Rasgarse las vestiduras ante la desigualdad de los territorios que integran el Estado español es, simplemente, un ejercicio de cinismo.
Sin remontarnos a los Trastamara, la Constitución Española, viejecita ya y ameritada de una vueltecilla, estableció nada más y nada menos que tres clases de territorios: Euskadi y Navarra, con regímenes fiscales llamativamente singulares, son dos de esos territorios no iguales al resto. Las comunidades históricas y las del régimen común, la otra gran desigualdad.
También reconoció la existencia de especialidades del derecho (derecho foral) en Euskadi, Navarra, Catalunya, Balears, Aragón y Valencia. Ello sin contar aquellos territorios cuya diferencia obedece a la discontinuidad territorial, a saber: Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
En lo que se refiere a las comunidades históricas y las del régimen común, el acceso a las posibles competencias de unas y otras (más restringidas en las segundas que en las primeras) y el propio procedimiento para la conformación de su autogobierno, se diferenció en los artículos 143 y 151 de la Constitución, consensuando dos fórmulas desiguales. Se llamó a aquella fórmula “la España de dos velocidades”, sin que la sangre terminara llegando al río por aquel motivo.
Inicialmente, fueron comunidades históricas, exclusivamente, Euskadi, Catalunya y Galicia. Solo Andalucía accedió después a la autonomía por el procedimiento del 151 tras un referéndum que Rodolfo Martín Villa trató de torpedear desde el Ministerio del Interior con todas las artes de las que pudo valerse sin, finalmente, conseguirlo.

Así que sí: un país muy diverso, con territorios diferentes pero en el que conviven ciudadanos nominalmente iguales. Y solo nominalmente, porque son palmarias las notabilísimas diferencias entre los servicios sanitarios que se prestan, por ejemplo en Navarra, respecto a los que reciben, por poner otro caso, los ciudadanos de Extremadura, sin que ello desmerezca en absoluto a estos últimos y sin que esto haya desatado por el momento la ira de ningún presidente autonómico.
Rasgarse las vestiduras con este asunto, en serio, es un ejercicio de cinismo muy conveniente al populismo imperante. Los territorios de este país siempre fueron desiguales. Hacer demagogia con ello es tan sencillo, pues, como deleznable.
Continuemos. Sánchez, a nadie se le oculta, está retorciendo la institucionalidad de este país nuestro en aras a mantener a la izquierda en el poder. Esta es una forma de verlo aunque muchísimos españoles lo están leyendo de otra manera: Sánchez está retorciendo la institucionalidad de este país para mantenerse él mismo en el poder. Yo quiero hacer la primera de las lecturas, sobre todo porque el no mantenimiento de la izquierda en el poder, implica que lo ocupen fuerzas demasiado oscuras. Opiniones.
En este orden de cosas, el pacto PSOE-ERC para investir a Salvador Illa como president de la Generalitat, esto es, para que el PSOE gobierne en Catalunya, incluye una innovación que a todo el mundo enerva, como es que esa comunidad acceda a la ‘soberanía fiscal’. ¡Anatema! Sin embargo, esta evolución del sistema de financiación autonómica (que sin duda se propone haciendo de la necesidad virtud, como así sucedió con la Ley de Amnistía o los indultos o algunas modificaciones del Código Penal), vendrá a ser el germen de un cambio de paradigma que se viene exigiendo por los territorios desde hace más de 20 años, presos de un modelo (el de financiación autonómica) que todos denostan.
Como no puede ser de otra manera en la forma de hacer política a la que la derecha española nos tiene acostumbrados, cuando esta decisión se concrete en una ley de financiación en el Parlamento (que no será mañana), será inmediatamente atacada por todos los medios judiciales y callejeros que al PP y/o a Vox y/o al tal Alvise ese se le vengan a la cabeza. Ruido, más ruido. Importa ahora recordar cómo el bueno de Feijóo, en noviembre de 2016 (una intervención en Barcelona en el Cercle d’Economía), especulaba con la posibilidad de abrir un debate sobre un régimen fiscal específico para Catalunya, arguyendo que, si Euskadi y Navarra ya contaban con él, no veía impedimento alguno en que en esta otra comunidad también se pudiera implantar. Sin duda, el diametral cambio de criterio viene dado por su actual modus operandi, torticero, ausente de otro criterio que su empeño pertinaz y algo esperpéntico de sacar a Sánchez de la Moncloa cueste lo que cueste.
