Representantes.

No me imagino a un chico de 25 que gana en un año entre quince y veinte veces más de lo que un ser humano corriente consigue durante toda su vida laboral (haga la cuenta, se sorprenderá).

Supongo que cada uno tendrá detrás un complejísimo entramado de empresas, cada una en su especialidad, orquestada por un experto “representante” que hace muy bien su trabajo. Un “representante”, ¡qué gran cosa!

¿Se acuerda de lo que es uno de 25? Acaba de terminar en la Universidad, si la cosa le fue bien, e intenta no tener que marcharse a Alemania buscándose la vida como puede en territorio nacional. O lleva tres de experiencia en una gestoría. O trabaja con su madre en la peluquería familiar mientras hace planes con su chico barajando la hipótesis de que, en cuatro o cinco años, podrán alquilarse algo en un barrio de las afueras y empezar a vivir juntos.

Estos chicos no. Estos tienen un entrenador personal, varios abogados, un personal shopper, un ama de cría, un chalé en zona residencial privilegiada, una novia modelo de turgentes pechos, cinco coches deportivos, seguridad privada, jacuzzi individual en el vestuario de su campo (¡sí!) y una agenda apretada de entrenamientos y actos promocionales. Todo esto lo gestiona un “representante”, o eso supongo.

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Aclamado por su público, orgulloso de serlo, un futbolista.

Un equipo de avezados fiscalistas aconseja sobre las finanzas del mozuelo (compréndase que pueden superar el PIB de algunos países). Otro de asesores de imagen le peinan, le visten y aconsejan sobre qué contratos de publicidad tiene que firmar en su nombre la empresa que los gestiona. ¿Saben que alguno de estos chicos pertenece a una sociedad? Quizá no son ellos mismos, sino sus “derechos” lo que pertenece a una sociedad, gestionada por un “representante”.

Luego juegan fútbol los domingos y hacen las delicias de personas de todo sexo, edad y condición.

Los mortales discutimos con argumentos pesadísimos sobre el merecimiento o no del balón del oro, de la bota de oro, del pijama de oro. Ellos anuncian productos adictivos (como el juego), ponen su rostro en bebidas azucaradas, exhiben las marcas de sus coches, de sus pantalones, de sus zapatillas, y defraudan a la Hacienda Pública por cuantías que marean. No se puede contar todo, porque algún juez lo puede reputar inconveniente, pero defraudan por cantidades astronómicas de dinero que no se destina a la financiación de los servicios públicos. Nosotros permitimos que se conviertan en la referencia de nuestros niños y niñas, y ellos defraudan a la Hacienda Pública. Nosotros admiramos sus inmensas carreras deportivas y ellos defraudan a la Hacienda Pública.

Y a nosotros no nos importa. No hay ninguna manifestación multitudinaria en las calles exigiendo que estos niños paguen sus impuestos o que sus clubes abonen la deuda millonaria a la Seguridad Social (mientras se agota el fondo de reserva de las pensiones). A nosotros no nos importa, porque… ¿Y lo bien que le dan a la pelota?

Además, para eso está su “representante”.

El futbolista es de mi hermana Maripepa.

 


19 respuestas a “Representantes.

  1. Buenos días
    Ya sabéis que yo soy más de ver el punto divergente…. estos chicos ganan tanto porque son generadores de mucho mucho mucho dinero. ¿Como es posible? ¿Tan simples somos?,¿Qué es el football en nuestra sociedad, para sea capaz de pagar esas cifras?
    Y otros sudando 850 euros porque no aportan valor!!!!
    ¿Qué será aportar valor?

    Inma

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    1. …dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul… ¿Qué es el valor… ¿Y tú me lo preguntas?

      En este caso el valor se mide en dólares, como en casi todos los demás y, más concretamente, en camisetas vendidas.

      Imposible competir.

      Gracias, Inma!

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  2. El valor…que se nos presuponga…como al soldado…¿No?
    Esto de los futbolistas es la desvergüenza del siglo. Y lo alucinante es que estén aupados y admirados por quienes, lo mismo, no llegaremos a recibir nuestra merecida pensión el día de mañana porque ellos
    no han tenido bien contribuir. A ellis no les importa, como se operan en Houston y tienen su libretica en bancos andorranos, pues estupendo que les va. Y nosotros a aplaudirles los domingos…Te digo yo que estamos fatal….

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    1. Los servicios públicos no los usan mucho, no. ¡Qué vulgaridad! ¡Tan masificado! Debe ser por eso que se sienten con derecho a no pagarlos.

      Y la sociedad que los encumbra les importa un huevo. Seguro que piensan que bastante pagan…

      Y se lo aguantamos… Y ellos anunciando juegos adictivos… Y se lo aguantamos…

      Jodeeeee…

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  3. No confundir a Ronaldo con el futbol de base.
    ¿Cuantos niños y jovenes juegan al futbol, por placer, los fines de semana?
    Cierto es que los Ronaldos ganan y amasan cantidades insultantes de dinero. También es cierto que el Madrid lo gana con suficiencia por otro lado.
    Yo pondría el acento en lo defraudado y en la pericia de hacienda para cobrar y castigar al malhechor.
    Pero también lo pondría en la persona capaz de pagar 150€ por una entrada al estadio.
    Estos que luego se hechan las manos a la cabeza cuando no llegan a fin de mes o les pides ayuda para una buena causa y no pueden porque están muy achuchados.
    Quien tiene mas culpa?

