El teocentrismo medieval evolucionó ya en el Renacimiento hacia el antropocentrismo. Esto es, ya en el S. XV se iba quitando la manía de centrar en los dioses el conocimiento y la explicación del mundo, para buscar en el hombre (en el S. XV de la mujer se hablaba poco, pero debemos entender el término como genérico) y en su capacidad de inteligir la explicación de las cosas, partiendo de que la inteligencia, potencialmente ilimitada del ser humano, puede satisfacer todas las necesidades de este (el conocimiento, la búsqueda de la verdad o de la moralidad) sin necesidad de aceptar la existencia de Dios.
Siglo XV.
No renegaron los humanistas de la existencia de Dios. Simplemente concentraron en el hombre (la mujer, ya saben) el objeto de la filosofía, entendida, según la RAE, como el “conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”. De hecho, grandes humanistas tradujeron los textos bíblicos a sus diferentes lenguas y en lenguaje común, con tal de acercar el conocimiento de ‘lo divino’ al común de la humanidad y acrecentar así su capacidad de saber.
El humanismo, pues, trata de difundir la idea de que el hombre instruido permanece libre, consciente de su capacidad de elección, y cultiva la tolerancia, la independencia, la ética, la curiosidad. Y ello, claro, referido a toda la humanidad, consideración nada menor por lo que luego trataré de explicar.
Muchos humanistas fueron cristianos, pero el humanismo cristiano aparece mucho después, ya en el pasado siglo XX, posiblemente de la mano del filósofo francés Jacques Maritain (1882-1973), a quien se considera uno de los padres de la democracia cristiana.
Por simplificar, el humanismo cristiano integra el hombre y el espíritu, necesitado este a partes iguales de la razón y la ‘gracia divina’ para comprender y comprenderse. Defiende, en lo político (así lo resumía Maritain), una sociedad abierta y plural, inspirada en el principio de cooperación entre los diferentes y materializada en sistemas democráticos basados en la participación popular, la libertad ideológica y de culto y los derechos humanos. Este humanismo redecorado influyó notablemente, según cuentan las crónicas, en el modo de hacer Iglesia de los papas Pablo VI y Juan Pablo II (al primero no le dejaron tiempo de demasiada cosa, ya recordarán).
Todo bien hasta aquí. S. XX.
En España, tras el fin de la negrura, los partidos democratacristianos duraron muy poco. Los ensayos de José María Gil Robles y Fernando Álvarez de Miranda (DC y PDC respectivamente) nunca cuajaron y dejaron de existir absorbidos por la UCD (después CDS) de Adolfo Suarez, que duró algo más de tiempo sin definirse nunca como un partido humanista (ni cristiano, ni no cristiano). La democracia cristiana intentó sin conseguirlo aparecer como una ideología centrista, pero su escora a la derecha desveló pronto que no tenía hueco en la España de la Transición, copada por el centro por los de Adolfo Suárez y, más tímidamente por la derecha, por los de Manuel Fraga (AP, luego PP y hasta hoy). El panorama estaba lleno. La izquierda centrada la ocupaba el PSOE, que había desplazado al PC de Santiago Carrillo a posiciones más marginales, seguramente por el miedo de una España miedosa a la radicalidad de un comunismo (eurocomunismo lo llegaron a llamar) que solo después se entendería que nunca sería radical.
Luego ya el S. XXI.
Desaparecido el centro político (o representado por el PSOE, para desazón de la izquierda natural del país) por más que el PP lleve viajando hacia él desde que lo conocemos (largo viaje… ¿de dónde vendrían?), la derecha española renunció sin publicarlo a la democracia cristiana, incómoda como está con esa tontería de los Derechos Humanos, de que todos somos hijos de Dios y de que, por ende, la igualdad entre las personas que conformamos la humanidad es inherente a los objetivos esenciales de la acción política. No se puede afirmar desde la derecha que un señor negro (salvo que sea rico) es lo mismo que una señora blanca (salvo que sea pobre). Y eso de la libertad, lo del libre albedrío y tal, no es igualmente predicable para el que se lo puede costear que para el que no. La confusión consciente entre la libertad individual y liberalismo económico en la que Isabel Díaz Ayuso es maestra (además de cervecera), es incompatible con cualquier doctrina humanista y también con la democratacristiana. Ni hasta ahí llegan.

Y ahora viene Illa (la gran esperanza catalana) y se apea con el humanismo cristiano como eje de su acción política y la de su Gobierno.