Rescato aquí un textual de aquél Feijóo presidente de la Xunta de Galicia por su relevancia histórica: defendía “desterrar la demonización del que piensa o siente diferente” y señalaba que es malo hacer “exorcismo con el nacionalismo catalán” que reconocía como una realidad política con “sustento social” que expresa “inquietudes que han de ser respetadas y armonizadas”. Fin de la cita.
Poco le importa a este nuevo Feijóo y poco más al gran número de españoles que siguen su dictado, que esta operación sirva para desencallar el tortuoso asunto de la financiación autonómica. Y aún menos (quizás esto incluso le incomoda) que la llegada del PSOE al Govern de la Generalitat termine definitivamente con el procés y reconvierta el independentismo (con el que nadie pretende acabar) en una senda legítima, no unilateral, por la que transitar sin subvertir la legalidad y, sobre todo, sin refugiarse en los tribunales de justicia (como así hizo el desbordado PP de Mariano Rajoy) una vez que su incapacidad para hacer política convirtió el asunto en ingobernable.
Sí: ha llegado el momento de la política. El procés ha muerto y abrimos una nueva temporada en la que el independentismo está obligado a reinventarse. ERC parece dispuesto a dar pasos hacia una nueva forma de estar en el mundo. Puigdemont y sus muchachos es previsible que opten por el camino del espectáculo circense provocando una detención de consecuencias imprevisibles.
En cualquier caso, una reflexión o dos para cínicos y populistas: Sánchez será todo lo felón que ustedes y Pablo Casado, el pobre, quieran; pero el motor del desarrollo autonómico ha sido precisamente la presión de las comunidades históricas, las desiguales, aquellas cuyos logros se han extendido a las demás. Esto es incuestionable.
Por hacer populismo: si usted, vecino de Alcázar de San Juan, puede ir hoy a urgencias al hospital de su pueblo, es porque Catalunya (Euskadi, Andalucía, Galicia…) quisieron ser desiguales.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Hoy creo no vamos a estar de acuerdo, aunque me los has explicado sigo sin verlo, si que tenemos comunidades privilegiadas desde los años de franco, de acuerdo, pero sigo sin verlo en que beneficia al resto de los ciudadanos de segunda( pues los otras comunidades las de los privilegios son de primera) que esas comunidades sean las priviliegiadas? creo que en nada al contrario , por que si no estoy equivocado estas comunidades se quedan con todo lo suyo , pero reciben del gobierno las ayudas correspondiente a sanidad, fuerzas y seguridad del estado y alguna cosa mas, posiblemente este mal informado, pero si los españoles somos todos iguales para todos deberia ser lo mismo.
Cuando se aprobo la constitucion se mantuvo a los privilegiados, creo que desde el año 1978 a hora se ha podido ir cambiando, por que por fortuna todo se cambia y sobre todo para mejorar, no es este el caso, cambiemosla, en el año 1978 teniamos en algunos sitios las centralitas esas famosas que parecian a salvame para las operadoras, no teniamos ningun coche electrico, pasabamos calor en los coles (algunos no) por que los que teniamos no tenian aire acondicionado, pues cambiemos eso de que cada ciudadano es un voto, tampoco somos iguales seguimos siendo ciudadanos de segunda, anulemos tanto chupoptero destructor de España y pongamos manos a la obra en la reforma electoral, ganadores de los dos partidos mas votados una segunda vuelta, y nos encontrariamos con muchisimos menos problemas de piugdemones y similares y no tendriamos que hacer esos pactos para mi muy desafotunados.
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Demasiados asuntos planteas.
Las desigualdades se van igualando, claro, pero siempre habrá alguien que tire de los derechos para que otro los pueda disfrutar después.
El progreso nunca es gratis. Y avanzar en el sistema denostadísimo de financiación autonómica no será lo peor que le pueda pasar a nuestros territorios (más desfavorecidos -más pobres-) que otros territorios. La solidaridad es imprescindible independientemente de en manos de quién esté la llave de la caja.
El resumen es que no hay que rasgarse las vestiduras, que no se puede hablar de ‘golpe de estado fiscal’, porque es una gilipollez.
A todo el mundo parece estársele pasado por alto que la mayor crisis política que ha sucedido en el Estado desde la democracia, la creó el Gobierno de Rajoy y la ha resuelto el Gobierno de Sánchez. Esto es la política y, para hacer política, como para hacer tortillas, a menudo hay que romper algunos huevos.
Ningún escándalo, al menos por mi parte. Veremos como termina la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas que nace de este pacto. A lo mejor hasta es buena para todos.
