La inmediatez del asunto catalán y las muchas y disparatadas noticias que produce por minuto están hurtando al Estado de toda capacidad de acción y a los ciudadanos del conocimiento de las demás cosas que pasan, que no son pocas.
El encarcelamiento sin elusión de Junqueras y otros siete exconsellers, la huida de Puigdemont y otros cuatro, la diferencia en el tratamiento de la cuestión de las dos instancias judiciales que la tratan, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, que nos ha convertido a todos en peritos en Derecho, la ocupación de las instituciones de la Generalitat por las autoridades del poder central son, o parecen ser, los únicos acontecimientos que se suceden en nuestro país. Y es lógico.
Sin embargo, en estos mismos días, está sucediendo algo que, si bien no se reviste de la urgencia de todo lo anterior, sí es de importancia capital, y no está trascendiendo a la opinión publicada ni, por ende, a la pública: la reforma constitucional.
Uno de los efectos colaterales de la pretendida secesión de Cataluña fue el pacto alcanzado por el Gran Rajoy y Pedro Sánchez en orden a la reforma de la Constitución del 78. Pasó desapercibido y, sin embargo, es lo más trascendente que ha ocurrido en estas últimas semanas.
El PSOE cambió ese cromo y ningún otro, o prácticamente ninguno: apoyaría la aplicación del artículo 155, a cambio de sentar al PP en una comisión que estudie en serio la reforma del reparto del poder territorial. Y el Gran Mariano aceptó. Enorme.

Ni siquiera han transcurrido dos semanas y la noticia ya parece vieja. ¿Qué sabemos de ella? Poco o nada. Aznar brama desde FAES (ese engendro que le facilita un altavoz mediático) advirtiendo de que la reforma constitucional no puede ser un “pago a plazos” de no sé qué precio que dice que los catalanes le quieren imponer a España. Los líderes territoriales del PP claman, cada uno desde su correspondiente taifa, para que se pongan límites previos a esa hipotética reforma que García Albiol centra en dotar de más poderes de” coordinación” al Estado sobre ciertas competencias (educación, sanidad…). Esto es, por hacer más restrictivo, en lugar de más amplio, el poder territorial.
Unidos Podemos y sus confluencias (el conglomerado irrecordable de las siglas que suma su grupo político), simplemente no van a estar en la mesa. Dicen que no se puede abordar una reforma constitucional desde el único prisma de su Título VIII, es decir, hablando solo del problema territorial, y añaden, no sin razón, otro buen puñado de asuntos (puertas giratorias, derechos sociales…) cuya ausencia invalida para ellos el proyecto de pacto.
PDeCAT, ERC y PNV ni lo van a plantear. De la CUP ni hablamos. Están claramente en otra jugada. O lo están en este momento preciso, porque nadie sabe qué posición mantendrían una vez que los hechos consumados abocaran a una verdadera mesa de negociación. Adviértase que todos ellos –PNV no, obviamente– van a concurrir a unas elecciones convocadas por una autoridad a todas luces ilegítima, a su juicio.
Jugamos al desconcierto. Seguimos jugando al desconcierto. Parece que solo el PSOE quiere hablar en serio del problema real que tiene este país y que, a mí no me cabe duda, es la no culminación de los pactos del 78, el inacabado proyecto de reforma del Estado que quedó en “stand by” porque 1978 era el año que era, y la de los 70 fue la década que fue, y no se podía ir mucho más allá de dónde se llegó a riesgo de romperlo todo y de dar más excusa a poderes en la sombra muy interesados en que se rompiera (el ejército, que apenas tres años después lió la que lió, la Iglesia que aún zozobra recordando lo bien que le fue en aquel tiempo, el capital que no tenía claro lo que después se concretó con creces: que sus cuentas de resultados continuarían boyantes).
No será. Nadie retrocederá un ápice. Todos parecen tener claro que hay que actualizar la Constitución Española de 1978, pero cada uno quiere la suya y no otra. Todos tienen razones poderosísimas para que esto siga igual. Lo que falta por saber es a qué oscuros intereses obedece la obstinación de cada uno en que así sea.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Si que sería una noticia mayor. Pero no le tengo ninguna fe.
Cómo dices, solo el PSOE está dispuesto a hablar en serio de esto y ni veo capaz a Pedro Sánchez de encabezar un cambio tan importante ni creo que me gustara nada de lo que pudiera salir de ahí.
No creo en ningún modelo de estado que no se rija por un principio de solidaridad territorial, justo lo contrario de lo que quiere Cataluña o el País Vasco. Justo las concesiones que habría que hacer para aplacar los ánimos independentistas.
No lo veo, no.
