“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos sus poderes.”
¿Qué le parece?
Incontestable.
No solo es el texto literal del punto segundo del artículo primero de la Constitución Española. Además es la piedra angular del ordenamiento de toda democracia.
Avancemos.
El artículo 66 de la propia Constitución señala en su punto primero: “La Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.”
Ahora ate cabos.
Y avancemos.
“Los jueces convocan manifestaciones ante los tribunales contra la ley de amnistía y el acuerdo entre el PSOE y Junts”.

¿Qué nota?
¿Parecería que ‘los jueces’ o al menos una parte de la judicatura se están poniendo en frente de decisiones que son de la exclusiva competencia del poder legislativo? ¿Que una parte del poder judicial, sin procedimiento previo y sin atender a lo que establece el artículo 117.3 de la propia Carta Magna, está prejuzgando sobre la adecuación a Derecho de una proposición de ley que se tramita en las Cortes Generales?
(El artículo en cuestión dice que “El ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las leyes, según las normas de competencia y procedimiento que las mismas establezcan.”)
¿Parecería que una parte de la judicatura se ha posicionado en contra de decisiones que corresponde tomar al Poder Ejecutivo, utilizando para manifestarse, no el vehículo de las sentencias pronunciadas en audiencia pública, sino movilizaciones frente a los palacios de justicia?
¿No les dará como ‘cosa’ saltarse a la torera la sacrosanta separación de poderes de la que tanto hablan, precisamente, invocando el principio de la separación de poderes?
¿Qué les pasa a sus señorías con el Derecho de Gracia? ¿No les mola? O ¿sólo no les mola cuando le toca ejercerlo a la izquierda política? Ay, ay, ay…
Y, por cierto ¿qué miedo tienen a que las Cortes Generales, donde por lo que se ve reside la representación de la ciudadanía en la que, a su vez, reside la soberanía nacional, investigue las desviaciones de poder que se hayan podido cometer en las maniobras de la policía política del PP contra el independentismo que hubieran podido derivar en causas judiciales?
Se escucha (o se lee) el término ‘lawfare’ (“instrumentalización de la Justicia, judicialización de la política o persecución judicial”, según la Fundéu) y sus señorías se rasgan las togas maldiciendo en arameo, como si su poder proviniera directamente del Señor su Dios y los simples mortales (o sea, el pueblo del que, según la Constitución, emana la justicia) tuviéramos vetado por gracia divina el derecho a opinar sobre las barbaridades que, en ocasiones, se acometen en nombre del Rey por quienes la administran. (Ya sabe: La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados integrantes del poder judicial… Y así lo establece en su punto primero el ya citado artículo 117 de la tantas veces invocada Constitución Española.)
¿Qué les pica a sus señorías? ¿Les pica la izquierda? ¿Estamos verdaderamente ante un Gobierno progresista y las facciones conservadoras del Poder Judicial están temiendo algo fatal? ¿Quién coño ha dicho que el Derecho de Gracia contravenga, contradiga o se inmiscuya en las decisiones judiciales? ¿No es más cierto que no hace sino confirmarlas y anular sus efectos de acuerdo con la Ley para proteger un bien mayor, solo apreciado por el Gobierno (indulto) o por las Cortes (amnistía), ambos representantes de poderes tan santos, tan democráticos, tan legítimos, como el judicial?
¡Cordura! Ya hubo otra amnistía.
Pretender vetar la idoneidad del Fiscal General (un Consejo cinco años caducado), anular el Supremo el nombramiento de la presidenta del Consejo de Estado so pretexto de no reconocer su prestigio como jurista, todo en una semana, después de haberse manifestado públicamente ante audiencias y juzgados contra decisiones del poder ejecutivo y el legislativo, inmiscuyéndose sin ambages en sus competencias, evidencia una guerra abierta que no pueden sino perder.
La instrumentalización que de ello está haciendo el Partido Popular no hace sino abundar en la idea de la defensa de los viejos privilegios que la derecha lucha por recuperar despertando el fantasma del franquismo más abyecto, el de las castas, el de la arbitrariedad más insolente, repitiendo hasta hacerla vomitiva la falacia de la ilegitimidad de los actos del Gobierno.
Actuar al dictado de la derecha y en beneficio de su posición política, hace que la necesaria imagen de independencia de la que la justicia debe hacer gala quede reducida al esperpento.
Porque la soberanía nacional reside en el pueblo español y del pueblo español emanan todos sus poderes y eso concierne también al que ostenta la clase judicial que no está dando muestras de esa independencia que se le exige y se le supone sino, antes al contrario, de estar defendiendo privilegios y prebendas procedentes de otro tiempo.
En democracia también la justicia emana del pueblo.
