Sí, amigo Sancho, con la Iglesia

Supongamos que nada es de por sí universalmente bueno, ni únicamente perverso. Que las cosas son como son y que, frecuentemente, uno las toma por buenas o malas según su educación, su entorno cultural o social, el hemisferio al que pertenece, la ‘norma paterna’ o aquel conjunto de circunstancias que individualmente o todas a la vez han conformado lo que venimos en llamar sus convicciones.

Partiendo de la base de que el bien absoluto no existe, como tampoco está el mal incondicional en el mundo, imaginemos ahora que una organización de cualquier índole, con implantación planetaria, se ve salpicada por millares de casos de pederastia, de apropiaciones indebidas, de trato vejatorio a las mujeres que la integran, de abuso de poder… y que mantiene esta actitud, prácticamente, desde que el mundo es mundo o, por ser más fieles a la Historia, desde que alcanza la memoria escrita de su andar por el orbe de la tierra.

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Ahora imaginemos que la Ley les asiste (lo sé, cuesta un poco). Imaginemos que la Ley Hipotecaria de nuestro país (hasta su reciente modificación en 2015) le permitía apropiarse de bienes que, les pertenecieran o no, no estuvieran inscritos a nombre de otros, o que la legislación penal excluyera a sus ministros de la obligación de denunciar la comisión de delitos de los que tuvieran conocimiento (aunque se tratase de violaciones de menores) so pretexto del sacro deber del secreto de confesión. Imaginemos que el inconstitucional sojuzgamiento que hacen de la mujer en toda su extensión estuviera justificado por algún precepto (ahora no se me ocurre otro que el grosero invento del pecado original) cuya aplicación les eximiera de la obligación de la igualdad, preceptiva para el resto de institutos privados o públicos. Incluso imaginemos que fuera legal desahuciar a una mujer de la que fue su casa durante más de 30 años, con la excusa de hacer unas reformas que eran muy necesarias.

Si ha sido capaz de procesar este cúmulo de despropósitos, solo le falta imaginar que todo eso se hace en nombre de un dios y ya tendrá a la Santa Madre Iglesia, con todos sus complementos, dibujada en este artículo.

Su cabeza visible es el Papado de Roma, un reino feudal al que su propia regla del celibato excluye de la inveterada costumbre de ser hereditario. El actual tiular se hace llamar Francisco, a secas, como muestra de su infinita humildad (argentino, jesuita y príncipe de la Iglesia, sobran atributos para comprender que se trata del hombre más humilde del mundo, como el más modesto).

Francisco ha convocado a las testas coronadas de la organización para tratar, de entre todos ellos, el problema más urgente que acosa su reinado: la pederastia. Pocas bromas: Irlanda, Boston, Australia, Alemania, Chile, Pensilvania…, ya se le han incendiado, y esa cosa del ‘me too’ que hace a estos acontecimientos escandalosos convertirse en ‘olas’, hará que pronto ardan España, Italia, el mismo Estado Vaticano y sabe Dios (nunca mejor dicho) cuántos más.

La pederastia: decenas de miles de casos documentados que se han escapado de la acción de la justicia por el encubrimiento deshonroso de quienes conocieron de ellos, hombres buenísimos todos, hombres de Dios (hombres, digo, porque mujeres no existen en la jerarquía de la institución). Decenas de miles de casos a cuyo socaire se abre ahora un gran debate ético-jurídico sobre alcance y contenido del secreto de confesión. Paradojas.

De tanta urgencia es, de tal clamor, tanto dolor produce el asunto en el Papa de Roma, que ha convocado a sus lugartenientes primeros, a sus generales, para dentro de unos cinco meses. Ahora no se sabe si tan llenas están las agendas de tan significados clérigos o si se hace así con la esperanza de que la mitad de ellos no hayan sobrevivido a la espera a tenor de lo avanzado de sus edades. Cinco meses. Total, la iglesia cuenta ya con dos mil años a sus espaldas… ¿no habrá asunto que no le aguante cinco meses?

Y el debate jurídico continúa. Y sesudos teólogos hablan y hablan sobre el particular, mientras los ministros de la Iglesia siguen impunes, violando niños, seguramente a salvo, sabiendo que la confesión lavará sus culpas en lo moral y que, en lo legal, seguirán siendo un secreto que morirá con el padre confesor, tal y como las culpas del padre confesor morirán con ellos que, para este caso tocados de estola, escucharon silentes sus pecados. ¡Qué atrocidad!

