Pensaba por aquí

Deshinchado por la falta de ideas lúcidas, Núñez Feijóo le daría a ‘Cuca’ Gamarra las últimas instrucciones: ¡’El pacto de los indignos’! ‘El espíritu de rebelión cívica’.

A los políticos mediocres les encantan los chascarrillos. ‘¡Váyase, señor González!’ ‘La banda de Sánchez’ ¿Se acuerda de aquellos dos personajes ínfimos? ¡Sí hombre! Ese que nos metió en una guerra ilegal buscando armas que no estaban por todo Irak y el otro, aquel tal Rivera, al que echaron del trabajo por holgazán y casi es presidente de España.

Pues eso. Los guionistas del PP han dado con dos buenas claves de campaña: ‘El pacto de los indignos’ y ‘el espíritu de rebelión cívica’ que conduce las almas populares hacia la victoria siempre (esto último viene de Castro, creo).

’Cuca’ Gamarra se debía descojonar cuando Feijóo le contaba lo del ‘espíritu de rebelión cívica’. A lo mejor incluso le dijo algo así como ¡Alberto, que somos los otros! Pero Alberto, seguro, insistió: que no, tontina, que lo de la rebelión siempre funciona; y si no mira a Ayuso (maestra cervecera entre sus dones) con la cosa de la libertad. Tú lo de ETA y lo de la rebelión cívica, mucha ETA, que te digo yo que triunfas. Quizás aún insistió ‘Cuca’ Gamarra, con algo como: pero es que eso de las rebeliones…, así que imagino a Feijóo zanjando el asunto en definitiva: a ver, tontina, ¿tú quieres ser ministra o no?

Claro, no coló.

De repente el presidente del Gobierno recordó a la portavoz del presidente popular que casi hace once años ya que ETA no existe. ‘Cuca’ Gamarra miraba a la tribuna de invitados: ¿y ahora qué? ¡Tontina, tú a por él, los indignos, los indignos, y la rebelión cívica!, le debía insistir Feijóo desde las alturas.

Menos mal que WhatsApp ha resuelto este problema, porque no sé cómo se las hubiera tenido que ingeniar Feijóo para escenificar desde las alturas lo de la ‘rebelión cívica’. Lo del ‘pacto de los indignos’ es más sencillo: bastaba con estirar los dedos índice y corazón de la mano derecha, agachando y levantando el pulgar y apuntar a los diputados de EH Bildu para hacerse entender.

Y así el ridículo.

En apenas cien días, Feijóo se parece tanto a Pablo Casado (el pobre), que ya se tiene por el fiel de la balanza del bien y del mal, con ese poder sobrenatural sobre la condición humana que adquieren todos los dirigentes del PP. Así para distinguir a los españoles de bien, como para separar a los dignos de los indignos.

¡’El pacto de los indignos’! manda decir a su oradora en el Congreso. Y se queda como Dios (nunca mejor dicho). Y se dispone a abanderar las ansias de rebelión de la ciudadanía, la ‘rebelión cívica’, en el convencimiento de que las personas de izquierdas somos animales con instintos fratricidas, dispuestos a devorar a nuestros hermanos por un litro más de leche y que él y solo él, puede, como Moisés, atravesar las aguas del mar rojo (también nunca mejor dicho) capitaneando la marcha de los justos hacia la salvación de sus almas.

¿Habrase visto insolencia? ¿Cretinada? ¿Se podrá ser más presuntuoso? ¿Más zafio? ¿Cabrá arrogancia mayor?

Sin otra idea en la cabeza que la de machacar al Gobierno con la propuesta de bajar los impuestos que, o es mentira (Mariano Rayoy ya lo ensayó y mintió), o conduce a la aniquilación de los servicios públicos, Alberto Núñez Feijóo salta al ruedo de la política nacional desnudo de alternativas, sin un solo reproche serio que hacerle al Gobierno y, sobre todo, sin una propuesta creíble que hacerle a una sociedad que atraviesa por los momentos más críticos que ha soportado desde que vive en democracia.

Y es tanto así que recurre a los viejos tópicos de la derecha para mantener la ficción de que tiene algo que decir. Y es tanto así que recurre a ETA (diez años desaparecida), y vuelve a instrumentalizar a las víctimas para vituperar al Gobierno de España.

Junto con dirigentes de varias asociaciones de víctimas del terrorismo, Consuelo Ordoñez (hermana del concejal popular asesinado por ETA, Gregorio Ordoñez y presidenta de ‘Covite’), optó por darle plantón este jueves en la convocatoria urgente que se realizó desde el Partido Popular para reunirse en el Congreso de los Diputados. La convocatoria tenía por objeto atacar la Ley de Memoria Democrática que ese mismo día se aprobaría, con el argumento de que la memoria democrática tiene que ser la de las víctimas de ETA y no otra memoria.

Consuelo Ordoñez, llena de dignidad, tuiteó: ‘Defendemos que todas las víctimas tienen derecho a la memoria, a la justicia, a la verdad y a la reparación. Es inaceptable confrontar la memoria de las víctimas del terrorismo con las de la guerra civil o del franquismo. Todas las víctimas merecen DIGNIDAD Y RESPETO.’

Y ¿sabe qué hizo el moderado Feijóo?

Regañarle.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.