Vertebran la democracia. Esto es así.
¿Cómo se vertebran ellos?
Lo cierto es que se han desvelado como organizaciones muy eficientes para apoyar a sus líderes (con honrosas excepciones), incluso (en este caso con excepciones ominosas) para dibujar escenarios ideológicos y estratégicos en torno a su líder. No tanto como para anticiparse al futuro, pero sí como para combatir con el presente, en torno a su líder, cuando la oposición política se descarna y ataca sin conmiseración.
No son iguales los partidos de izquierdas que los de derechas. Los de ultraderecha, en realidad, no merecen la consideración de organizaciones políticas. Tampoco practican la oposición de igual manera, ni se muestran de la misma forma como instituciones con vocación de Estado. Esto no lo suele juzgar la ciudadanía (tampoco la militancia probablemente) pero es de relevancia sustantiva en los períodos de alternancia: dejar gobernar no es del gusto de las derechas; alcanzar grandes pactos de Estado solo es posible cuando la izquierda está en la oposición. No es una opinión: es historia de nuestra democracia.
Y ahora en el PSOE pintan bastos.
Pintan bastos gordos, caballos de bastos. Bastos capaces de golpear muy duro al presidente del Gobierno. Bastos con los que socios (y alguna militancia) no están dispuestos a compartir mesa y mantel estas navidades.
Y ¿dónde está el partido?

La cena de los idiotas e transforma en La conjura de los necios y esta encuentra campo abonado en una historia de corrupción que arranca en aquel coche viejo desde el que Sánchez conquistó el PSOE.
(Que bobada, por cierto, excederse de ese modo con la sentencia del fiscal general, con la de jugo que les quedaba por exprimir).
Mascarillas, hidrocarburos, Servinabar, la SEPI y los rescates a aerolíneas guisados con blanqueo de capitales, expresidentes, fontaneros y fontaneras, Venezuela, Transportes, Industria, Transición Ecológica, Interior, Baleares, Canarias… y vuelan los nombres: Zapatero, Montero, Grande-Marlaska, Torres, Armengol, Fernández… No importa profundizar, está al alcance de cualquiera con solo hojear la prensa.
No pudo ser solo Koldo. Basta con mirarlo con un poco de detenimiento.
Guisamos esta barbarie (tiempo habrá para despejar el tremendo lío en el que se encuentra la dirección política del PSOE) con los asuntos de acoso sexual que, de repente, se amontonan en los telediarios. Para estos ya no hay tiempo, porque el tiempo se perdió jugando a que no era nada o a que errores informáticos los ocultaron debajo de las alfombras de Ferraz.
Y ¿el partido?
¿Dónde coño está el partido y de qué instrumentos se ha dotado para gobernar la organización que gobierna el Estado?
No se trata de combatir la estulticia de la oposición que, una vez más, pedirá la dimisión del presidente del Gobierno con toda seriedad y trufada de cuantos insultos sea capaz de aglutinar en una comparecencia ante los medios.
Ni se trata de parar los casos de corrupción que puedan darse en las instituciones cuya responsabilidad ejerce.
Tampoco es depurar responsabilidades cuando el daño, el tremendo daño, está hecho, para sacar pecho de la valentía y la rotundidad con la que actúa ante corruptos o acosadores una vez que la luz pública los ha puesto de manifiesto.
Es dirigir la acción política en toda su extensión. Combatir el presente se ha sabido hacer. Diseñar el futuro se ha hecho muy bien. Dirigir las acciones encaminadas a construirlo y vigilar la ética de quienes estaban llamados a ponerlas en valor se ha obviado por completo. Fatalidad.
El partido designa (así sucede en los que son partidos democráticos) al candidato a la Presidencia del Gobierno de España y a los de los gobiernos autonómicos, provinciales, insulares y municipales, también a los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. El partido otorga poderes cuasi omnímodos a su secretario general, que acumula la responsabilidad de la Presidencia del Gobierno (cuando gana) y de quién depende, en cascada, el nombramiento de hasta el último ordenanza de la sede de la organización (los de las presidencias de los gobiernos son empleados públicos).
A partir de ahí toda la responsabilidad es suya, en la virtud y en el pecado, en la salud y en la enfermedad. Y el partido, que se lo dio todo, se aletarga en la vigilancia del estricto cumplimiento de las obligaciones que le encomienda hasta que un proceso de sucesión se pone de nuevo a la tarea: hasta que la muerte política lo separa del poder.
Fatalidad.
La dirección política del país hace aguas y el partido que la sustenta no tiene capacidad para ponerse a la tarea de fortalecer su credibilidad.
El pecado mortal fue consentirlo.
La penitencia es no tener las herramientas para enfrentarlo.
Miremos a Sánchez. Todos lo hacen. Porque el tiempo del partido ya lo hemos perdido.
Luego ya, si tal, miremos a la política.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Un partido no es solo un partido. Es como un enorme pulpo lleno de tentáculos, muchos tentáculos, hasta en la más pequeña aldea llega ese tentáculo.