Y Francisco, el pobre, está pesaroso. Lo siente de veras. Le cuesta tanto…

¿Qué le pasa a la Santa Madre Iglesia que nadie puede erradicar de entre sus ritos ¡la pederastia!?

¿De qué clase de bula disfruta para que no sea tenida por organización criminal en aquellos países en los que el encubrimiento sistemático de delitos tan atroces es ya más que público, más que notorio, está más que probado?

¿Qué coño es la Santa Madre Iglesia?

¿A quién le importa ese riquísimo debate sobre el secreto de la confesión mientras violan a sus hijos y lo encubren?

¿Por qué se adueña de lo que es de todos?

¿Por qué sojuzgan a la mujer, la convierten en ‘parra fecunda’ y los demás lo consentimos sin reparar en el daño que esto hace a sociedades que, como la nuestra, intentan escapar a duras penas del machismo?

¿Qué hace metida en nuestras escuelas?

¿Por qué el Estado Español no ha sabido asumir todavía la aconfesionalidad que la Constitución le atribuye?

¿Serán así de inescrutables los caminos del Señor?

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

5 respuestas a “Sí, amigo Sancho, con la Iglesia

  1. Cierto con la iglesia hemos topado, pero ahora tenemos a Francisco ( que no paco no nos confundamos) que por lo menos esta intentando castigar a los señores curas pederastas.
    miras al pasado y no tan pasado por que en mis tiempos de niño de 5 a 10 años ( despues ya no) recuerdo que eramos obligados a asistir a misa todos los domingos y corriamos cuando veiamos llegar al cura para besarle la mano , nuestros propios padres con la mejor intencion del mundo nos ponian en sus manos, donde mejor que con el señor cura.

    logicamente esto es lo mas grave la pederastia abusos sexuales cometidos a indefensos niños y niñas con el unico pecado se ser eso niñ@s, pero hay mas de cuantas mujeres han abusado?
    como se te iba a ocurrir denunciar al cura por dios que locura y las que no se ofrecian si el cura era joven y estaba bueno, por que eso de un polvo santo tiene miga.
    pero tenemos a Francisco, que como se ponga muy duro en la materia le haran mocion de censura, hace muchos años que murio (el tonto de mi pueblo) y el con ser tonto daba su solucion, los curas capados y con el muelle roto.

    buen domingo y a los que os guste a misa.

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    1. ¡Capados y con el muelle roto!

      No sé qué será capaz de hacer este Francisco (de momento nada) contra una corriente tan poderosa en la Iglesia como la de los curas homosexuales. Alguien me dice ahora por WhatsApp (mucha gente debate por ahí estas entradas) que son una corriente organizada, que hacen caso omiso del celibato (esto es obvio) y que van copando los puestos de poder en el Vaticano sin que nadie lo haya sabido evitar.

      El asunto de Chile es muy significativo: escándalo mayúsculo, dimisión en bloque de todos los obispos… y ahí siguen todos tan campantes, menos uno, que debió darle vergüenza.

      Entre tanto, siguen en nuestras escuelas, siguen siendo dueños de todas las propiedades que se inmatricularon cuando les dio la gana (la mezquita de Córdoba, sin ir más lejos, gracias a la ampliación que hizo Aznar de las prerrogativas que ya tenían en la Ley Hipotecaria), siguen violando y ahora, además, desahucian ancianas.

      ¿No se parecen demasiado a la Mafia?

      Ya sabemos que doctores tienen… pero a ver si van a ser máster y no doctores… y a ver dónde se lo sacaron… Por si acaso.

      Un abrazo, Juan Carlos. Gracias por aparecer por aquí cada domingo a pensarlo con nosotros.

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  2. Sexto mandamiento: no cometerás actos impuros.
    Esto lo he pasteado de otro blog llamado religión católica romana: » Virtud de la pureza : es un regalo, don o carisma de Dios que el Espíritu Santo puede conceder. La castidad es una virtud, un fruto del trabajo espiritual que se obtiene pidiendo frecuentemente por él, evitando las ocasiones peligrosas, asistiendo frecuentemente a misa, confesándonos, comulgando, siendo devotos de la Santísima Virgen, evitando todo tipo de lectura sensual, etc.»

    No he puesto el link porque me echas de aqui.. en fin.. ahora vamos a la otra parte de la historia.

