Un grupo de revoltosos quemaba fotos del rey, ¡puestas boca abajo!, en plaça Sant Pere, de Girona. Eran como las diez de la noche del 17 de marzo de 2018. Celebraban la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que condenaba a España por haber multado a dos independentistas por hacer exactamente eso: quemar fotos del rey. Se brindó con cava.
Un par de años antes, el 5 de febrero de 2016, dos titiriteros de la compañía ‘Títeres de Abajo’ eran encarcelados (prisión provisional sin fianza) por representar en el barrio de Tetuán la obra La bruja y don Cristóbal, en la que aparecía un cartel con la leyenda ‘Gora Alka-ETA. Contra la compañía interpusieron querellas el PP y Ciudadanos. También la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Todas las causas fueron archivadas sin consecuencias penales para los titiriteros que cinco días después ya habían salido de Soto del Real. El 7 de diciembre de 2023 el Tribunal Supremo ha condenado a Eduardo Indas (Okdiario) a pagar 4.000 € a cada uno de los titiriteros por insultarlos. Alfonso Rojo (Periodista Digital), ya lo había sido a pagar 3.000 a cada uno, también por insultarlos. La causa contra ellos ya había sido archivada, pero la prensa fascista continuaba insultándolos.
Colgar un muñeco con la cara de Santiago Abascal y un tiro simulado en la frente (de las dos ejecuciones parece que, al menos una, era innecesaria), le ha costado al autor de la broma una pena de ocho meses de prisión. Vox había pedido 3 años, pero Fiscalía no vio delito de odio (cariñoso no era), aunque sí de amenazas.

Y luego viene cuando grupos de ultraderecha perfectamente identificados y todos ellos del entorno de Vox, convocan a sus huestes a una divertida nochevieja frente a la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz, que incluye apaleamiento y vejaciones a un muñeco de Pedro Sánchez.
—¡Pero bueno! ¿Es que a ti todavía no te han quemado fotos en la vía pública? ¡No pintas un carajo, amigo!
Igual que en el fútbol, nos escandalizan más nuestros propios ajusticiados (simulados) que los ajenos. Una quema real (entiéndase regia) nos da hasta gustito si es en invierno, y un apaleamiento de Sánchez (igualmente figurado) nos parece una ignominia. A Abascal le molestó un poco el tiro pintado en su propia frente, pero ha celebrado la tortura del presidente de Gobierno, al que ya había augurado que su pueblo (el de Abascal) pronto lo querría ver colgado por los pies.
Así que podríamos concluir que esto de la libertad de expresión (un derecho ultra consagrado en la Constitución y ultra protegido por los tribunales de justicia en España, en Europa y en gran parte del primer mundo) se sirve a la carta, como las decisiones del VAR.
Y odiar… ¿es un delito? En realidad no. Solo es incómodo para quien odia e inocuo para quien es odiado siempre que la hipocresía (ese gran pilar de nuestra sociedad) haga que el odiador mantenga frente al odiado las formas aconsejadas.
Reproche penal merece quien lo propaga, lo difunde, o agita a la muchedumbre contra el sujeto de su odio. Y el reproche debería ser mayor si quien se dedica a ello es, además, alguien que ostenta la representación de otros.
Un ejemplo: el presidente de la comunidad de vecinos no debe atacar públicamente al del 3º Izda., so pretexto de haber votado en contra de la derrama por la limpieza de la fachada del edificio. Estaría feísimo que hiciera colgar un muñeco con su cara del hueco de la escalera e invitara al resto de los vecinos a apalearlo, escupirlo, orinarlo o prenderle fuego, en el bien entendido que es muy peligroso prender muñecos en los huecos de las escaleras. Acaso, el tipo del 3º Izda., es un hombre bueno y temeroso de Dios, que no merece tal escarnio público solo porque opine (como tantos otros) que la belleza está en el interior y que prefiere gastarse su dinero en Reyes (magos, claro) aunque la fachada del edificio desluzca un poco.
