lo que nos interese creernosla le damos el uso que convenga, y eso de que la verdad o mentira la define un juez, tampoco me lo creo , lo tenemos muy reciente la verdad y la mentira en los eres de Andalucia, a estos señores que se les quito la piel por que eran unos corruptos, los dejaron sin credito ninguno y a la carcel por malos, anda que ahora el que define si es verdad o mentira dice no que segun el articulo tal no son responsables por cumplir una accion totalmente legal, ya pero el descredito para el y toda su familia y la carcel quien se la paga? se puede pagar la deshonra? Solucion el señor juez que los condeno tiene que pasar directamente a la carcel y que pruebe su propia medicina.
Claro que tenemos que reformar la democracia, no todo vale ni en politica ni en la vidad particular de ninguna persona, sigo dando soluciones el que utiliza la mentira para sacar redito politico debe ser consecuente con lo que dice y si miente que lo pague. y un claro ejemplo que tu conoces muy bien, el caso de un señor bombero que miente perjudicando con la mentira a varias personas honrradas cumplidoras de su trabajo pues leña al mono que es de goma.
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Sí que lo conozco, sí. Y tratamos de que lo pague como merece pagarlo.
Pero también quedará en nada porque, mientras sus mentiras rodaron por las redes, nuestra verdad quedará como noticia de un minuto.
Así ha pasado con los ERE, ya nadie se acuerda de que los injustamente condenados han quedado en libertad. Y el daño fue brutal: brutal para cada uno y brutal para Andalucía, en la que aún gobierna la ultradrecha del PP gracias a aquel despropísito.
Verdades o mentiras ¿a quién le importa? Cada uno la fabrica a su gusto a golpe de post… y cada uno, sin analizar, sin ver, se cree lo que quiere creerse… sea verdad o mentira.
Así funciona hoy la sociedad….
No nos irá bien.
UN ABRAZO, AMIGO
gracias…
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Sí, está clarísimo que el TS se pasó la CE por el arco de la toga.Pero quién juzga al juez. No sé qué fué al final con aquel teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla de IU a quien la jueza Alaya, sin pruebas, arrastró hasta el TS. Dijo que estaba estudiando demandarla. Seguro que no lo hizo. Creo que llamarlo poder judicial es un error. Los jueces son funcionarios que han accedido mediante una oposición. Tienen el mismo poder que un funcionario del SEPE. Sigo manteniendo lo mismo, los mejores jueces serían médicos jubilados. Seis meses en la escuela judicial y seis de prácticas. Y hasta los 75 nueve años para juzgar que es parecido a diagnosticar. Los jueces de carrera no son independientes, llevan la carrera al cuello, como un dogal. Dónde está ese juez Velasco que osó registrar la sede del PP.
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Parecen investidos de algún poder extraterrestre, celestial. No han comprendido su condición, ni se han dado cuenta de que su poder proviene de la Ley, que proviene del poder legislativo.
Y ¿qué diferencia hay entre un juez y una persona que no lo es? Pues la respuesta es: ninguna. Pero el juez no lo sabe.
Lo malo es que parece que solo el PP tiene bien entendida la diferencia…
GRACIAS, AMIGO
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Justo, en Argentina es invierno. Donde, por cierto, les van a poner la jubilación a los 75. Cositas de la post verdad.
Ayer vi en FB un artículo de la Ser con una entrevista a Carlos Alcaraz donde se quejaba de los horarios de la organización por no haber podido ir a la ceremonia inaugural.
Había unos 30 comentarios, todos criticandole. Todos, sin leer el artículo, dando por hecho que habría querido ser entorchado como Nadal.
De una estupidez como esa se crea una «verdad». Sin creerme más listo que los demás, que también tengo lo mío, parece que hay personas que el cerebro ni lo han desembalado. Les puedes dar un martillazo en la cabeza que no pasará nada.
