Cuento de Navidad

Una semana convulsa esta. Ha venido llena de campaña electoral catalana, de tiroteos, asesinatos, de juicios de políticos, de juicios de violadores, de publicidad insultante en la tele (no se me va de la cabeza ese de un chico guapísimo y sofisticadísimo que cuando se echa colonia en el rabo produce el desmayo de las muchachas igualmente guapísimas y sofisticadísimas que le observan). Otra semana convulsa en este tiempo convulso.

Sin embargo el otro día algo me reconcilió con el género humano, este con el que mantengo una relación menos apasionada a medida que voy cumpliendo años.

Miraba la calle Preciados de Madrid desde la Puerta del Sol y observaba que el tránsito de las personas se producía en sus dos sentidos posibles, hacia Callao y hacia la misma Puerta del Sol. Eran alrededor de las doce de la mañana del lunes y recordé la ignominia de que la indeseable alcaldesa de la capital estaba obligando a los madrileños a circular en una única dirección (hacia Callao) por esta calle y en la contraria (hacia Sol) por la paralela del Carmen. Lo había visto por la tele y después las redes sociales lo habían repetido hasta la saciedad.

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Ordenando el tráfico

Asombrado por lo que me pareció una ejemplar manifestación de desobediencia ciudadana me acerqué a un guardia. Este era un hombre más cercano a la jubilación que al día en que sacó la plaza, cuyo aspecto no hacía sospechar que estuviera añadido al grupo de chat en que sus compañeros tan lúcidamente criticaban semanas atrás a la alcaldesa y loaban a Adolf Hitler y sus acertadísimas políticas xenófobas. En fin, me acerqué a un guardia.

Le pregunté. Le hice saber mi asombro sobre la evidencia de que las personas estuvieran caminando a su libre albedrío por calles cuya circulación había sido tan torpemente regulada por la alcaldesa Carmena.

¿Pero no ve usted que ahora no hay casi gente? —Espetó el policía—. Esa medida —continuó— se aplica cuando esto se peta de tal manera que por aquí no hay quien camine, a horas en que la aglomeración es tal que hace temer por una avalancha humana, tal y como ya ha sucedido en algunas capitales europeas. O sea —finalizó—: que vale para ciertos días y solo a ciertas horas. Todo lo demás son las tonterías de las televisiones.

Imposible salir de mi asombro. Este servidor público, no solo estaba de acuerdo con la decisión de su jefa, sino que la defendía y la explicaba a los viandantes que se interesaban por ella criticando sin paliativos a quienes la habían vituperado y convertido en motivo de burla.

No. No salgo de mi asombro. Hay personas (no lo van a creer) capaces de razonar por sí mismas, de analizar las cosas y de defenderlas en contra de lo que los regidores del pensamiento único promulgan como verdades universales.

En este momento trato de hacer criterio sobre si lo que procede es proponer una sanción disciplinaria contra el funcionario o pedirle matrimonio. Pero esto me hizo pensar que, a lo mejor, la alcaldesa de Madrid no es gilipollas y que la medida de ordenar la circulación de las personas podría tener su sentido.  Para desgracia del común de los mortales, el lunes descubrí que quedan personas dispuestas a acatar las decisiones que legítimamente toman los responsables públicos e incluso a defenderlas contra el pensamiento que se nos impone.

Así que, mientras los dos criticamos la decisión de la alcaldesa Carmena, me atrevería a plantear una pregunta: ¿Cuánto hace que no ha caminado usted por la calle Preciados un 23 de diciembre a las ocho de la tarde? ¿De qué concreta experiencia hemos partido para ridiculizar esta medida? ¿Nos hemos parado a pensar que, a lo mejor, hacía falta? El funcionario con el que me encontré, uno de los tantos que tiene como misión procurar el normal devenir de los acontecimientos en las calles, también en el mes de diciembre en Madrid, la veía acertada.

Un servidor público del que sentirse orgulloso. Al menos en Madrid hay uno. Un guardia.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

 


8 respuestas a “Cuento de Navidad

  1. Querido amigo,
    Cómo está el mundo para que te consuele este hecho, está claro que ya tenemos el listón baja para encontrar algo que admirar en el género humano. Yo sigo aluciflipada (palabra de moda) con lo machista de nuestra sociedad y eso que creía yo que había muchas cosas superadas. Los juicios terribles que vemos últimamente me tienen muy desilusionada, quizá sea está la razón de mi respuesta. Un beso grande

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    1. Claro.

