Se ve que no saben o no pueden hablar de vivienda, porque se acuerdan de la Ley del Suelo de Aznar y les da mucha vergüenza.

Decir lo que piensan, así, sin anestesia, tampoco les parece que vaya a ser fuente de votos y votos… Nadie pensó que parecerse tanto a Vox fuera electoralmente muy rentable, aunque separarse mucho tampoco es cuestión. Pero para esto ya tienen a Ayuso que, como ha perdido a dos bebés (yo más bien diría dos cigotos), se ha convertido en fuente de autoridad para hablar de cualquier cosa, incluyendo la interrupción voluntaria del embarazo. La maestra cervecera tiene patente de corso para marcar las líneas de pensamiento de su partido por la vía de los hechos, aunque juntar Ayuso y pensamiento en una misma oración produzca risa nerviosa.
Bueno, pues nada, ni vivienda, ni aborto. De economía ni hablamos (obvio). Pues con la inmigración.
El bobalicón de Feijóo, por exclusión, ha elegido su caballo de batalla y se ha inventado el carné por puntos.
Este gran instrumento para la convivencia parte de una premisa que a mí, en concreto, me da cierto pudor:
‘la españolidad no se regala’
Enorme. Sublime. Los pelos como escarpias. Atento, amigo: yo soy español. ¿Cómo se queda?
Tonto de mí que no he sido capaz de sentirme nunca nada más allá de un señor de gafas, de La Elipa por más señas, insensible a los colores de la bandera ni de la Selección Española de Fútbol, sordo a los acordes del himno nacional.
Qué otro hubiera sido el devenir de mi historia sabiéndome yo poseedor del título más rutilante de la nobleza patria: soy español.
Y vienen aquí Feijóo y los pensadores del Partido Popular a ofrecernos una serie de reglas que, si unas abundan en una xenofobia nauseabunda, las otras están ya vigentes en nuestra normativa administrativa, civil y penal. En fin, que no les ha dado tiempo a estudiárselo porque, en la carrera de enfrentar al penúltimo contra el último que libran contra Vox, había que dar luz al primer documento político que se les conoce como oposición.
La verdad es que solo les ha faltado el certificado del ordinario del lugar (el señor obispo para entendernos) para acreditar la bonhomía de aquellos o aquellas que pretendieren tal honor como el de ser reconocido como española o español, según los casos, una vez que hubieran demostrado su arraigo, su conocimiento del español (que no sé si computa en todos los rincones del territorio), de las leyes por las que nos regimos y de los usos sociales que con los que nuestra convivencia pretende hacerse soportable.
No he alcanzado a leer entre las líneas del documento-basura, si habrá pruebas que demuestren la capacidad del aspirante para pedir facturas sin IVA, criticar al vecindario, inventar aventuras de caza o pesca, escaquearse del puesto de trabajo en las horas del almuerzo, denostar el sistema sanitario de la correspondiente comunidad autónoma, o pronunciar correctamente el giro lingüístico ‘perro-sánchez’ como demostrativo del conocimiento sobre la política real. Aquí chinos y personas aquejadas de rotacismo lo llevarán peor.
Lo que sí sé es cuánto habrá conmovido la iniciativa política a quienes ven peligrar su puesto de trabajo por la llegada de negros y sudacas, a los que se han creído que han venido a violar a nuestras mujeres (intuyo que serán más indulgentes por este motivo con las señoras que vengan a intentarlo), a los que claman por el colapso de su consultorio médico por el fabuloso número de salvadoreños que lo vienen a utilizar sin motivo aparente.
Resumamos: el Partido Popular ha perdido por completo la iniciativa política. La interrupción voluntaria del embarazo, a pesar de las lamentables pérdidas de Isabel Díaz Ayuso, es un derecho avalado ya por el Tribunal Constitucional, la tierra no es plana, España va a necesitar 24 millones de inmigrantes en 2053 para mantener la correlación entre trabajadores y pensionistas y las vacunas nos libran de casi todo mal.
Feijóo ha asegurado, porque le ha dado la gana, que en España hay más de medio millón de inmigrantes viviendo de la sopa boba. Ayuso que más de diez millones de personas (¡de personas!) hay muerto a manos de abortistas sin escrúpulos. Y los diputados y diputadas del Partido Popular han roto en el aplauso más cerrado esa intervención de su jefe de filas en la que afirmaba con toda rotundidad que en España se aplaude al indecente.
Y yo aquí, todo español, exhibiendo mi título con orgullo patrio, y esperando que la majadería abandone la escena política y empecemos a hablar en serio de las propuestas que la derecha española tiene para España.
El dibujo es de mi hermana Maripepa
Justo esta madrugada veía un vídeo (reivindicativo) sobre Isaac Peral. Un claro ejemplo de patriotismo y españolidad, demostrado por nuestros monárquicos dirigentes desde el famoso dos de mayo de 1808.