El dibujo es de mi hermana Maripepa
El problema de la justicia es que son personas de carne y hueso con sus ideas políticas, eso de que la justicia es ciega es mentira, la mayoría de las veces toman las decisiones según a quien les interese, sería mucho más fácil y más Justo puesto que estamos en la era digital inventar un procesador que analice todas las causas con la información que cada una aporte con sus abogados defensores y la máquina justa esa si es ciega y dicte sentencia según resulte la comprensión de las pruebas, ahí tienen que ser los abogados y abogadas los que depositen la mayor veracidad posible del caso a juzgar, problema que esa máquina la inventa un hombre o mujer que le meterá las claves que les interese o sea que nada que seguimos igual.
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Las claves que se meten a las máquinas para que ofrezcan la información conveniente. Esas rutinas que las hacen tan prácticas… que parece que algunos jueces se las han aprendido muy bien.
Parece que vamos a tener siempre las de perder.
Y, sin embargo, vamos ganando…
¡Un abrazo, amigo!
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La justicia falla porque tiene que fallar. Conocí a un secretario judicial de Leganés hace muchísimos años, yo no he visto persona más corrupta.
Uno de mis compañeros, jefe de lo contencioso del Hispano Americano contaba «maravillas» de los subasteros, aquello hubiera sido imposible sin la aquiescencia del funcionariado judicial.
Incluso tener un bufete en casa y ser testigo de los absurdos procedimientos, lenguajes y latinajos que se usan en derecho.
También la dificultad de «informatizar» leyes laborales redactadas de tal forma que parecen ideadas para reventar cualquier ordinograma que quieras diseñar.
Si me gusta presentarte en el juzgado de guardia a cinco minutos de medianoche para entregar una contrademanda al límite del plazo, eso era adrenalinico. Ahora se hace por internet, es más emocionante aún.
Echo de menos que alguien haya pedido una testifical de la santísima trinidad, en alguna de esas demandas de Abogados Cristianos que los jueces instructores admiten a trámite.
Si alguien me dijera de quién te fias más un cura un banquero o un juez, me pondría en un aprieto, puede que pusiera al juez el último.
«Más vale un mal acuerdo que un buen juicio» o esa maldición gitana: pleitos tengas y los ganes. Da una idea del funcionamiento de la justicia.
El poder corrompe y la justicia tiene mucho poder.
El lawfare existe, que los jueces se hagan los ofendidos y se pongan a hacer el payaso en las puertas de los juzgados lo corrobora, el matiz ese de que no se están manifestando para qué, llegado el caso, no les recusen, es una forma de hacer el ridículo pensando, como deben pensar, que ellos son los más listos de la granja y el resto somos una manada de tontos vestidos.
Para entrar en derecho en la JCI vas con la gorra. Prueba a entrar por medicina en la Autónoma.
Los jueces, como tantos otros, son muy corporativos y un círculo muy endogàmico, en la parte alta. Nadie ha querido nunca ponerle remedio porque para los políticos la justicia no da votos. Por eso nadie la mete mano. Solo la parte que interesa, esa del poder.
Juez y conservador, a mi parecer, es una incongruència, si el juez es conservador, como lo entendemos aquí, ósea del Opus, mas le valiera que se buscara otro trabajo.
Las leyes, el derecho, sirve para regular la convivencia y proteger a los más debiles. Para eso se
necesita que el juez tenga un punto de rebeldía que tenga la capacidad de cuestionar. Eso no lo hace un miembro del Opus, tendría que cuestionarse a sí mismo y desde luego que no lo hacen. Son jueces para tener mucho poder, la justicia la reparten ellos a quién y como quieren.
No me fío de una justicia que tarda doce años en dar una sentencia definitiva, por ejemplo.
Feliz domingo, abrazos.
Pd: no he puesto juezas porque donde está el problema, juezas… Poquitas.
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No emplazan a la santísima trinidad porque no saben a cuál de los tres referirse y el cartero nunca da con la dirección correcta.
‘Santísima Trinidad. A la atención de Dios Padre, o Hijo, o Espítu Santo. 00000-El Cielo’. Y nada, que no llegan nunca.
Pero la intención es buena.
El día que los jueces elijan a los jueces, tendremos fascio para siempre. Esperemos que la izquierda en el Gobierno no se deje engañar por la falacia.
Pleitos tengas… Y los ganes.
Un abrazo fuerte, amigo.
GRACIAS
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¿Leyes para proteger a los más débiles? Ojalá.
Me temo que las leyes surgieron para proteger a quienes tenían algo que proteger, que no eran los más débiles precisamente.
Eso sí, a cambio de aceptar esas normas que protegen la riqueza de algunos, los más débiles pidieron algo, algunos derechos. Y así empezó todo. Y así continúa.
Las normas no las inventamos los pobres, los pobres enseñamos los dientes (no todos), los ricos lo vieron e inventaron las reglas. Todo lo demás es una gran falacia. La lucha de clases nunca terminará.
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