Pensaba por aquí

El defensor a ultranza de la Segunda Enmienda, asesinado, al parecer, por otro defensor a ultranza de la Segunda Enmienda bajo cuyo amparo es el orgulloso poseedor un arma capaz de atinar un tiro en la garganta a 200 metros de distancia. Y sabe usarla.

Por la paradoja, en el momento de recibir el balazo, Kirk respondía a preguntas sobre la proliferación de armas de fuego en un acto al aire libre que había protagonizado en Utah.

¿No es pura poesía?

Charlie Kirk había dicho en 2018, tras el tiroteo de Parkland que dejó sin vida a 17 estudiantes, que las muertes por arma de fuego eran un coste razonable para proteger la Segunda Enmienda. “Es un trato prudente -había dicho-. Es racional”. Intuyo probable que su viuda y sus dos huérfanos moderen ligeramente la opinión del difunto, ahora que las balas se han vuelto contra él.

En fin, todo un librepensador. Descanse en Paz.

“Los radicales de izquierda son el problema -ha espetado Donald Trump-; son crueles, son horribles y son políticamente astutos”.

Así que empieza el baile.

Lo cierto es que quién hasta aquí parece el autor del disparo, un tal Tyler Robinson, es un chavalín de 22 del que ahora se dice que se había politizado mucho en los últimos tiempos. No pertenecía una organización de cualquier ideología, ni es una persona de ideas acendradas aunque ahora todos sus parientes próximos y amigos recuerden haberle oído un día cagarse en la autoridad competente para justificar la condición del asesinato de Kirk como asesinato político. No es baladí: el asesinato agravado se castiga en Utah con la inyección letal o el pelotón de fusilamiento y Trump ya ha dicho que espera la pena de muerte para el muchacho.

Y ha empezado el baile.

La derecha mundial se alinea para clamar venganza, para derrochar odio, para exigir minutos de silencio por la muerte asesinado de un activista norteamericano en cámaras y parlamentos y rasgarse las vestiduras cuando alguien con buen juicio les pregunta ¿tú estás tonto o qué?

Porque lo que ha pasado es simple: un chaval de 22 que tenía un arma que no debía tener, le ha descerrajado un tiro a un propagandista de ultraderecha. Mal, pero ya está. Todo lo demás es construir un relato inventado que propicie el odio y contribuya a polarizar más, si cabe, la política mundial. ¡Hasta el genocida Netanyahu se ha manifestado reconociendo al tal Kirk como un gran amigo de la cause hebrea! Viktor Orbán, se despacha denunciando una campaña internacional de odio de la izquierda y un eurodiputado sueco pide un minuto de silencio en el Parlamento Europeo (a este le debió preguntar la presidenta de la Cámara que si estaba tonto o qué). En Estados Unidos el Congreso lo guardó, pero la cosa se puso peluda cuando los republicanos pidieron una oración por su alma en voz alta. ¿Quién no podría pensar que la cosa les ha venido como anillo al dedo? Sacar ventaja de la muerte del joven ultraderechista… ¡jo!

Pero alegremos nuestros corazones. No todo es odioso.

A Jair Bolsonaro le han caído 27 años de talego por su intento de golpe de estado, a pesar de que Trump castigó a Brasil con aranceles del 50% como castigo por el juicio que se celebraba contra los golpistas (el propio Bolsonaro y alguno de sus generales) en la sala primera del Tribunal Supremo de aquel país. (Trump con sus cosillas, utilizando el Estado como le sale de los cojones).

¿Ve? Algo siempre le puede congraciar con el género humano.

Ahora, con más razón, Jair Bolsonaro se unirá a Javier Milei en su búsqueda de la vida eterna, para recuperar, por lo menos, los 27 años que va a tener que dejarse en el tintero.

No lo he dicho en broma.

Mientras se removía la tierra bajo sus pies por los casos de corrupción que lo rodean y el caos (más caos) al que está conduciendo al país, Javier Milei recibía este agosto en Buenos Aires el premio Antorcha de la Libertad (me descojono) promovido por la organización Liberty International cuyo discurso central gira alrededor de la muerte de la muerte.

El jefe de aquello, el hispano-venezolano José Luis Cordeiro, afirma que quienes lleguen vivos a 2047 (me tocaría con 87, Dios lo evite, pero no se lo pienso insinuar a mi madre ¾97 hoy¾) ya no se van a morir. Y ahora está en plena promoción de su congreso anual en Madrid (octubre de este mismo año) sobre longevidad, que pretende presida la mismísima Ayuso, Isabel Díaz, que ya recibió en 2023 su premio Antorcha de la Libertad.

¿Ve lo que pasa cuando uno se deja gobernar por imbéciles?

Y María Pérez consigue en Tokio su tercer título mundial de marcha. Para que no se diga que todo va a ser malo… Bolsonaro, María Pérez… casi una buena semana, si nos olvidamos del revolcón de Junts a la reducción de la jornada laboral. Pero esa será otra historia.

El dibujo es de mi hermana Maripepa