Se preparan las elecciones autonómicas y locales que habrán de celebrarse, como así está mandado, el cuarto domingo de mayo de este año 2023.
Las autonómicas son las de las comunidades reguladas en el artículo 143 de la Constitución (las ‘no históricas’). Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco, las del 151, van por libre y se convocan libremente por sus respectivos presidentes.
Esto es así a pesar de que los estatutos de autonomía de cada una prevean (o puedan prever) la convocatoria de elecciones anticipadas, como es el caso de Madrid donde, aunque se hayan celebrado sin terminar un mandato, están obligadas a convocarse nuevamente el cuarto domingo de mayo de cada cuatro años.
Coincide en este 2023 el final de la legislatura estatal por lo que, bien a final de este año, bien muy al principio del próximo, habrán de celebrarse también las elecciones al Congreso de los Diputados y el Senado.
El 28 de mayo próximo se baten el cobre 13 comunidades, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y los más de ocho mil municipios (8.131) que hay en España. La bolita está en juego.
Los actos preelectorales se multiplican ya por el territorio, los cabezas de lista de las grandes ciudades y comunidades autónomas están ya en el candelero y los noticiarios empiezan a focalizar sus piezas centrales en los discursos que hacen referencia a los comicios, siempre sin pedir el voto, que está estrictamente prohibido salvo en campaña electoral y para esto aún quedan varias semanas.
Sorprende, por el momento, que los grandes discursos estén basados en las polémicas que llenan desde hace semanas el panorama político nacional, que se centre en la ley del “solo sí es sí”, en la peregrina idea de la bajada de impuestos, en la inflación, en la sempiterna crisis entre las dos facciones que componen el Gobierno de España.
La imaginación no es tan poderosa como se presupone y las políticas municipales no están en el discurso ni, por tanto, en la conversación pública. Las políticas autonómicas prácticamente se basan en la inversión pública estatal, en el cuidado de la sanidad o en la preocupación por las competencias educativas. Al cabo, el mismo discurso de Estado, sin mover una coma, al que estamos sometidos machaconamente. La presumida ilegitimidad del Gobierno, la falta de lealtad de la oposición… nada local, nada autonómico.
Las políticas municipales, la acción de los ayuntamientos, tienen un impacto definitivo en el bienestar de la comunidad, en la forma de vida de los pueblos. El urbanismo, el diseño de las ciudades, el modelo de convivencia que el consistorio proyecta definir para la ciudadanía, no están en el discurso que escuchamos y, sin embargo, son precisamente los servicios públicos municipales los que hacen de nuestro entorno inmediato un lugar habitable o no, amable o no, próspero o no.
Calzadas, emisiones, ordenación del tráfico, peatonalización, barreras arquitectónicas, calidad del agua, espacios de ocio o deporte, infraestructuras para la convivencia, políticas de juventud o tercera edad, promoción de la industria y el empleo, cultura, cultura, cultura, son propias de las decisiones que toma o no el Ayuntamiento. Crítico.
Deprime leer o escuchar permanentemente, por cierto que sea, que en las elecciones municipales se vota a la persona. Un tipo simpático y bonachón, una mujer cariñosa y cercana, aunque sea primo o prima lejana y haga favores cuando acude uno a su despacho en busca de resolver el concreto asunto que afecta a su día a día, no es buen alcalde si, además, no sabe cómo progresan sus vecinos, qué acceso tienen al empleo, cómo se relacionan entre sí, con qué dificultades se levantan cada mañana; si ignora qué papel juega el municipio en el contexto al que pertenece, qué actuaciones lidera en el entorno.
¿Es ideología? ¡Desde luego!
Es pura ideología, porque desde los municipios se propician la igualdad de oportunidades, la justicia social, los servicios sociales avanzados, la reducción huella de carbono, la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a los servicios públicos o al empleo. Y de esto no se ocupa uno bonachón que ‘pide mucho para su pueblo’. De esto se ocupa una persona con principios políticos, con una idea clara de la ciudad que quiere para dentro de 15 años, que tiene una imagen formada de los servicios que tiene que prestar y todavía no presta, de qué ciudadanía se está se están preparando en las escuelas y con qué quiere que se encuentren cuando lleguen a la edad de inventarse sus vidas y vivirlas.

¿Es este su alcalde? ¿Es su alcaldesa? Entonces a apoyar: trabaje en sus proyectos, acepte las incomodidades que le puedan producir las obras públicas o las restricciones. Vote por ella o por él cuando llegue el momento y enorgullézcase de haber contribuido a hacer de su barrio, de su pueblo, un lugar mejor.
¿No es ella? ¿No es él? No se conforme con un ‘hombre bueno’ que le hace favores. Aunque sea muy bueno. Aunque sea primo cercano o abogada del Estado. Busque en la oferta electoral a alguien que no le diga que las personas son primero, porque, que las personas son primero se nota de lejos si los proyectos municipales están diseñados para la convivencia. Y si no se nota mucho… siga investigando.
