Ahora ha sido en Jumilla.
Curiosamente, días después aprobar el reglamento de la vergüenza, el Consistorio aprobaba los presupuestos para 2025 con la abstención del único concejal de Vox, gracias al cual gobiernan.
La historia es sencilla 21 concejales, 10 del PP, 9 del PSOE, uno de Podemos y otro de Vox: PP+Vox mayoría absoluta. Y ya está.
El reglamento de la vergüenza (huelga explicar) fue una iniciativa de Vox. Mayoría absoluta. Al fin los aproximadamente 1.500 musulmanes (algunos con la ciudadanía española) residentes en Jumilla no pueden celebrar sus ritos. Un enorme triunfo para Vox, obvio. Un pequeño desastre para el PP, que no deja de ponerse en evidencia ni ya intenta ocultarse. Una desgracia para Jumilla, para Murcia, para España toda. ‘Objetivo cumplido’, se regocijaban.
Se habían calmado (dentro de un orden) las aguas de Torre Pacheco, pero Vox no puede dejar de enarbolar la bandera de la cultura hispánica (me meo: Vox y cultura en una misma frase… tiene su qué), como si esa cultura hispánica pudiera entenderse sin la aportación árabe (ochocientos años de cultura árabe) o la aportación judía.
El bobalicón de Feijóo no sabe, no contesta. Le pasa como con Montoro, que le llueven las hostias por todos lados y no le queda cara ya para dejarle marcas. Igual este tipo acaba siendo presidente del Gobierno de España… solo piénselo un momento.

En fin, en el denigrante caso que nos ocupa, hasta la Conferencia Episcopal (nada sospechosa de albergar en su composición a rojos muy peligrosos) ha puesto el grito en el cielo (nunca mejor dicho) para denunciar que la limitación del culto “atenta contra los derechos fundamentales de cualquier ser humano, y no afecta solo a un grupo religioso, sino a todas las confesiones religiosas” y a las personas no creyentes. “Hacer estas restricciones por motivos religiosos —han declarado los obispos— es una discriminación que no puede darse en sociedades democráticas”.
El lío en el que está metido el Partido Popular va más allá de albergar a una colla de corruptos de andar por casa y a una élite de corruptos ‘top’, tipo Montoro o Rato. No perder el favor de su votante natural y, sobre todo, no perder el control de las instituciones que gobierna con el apoyo de Vox, le está conduciendo a desvelar su verdadera identidad, virando a la ultraderecha después de un eterno viaje al centro en el que nadie creyó.
El discurso del odio (al menos eso espero) debe tener las patas muy cortas. La inteligencia ya se ve que es definitivamente corta. Esa desnudez de las intenciones xenófobas, junto al ataque sistemático a las políticas contra el cambio climático y el desprecio por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres (del que venimos hablando semanas atrás) no puede caer en saco roto en la inteligencia colectiva de un electorado que antes o después será llamado a las urnas.
Se entiende fatal cómo el PP renuncia a su ventaja (ahora llaman a esto ‘el relato’, y el relato parece no sostenerse) y se hunde en el discurso fascista de la xenofobia sabiendo, como debería saber, que no estamos en un país xenófobo en términos generales. Que nuestra cultura no se entendería sin lo árabe, que nuestra economía no se sujetaría sin el aporte de la inmigración, que un país de este mal llamado ‘primer mundo’ sin personas extranjeras es un país que se muere.
Si ahora la iglesia se da media vuelta… solo les quedarán el tejido empresarial y los jueces.
¿He dicho ‘solo’? Parece suficiente. Y no es muy probable que la Iglesia les dé muy fuerte total por un par de ‘casos aislados’ de brotes xenófobos.
Y este asunto de Montoro… Pelillos a la mar: ¿acaso ha sido ministro de Feijóo?
Ah, no, que el bobalicón de Feijóo todavía no ha tenido ministros porque no quiere.
Igual ni los tiene.
Roguemos al Señor.
El dibujo es de mi hermana Maripepa
Ayer en el metro llevaba al lado dos chavales, negros como la noche, hablando en un idioma que no localizaba. Obvio eran subsaharianos.
Esruve a punto de preguntarles de que pais procedían.