Por el amor de Dios ¡qué antiguo! ¿Cómo se compadecerá este asunto con el ‘Internet de las cosas’, con la inteligencia artificial?
Sabemos del socialismo cristiano que se ha removido por las entrañas del PSOE desde que Pablo Iglesias (ese no, el otro) lo fundara allá por el año 1879. Hoy e configura como ‘Cristianos Socialistas PSOE’ y cuenta con destacadísimos miembros (la ministra de Defensa, sin ir más lejos) aunque nunca han pretendido ser ‘corriente’ dentro del partido.
Socialista y ateo militante, no reniego de los enunciados de Maritain sobre esa sociedad abierta y plural, inspirada en el principio de cooperación entre los diferentes y materializada en sistemas democráticos basados en la participación popular, la libertad ideológica y de culto y los derechos humanos.
Pero ¿de verdad Salvador Illa va a necesitar de la gracia divina para hacer lo que tiene que hacer?
Lo pregunto porque, si es así… estamos jodidos.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Eres hombre de poca fe, debes visitar con más frecuencia las misas matinales y seguro que opinarías de otra manera hoy no me puedo estender por que empieza la misa.
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¡Otro socialista cristiano!
¡Estoy rodeado!
Recuerda que no puedes comulgar si has desayunado a tu estilo…. y más si es buffet…
¡Disfruta de lo que te queda!
Abrazo
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Esta mañana, afeitándome, me ha venido a la cabeza la Gallineta de Lluís Llach. Después una amiga de el Salvador me ha mandado un vídeo de un atardecer en el Pacífico y se escuchaba Hijo de la Luna, de Mecano. Ya con Lluís Llach pensé que mal envejecen nuestros revolucionarios. Supongo que estar viéndole ya el hueso al jamón da miedo, no sé, asocian a dios con la muerte y una suerte de continuidad, a mí me parece pura soberbia.
Estoy por mandar tu artículo a mi hija, doctorada en filosofía y licenciada en económicas, a ver si saco algo en claro. Obvio que mi memoria no llega hasta el nacimiento o la plácida estancia en el líquido amniótico. Imagino que una vez que se tiene conciencia el pensamiento sería: qué coño es esto. No te digo ya romper aguas, pasar por un conducto que te presiona y encontrarte de repente que pasas de ser una especie de pez 🐟 a vivir básicamente del aire. Luego llega eso tan complicado que se llama vida, hasta que te mueres y te liberas. Humanismo de humano… No sé yo si ese concepto realmente implica todo eso de derechos y tal… Me parece que el humanismo está más pegado a tips como la codicia, la envidia, el egoísmo que ahora llaman libertad… La verdad, yo creería más en el bonobismo. Deberíamos estudiar muy profundamente como el ancho de un río como el Congo puede influir en el comportamiento de unos monos.
Placentero vendrá de placenta imagino. Una vez que se rompe y se cierra el proceso biológico de la vida todo se va complicando hasta la muerte que lo vuelve todo más sencillo y placentero.
El gobierno de Illa es más de derechas que la llave del agua fría, ya veremos qué pasa. Me voy a comprar pan (como Umbral)
Feliz domingo y buena pesca, abrazos.
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¡¡Cuidado con el bonobismo!! Bonos sé de dos y no sé si alguno de ellos será de izquierdas del todo.
Es verdad: alguno de nuestros revolucionarios ha envejecido fatal. Y, también es verdad que placentero debe venir de placenta, porque después de la placenta… nada. Como después de la muerte, pero más sufrido.
Si el PSOE sigue representado al centro y buscamos la divina gracia para que ilumine nuestro pensamiento, no dejará de recordarnos a aquella ministra que se encomendaba a no sé qué advocación de la virgen para lo del cambio climático… nos irá mal.
Evolucionar el pensamiento parece que no sucede desde los existencialistas… Y hace una falta…
Salud, amigo. Gracias por andar siempre por aquí y, si hablas con tu hija, por Dios bendito, ¡¡¡que nos ilumine!!!
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Para iluminaciónes , mejor el espíritu santo, que es su campo y falta le va a hacer, Illa es Dios y Puigdemont, su profeta. Que ascendió el mismo día de su resurrección.
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Amén.
Creo que estoy comprendiendo lo de la santísima trinidad con estas tus sabias palabras… no te digo más.
Abrazo enorme, amigo
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