La semana pasada murieron Fernando Savater y José Luis Perales.
Murieron solo un poco. Muy poco. En realidad no murieron, pero un tipo no muy listo hizo correr la noticia de que así era, corrió como la pólvora y algunos medios de comunicación se precipitaron a redactar sus respectivas necrológicas trufadas de bondades y parabienes.
Parece una broma. Con maldita la gracia.
Adif provocó intencionadamente una avería en la línea que une Madrid con Valencia el día 23 de julio de este año, para que numerosísimos votantes (todos ellos de derechas) no pudieran ejercer su sagrado derecho constitucional y propiciar así (sin trampas sería impensable) el triunfo del bloque de izquierdas en las elecciones que se celebraban ese mismo día.
En este mismo proceso era ocioso votar por correo porque, de acuerdo con el docto entender de múltiples usuarios de redes sociales, que hizo fortuna, con media plantilla de vacaciones era materialmente imposible hacer llegar a las urnas la enorme cantidad de papeletas que se estaban intentando emitir por aquel medio.
67.000 votos por correo, así mismo, no llegaron a las urnas de los colegios madrileños el 28 de mayo anterior, de acuerdo con un gráfico de toda confianza y varios vídeos que infectaron las redes sociales bajo el hagstag #pucherazopostal.
#INDRA, la empresa contratada por el Gobierno para procesar los datos del recuento provisional de votos, también tuvo lo suyo en las generales: varias imágenes certificadas por la firma, que se hicieron virales, anticipaban los datos que después corregiría el Ministerio del Interior en otro claro pucherazo que contradecía la ‘realidad’ que muchos internautas ya conocían sobre la ‘arrolladora victoria’ del bloque de la derecha, que situaba a Vox como segunda fuerza política en España, a corta distancia del Partido Popular y muy por delante del Partido Socialista.
No se trata de mentir. Va un punto más allá. Se trata de inventar una realidad distinta, más acorde con los intereses de quienes la cuentan que aquella que realmente sucede. Cuanto más grande es la deformación, más complace a quien la recibe (habitualmente a través de un whatsapp de su cuñada o de un post en Facebook, TikTok, o Twitter -ahora X-) y más lo aleja del acuerdo común sobre las cosas que hasta aquí nos servía para regular la convivencia.
Nada nuevo en principio: ya lo usaron los propagandistas del Tercer Reich, lo describió George Orwell en su obra 1984 y lo han replicado cuantos gobernantes totalitarios se nos puedan venir a la cabeza.
Lo nuevo es el medio y la capacidad de penetración que el medio tiene. La capacidad de viralización de esa realidad inventada, a la que puede acceder en tiempo real cualquiera que tenga un teléfono móvil. Y lo realmente grave la avidez con la que una parte de la sociedad la consume para ratificar sus convicciones, por increíble que resulte aquello que está contando, por sencillo que resulte verificar la falsedad de un bulo.
Un dato arrollador: el 97% de las noticias falsas publicadas en Facebook son consumidas por usuarios de perfil ideológico conservador. Así se desprende de un estudio independiente llevado a cabo en Estados Unidos por dieciséis académicos de universidades norteamericanas publicado en las revistas Nature y Science. El estudio demostró que los usuarios políticamente conservadores están mucho más aislados en sus fuentes de noticias y son, por tanto, mucho más proclives y están mucho más expuestos a la desinformación. De hecho se observa que las noticias etiquetadas como falsas obtienen un altísimo grado de interés entre los internautas conservadores que, a sabiendas, las consumen con más voracidad que las que simplemente son noticia.
La investigadora Sandra González-Bailón, de la Universidad de Pensilvania y líder de este estudio, concluye que Facebook ha proporcionado a la derecha una maquinaria de difusión que no hubiera tenido en ausencia de redes sociales.
Así que la novedad que incorporan las redes sociales a la maquinaria que otras veces solo el Estado era capaz de desplegar para perpetuarse en el poder, es una fabulosa capacidad para viralizar todo tipo de contenidos -reales o no, veraces o no-, para crear comunidades de seguidores y para segregar audiencias desde sesgos ideológicos. Todo ello sin que tengamos claro quién o quiénes son los emisores de esos contenidos y mucho menos los estrategas capaces de diseñar campañas para influir en asuntos tan dispares como el consumo de productos de limpieza o, lo que es peor, la inclinación de las preferencias electorales, esto es, el voto.