Hay mucho en juego, aunque no se hable de ello. Y el juego ha empezado ya.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Demasiados deberes, Justo, para un hooligan.
No te quito la razón, al contrario. Pasma pensar en lo que, en efecto, nos jugamos y en cómo somos capaces de jugar este partido.
Para hacer lo que propones hay que pensar y eso consume unas neuronas que ya han procurado atrofiarnos.
No piense!! No se preocupe!!! Aquí estamos nosotros!!! No nos ve, somos los «suyos»!!!.
Ya se que es una mala época para los que siempre hemos creído en lo municipal como motor de transformación de esta sociedad pero es lo que hay.
Al final se votará a ese señor bonachón, siempre, como una gorrillas ridícula con las siglas de su partido que lo más que nos dará a cambio es una chapita para que, más ridículos que él aún, nos la coloquemos en la solapa.
Un abrazo amigo
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Yo este viaje no me voy a poner chapa. Ya sabes a quién votaré y sabes por qué. Solo voy a tratar por todos los medios de que las señoras campechanas y los señores estos que se anudan un pañuelo a la cabeza, se queden de presidentes de la peña del Atleti del bar de abajo y que para alcalde o alcaldesa voten a una persona con capacidad política para gestionar un municipio.
Basta de Almeidas, de verdad, basta de yernos deseados y de cuñados listos que han encontrado la verdad de la política en el WhatsApp.
Políticas locales. Urbanismo. Igualdad. Eficiencia energética. Cultura. Municipio. Convivencia… Yo qué sé… Basta de Almeidas…
Un abrazo enorme.
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Si la politica en general se preocupan de de conseguir el poder y despues nada de nada , como vulgamente se dice , prometer hasta meter, una vez metido nada de lo prometido, tocante a la politica municipal, siempre bajo mi punto de vista no estoy totalmente de acuerdo en eso de que se vota a la persona, si es cierto que muchos casos son asi, pero no todos, hablo con conocimento de causa por lo menos en mi pueblo, en los pueblos grandes ocurre lo que tu comentas (no en todos) pero en los pequeños no tanto, te puedo decir que en algunos pequeños se vota a la persona, pero no por los favores, si no por las aciones que le dan vidad a su municipio, y le votan los de su partido y bastantes de los del otro, sobre todo si en los anteriores ocurria lo que tu comentas, aqui se mataban para conseguir los votos con engasños y empadronamientyos ilegales, con unico fin gobernar 4 años en los cuales beneficiarse dee cualquier cosa que les pudiese interesar, la vista al pueblo solo se echaba para ver que les interesaba.
Como digo casi todos los domingos espero que la gente vea esas actuaciones de unos y de otros y valoren su voto.
Buen domingo
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Ya supimos que la gestión no se valora en las elecciones, por razones difíciles de comprender. ¿Los favores? ¿Las familias en los pueblos más pequeños? ¿No parece demasiado trivial, sin averiguar cuál es el proyecto real que tiene en la cabeza?
Es ideología, no solo personas. Proyecto de futuro. Es lo que hay que investigar y lo que hay que contar. Lo hecho ya se da por hecho, era la obligación y se terminó ahí. Lo porvenir es lo que hay que analizar: ideología; servicios públicos contra parálisis, igualdad contra discriminación, justicia social y progreso contra pasividad…
De eso hablamos.
¡¡Un abrazo!!
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Cuando leo/escucho eso de las «Comunidades históricas» me entra la risa floja. Resulta que Aragón no lo es, según criterio del Constitucional, que ya es echarle morro a la cosa…
Y, bueno, elecciones… Mayeará en mayo tras una campaña electoral larga (me da que empezó cuando Sánchez se instaló en Moncloa) aderezada con todo tipo de ingredientes al que se ha unido la salsa Tamames que, aun no siendo alcaldable se ha puesto a hervir en la cazuela salpicando cocinilla, encimera y baldosines. Jódelo, casi nonagenario y haciendo el canelo aupado en el fascismo, con lo bien que estaría el hombre echando el dominó en el bar…
Tocan ahora inauguraciones y dejarse ver en mercados, obras y guarderías, sonrisa va y viene y los egos en el podio, que con humildad no se llega lejos (dicen los asesores).
Salud.
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(Ahora no sé si se envío mi respuesta…)
Bueno, en resumen te decía que ¡qué historia van a tener Aragón o Andalucía (aunque esta última consiguió finalmente colarse por el 151). Y que no creo que vayamos a ver muchos votos instalados en la visión de futuro de los municipios. Que vamos a ver más de lo mismo, por mucho que nos joda, y que toca hablar del terruño, este en el que tanto trabajo cuesta aterrizar, y tampoco eso vamos a conseguir.
Y, claro, te mandaba un abrazo muy fuerte.
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