      Todo lo que sucede alrededor de la violencia y tanto como está sucediendo ahora mismo, produce desolación. Más cuando se trata de violencia machista y aún más cuando se trata de violencia machista contra una menor.

      Lo que pasa es que me he empeñado en buscar también cosas bonitas, cotidianas, amables, que nos permitan, tambien, sonreír de cuando en cuando. Porque también suceden.

      Lástima que sean tan raras que cueste encontrarlas…

      Gracias, Inma. Un beso fuerte.

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  2. Tico, una cosa es un cuento y otra la ciencia ficción, Quieres hacernos creer a tus incautos followers cómo se dice ahora, que has conocido a un municipal inteligente, es más a un municipal inteligente del ayuntamiento de Madrid?
    Un municipal de Madrid que piensa?. Justo, ni los reyes, ni el ratoncito Pérez existen, se que es duro pero a nuestra edad tenemos que asumirlo.
    Un abrazo.

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    1. No No No No

      Paso por que fuera mentira lo de los reyes magos y aún paso por que lo del ratoncito Pérez fuera un cuento para niños.

      Pero no me convencerás de que ese municipal no existió en realidad más que la calenturienta mente de este bloguero aficionado… No. No me convencerás.

      Existe. Hay un ser humano capaz de discernir por sí mismo lo que importa de lo que no importa y lo que es verdad de lo que es mentira. Hay un empleado público (al menos uno) leal con sus políticos y dispuesto a defender los intereses de su Corporación incluso contra la opinión generalizada de Twitter.

      ¡Lo hay!

      Y yo lo he conocido.

      Me gustaría pensar que son muchísimos más. Me gusta pensar que todos los que yo conozco (que son muchísimos) son exactamente así. Puedo asegurar que muchísimos lo son (lo somos). Lo que no sé bien es por qué no se les oye, por qué no se nos oye más que a toda la caterva de indocumentados que andan por ahí opinando de lo que no saben…

      Lo entiendo fatal.

      ¿Por qué las opiniones sensatas de las personas sensatas no inundad las redes sociales ni se prodigan en Tele 5? Misterios insondables de la comunicación del siglo XXI. Esta de la que formamos inevitablemente parte sin que tengamos voz (ni voto) en ella.

      Gracias, Miguel Ángel. Pero insisto: YO LE CONOCÍ, HABLÓ CONMIGO.

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  3. Yo si me encontré años atrás esa situación un día muy cercano a la navidad pero ponerla en un único sentido te fastidia el no volver a pasar por ella a lo mejor hubiese estado mejor controlar los dos sentidos y o tener que desviarte a calle que no tengas pensado pasar , pero si os puedo decir que yo lo he vivido y es un auténtico caos mundanal , pero estamos en navidad fiesta que alegra mucho a los más jóvenes pues por ellos nos sacrificaremos no yendo por dirección contraria.

    Un fuerte abrazo justo y como estamos en navidad por qué vamos a montar el árbol suerte y salud.

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    1. ¡Vamos a por ese árbol!

      Este año será el más alto e iluminado que haya llenado nunca el comedor de mi casa. Espero que mis nietos no se lo tiren encima, por si no saben salir de ahí…

      Supongo que a cada uno se nos ocurrirá una solución diferente para resolver el lío que se monta en el centro comercial de algunas ciudades por estas fechas.

      Lo cierto es que los técnicos de vialidad del Ayuntamiento de Madrid han propuesto una y que la alcaldesa (que es a todas luces una mujer valiente) la ha aceptado y la ha puesto en marcha.

      A lo mejor funciona o a lo mejor no: eso solo lo podremos saber cuando haya estado activa varios días: prueba-error, como ya sabemos que se testan las cosas que nunca se habían experimentado antes.

      Lo que me escandaliza es la unanimidad en contra que parece que ha suscitado esta en concreto y la solvencia con la que todos parecen criticarla. Y lo que me maravilló fue la lucidez del guardia (cuya opinión es de lo más cualificada, puesto que ahí estaba de servicio en esas calles) al acatarla y defenderla delante de este peatón.

      En fin… Da la impresión de que nadie se quiere poner en frente de la opinión dominante, y este poli dio un buen ejemplo de lo contrario.

      Un abrazo Juan Carlos. ¡Vamos a por ese árbol gigante de Navidad!

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