Aquella comparación hizo fortuna. Yo se la atribuyo a Felipe González, pero no sé si alguien ya la habría hecho antes. ‘Los presidentes, cuando dejamos de serlo, somos como jarrones chinos: objetos de gran valor que nadie sabe dónde colocar’, dijo. No es literal.
Cuando pronunció esta frase (muy poco después de perder contra José María Aznar las últimas elecciones a las que comparecería como candidato) no sabía hasta qué punto tenía razón. Ni podía imaginar hasta qué punto resulta molesto un jarrón chino en el piso segundo, letra C, de un bloque de promoción pública de las afueras de la ciudad.
No es solo que estorbe. Es que se convierte en una puta china en el zapato del Estado.
Los que han sido presidentes tienen un enorme poder de influencia, más allá de sus más que discutibles sillas en esos consejos de administración, porque sus partidos les escuchan, sus simpatizantes aún les simpatizan y los medios de comunicación amplifican sus palabras.
Y este poder de influencia se puede usar solo en dos sentidos, a saber: para bien y para mal.
Recordar a José María Aznar tirando dardos envenenados contra Mariano Rajoy, hasta el punto de abandonar sus cargos en el partido, hace que nos ruboricemos un poco por aquello de la deslealtad institucional de que hizo gala. Pero ganó. Y ahora el Partido Popular es un reflejo de sus ensoñaciones ultraliberales a las que nadie sabe (ni parece querer) poner freno.
Felipe González tenía una animadversión personal notoria hacia José María Aznar, lo que no es de extrañar al comprender la forma entre insolente y sobrada en la que se producía el popular.
Más ¡oh fatalidad!, ahora es tanto más lo que les une que lo que los separa, que ya no sabe uno a cuál de los dos escucha cuando hablan. Y ¡oh fatalidad!, no es ello consecuencia de un sorprendente giro hacia la moderación que se haya podido producir en la cabeza de Aznar
¿Qué le pasa a nuestro presidente González? ¿Qué le pasa? ¿Por qué denosta con tanta insistencia todo lo que no es él mismo? ¿Por qué se separó tanto de Rodríguez Zapatero y ahora, simplemente, anuncia que votará en contra las iniciativas de Sánchez? ¿Dónde se ha quedado esa lealtad que ha exigido siempre (con escaso éxito) a su oposición, a los miembros de su partido, a sus correligionarios? ¿Qué pinta haciendo bolos con Aznar allá donde quieren oírle, apoyando sus tesis de ultra y, en su última comparecencia, cargando contra la negociación entre los gobiernos de España y de Cataluña como si del Mal mismo se tratara?
Y ¿qué coño pasa con esa mesa entre gobiernos? Pablo Casado ya la ha bautizado como la mesa de despiece de la soberanía nacional (¡cómo le gustan los ripios a este Casado!). ¿Qué ofende tanto a las testas coronadas? ¿Tanto les humilla? ¿O les puede el miedo a que, como sucedió con ETA, sea el PSOE el que resuelva el conflicto y ellos no puedan seguir rentabilizando el odio entre hermanos en Cataluña para arañar votos en el resto de los territorios de España? ¿Qué pasa con ese nacionalismo de mierda (el españolista) que conduce a que solo la victoria sobre los insurrectos satisfaga sus egos patrióticos? ¿Por qué nos hemos hartado de clamar por el diálogo y ahora que se produce lo tiroteamos desde todos los flancos posibles?
Señor González, señor Aznar, el Gobierno se ha sentado a negociar con los representantes legítimos del pueblo de Cataluña. Era lo que le exigíamos. ¿Qué quieren? ¿Acaso que Quim Torra (que es quien es, por cierto) venga a Madrid como al humilladero con la cabeza gacha a prestar capitulaciones? Eso no va a pasar.
Esquerra Republicana de Catalunya, se pongan como se pongan, ha hecho un ejercicio de responsabilidad enorme permitiendo la gobernabilidad de España, aun poniendo en riesgo su capital electoral en vísperas de sus comicios. ¿Nadie más lo ve? El PP no ha estado ahí. Tampoco Ciudadanos. Vox, ni está, ni se le espera. Si es tanta la repulsión que les produce este acuerdo ¿por qué no lo hacen prescindible? Sería tan fácil…
Hay un gobierno progresista en España que tiene que empezar a caminar y necesita de todos los apoyos de la izquierda. También el suyo, señor González. Abandone su ego y, si sigue en pie para entonces y continua siendo socialista, apoye a su presidente. Se llama Pedro Sánchez, es el presidente del Gobierno de España, nos guste más o menos. Tiene que hacer su trabajo con las herramientas que se han construido en las urnas. Y son las que son. Lo llamamos democracia.
Por fin, una vez más, José Luis Rodríguez Zapatero viene a poner el punto de cordura. Le preguntaron: entonces ¿diálogo? Y respondió: claro, ¡diálogo! ¿Hay acaso otra fórmula?
¡Gracias, Zapatero!
Yo de aznar ni siquiera quiero opinar,del señor Gonzalez tenemos un dicho que se lo puede apuntar, no es lo mismo llamar que salir a abrir, cuando uno gobierna tiene que pedir a todas las personas de su misma ideologia el apoyo incondicional , pero cuando ya no gobernzamos nos permitimos el lujo de opinar y sobre todo fuera de casa les importa un huevo lo que puedan perjudicar con sus comentarios por que de esa manera siguen estando, que ademas entre otras cosas se lo ponen en bandera a estos señores amantes de la patria, que estarian dispuestos a jurar por Dios y por España que lo unico que quieren es salvar el pais.
una puta mentira, el unico intereres es hacer daño al que gobierna les importa un cojon el porvenir de la union de España,si no es con dialogo ¿como lo quieren conseguir a tiros? una pena pero esta es su democracia.
esperemos que llueva se limpie la polucion y la mente de esos democratas.