    Porque la iglesia tiene el voto de castidad y el celibato.
    Tiene una razón muy sencilla.
    Por lo de siempre.. por dinero.. por propiedades.. por codicia.
    Perlitas sobre el tema:
    » En el Primer Concilio de Toledo (400), se aprobaron algunas cuestiones como estas…

    Que el clérigo cuya mujer pecare, tenga potestad de castigarla sin causarle la muerte, y que no se siente con ella a la mesa.
    Si la viuda del sacerdote o del levita se volviere a casar, sólo recibirá la comunión al fin de su vida.

    Y en el Segundo Concilio de Tours (567) otras del mismo estilo…
    Cualquier clérigo que se encuentre en la cama con su esposa será excomulgado por un año y apartado del sacerdocio.

    Dos monjes no podrán dormir en la misma cama.
    En el Tercer Concilio de Toledo (589)…
    La mujeres de los clérigos que pecaren con otro debían ser vendidas como esclavas y el precio se dará a los pobres. »

    Se ve claramente que ni celibato ni castidad.

    Dicen las malas lenguas que con la desaparición del Imperio Romano su fragmentación y el abandono de las vías romanas a la iglesia se le «cayó internet». Las comunicaciones se volvieron muy complicadas.

    Que pasaba.. los obispos que eran los gerentes de los bienes de la iglesia, el administrador de el territorio donde estaba adscrito y nombrado por el Papa.
    Al ser las comunicaciones tan sumamente lentas cuando moría un obispo el Papa debía nombrar otro y eso podía llevar mucho tiempo, Corrían el peligro de que los hijos del obispo «heredasen» esos bienes. Como se solucionaba eso.. muerto el perro se acabo la rabia. si el obispo no tiene hijos.. no hay nadie que se arrogue el derecho de heredar.
    » Primer Concilio de Letrán (1123) convocado por el Papa Calixto II…

    Se prohíbe el matrimonio a los sacerdotes, diáconos, subdiáconos, y monjes. También se prohíbe mantener concubinas y la permanencia en sus casas de cualquier mujer diferente a las admitidas por el Concilio de Nicea. Los matrimonios en vigor de los clérigos son nulos de pleno derecho, y los que los hubiesen oficiado son declarados pecadores y obligados a confesión.

    La confirmación de esta doctrina se produjo en el Concilio de Trento (1545-1563)»

    En definitiva con ese motivo tan espurio se puso «puertas al campo». Eso de ir en contra de la naturaleza y que la sexualidad de una persona se desarrolle de forma natural siempre da lugar a parafilias raras y una cosa lleva a la otra. De una persona que no ha tenido una desarrollo sexual normal no se puede esperar un comportamiento normal.

    A todo lo demás que has puesto no se que decir la verdad. Solo que la estupidez humana a veces es infinita o que somos muy cobardes para hacernos responsables de nosotros mismo no se.

    Ayer escuchaba a James Rhodes hablando con la Ministra de Justicia y se me saltaban las lágrimas. bueno siempre me emociona al piano, lo de ayer me gustaba menos. A ver si esto mejora algún dia.. mejora de hipocresía que vivimos sentados encima de ella.

    Perdón por el tocho. Feliz domingo

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    1. ¡Al contrario!

      Esclarecedor.

      Supongo que es simplemente así: que de una persona que no ha tenido un desarrollo sexual normal, no se puede esperar un comportamiento normal.

      El celibato es, ni más ni menos, una aberración y todo ese discurso moral de que la castidad se obtiene con mucha oración, ni más ni menos que una estupidez tendente, eso sí, a controlar el cuerpo de las personas y, a su través, el alma, sabido que también eso es controlable como lo es el resto del intelecto humano.

      Damos por hecho, por abundar en esto de que nada es universalmente malo, que la Iglesia ha jugado un papel principalísimo en la historia de la humanidad. Lo que es impensable es que a estas alturas de la civilización no se hayan planteado avanzar a una cultura religiosa 2.0 y continúen con aquellos postulados antiguos y medievales (de ambas épocas) sin entender que, hoy por hoy, las cosas van de otra manera.

      Para los ateos todo es muy sencillo: una organización mafiosa a la que no negamos su parte ‘buena’ por no parecer en exceso sectarios. Para los católicos debe ser algo más complicado, porque partiendo de la hipótesis de que Dios exista, debe ser muy duro aceptar que consienta que su Iglesia esté haciendo tantísimo daño en el mundo.

      Un abrazo, Javier. Gracias por tus reflexiones y por tus citas. Nada de tocho… muy bien documentado.

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