Más de mil muertos

La ola de calor o las olas de calor, según se cuente, viene dejando ya más de mil muertos en España. En solo 10 días.

El Instituto de Salud Carlos III cifraba las víctimas este viernes en 1 047 y los dimes y diretes se hacen eco de dos operarios de limpieza en turno de tarde y una señora de Villaverde (Madrid) que padeció un golpe de calor en su propio domicilio, que ya es decir.

Datos para la reflexión: si las autoridades sanitarias recomiendan no salir de casa a las horas de calor máximo y el Ayuntamiento de su pueblo mantiene el turno de tarde para los trabajadores de la limpieza ¿podría ser que la negligencia del Ayuntamiento de su pueblo estuviera costando vidas? Otro más: si el alcalde de su pueblo le echa la culpa a la empresa concesionaria del servicio ¿podía ser que el alcalde de su pueblo no fuera un hombre listísimo? Pero aún otro: si una señora se muere de un golpe de calor en su propio domicilio de Villaverde ¿podría ser que haya mucho cabrón con pinta especulando con la vivienda de los menos pudientes, construyendo con materiales de mierda y condenando a malvivir a aquellos que no pueden acceder a las ‘primeras calidades’ de los barrios privilegiados?

¡Pero qué manía de echarle la culpa a otros de los males que uno padece!

De las temperaturas extremas, de las muertes, de los incendios que asolan el territorio, no tiene la culpa nadie. Desde luego no el cambio climático, no el efecto invernadero consecuencia de la degradación de la capa de ozono que producen las emisiones desmesuradas de CO2 en las que se fundamenta el modo de vida del conocido como primer mundo. Eso no es. A lo mejor Sánchez… pero no, tampoco.

Supongo que tampoco será Dios, por si fuera verdad que Dios no existe. Y no caeré yo en la tesis pseudoconspiranóica sosteniendo que es el planeta el que se revuelve contra sus hijos  y los devora (modo Saturno en la visión barroca de Peter Paul Rubens o la más negra de Francisco de Goya y Lucientes) a base de abrasarlos con llamaradas de miedo.

Está bien. Solo es calor. Los negacionistas lo saben.

Es un calor de la hostia. Un calor insoportable que, bien pensado, vienen padeciendo los compatriotas de Andalucía desde que el mundo es mundo, pero que ha llegado a la capital… y eso sí que no. Ya que nos habíamos hecho virólogos combatiendo el covid-19, ahora nos hacemos climatólogos, expertos en adversidades del tiempo atmosférico y en las patologías que derivan de su comportamiento extremo.

Tanto que acuñamos para sus consecuencias el concepto de estrés térmico: porque se sufre también en el barrio de Salamanca de Madrid, en el de Pedralbes del Barcelona, en el de la Ruzafa de Valencia, en el de Abando de Bilbao. Y no solo en Dos Hermanas o en Écija.

Y esa holgazanería que predicábamos de andaluces y andaluzas, ha tornado de repente en la inexcusable obligación de no salir de casa a las cuatro de la tarde, porque qué coño pinta uno en la calle a esas horas a 44ºC (salvo que trabajes en los servicios de limpieza de un Ayuntamiento que no cayó en la cuenta).

Recuerde que usted no es un vago, solo padece estrés térmico. Y si se encuentra por la calle a horas más propicias a una persona de Andalucía, pídale perdón. Alabe su cultura. Contraste los pocos fallecidos que se ha llevado por allí este clima implacable.

Pídale perdón y pídale consejo: nos pongamos como nos pongamos el verano se nos ha ido de las manos y esto tiene un nombre. Se llama cambio climático y es irreversible.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.