Buen domingo de piñata.
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Pues… completamente de acuerdo.
Lo malo de lo que está pasando estos días es que esto de los salvapatrias a los que te refieres se están contagiando al lado de la izquierda, abanderados nada menos que por Felipe González. Y eso se entiende fatal, deja fatal a la izquierda y le da alas a una derecha a la que, como bien dices, le importa un huevo esa patria a la que tanto alaban.
Yo… no lo entiendo. Si no es con diálogo ¿cómo lo pretenden? Solo tienen un fin: un 155 ¡para vencer! Y tanta pobreza de argumentos, también, con un único fin: el ruido. Ese ruido que les está viniendo tan bien en las urnas al grito de España, una, grande y libre.
Así que, sí: esperemos que llueva. A ver si se limpia un poco todo. A ver si la cordura vuelve. A ver si la sensatez se sienta también en esa mesa de diálogo y no se queda todo en uno de besugos. Que buena falta nos hace.
Un abrazo, amigo. ¡Que llueva!
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La verdad no creo que estas dos momias merezcan un minuto de atención.
Creo que han pensado que la vida es corta y se la suda todo. La pasta es la pasta. Que González blanquea la aznarizaciòn del Pp, pues bueno.. el no puede ver a Sánchez. Un partido político no es un grupo de amigos. Es una panda de sociópatas con la faca entre los dientes.
Por dinero no es, ambos moriran ricos. Codicia venganza y ego las tres grandes «virtudes» de la política, la resumen con la palabra «ambición (justa).
China y puta; ojito eso ahora te lo encapsulan lo sacan de contexto y te montan un estropicio que flipas. No está la cosa paea bromas con el pato lacado estilo Beijing o el pan de gambas.
Feliz domingo.
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Jajajajajajajajaja
De acuerdo: nada de China. Solo la del zapato que suponen estos dos santones dando la murga todo el puto día.
Y lo del dinero… no lo sé. Ayer reflexionaba con una amiga ¿Cuánto valdrá el tandem Gónzalez-Aznar, bien gestionado, en momentos como los que escogen para sacarlos juntos?
Estoy avergonzado de la actitud del que durante mucho tiempo ha sido uno de mis referentes en política. Avergonzado.
No sé cómo hubiera reaccionado él si alguien en el partido hubiera tomado una actitud similar cuando metió a España en la OTAN, pero mucho me temo que no lo hubiera consentido.
Un abrazo, Javier. Gracias, como todos los domingos.
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Este González Marques en nada se asemeja a aquel de la chaqueta de pana con coderas del 82; aunque, una vez instalado en Moncloa, empezó a metamorfosearse en lo que hoy es. Y es que apuntaba maneras. Sólo hay que recordar el comportamiento que tuvo con el pueblo saharaui, a cuyos representantes abrazaba en los mítines y a los que dejó en la estacada una vez se asentó en el Poder. La beautiful people y los golfantes y miserables a los que dio alas siguen teniendo su sitio en las hemerotecas y en la memoria de quienes entonces se dieron cuenta de que las rosas tienen un tallo espinoso.
Este personaje, que hoy aplaude el periodismo ultramontano, representa la antítesis de la izquierda, diluyendo en la nada las siglas del partido del que fue Secretario General. Cualquiera de esas instituciones atávicas que tienen como divinidad suprema a Aznar se inflamarían de gozo si tuvieran a González como asesor; dudo que hubiera divergencias entre las gotosas opiniones de los neocom y las prédicas de González.
Buena tarde dominical y fenomenal semana.
P.D.- …y a los jarrones chinos -que normalmente son made in Taiwan-, un toquecillo y ¡zas!, al suelo hechos añicos.
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Me resulta muy difícil no reconocer en González al hombre que condujo a España a la modernidad en un tiempo más que complejo y con una herencia en las instituciones de la que mejor no acordarse. Ello con todas sus contradicciones, todos los errores y todas las concesiones que se hicieron (excesivas a mi juicio) al régimen del que aún no acabábamos de salir del todo.
Y, en esa consideración, precisamente, es en la que me rebela contemplar en lo que se ha convertido, paladín de un liberalismo que rechina en todas y cada una de mis convicciones.
Pero aún más, su defensa de esta aparentemente nueva de ver el mundo chocando contra las decisiones del gobierno que lidera su propio partido…
Puedo comprender los virajes ideológicos. La deslealtad me cuesta mucho más.
Así parece que es la vida.
Un abrazo enorme.
GRACIAS
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¿Y que es lo que creen, estos 2 salvapatrias que hay que hacer? Lo que ellos no harían ya lo proclaman a los cuatro vientos, pero ¿que harían? , si tuvieran alguna responsabilidad ¿que harían?. Cuando les tocó, al uno y al otro, ya sabemos lo que hicieron, mentir, atguir razones de estado…, en fin que ejercieron su «responsabilidad» como mejor consideraron. Cuando hubo que tomar decisiones, las tomaron, seguramente, uno y otro, enmomentos muy complicados. ¿Tan difícil es dejar que quién tiene la obligación, ahora las tome?
¿No tienen bastante? ¿No hemos tenido ya bastante?
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