GRACIAS, AMIGO, aunque sea sin acuerdo.
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Ésto de la financiación autonómica no lo termino de comprender. Les traspasan competencias como sanidad y educación para qué, para que determinadas poluticas traten de desmantelarlas.
Me he criado y
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(el dedo loco)
Me he educado en la administración de bienes ajenos, por eso me chirría mucho que a quien se le ha dado la capacidad de administrar los bienes de todos trate de destruirlo y no sea un delito.
De que sirve construir viviendas sociales si quien tiene que administrarlas las malvende a un fondo buitre.
He vivido siempre de y entre presupuestos, no existen los presupuestos de ingresos, son siempre de gastos. Después se prevén modos y herramientas para proveerse de los ingresos necesarios para poder ejecutar esos presupuestos. Presumir de superávit debería ser motivo de dimisión.
Madrid, en lo que recauda, le regala, anualmente, 1.500 millones de euros a los más ricos. Cuántas viviendas sociales se pueden construir en un año con ese dinero.
Para mí administrar no es tener plenos poderes para hacer lo que te dé la gana, al contrario, administrar es mantener y mejorar.
Por ejemplo a Almeida habría que dejarle sentado en una de esas sillas plegables de playa ocho horas enmedio de la Puerta del Sol, para que aprenda, si sobrevive, que no puedes hacer las cosas por tus santos huevos.
O como apesta a corrupción esos 1.500 millones que se ahorran los ricos madrileños. 60.000€ por barba.
A mí me parece bien que cada cual se busque las habichuelas para financiar unos servicios que deben tener un mínimo alto de calidad y si no es así estacazo legal del Estado.
Hoy seguramente he dicho una gilipollez distópica pero creo que debería ser así. No entiendo que Andalucía necesite de la solidaridad de los demás y al mismo tiempo presuma de bajar impuestos.
En cuanto a Feijóo debe pensar que tenemos el cerebro y la memoria de un percebe, que tanto le gustan.
ERC se dió una hostia en las elecciones, lógico, votó en contra de la reforma laboral, eso se paga si se supone que eres un partido de izquierdas. Lo de Pugi para mi es esperpéntico, pero bueno, es como las mayorias absolutas de Madrid.
Si sumas los militantes de ERC y Junts dan para llenar un teatro.
Así funciona ésto.
Feliz domingo, abrazos
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Difícil o muy difícil calcular qué necesita cada cual, qué pueblos necesitan de la solidaridad del resto o con qué título la solidaridad puede exigirse.
Encaminarse a un modelo federal, sin embargo, no me parece ignominioso. Ni siquiera me lo parece ceder a las presiones (siempre abusivas para el resto) de catalanes o vascos, a los que llevamos décadas comprando la gobernabilidad desde un lado u otro.
Lo que no estoy dispuesto a tolerar es que se hable de un «golpe de Estado fiscal». Dicho de otro modo, estoy hasta los cojones de la difamación constante que se soporta por las soflamas ignominiosas de la derecha.
Algún imbécil debería aprender a medir sus palabras y comprender que en este país el único golpe de estado que se recuerda desde la segunda república lo perpetró un general fascista y costó un millón de muertos, algunos de los cuales permanecen aún en fosas comunes. El otro fue una intentona cuyo elefante blanco aún no ha tenido huevos para dar la cara.
Soberanía fiscal para Catalunya. Pues bueno. La cesta de la compra no subirá un céntimo por eso. No sé mermará ni un solo servicio público que no esté descapitalizando ya la derecha ahí donde gobierna. Y si es el germen del federalismo fiscal terminaremos caminando hacia donde hace tiempo debimos empezar a caminar.
Gracias, amigo.
Basta ya de soportar la diarrea verbal de feijóos, gamarras y abascales.
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Feijóo tiene circulando dos perlitas.
La primer sobre una de esas charlas en Barcelona diciendo que porqué no financiación singular para Cataluña si ya lo tienen Navarra y País Vasco.
La otra es un discurso a cuenta de los pufos presupuestarios y que debe hacer un político. El mismo se responde a su propio pufo presupuestario de privatización hospitalaria, 400 millones. Es para decirle: lárgate y no dejes ni la llave, vamos a cambiar la cerradura. También hubo una condena más por financiación ilegal en Valencia. Como para ir diciendo gilipolleces de Maduro. Que hace lo que le da la gana por culpa de personajes como éste, o Trump o el mismo Biden, cómplice de los terroristas asesinos judíos.
Abrazos
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