En idéntico sentido, un hombretón que ha denunciado tales prácticas contra él mismo, sin duda injustificadas por estrecha que le quede la ropa que usa, no debe alentarlas contra otros de su misma condición escondido tras la maraña de organizaciones facinerosas sobre las que ejerce su ascendente moral.
Debe entenderse aquí lo de ascendente moral exento de todo condicionamiento ético, solo como capacidad de condicionar el comportamiento de un prójimo igualmente exento de cualquier tipo de moral o de estructura ética en la cabeza.
De lo de sembrar vientos y recoger tempestades es mejor no hablar. Por el momento se ignoran las consecuencias del uso de fórmulas tan profundamente irresponsables.
No se sabe si la sociedad sabrá reaccionar ante quienes han retrocedido tanto que recurren a la violencia como forma de hacer política. No se sabe si esta ausencia de proyectos que ofrecer a la sociedad se podrá sustituir por la llamada a las vísceras y se consolidarán la imbecilidad como credo y la quema de muñecos como manera de expresarlo. No se sabe si resumir el discurso en lo que cabe en un tuit que poder hacer viral sustituirá al pensamiento político.
Pero sí podemos hablar del reproche que merece según qué manera de hacer.
Y así, tendríamos:
Representar títeres: ninguno.
Quemar fotos del rey boca abajo: no está bonito, pero no está penado.
Que un grupo de revoltosos queme muñecos que representan a otros personajes públicos: igualmente no está bonito; lo vemos, de momento solo está bien visto en fallas.
Que un matón de discoteca que se aproxima a los dos metros de altura te amedrente en un pleno municipal (por ponerte otro ejemplo): sí.
Que el jefe de la tercera fuerza política del Estado aliente a sus huestes a colgar de los pies al presidente del Gobierno: sí.
Y este reproche ¿ha de ser penal?: al menos reconozcamos que debería hacérselo mirar por un especialista.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Muy fina es la línea que separa el derecho a expresar tus opiniones de la manifestación de odio, que no es un derecho ni algo que convenga difundir en la sociedad, es, de hecho, un delito. ¿Cómo discernir dónde acaba una cosa y empieza la otra? No digamos probarlo.
Llevado el asunto a tribunales, lo dejamos todo a la interpretación de sus señorías, unas señorías que últimamente cojean ostensiblemente y a mí no me gusta un pelo el píe del que cojean.
Llevado el asunto a nuestro juicio particular, algo inevitable (ni deseo que se evite), la interpretación es más subjetiva todavía, más contaminada en muchos casos, más orientada y dirigida, en infinidad de ocasiones dirigida, por no decir manipulada, por oscuros intereses, por los charlatanes de turno, por la lucha de poderes, los objetivos electoralistas, las estrategias partidistas, etc.
Yo me entero de que han colgado un muñeco del presidente del gobierno y lo han golpeado y tal y cual y no me escandalizo, no me gusta teniendo en cuenta la situación que vivimos pero no me rasgo las vestiduras. Luego veo las imágenes del suceso en un noticiario y lo primero que me llama la atención es el odio con que se ensañan en ese símbolo los energúmenos de turno, veo sus caras, observo sus gestos, oigo a quienes los animan, aplauden y vitorean, noto su desprecio y su violencia, siento su rabia, su furia, momentos de ira y ahí sí, ahí me escandalizo. ¿Cómo se llega a eso? ¿cómo hemos llegado hasta ahí?
Un juez no fue capaz de ver intimidación en un grupo de fornidos hombres con el miembro por fuera rodeando a una chica ebria en un portal. ¿Cómo va a ser capaz de ver el odio que yo aprecio en esas imágenes? Y yo lo tengo claro y cualquiera que lo vea pero puede que un juez no, por muy independiente que se reclame.
¿Normalidad? Si esto es la normalidad, ya no necesito darle más tiempo a 2024 para empezar a despotricar de él. A ver si llegan las uvas.
Saludos a todos.