La gravedad del asunto es el riesgo que todo ello supone para la democracia. Socavar la confianza en las instituciones rompiendo el consenso básico de la verdad (de lo que es real), resulta una técnica sumamente eficaz como ya demostraron Hitler o Stalin y tremendamente destructiva si se le suma la potencialidad de la digitalización. Usada en democracia para pervertir el acceso al poder, esto es, deformar a sabiendas la realidad institucional para, con ello, cambiar las reglas básicas de una convivencia que les niega alcanzarlo, es tramposo, es indigno y es muestra de la incapacidad política de quienes únicamente quieren el poder para valerse de él.
De manera que cuando su cuñada mande un mensaje al grupo de WhatsApp asegurando que Sánchez ha fallecido en el Falcon por una ingestión indebida de voto fraudulento, antes de asumirlo como cierto y compartirlo, asegúrese de en qué trinchera de la verdad está usted. No sea que Sánchez no esté muerto, que no se haya hinchado a comer papeletas y que ese viaje no lo hiciera en Falcon.
El dibujo es de mi hermana Maripepa
Ya nos hemos acostumbrado a esta mentiras mediaticas , que si lo anulamos no estariamos del todo bien , nos faltaria la mentira.
Vuelvo a decir lo de siempre todo esto favorece al mismo grupo, la solucion es muy facil, con los medios de hoy en dia ya es imposible comentar algo en redes sociales o en prensa bajo el anonimato, no es posible por mucho que nos lo digan, cuando un particular,prensa o politico miente y se contrasta , leña al mono ( a ver que culpa tiene el mono) y es la unica forma de evitarlo lo mas leve palos de bolsillo lo mas fuerte palos y carcel, se acababa con el problema , pero esto no interesa por que sin la mentira no se puede convencer a los fumigados, asi que nos toca aguantarnos.
Buen domingo
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Estos parecen los fumigadores: los que tiran por el aire las esporas de la necedad, que hacen que, según quién, se crea a pies juntillas esa vedad inventada que nos meten por los ojos.
¡Libertad de expresión! Eso es lo que reivindicaba (y reivindica) Donald Trump cuando cuenta cuentos increíbles como verdades y se cree con derecho a hacerlo.
Lo mismo que hace Feijóo cuando se empeña en contarnos que tiene derecho a gobernar por haber sido la lista más votada, sin acordarse de Extremadura o de la Diputación de Ciudad Real, mismamente.
Su libertad de expresión. Su realidad paralela. Una que, por esta vez, no va a servirles para nada más que para estar cuatro años más dando la murga…
Su libertad.
GRACIAS, AMIGO. Fuerte abrazo.
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Buah, que mal tema para el verano, calienta mucho. Hace poco puse como un trapo a un diputado de vox, uno que fué general, estaba tan indignado que se me fué la mano, me bloquearon la cuenta de Twitter seis días.
Siempre he admirado a quien es capaz de mentir con mucha inteligencia y buena memoria. Sin embargo me resultan insoportables esas mentiras burdas diseñadas para sembrarse en los surcos de tierra de la imbecilidad.
El núcleo de nuestra sociedad actualmente, está formada por los desertores de la ESO en tiempos de la burbuja inmobiliaria que ahora andan por la cuarentena. Se pegaron un batacazo desde lo alto de la grúa pluma y aún no se han recuperado.
Sin embargo con mi madrina, que ayer cumplió 93 años y te dice en voz baja que votó a Sánchez; lo de decirlo en voz baja tiene mucho sentido, no hay noticia falsa que la engañe. Sabe informarse y da gusto hablar con ella de política, sabe perfectamente separar el grano de la paja. Su padre, mi abuelo, en su aldeita de Burgos se sentaba bajo la sombra de un árbol con un porroncillo de sidra, el perro y un montón de periódicos y se dedicaba a leerlos todos.
Hace muchos años, cuándo aún se escribía a máquina, una compañera de trabajo que tenía un cuñado sociólogo, le facilitaba trabajos a una amiga mía, transcribir cintas de cassette de las encuestas grupales sobre estudios de mercado. Básicamente lo que se hace ahora con la bigdata. Recuerdo un trabajo encargado por la SEAT para poner nombre a sus modelos. Ganó poner nombres de ciudades españolas; Córdoba, Málaga… Ya sabes.