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Espero que «hablar en serio» haga que las mentes privilegiadas de nuestros políticos se despojen de provincianismos y se dispongan a mirar por aquella vieja cuestión del «interés general»
Veremos quien es realmente Pedro Sánchez en una de estas. No en un debate electoral, ni en las cuestiones internas del partido, que es dónde le hemos visto hasta ahora, sino en un asunto de Estado. Tampoco tengo yo mucha confianza en que no nos termine de defraudar por completo, pero tendremos que darle ese voto de confianza (por la cuenta que nos tiene).
Todos los demás se van desmarcando y, lo que es peor, llegado el momento todos encontrarán motivos más que suficientes para oponerse. Pero tendrá que llegar ese día de una vez.
Un besazo Javier. Gracias por estar siempre por aquí.
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Ahí le has dado. El eterno desencuentro.
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Lo malo es que no buscan razones para el «encuentro». Y, desde luego, haberlas las hay.
Habrá que insistirles…
¡Gracias, Charo! Un beso muy fuerte.
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Buenos dias Justo.
La que se esta liando. Y la que se liará. Cuando era más joven, que lo fuí, leí a un periodista que decía que cuando no entendias lo que pasaba buscaras quien salia beneficiado y eso he hecho.
La decisión de encarcelar a los Consellers encona más la situación y cohesiona más a los independentistas. Da igual tener razón o no, es lo que pasará. Hoy ya salen los resultados de las proximas elecciones, se lo he escuchado a Pedro Jota, no creo que tenga un tamiz independentista y vuelve a ganar el independentismo. Volverá la misma situación y no creo que ampliar las carceles sea una buena solución.
Pero en paralelo se esta produciendo la salida a la luz de la corrupción generalizada del PP y no sólo no se habla, si no que el gobierno se ha enardecido y comienza a plantear, por culpa de Catalunya como no, las medidas economicas que les solicitan en Europa con la dureza que haga falta, malditos catalanes.
En fín, tienen un chollo y lo exprimiran, el problema para que lo van a arreglar, en el peor de los casos, si explota, será en Catalunya, que les den. Es por el bien de España.
Salut y república.
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No puedo estar más de acuerdo contigo.
Rajoy, el Gran Rajoy, es una fábrica de independentistas y el Estado (que por más separación de poderes que prediquemos, sigue siendo UNO aunque sea TRINO) parece querer darle la razón en todo.
Digo yo que los jueces también leerán la prensa y sabrán cuándo una resolución es incendiaria, incluso habrán oído hablar de aquel famoso criterio de prudencia que debe iluminar todas sus actuaciones. Pero a lo mejor no…
Los resultados serán similares si no arrasa el independentismo que, lo mires por donde lo mires, tiene excusas más que suficientes para tomar las calles y las urnas. Y el lío será el mismo. Esto en Cataluña, porque en el resto de España el PP amasa votos cada día, con cada nuevo episodio de fuerza con el que demuestra que el macho alfa sigue siendo el mismo.
También coincido en que ampliar las cárceles no es la mejor solución de las posibles, más teniendo en cuenta que la Gürtel a lo mejor hace que se tengan que construir otros nueve o diez módulos en cada una de ellas.
Y claro, a río revuelto, aplicación de medidas económicas sin control para que Europa siga siendo este espacio confortable para el consumo de productos alemanes. ¿Para qué vamos a pacificar un problema que sólo nos da votos?
Gracias por venir, Jesús. La visión de la cosa desde Barcelona (aquí en Ciudad Real todo tiene otro cariz) nos hace mucha falta. ¡Un besazo!
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La verdad creo que cambiar la constitución en un momento tan caliente y estando calientes, menos aún con los “personajes” actuales Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, … pues no lo veo. Les falta a todos la calidad como estadistas, tal vez Albert Rivera, es el más cualificado y sensato.
Ademas seria una demostración de debilidad del estado, ahora cuando alguien quiera algo o cambiar algo solo tiene que montar un espectáculo y se lo damos. Pues la verdad no creo que sea el momento para dicho cambio, se debería de enfriar los ánimos y dentro de unos años cambiarlo con los ánimos cambiados. Es como si uno de nuestros hijos coge una rabieta y al final consigue lo que quería, la próxima vez va a tener otra rabieta.
ES mas, en mi opinión, cerraría todas las Tvs regionales, o las limitaría mucho, total para ver películas de hace 60 años y el gasto que producen, como también volver al estado educación, sanidad, y policía.
Sinceramente, ahora es cuando no debemos de cambiar la constitución. Debemos de esperar a que los ánimos estén calmado y tal vez tengamos mejores estadistas.
Un saludo.