También estuve escuchando algo sobre la vida de Santiago Ramón y Cajal y el nivel de corrupción de los ilustres oficiales del ejército español con la comida de los heridos en la guerra de Cuba. Obvio no son los mismos pero dado el carácteor endogámico de los poderes del estado, no solo el monárquico, militar, judicial y político los actuales penden de ese hilo genético. No son los mismos pero son iguales.
Actualmente nuestra prestigiosa armada (la espantà, Málaga) ha decidido ponerle a una nave submarina, que ha costado 4000/4500 millones de euros, salido de los impuestos, el nombre de Isaac Peral, que hace falta tener mucha jeta o ser muy ignorante para ponerle ese nombre sin haber pedido perdón institucionalmente. También tenemos un portaaviones al que le han puesto el nombre de uno, que no solo no ha contribuido con impuestos a su construcción, sino que ha evadido todo lo que ha podido. Juan Carlos l se llama el portaaviones sin aviones.
Una prima trabaja en un hospital situado en San Sebastián de los Reyes llamado Princesa Sofía.
Con suerte al próximo hospital le llaman Froilan de todos los santos.
Núñez Feijoo, Díaz Ayuso, Peinado, Hurtado, Aznar, Abascal, Zaplana Cayetana, Tellado, son bloques de hormigón que forman parte del muro que separa esa parte de «nuestra España» con la ética y la decencia. Recuerda que tenemos un género literario exclusivo llamado novela picaresca.
Segun las encuestas en la Comunidad Valenciana, si hubiera elecciones, ganaría ppvox. Éramos gilipollas el 2 de mayo de 1808 y desde el: vivan las caenas, nuestra España ha cambiado poco. Eso sí, tenemos una selección de fútbol que flipas, donde sus estrellas más brillantes son producto de la inmigración.
Nieves Concostrina ha mostrado una serie de ejemplos de emigración española, incluso a Marruecos, Argel y las «Martas» que fueron a servir a Australia. Todo ello dedicado al pasmado inútil de Núñez Feijóo. Yo añadiría los 60.000 españoles perfectamente titulados y preparados que salieron de España en lo que aquella ministra de Trabajo Fátima Báñez llamaba «movilidad exterior».
Ahora tenemos esas nuevas generaciones que presumen de ser unos ignorantes. Peleando a brazo partido con la lluvia de información que les prueba todos los días, por ejemplo, que la tierra no es plana.
Has mencionado a los Salvadoreños, donde manda, ya de forma autoritària, el amigo y socio de Trump, Bukele. Tengo una amiga salvadoreña hace muchos años, desgraciadamente se le está apagando su abuela. El año pasado perdió a su abuelo. Con una sanidad más parecida a la nuestra que a la de Trump es muy posible que su abuela ganara diez años de vida. Me comentaba que ingresada su abuela en el hospital, no disponían ni de suero fisiológico. Luego lo ponen como ejemplo para otros países. Mi amiga también sufrió un aborto, se murió el feto. En el hospital usaron el método abortivo de la píldora. Le dieron las dosis a mi amiga y la mandaron a su casa. En el Salvador cualquier tipo de aborto voluntario son 20 años de cárcel. Mi amiga podía haber soltado el feto en el autobús y costarle la correspondiente detención. Allí, incluso antes que Trump, han tomado la costumbre de encarcelar a la gente, 1,7% de la población, prescindiendo de esa incomodidad de jueces y leyes, pueden estar hasta siete años en prisión preventiva sin juicio. Pues allí podía haber terminado mi amiga. Así está el mundo.
Feliz semana, abrazos.
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Al final va a tener razón Feijóo en eso de que se castiga al honrado y aplaude al indecente. Así se castigó al bueno de Peral mientras el recibía un caluroso aplauso… Me descojono.
También lo tengo claro: nuestros emigrantes son exponente de la movilidad exterior, porque son blancos y titulados, no como estos negros iletrados que vienen por aquí a vivir de la sopa boba. Dice Feijóo (ni entrenando conseguiría ser más tonto) que 500.000 inmigrantes viven de las generosas pensiones españolas. No dice de dónde saca el dato, porque no hay dato, claro, pero ahí queda.
La postverdad va mucho más allá de la simple mentira. Acabaremos creyendo que donde realmente se disfruta de la vida es en Hamilton (Ohio), sin «caenas» ni nada, ni sanidad, ni dependencia, ni ingreso mínimo vital. Como en El Salvador.
Las redes son poderosas. La incultura es la herramienta más poderosa de la derecha. Y nosotros, desde la izquierda, se la hemos regalado.
Gracias, amigo. Fuerte abrazo.
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Has dicho una cifra muy especial. 500.000; fueron los que cruzaron los Pirineos en la primavera de 1939. No fueron recibidos en Francia precisamente como blancos titulados, más bien como apestados. 60.000 de ellos fueron usados como esclavos en la construcción de fortificaciones. Con todos los «derechos laborales» de un esclavo.
La memoria se resetea en dos generaciones o menos, de las personas que no son conscientes de donde vienen. Los de la Moraleja o la Gavina, sin embargo lo tienen muy claro.
Abrazos.
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