Se tragaran todos los reeles, los history’s y lo que haga falta y se sentiran tan orgullosos de ello. Les pondrán la jubilación a los 75 y seguirán votando lo mismo que los banqueros. Serán felices como personas de bien y, por supuesto, siempre desconfiaran de ese tipejo que okupa la Moncloa, un dictador que habla inglés y tiene trabajando y cotizando a 21.700.000 personas. Eso no se puede consentir en un país como éste. Igual que le decían a Carlos Alcaraz, menos prepotencia.
Feliz domingo y felices vacaciones, abrazos.
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¿Leer una entrevista entera? ¿Ir más allá del titular? Pero tú ¿en qué país crees que vives?
Es verano en el hemisferio norte, cierto: no en todos lados va a ser verano porque yo lo diga. Haber hecho más corta la entrada y podría ser invierno de habérnoslo propuesto. ¿No tiene invierno Milei? Pues todos invierno.
Ah y, por cierto, 21.700.000 de empleados cotizando, no los tiene Feijóo… porque no quiere.
Así es nuestro mundo.
GRACIAS OTRA VEZ, AMIGO
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Muy bueno el artículo de hoy.
La constante inmediatez de la noticia, la falta de tiempo y de ganas para reflexionar si es que aún queda alguien que reflexione, el protagonismo del bulo, del escándalo, ciertos o no los hechos, la malicia campando a sus anchas en ese embarrado terreno, políticos y jueces enfangados en un encarnizada lucha por el poder, lucha de obstinadas posturas “ideológicas” (diría que con más tripas que sesos pero ya me cuesta distinguir), los medios de comunicación dedicados a ganar adeptos a sus causas a toda costa, sin límites ni escrúpulos, la gigantesca ignorancia de una juventud a la que no hemos sabido educar, el mal uso (el peor posible) que hacemos de las nuevas tecnologías y tantas otras cosas, ninguna buena, conforman y dirigen nuestro día a día y la rutina de una política que se ha olvidado de por qué y para qué está ahí.
¿Necesitamos esa catarsis para despertar y darnos cuenta de toda esta estupidez y recobrar el sentido? Probablemente sí. Ojalá que no. Ojalá fuéramos capaces de hacerlo de forma sosegada, educándonos unos a otros, sabiendo apartar la paja del grano pero se me antoja harto improbable. Nadie parece tenerlo por cometido. Interesa más la paja.
Y en medio de todo este negro panorama, ese partido que presume constantemente de partido de estado ha cogido la linde del “váyase señor González” o Sánchez. Absolutamente nada más porque no tienen nada más que decir ni piensan en nada más, agarrar el poder, nada más, ni siquiera saben para qué lo quieren. Se acabará la linde y el tonto seguirá.
En la otra orilla, un grupo de grupos tan perdidos entre sus propios intereses que han ovidado si tienen alguno común.
Yo, por mi parte, no me veo capaz de seguir mucho más, harto ya de estar harto, a punto de rendirme, sin más plan que salir corriendo hasta que todo se arregle, esperaré a superar mi límite mental y a ver si hay suerte y remonto de repente.
Saludos o adioses. Aún no lo sé.
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Sean saludos y no adioses, que hay mucho que repetir de este lado para ganar a la estulticia que el otro ha creado.
Sean saludos porque, con toda la podredumbre, la economía crece, el empleo crece, el bienestar crece, las pensiones crecen, los derechos crecen y más crecerán cuando Puigdemont deje de ser el amo de las siete llaves.
Al final, aunque les pese, los indebidamente condenados por los ERE están en la calle y el juez Peinado dejará de ejercer por sanción disciplinaria.
En el Juicio Final (espero que no sea en el último) los tontos se darán cuenta de lo que son y los pueblos abrirán los ojos y señalarán a los corruptos, a los de verdad.
Lo malo es la espera… y la espera parece ir a ser larga. A lo mejor necesitamos ese revulsivo para indignarnos y ponerle coto a lo que nos estén robando.
Un abrazo, amigo. GRACIAS
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