Es curioso, la hermana pequeña de mi amiga terminó estudiando sociología y ahora es la jefa de publicidad de la COPE.
Las noticias falsas, al igual que los memes, que creo no has mencionado, no salen de la mesa de un funcionario desocupado, salen de un laboratorio específico y perfectamente diseñado.
Por precaución y proteger mi salud no oigo ni a Bendodo, Cuca Gamarra y el propio Feijóo.
En ésto de mentir la izquierda tiene toda la desventaja, si miente lo paga caro. A Sánchez lo llevan llamando mentiroso desde el minuto uno.
Esa señora que mencionas sabe que lo de Sánchez y el Falcón es mentira, pero también tiene claro que es una bala de su pistola, por eso las mentiras no solo no les cuestan, llevan un 25% de interés. Recuerda aquel jubilado llamando Perro a Sánchez. Si ocupas toda la capacidad cerebral en interesarte por la vida de famosos de cartón piedra no te queda espacio ni capacidad para otra cosa, (fachapobres y/o desertores de la ESO).
Abrazos y feliz domingo.
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Deben quedar ya solo dos o tres como tu abuelo y otras cuatro o cinco como tu madrina. El consumo de la información ha cambiado radicalmente con la digitalización y si antes era difícil, pero posible, informarte, ahora roza lo milagroso acceder a información veraz y contrastada, salvo acudiendo a los medios clásicos, también ahora desde el móvil.
Basura se ha consumido siempre, pero creo que nunca en estas cantidades ingentes que nos proporcionan las estrategias de desinformación, los gabinetes expertos que, como bien dicen, la cran para sus fines.
Como saben de esto, y no poco, generan ese caldo de cultivo abominable para indigentes intelectuales que se trufa con el ruido insoportable que genera la derecha cuando no está en el poder.
¡Qué tostón!
¡Y qué de rato lo vamos a tener que soportar aún!
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Justo, he vuelto a releer lo que había escrito. Siempre me han encantado esos juegos de palabras en que usas el parentesco de forma torticera. Mi abuelo… su hija (93 años) jeje. Ojalá estuviera vivo mi abuelo estaría cerca de los 200 años.
Un pequeño descuido, una lectura en diagonal y zas… Caes sin darte ni cuenta. No digo ya con la basura informativa que te vuelcan diariamente en la cabeza.
Uso internet desde 1996, ya me enteré de la muerte de Lady Di por internet (1997) en la vida he reenviado una cadena, incluso las he visto pasar una y otra vez por mi Hotmail cada vez más engordadas. Mis grupos de WhatsApp son mínimos, ni tan siquiera con la familia. Me informo a grosso modo por la radio, igual que mi madrina. Los dos desde el 28M dejamos de escuchar noticias de política, incluso el 23J avisé que no quería spoilers. Cuando algo me llama la atención hago una búsqueda y leo varias fuentes.
Dices que de dónde sale tanto imbécil, tienes varias generaciones que leer más de nueve líneas se les hace bola. Qué esperas de ellos. Se informan por tik tok e incluso cuando escuchan música lo hacen por Spotify haciendo que salten las canciones al minuto. Consumo rápido y muy fungible. Los hay que no contestan una llamada telefónica porque no se creen capaces de mantener una conversación. Tienen sus propios protocolos de uso del lenguaje, si te pongo u_u detrás de una frase no sabes que estoy expresando. No te contestan un mensaje por WhatsApp pero si lo hacen por IG (Instagram) o viceversa. Así montones de ejemplos.
Un apunte, no me fío un pelo de las negociaciones que lleve Bolaños, me parece un absoluto inútil al que todo el mundo engaña.
Si estuviera en una partida de poker sería el «primo» al que todos despluman.
Felices vacaciones, puente y lo que surja, abrazos.
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«Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad» (Goebbles, jefe de campaña del Tercer Reich)
Y mil veces no es nada para las llamadas redes sociales.
Relaciones sociales sí, redes sociales no. Hasta los grupos de wasap (me gusta castellanizar) de amigos han traído problemas de relaciones sociales.