6 respuestas a “Más de mil muertos

  1. Si es cierto el cambio climatico es el culpable de estos fenomenos (seguro que tambien es culpabe Pedro Sanchez, bueno mejor no dar pistas que estos chicos estan muy pendientes de captar cualquier cosa para culpar al presidente) pero hace muchos años tantos que yo tenia pelo hubo unos años de 44 grados en la provincia de Ciudad Real y en las de andalucia ni te cuento hace 44 años mas o menos me pillo trabajando en Sevilla y ese año muriron muchimas galenas asfisiadas, hibo golpes de calor pero no tantos, y yo sin ser experto creo que algo influye que nuestros cuerpos estan menos habituados que antes a soportar estos calores, por aquel entonces yo tenia un simca 1000 que el aire acondicionado que tenia era la apertura de las 4 ventanas y ahora es distinto. en el campo se trabajaba todo a mano y se cogia la cosecha de los guisantes por ejemplo a mano de 4 de la mañana a 1 de la tarde ehh a mano debajo de un sombrero toda la mañana bebiendo agua caliente, no quiero decir que ahora seamos mas flojos pero el cuerpo lo nota.

    Tranqulios todo esto cambiará cuando gobiernen los buenos, en invierno estaremos a 28 grados y en verano a 32

    buen domingo.

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    1. Sin ánimo científico, parece que es verdad que somo más blanditos que antes. Aquellas tareas del campo no creo que haya ser humano del s XXI que las pudiera soportar (yo, al menos, ya anticipo que de ninguna manera).

      Menos mal que, como bien dices, esto lo arreglan los buenos al mismo llegar al poder, y esto no parece que vaya a tardar en pasar.

      ¿Habrá de verdad quien lo piense?

      ¡Lo habrá!

      Fortísimo abrazo (mejor virtual en estos tiempos de covid…)

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  2. Espeluzna la ideologización del clima. Que una situación alarmante y constatable, de la que ya se empezó a hablar a mediados del siglo XIX, sea tratada como una vulgar cuestión opinable es un despropósito de tal magnitud que cuasi se diría criminoso. Esas perogrulladas del estilo «en verano hace calor y en invierno, frío» que largan los adscritos al lobby neonegacionista deberían sernos suficientes para discernir quiénes están dispuestos a envolver este planeta en un carpe diem de atroces consecuencias futuras.

    El clima mata como mata el hambre y en uno y otro caso la causalidad no es circunstancial sino derivada de la carencia de escrúpulos.

    A este planeta nuestro lo está devastando la metástasis humana y como no añadamos al gotero de la quimio sobredosis de sentido común y sentido de la responsabilidad, no habrá que esperar a que un meteorito se estrelle contra la litosfera.

    Salud, amigo Justo. A beber mucha agua y a buscar la sombra (mientras no nos la privaticen).

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    1. Los grandes intereses de las grandes corporaciones eran más cortoplacistas de lo que cabía esperar. Lamentablemente y fatalmente.

      ¿Lo sabían y les importaba un huevo?

      Pues sí.

      Es verdad: el clima mata. Pero mata siempre a los mismos. ¡Qué coñazo de planeta que siempre mata a quien nada tuvo que ver con la muerte que le procuraron!

      El clima mata como las guerras y las epidemias. Lo que pasa es que el clima tardó más en matar y las responsabilidades son imposibles de determinar en un juzgado: ¿no es un delito de lesa humanidad tirar a la atmósfera tanta basura?

      Pues se ve que no.

      Lo que procuran la muerte están bien a salvo. Y molesta…

      Un abrazo, amigo. ¡A la sombra!

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  3. Queridisimo Justo, entre todas esas preguntas y reflexiones que nos ofreces esta semana, a mi solo me viene a la cabeza estos días, ¿donde estará a estas alturas aquel primo de M. Rajoy, que tanta gracia le hacia el cambio climático?
    Feliz domingo

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    1. jajajajajajajajajajajajajajajaj

      Seguramente le echaron de la Universidad y ahora está en una contrata de limpieza, barriendo calles con un chaleco de poliéster, en horario de 13:00 a 20:00.

      O a lo mejor no …

      Pero seguro que ha dejado ya de decir gilipolleces.

      BESAZO

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