Pensaba por aquí

¿Qué tenemos?

Al hermano del presidente que, antes de ser su hermano presidente, se ve que, por recomendación, consiguió una placita en la Diputación de Badajoz.

¡Habrase visto! ¡En este país nuestro una placita por recomendación! Pero la cosa no empezó por ahí… se le buscaban fortunas ocultas en Portugal y se cribó concienzudamente su pasado por si alguna vez se había sacado un moco o se lo había comido sin pelar… Eso no había pasado, lástima, pero el caso siguió y siguió y siguió en clara demostración del oprobio que ya se vivía en el entorno de los Sánchez, antes de que Pedro fuera Pedro Sánchez.

¿Qué más tenemos?

Un juez le abre una causa general (de esas que están prohibidas por la Constitución) a la esposa del presidente. Le cuesta a su señoría encontrar ‘causa probable’ y navega entre subvenciones a aerolíneas, cátedras poco catedralicias, asistentes poco asistenciales pagadas sabe Dios con qué dinero y malas amistades con las que haber compartido cafés y tertulias poco convenientes. Eso tenemos.

Y ¿qué más?

Un trío de presuntos delincuentes (eso sí, muy delincuentes) en los que el presidente (al menos en dos de ellos) había confiado la organización de su partido y (en uno) la dirección de un ministerio típicamente inversor (muy inversor) como es el de Fomento. Mordidas por 600.000 y lo que vaya saliendo.

¿Algo más?

No, no.

¿Cómo que no? ¡Es que nadie se acuerda ya del tito Berni!

¡Por las pestañas postizas de la Macarena, un poco de juicio!

Pero dejémoslo estar.

Asumamos que es el fin de la era Sánchez, no pasa ni media: eso no acabará, ni con el PSOE, ni con la izquierda en España. Los presidentes vienen, se quedan un rato (7 añitos lleva este) y se van. Es ley de vida. Luego a algunos se les pone una carita muy fea, fíjense en el pobre Aznar: ¡qué aspecto!, o se les cuecen las partes frías del cerebro y se hacen de derechas, por poner un ejemplo. Pero es normal que los ciclos empiecen y acaben aunque para que algunos acaben haya que jugar sucio o muy sucio.

No: no estamos en un Gobierno podrido por la corrupción: no tenemos a todos nuestros ministros y exministros en la cárcel, no. No tenemos un presidente cercado por los latrocinios como le pasa a la pobre Ayuso entre hermano, padre y novio. No es eso.

Pero el PP, jaleado por Vox (ahora no sé bien bien quién jalea a quién), patalea en el Congreso de los Diputados e interrumpe las intervenciones de los ministros legítimos del Gobierno al grito enfebrecido de ¡dimisión! ¡dimisión! o ¡cómplice! ¡cómplice!, según el caso, ante la impotencia de la presidenta de la Cámara y del respetable. Saben que es el ruido ensordecedor que obrará el milagro y, como no tienen más, lo usan a discreción con ocasión y sin ella, seguros de que es el camino de su gloria.

Y anda en mil líos el presidente, que si con la OTAN al intolerable 5% del PIB, que si con los dos estados, que si con la financiación autonómica o el reparto de niños que llegan a nuestras costas sin papá y mamá y que estamos viendo a ver quién paga sus gastos. Pero cae mal, joder. Cae mal. Eso le pasa por guapo y por lo mal que lo maquillan cuando tiene que salir a hacerse el mártir en público por lo de Santos Cerdán, que qué cerdada, por cierto.

Y otra vez a Ferraz con el Santo Rosario, rogando por la expiación de los pecados del presidente con la Conferencia Episcopal a la cabeza (que manda cojones) y por la vuelta de la mirada, aquella mirada, de La Macarena, que con esas pestañas (ya recortadas) parecía conmemorar también el Día del Orgullo que andamos celebrando.

En Ferraz la oración no será por Martiza (una cuchillada), ni por Susana (que apareció en un cubo de basura), ni por Alejandra (degollada junto a su hijo de dos años), ni por Ramy Virginia (que estaba muerta en una cueva de Guadalajara), ni por María del Carmen (muerta por su marido que tuvo la gentileza de suicidarse después). Rezaremos por los pecados de Sánchez y por la mirada piadosa de la Virgen sevillana. Seis asesinatos machistas cometidos en una semana no alcanzan a incomodar a la ‘españolía’ de bien que entonará sus rezos.

¡Comité de crisis! El Ministerio de Igualdad lo ha convocado para el 10 de julio, porque la amenaza, ha dicho la ministra Redondo, es real. Pero las que trascenderán serán las decisiones que tome la comisión multidisciplinar de expertos que ha aprobado la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena que, junto con otra de seguimiento y control, verificarán segundo a segundo el buen fin de la restauración de la talla. Lo que importa es lo que importa, no queramos cambiar tanto las cosas.

Y ahora hablando en serio: ¿no sospecha usted que esas pestañas largas de la Virgen bien pudieran haber sido obra del mismísimo Pedro Sánchez para correr una cortina de humo sobre el asunto Cerdán? ¿O será humo suficiente el de los bombardeos de Irán, de Israel, de Catar, de Gaza… y el tema de las pestañas no habrá sido para tanto?

Ando hecho un puto lío.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.