Como toda innovación, como todo invento, las redes sociales “en teoría” traen cosas buenas, “en teoría” facilitan las relaciones sociales (amigos en la lejanía, nueva gente que comparte ideas, opiniones, curiosidades, informaciones, recuerdos, pensamientos, etc) pero en la práctica … en la práctica no es así en un altísimo porcentaje.
En la conversación cara a cara se debate, se discute, se soporta pero en la soledad de tu teclado te encierras en ti mismo, nada de soportar, se acepta lo que te gusta y se niega lo contrario. Caso omiso a lo que no quieres oír, lanzarte a compartir lo que te gusta oír. Da igual que sea verdad o no.
Los Goebbels abundan porque lo tienen muy fácil.
Sólo de paso digo (sólo de paso) que en los pueblos está mucho más fácil eso de las relaciones sociales, en los pueblos se juntan los del Barcelona con los del Madrid, charlan y hasta ven el partido juntos, se juntan los rojos y los fachas, charlan y se toman cañas juntos, llevan conociéndose una vida y ni se plantearon dejar de hacerlo. En las ciudades se están separando por círculos, por barrios o por clases, todos igualitos en cada grupo. Y en las ciudades hay muuuuuchos votos, muchos más que en los pueblos. Y en las ciudades se recurre muuuucho más a las redes sociales, ello en detrimento de las relaciones sociales. Lo digo sólo de paso.
El hombre lleva toda su historia avanzando, creando, inventando pero una y otra vez comete el mismo error: no calcula las consecuencias. Toda innovación trae cosas buenas y cosas malas, no hay que lanzarse en picado con tanta premura, tantas ganas y tanta inconsciencia. Habrá que armarse de paciencia y afrontar un debate que dé a luz una regulación que exija la ética necesaria a esas redes. Mientras tanto, está en nosotros, en cada uno de nosotros y eso no es nada fiable sino, por lo visto, todo lo contrario.
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Relaciones sociales versus redes sociales. Bien planteado.
La carrera hacia la digitalización ha traído, está trayendo, un montón enorme de cosas muy buenas y un montón (seguramente menos enorme) de cosas malas o muy malas.
En este momento de mi proceso mental para hacer criterio no sé si la gran culpa de todo este inmenso jaleo es de los productores de desinformación, que saben que siembran en terreno abonado, o de quienes renuncian a las relaciones sociales y se entregan a las redes a consumir sin cuidado ninguno la basura que fabrican para ellos.
Sé (del verbo saber) que la derecha utiliza estas técnicas goebbelianas para henchir lo corazones de los imbéciles y sé que le funciona a las mil maravillas. Pero no dejo de preguntarme qué lleva a quién a convertirte en un imbécil y a consumir esa mierda.
Sabemos de campañas rusas para influenciar las elecciones en EEUU y nos escandalizaría saber de las que no sabemos. Deleznable. Pero tenemos que detenernos también un momento en los consumidores de estas campañas que, finalmente, votan a Trump o a Feijóo o a Bolsonaro. ¿Qué les pasa en la cabeza?
Renunciar a las relaciones y cambiarlas por las redes es un pecado mortal. Y tiene condena: soportar a Feijóo. Y a punto hemos estado.
GRACIAS, AMIGO. Bien traído.
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La izquierda siempre se cuestiona todo, de ahi el desacuerdo en muchas ocasiones de sus grupos parlamentarios, mientras la derecha acepta todo lo que le venga bien sea la barbaridad que sea.
Y el miente , miente que algo queda, funciona muy bien entre los votantes más incultos en política .
Me ha parecido genial tu árticulo.
Un abrazo.
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Decía Alfonso Guerra (que otras veces tenía gracia aunque ahora maldita la gracia que tiene) que los votantes de la derecha acudían a las urnas como un solo hombre, mientras que los ‘señoritos de la izquierda’ ¡están desmotivaos’!
Es tal como dices. Difama, que algo queda. Sobre todo en las cabecitas más proclives a creérselo todo. Y en la izquierda, sin embargo, todo nos parece discutible, matizable, mejorable… No sabemos ponernos de acuerdo ni en lo básico, mientras ellos se comportan como disciplinados soldados del fascio grandioso.
Esto de la desinformación les funciona cojonudamente bien…
¡GRACIAS, PACIX! Un beso muy grande.
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