Pssa algo muy curioso con esto de la xenofobia. Se llama política extractiva. Estuve viendo un reportaje de La Base (Pablo Iglesias) ese que no le gusta a nadie, pero tiene los títulos y doctorados que dice que tiene y no tiene ningún atisbo de corrupción por ningún lado. De Irene Montero contrastandola con Sofía Núñez que ni para cajera de supermercado sirve… En fin… El reportaje iba sobre tres países africanos que se han asociado, eso sí con enormes dificultades, eran Mali (oro), Níger (uranio) Burkina Faso (metales raros). Estos tres países eran explotados (extracción) por empresas occidentales, principalmente Francia, que andaba por allí hasta hace poco con la excusa de perseguir el terrorismo islámico. Esa es la verdadera tradición y cultura Occidental, robar en África todo lo que se pueda teniendo acogotados en constante guerra a esos países. De dónde sacará el uranio Francia con tanta central nuclear que tienen. Nosotros no somos inocentes con los marroquíes, aquella larga guerra franco-española que provocó la semana trágica de Cataluña tenía un solo fin, mantener y robar de las minas de hierro del Rif. No sé que le parecerá eso al Sr Abascal y sus cómplices. Italia que hace unos años se frotaba las manos pensando en el petróleo libio. Ahora legisla para rechazar a los libios que huyen de la tragedia que Italia y otros países occidentales provocaron en su país.
Tengo uns amiga que da clases de historia de la economía en la JCI que define la historia como una sucesión de sucesos que suceden sucesivamente. Yo sustituiría sucesos por injusticias. No hay un solo suceso histórico que no lleve implícita una injustícia.
La conferència episcopal que va a decir, cuando mi hija era pequeña la cabalgata de reyes terminaba en el polideportivo municipal de Platja d’Aro, donde los reyes con sus pajes y sentados en sus tronos entregaban un juguete a cada niño. He vivido muy de cerca la semana santa gaditana, digo esa que es la que conozco. Imagina qué, sujetándose al criterio del ayuntamiento de Jumilla, resulta que las calles son para caminar y no para pasear imágenes religiosas. O que las iglesias, pagadas todas con dinero del pueblo, no se pueden usar para actividades confesionales. Hay gentuza de ultraderecha, unos gilipollas ignorantes, su sinónimo más común se alegraban del incendio de la mezquita de Córdoba. Una de las palabras que usaban es ojalá. Vamos, en su ignorancia invocando a Allah.
Lo que si espero es que en Jumilla beban mucho vino, todo el excedente que no puedan vender por xenófobos. En estas historias no hay un solo culpable. El que mira para otro lado también lo es. Esto es extensible a los judíos, todos son culpables. Más los familiares de los rehenes, parece más importante la vida de veinte judíos, todos con doble pasaporte que las de miles y miles de niños palestinos asesinados. Mientras el ejército terrorista y de ocupación de Palestina vende sus productos, cultivados en territorios ocupados, mandarinas en Canadá, patatas en Mercadona… Y mucho odio y racismo en ese ejército terrorista judío. Si quieren ser una nación que Trump se los lleve a Montana que està vacío. A ver cuánto los aguantan.
La «cultura española» es vivir del cuento, la picaresca, hacerse el «listo» por eso triunfan medriócres como Abascal, Núñez Feijóo O Díaz Ayuso. Los admiran y los votan, llevamos así desde el siglo XlX.También una gran cantidad de jueces que consiguieron las puñetas con mucha endogamia. He conocido unos cuantos y huelen a… Golum.
Feliz domingo, abrazos.
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Gracias, amigo.
Cualquiera diría que ese viejo concepto de ‘la vedad’ ha sido definitivamente suplantado por el de postverdad y ahora resulta que lo cierto sería que los jumillanos lo que pretenden es, ni más ni menos, que preservar la maltrecha cultura española que perece a fuerza de celebraciones paganas.
Los jumillanos no, ni mucho menos: la derecha jumillana que es la derecha española y que ya no distingue entre ultra y ‘ordinaria’ porque la ‘ordinaria’ es tan ultra o más que la misma ultra.
A lo mejor la cosa es terminar de descubrir quién es el rehén de quién y desde cuándo: tanto tiempo lleva África siendo rehén de Europa que ya ni recordamos de dónde nos viene tanta riqueza.
Incomprensible que alguien nos recuerde que algo habría que repartir. Incomprensible, incluso, que un país entero nos recuerde algo sobre su soberanía y sobre la legítima propiedad de lo que de su subsuelo mana o se extrae.
Una mirada a la Historia, más allá de las gestas de don Pelayo, nos vendría estupenda.
Sigamos hablando. Nos hará mucho bien.
Un abrazo.
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