Mi experiencia profesional (dos colegios profesionales y dos federaciones deportivas) me hace ver un partido político como el entorno donde he trabajado, aunque he trabajado en un entorno democrático cuando no había democràcia. Hasta la elección de los cargos de su junta rectora se hace con listas abiertas. Algo impensable en cualquier otro entorno, incluido los partidos políticos donde se vota por bloques. Eso que podría parecer algo bueno se ha demostrado que es un nido de favores mutuos entre mediocres, no hay nada como dos mediocres ayudándose uno al otro a trepar. Por supuesto el que llega arriba tira del compañero para que esté a su lado. No se trata del típico pelota trepador, ese emite en otra frecuencia. Los mediocres son una raza especial, Franco era muy mediocre, M.Rajoy y Feijóo, junto con alguno más lo son. Un ejemplo claro de mediocre que flota como un corcho es Rafael Hernando. Gente que no sabes porqué están donde están, pero están. Otra mediocre ilustre es Díaz Ayuso, en cuanto le falla el pinganillo se cortocircuita igual que Feijóo.
Ávalos y Koldo son dos mediocres de libro. Y todo el entorno donde se movían. Koldo es un caso especial de mediocridad, puedes ser tan tonto como para grabar conversaciones que te inculpan, dejárselo todo a mano a la policía demuestra que ser tonto y mediocre es hasta peligroso.
Los mediocres se reconocen, es como si emitieran en una frecuencia única o todos tuvieran el mismo ADN.
El PSOE si quiere limpiar todos sus mediocres va a necesitar un bisturí muy fino y muy afilado porque la mediocridad se incrusta igual que todo lo que se pega al casco de un barco.
Al PP esa mediocridad le funciona muy bien. Están plagados de ellos. Y lideran presidencias muy importantes.
Quién no viera que Carlos Mazón, director general de ITV’s en el gobierno de Zaplana, era el perfecto mediocre o era otro como el o simplemente no sabe por dónde le viene el aire.
No sé si me he explicado muy bien. No es fácil percibir ese tipo, especial, de personas. Trump y Maduro son dos buenos ejemplos también y mira dónde están.
Lo del acoso a mujeres dentro del PSOE por parte de líderes, es lo mismo que ser ministro con el mayor presupuesto del estado, en un gobierno socialista, pensar que les da patente de corso para montar chanchullos. Eso con los casos de corrupción del PP aún «calientes» . Que pensaban que eso no iba a salir, que es el PSOE no el PP. Ahora están en la cárcel por ser unos chorizos (mediocres) y los acosadores en la puñetera calle. Pero el daño que han hecho a toda esa gente que necesita que se arregle el problema de la vivienda o que Garamendi no se les ría en la cara con la propuesta de subida del SMI del 1%. Yo propondría un porcentaje igual al de la subida de los huevos desde la crisis energética (200%) a ver qué cara se le pone al «trabajador» Garamendi.
«Luis Fernández Rafael, exjefe de Estupefacientes de la Policía Nacional en Valladolid, quien fue detenido el pasado 4 de diciembre de 2025. Está acusado de quedarse con parte de los alijos de droga decomisados en operaciones antidroga»
Porqué pongo esto: su esposa, Marta Sanz Gilmartín, fué secretaria tercera de las Cortes de Castilla y León y está vinculada políticamente al Partido Popular (PP). es su querida esposa. Estaba tan feliz en el templo de Debod insultando y llamando corrupto a Pedro Sánchez.
Como para andarse con tonterías.
Feliz semana
Abrazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nos hemos hecho a la corrupción de la derecha como uno se hace a subir al segundo piso sin ascensor hasta que cumple la edad de reglamento.
La corrupción de la izquierda se nos hace insoportable desde antes. Y eso nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer a la izquierda, porque digo y mantendré que me siento éticamente superior a ellos.
La fatalidad está en cómo seguir sintiéndome superior cuando milito en el mismo partido que Ábalos o que el picha floja ese que no me acuerdo ni de cómo se llama. Y en el mismo partido que ha tratado de meter bajo la alfombra las denuncias de personas perjudicadas gravemente por las actitudes machirulas de unos pocos.
No me cabe otro remedio que seguir creyendo en la política (lo de Dios se me hace más cuesta arriba) y a la política se juega en los campos que se juega. Otro sapo. Otro más. Y perseverar.
Me gustaMe gusta
Porque no veo otra manera.
Muchísimas gracias, amigo. Malos tiempos. Un mal mes para dejar de fumar.
GRACIAS
Me gustaMe gusta
Cualquier momento es bueno para dejar de fumar.
Suerte.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eramos pocos y parió la abuela, la verdad que es una auténtica vergüenza, al partido se le ha ido de la mano, la cara de Koldo se preveía pero el resto una vergüenza, que los deberían dejar sin un duro ni a ellos ni a sus allegados, porque teniendo el privilegio de la posición tan acomodado encima meten la mano en el cajón,y no te digo nada si de lo que le acusan es cierto porque tienen pruebas , pues leña al mono, lo jodido es el varapalo que se va llevar el partido, va a ser la ostia.
Pasaremos un buen rato jodidos, y como no consigamos castigar a los delincuentes nos costarán las elecciones.
Buen domingo sigo de siembra.
Me gustaLe gusta a 1 persona
No van a ser buenos tiempos… se vé.
Veremos cómo se remonta esta crisis que tiene pinta de no haberse terminado.
Nos la jugamos todo. Y nos la jugamos en grande.
Perder la confianza en los partidos políticos es muchísimo más grave que perderla en la justicia. La propia justicia ya nos ha hecho desconfiar de ella con toda razón. Nos queda la política y la política es desde los partidos.
Habrá que perseverar, por difícil que nos resulte imaginar cómo será el futuro.
¡GRACIAS AMIGO!
Buena siembra… Y mejor cosecha, aunque sea un poco pronto.
Me gustaMe gusta