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Más nos valdría ser nosotros mismos los que los hiciéramos desaparecer en las urnas que esperar a que la justicia los extinguiera. Porque no lo hará.
Y a lo mejor lo tenemos que agradecer porque, según su sentido de la justicia, ellos ya habrían hecho desaparecer a más de cuatro partidos políticos. Todo lo que no es con ellos es contra ellos, y contra ellos son capaces de las armas más turbias, las más retorcidas, sean legales o no, legítimas o no, que eso les importa un huevo.
La sociedad misma tendría que saber repudiar la violencia. El drama, el verdadero drama, es que no solo no la repudia, sino que la aplaude.
Mal camino… Malo.
Muchas gracias, amigo. Fuerte abrazo.
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Me recuerdas al PSOE pidiendo al PP que sea un partido de estado y respete las instituciones. Ellos son más de formatear discos duros, como hizo Aznar al salir del gobierno, o la alcaldesa de Pamplona, o el famoso disco de Bárcenas roto a martillazos, con lo fácil que es ponerle un imán. Les faltan buenos informáticos en el PP, además de otras cosas.
Hay que recordar que esa reunión de camellos en que se ha convertido Ferraz la inició una tal Aguirre.
Creo que el del muñeco de Abascal o es tonto o es de vox, nadie en su sano juicio haría algo así. Solo consigues que se justifiquen las burradas que dice y hace la ultraderecha.
Ojo, ya sabes que soy partidario del sartenazo en la cara al matón de turno y en caliente. Eso lo sé desde que tenía diez años, hay que pararle en seco antes de que se envalentone y vaya a más, como hizo Ortega Smith.
Vox se pegó un batacazo en las municipales y en las generales, por eso ha incrementado tanto el ruido.
Lo del presidente de Comunidad es meterte en mi terreno. Lo tiene fácil para que un juez le admita la dimisión y mandar a todos los vecinos al carajo.
Muñecos colgados en la escalera no sé, pero batallas campales he conocido unas cuantas.
Arreglar la fachada no es solo una cuestión estética, también puede estar relacionado con una impermeabilización más eficiente.
Una duda que tengo, en Madrid hay casi un millón de personas en lista de espera. Supongo que existirá lo que yo llamo efecto onda, supongamos que yo estoy en lista de espera para algo qué, sanitariamente, debería hacerse con más premura. Eso me tiene cabreado con quien gestiona la sanidad de mi CCAA. Supongo que a las personas más cercanas a mi, tres, les pasará lo mismo. Eso serían casi cuatro millones de personas (efecto onda). En éste caso madrileños. Yo no votaría a quien está afectando a mi salud con su gestión, las personas cercanas a mí tampoco.
Sin embargo Díaz Ayuso tiene mayoría absoluta, ojo… Con una buena participación. Porqué Juan M. Moreno hace lo mismo en Andalucia, pero allí más del 45% de los andaluces no fueron a votar.
Ahora todo son quejas. Todo ese ruido de presidentes colgados llena el espacio que debería ocupar que la Paz está colapsada y se han suspendido las operaciones por falta de medios.
Quién en su sano juicio y su instinto de supervivencia intacto vota a esa gente.
Feliz domingo, abrazos.
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Se ve que el ruido, el ardor guerrero, el odio derramado, tienes más fuerza que el sentido común o incluso que el instinto de supervivencia que debería despertarse cuando un gobierno hace zozobrar la sanidad.
Las vísceras son más potentes que la razón, esto ya se ha demostrado con creces. Que las vísceras no se hayan removido después del puto desastre de la pandemia en las residencias de mayores, no tiene explicación posible a mi entender. Pero así ha sido.
El sentido común, ya sabes, que debería ser previo al sentido jurídico y aún previo al sentido político, no es el más común de ellos. Y las urnas dan buena prueba.
Por cierto: aunque fuera un problema de aislamiento perimetral… yo no colgaría un muñeco del vecino del tercero en el hueco de la escalera…
Un abrazo, amigo. Gracias por estar siempre por aquí.
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