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    1. Aquello de la ley de la oferta y la demanda. Así me lo trataba de explicar mi padre, porque no lo entendía bien.

      Me cuesta pensar que se puedan ganar 30 millones al año. Pero que los que los ganan no paguen religiosamente sus impuestos me parece acojonante.

      Y la tolerancia de todos, la permisividad con la que asistimos a ese espectáculo… Ni te cuento.

      Y, claro, me refiero a ese fútbol, no al que juegan los chiquillos en los torneos de barrio…

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  4. Acojonante es que perdonen, toleren, sean permisivos o se avengan a negociar una deuda de miles de millones con el deporte y a mi, por no pagar 1.000€ me empaqueten y amenacen con las calderas del averno.
    Y esto tiene que ver con los responsables que han permitido esta deuda.

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  5. Eres un sinvergüenza, que pasa no habéis tenido suficiente con llevar a la tonadillera más grande de España a la cárcel, que ahora también queréis llevar a los futbolistas. Acaso fontaneros o electricistas también, no defraudan a Hacienda realizando facturas en B, pero claro que fácil es atacar a estos pobres jóvenes humildes que hacen nuestras delicias cada semana y dan prestigio no sólo a nuestro país, si no también a la raza humana.
    Hacienda somos todos, ya nos encargamos nosotros de tributar por ellos, no les exigais más, que pasa, os parece poca responsabilidad ya la que tienen, teniendo que defender nuestros colores a base de sudor semanalmente, o qué.

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  6. Tú lo has dicho… son niños. Qué diantres sabrán ellos acerca de fiscalidad, hacienda pública…!!!! Para eso están sus abogados, hombre!!! Bastante tienen ellos con lo que tienen!!! No les exijamos más. Que paguen otros, hombre. Si ellos no usan los servicios públicos, ¿por qué narices tienen que pagarlos? Si los viejitos no tienen sus pensiones a fin de mes, ni saben lo quque es un jacuzzi, pues que les den. Que se hubieran hecho futbolistas .
    En fin, que yo me voy, que quizás echen un buen partido en la tele. Un clásico!!! Y ya todo da igual. Nos olvidamos de los pillines que no pagan lo que tienen que pagar, del fondo de pensiones, de la deuda pública, del déficit , de los recortes… Lo que importa ahora es si el árbitro está o no comprado, si aquello fue fuera de juego o penalti y, para mayor despiste y entretenimiento por varias semanas, si era o no necesario el falso nueve, que aún no me he enterado de qué leches es.

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    1. ¡Pero bueno! ¿Te atreves a opinar en esta página tan ilustrada sin saber lo que es un falso nueve? Un falso nueve es… Pues un siete con lo de arriba cerrado, digo yo.

      Tremendo asunto este. Alguien me acaba de decir que el mejor paraíso fiscal es nuestra propia permisividad. Y creo que tiene razón.

      Un beso fuerte, Luisita!

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  7. A mi que un niñato que no sabe ni cuánto gana, aconsejado por un miserable que lo sabe perfectamente porque de ello depende su igualmente astronómica comisión, defraude a Hacienda me parece lo normal.
    Entiendo regular que un tipo con 25 o 30 firme un contrato vitalicio de 24 millones anuales, no se como se rentabiliza algo así…
    Lo que me parece alucinante es que los estados no lo persigan, no de verdad, y acaben de una vez con todos los paraísos fiscales, entramados empresariales fraudulentos y demás formas de evasión fiscal que ampara a los futbolistas, pero también a todas las grandes fortunas que igualmente pagan una millonésima parte de los impuestos que en realidad les tocan. Casi siempre respaldados por los mismos estados a los que defraudan. Véase Trump.

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    1. ¿Será de verdad tan difícil perseguir ese gran fraude? ¿Cómo es tan fácil pillar al tipo que se desgrava 40 euros de más en la declaración de hacienda y tan complejo detectar 100 millones ocultado al fisco? ¿No hay algo que apesta?

      Seguro que hay poderosísimas razones que a mí no se me alcanzan. Pero vayamos a lo que importa: ¿Tú sabes qué coño es un falso nueve?

      ¡Gracias, Javier!

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  8. sin ofender a nadie de todo esto tenemos algo de culpa los seguidores de estos señores ( yo no soy entendido en futbol.) pero estas cantidades tan desorbitantes no son para todos por que en un partido juegan 22 y solo son unos pocos galacticos los que cobran esas cantidades tan astronomicas, los demas aunque ganan mas que un albañil ( por ejemplo), solo trabajan para que la figura se lleve los honores, es un deporte muy importante para todos los jovenes y no tan jovenes pero repito somos un poco culpables y colaboradores de que esas cantidades existan y vuelvo a decir que no tengo ni idea de futbol.

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    1. Lo que se dice de fútbol, me parece que no tenemos ni idea ninguno de los que estamos escribiendo por aquí.

      Hablamos de galácticos, de lo que estos provocan y de la permisividad de la sociedad en general. De eso que, como tú bien dices, tenemos todos un poco de culpa, seamos o no seguidores.

      Es un deporte muy importante para todos. Todos jugamos, todos hablamos, todos tenemos dentro un seleccionador nacional (y un maestro asador, y un sociólogo electoral…). Pero podríamos no consentir que, además, nis tomaran el pelo con sus fugas de capital, con sus deudas millonarias a la Seguridad Social, con su publicidad insultante de cosas como el juego, que está arrastrando a la adicción a miles de críos…

      Tal como dices, todos tenemos nuestro tanto de culpa.

      ¡Gracias Juan Carlos!

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