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¿Albert Rivera? Albert… ¿Rivera? Este es el líder de un lobby de autónomos venido a más, procedente de la burguesía catalana y predicador de una suerte de liberalismo con el que no comulgo en absoluto. Esa moderación de sacristía no me mola nada. ¡Pero nada!
Al contrario que tú (si bien estoy de acuerdo en que las cosas en caliente no suelen salir bien) creo que a este toro hay que cogerlo de una vez por los cuernos. Y el problema del diseño del Estado no ha nacido con el secesionismo catalán. Viene de 1978, en el que los pactos fueron bastante más allá de la literalidad constitucional y no se han llegado a perfeccionar, un día por otro. Aquellos pactos trataban de tú a tú a cada parlamento regional con el Estatal y se comprometía a respetar y a elevar a norma orgánica los estatutos votados en aquellos. En definitiva, se trataba de representaciones democráticas, resultado de la voluntad popular, en sus respectivos ámbitos.
Hace mucho que es momento de revisar aquellos acuerdos y llevarlos a la norma. Nadie ha visto el momento. Ahora, cuando hierve Cataluña como consecuencia de aquellos incumplimientos, es el momento de atacar definitivamente el problema.
… O así lo veo yo.
Un abrazo fuerte, Antonio. Volvemos a no estar de acuerdo… me tranquiliza. ¡GRACIAS!
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Don Justo, esta vez solo saludarte, estoy saturado y he perdido toda capacidad de critica, de comprensión y como la mayoría de lis españolitos y catalanitos de a pie, solo recibo información, pero es tan rápida y tan cambiante que no soy capaz de asimilarla, así que desde hoy he decidido oír solo Radio Maria y leer el Marca, saltando me las noticias del Madrid y Barcelona, al menos hasta que el señor en su infinita sabiduría me de discernimiento o recaiga sobre mí el espíritu santo para comprender los problemas del país.
He decido pedir asilo político en un país mas fácil, creo que Corea del Norte podría ser una opción, pero estoy abierto a tus sugerencias.
Un abrazo y salud y república en este caso popular.
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Mi entrada en el día de hoy un poco tarde debido a mis tareas agrícolas de fin de semana, modificar la constitución , si pero en momentos más tranquilos pero creo necesario hacerlo la » pepa» ya es un poco mayor y tenemos que actualizarla tenemos en unos años a esta parte mucho material donde fijarnos y ir tomando apuntes de todo aquello que en algunos puntos si tendríamos que modificar ganaríamos mucho ,
Si yo tuviese oportunidad de colaborar en ese cambio temblarían los corruptos y algunos más.
Soñar no cuesta nada, pues ala a soñar.
Buenas noches ya .
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¡Dura la vida del agricultor!
Soñemos con eso: con modificar la Constitución y terminar por fin con la transición inacabada.
Si lo malo no es soñar, que podemos. Lo malo es la falta que viene haciendo ya actualizarnos un poco. El título octavo (claro) y alguno más.
Lástima que la ENORME distancia que hay entre los partidos clásicos y la AÚN MÁS ENORME que hay entre estos y los que representan la “nueva política”. Y los unos por los otros, la casa sin barrer, como dice el dicho.
Nadie va a querer participar en un proyecto de reforma que no contemple todas sus aspiraciones y, mucho me temo, las de unos y las de otros no se van a parecer nada. La capacidad de negociación, la empatía, la altura de miras, la razón de Estado, están todas desaparecidas.
Pero nada, sigamos soñando en que corruptos, manipuladores (de todo orden), monarcas, etcétera, puedan salir algún día de la vida pública. Y con que el poder territorial tome una forma (a lo mejor federal) en que todos nos encontremos cómodos.
GRACIAS, Juan Carlos. Un abrazo enorme.
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¡Dura la vida del agricultor!
Soñemos con eso: con modificar la Constitución y terminar por fin con la transición inacabada.
Si lo malo no es soñar, que podemos. Lo malo es la falta que viene haciendo ya actualizarnos un poco. El título octavo (claro) y alguno más.
Lástima que la ENORME distancia que hay entre los partidos clásicos y la AÚN MÁS ENORME que hay entre estos y los que representan la «nueva política». Y los unos por los otros, la casa sin barrer, como dice el dicho.
Nadie va a querer participar en un proyecto de reforma que no contemple todas sus aspiraciones y, mucho me temo, las de unos y las de otros no se van a parecer nada. La capacidad de negociación, la empatía, la altura de miras, la razón de Estado, están todas desaparecidas.
Pero nada, sigamos soñando en que corruptos, manipuladores (de todo orden), monarcas, etcétera, puedan salir algún día de la vida pública. Y con que el poder territorial tome una forma (a lo mejor federal) en que todos nos encontremos cómodos.
GRACIAS, Juan Carlos. Un abrazo enorme.
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