Romperlo todo

Parecía que romper las cosas no sería tan fácil porque siempre habíamos pensado que la pesadísima inercia de las instituciones haría que sobrevivieran a los avatares de sus gestores, por necios o malintencionados que estos fueran.

Y sin embargo, ya ven: todo es ponerse.

Una falacia aquí, una corruptela allá, una prevaricación pequeña primero, después una grande. Luego otra, pensando en que, si somos nosotros los que escribimos en el Boletín Oficial del Estado, por qué no poner en él lo que más nos convenga… o lo que nos dé la gana.

Entonces el tiempo va pasando y un día miras a tu alrededor y resulta que ya lo han roto todo.

Y ¿qué ha pasado? Pues prácticamente nada porque, aparentemente, todo funciona.

Solo, pequeñísimo matiz, que hemos perdido la confianza en las instituciones.

Primero dejamos de creer en el Gobierno, porque no era de recibo que a los mandos estuviera un partido a punto de ser condenado por corrupción y dirigido por corruptos. Luego en la Universidad, porque no se falsifican masters para las vicepresidentas de los sitios, por más que hayan sido ellas quienes te han colocado en esa posición en la que los puedes falsificar. Luego en los partidos políticos que arman cacerías contra quienes no les interesan (en lugar de vencerlos lícitamente en sus órganos internos) y almacenan primero y después exhiben vídeos pornográficos e ilegales para rematar a sus presas.  Luego dejamos de creer en los parlamentos democráticamente elegidos, cuando vimos cómo se trapichea con las leyes de presupuestos a cambio de enormes puñados de euros, bien para inflar la financiación de unos a costa de otros, bien para garantizar medidas populistas y sin recorrido, como la falsa subida de pensiones que ha arrancado el PNV al partido en el Gobierno. Y ahora dejamos de creer en la Justicia, porque no se le hacen guiños a los violadores. No. No se le hacen guiños a los violadores. No se juega con los artículos para convertir la violación de una cría por cinco delincuentes en un asunto menor.

Y ahora todos a la palestra a bramar contra nuestro Código Penal, a exigir formación para los operadores jurídicos, a gritar que endurecerán no sé cuántas penas y reformarán no sé cuántos títulos de la Ley que tipifica y sanciona las conductas criminales. Ahora, como cuando aquella señora mató a aquél niño, todos a decir a voz en cuello, vóteme a mí, que yo se lo arreglo.

Nosotros, los que no vamos a reformar nada, los que solo nos comemos la corrupción de unos cuantos, las sentencias aberrantes, los escándalos escabrosos de políticos mediocres, las universidades podridas, las prácticas parlamentarias deleznables, nosotros, digo, miramos a nuestro alrededor para comprender que, simplemente, estamos solos. Y salimos a la calles para gritar, solo para gritar, que nos hemos dado cuenta, valga para algo o no.

La distancia que separa a las instituciones de la sociedad a la que supuestamente sirven ya tiende a infinito. La sensación de impotencia que embarga a quienes padecemos la estulticia de las decisiones que se toman entorno a las cosas que nos afectan es igualmente infinita. Y se puede empeorar, pero el infinito es por sí mismo inalcanzable, no puede agrandarse y, por ende, casi no lo vamos a notar: por bárbara que sea la cosa que pase esta semana que entra, la distancia será idéntica. Ya es infinita.

Lo han roto todo.

20180429_000815(Iba a escribir ‘lo hemos roto todo’ pero, bien pensado, ni usted ni yo hemos sido. Nosotros estábamos mirando la televisión y dejándonos hacer).

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

10 respuestas a “Romperlo todo

    1. Investigado… Otro. Ya no es noticia, debe ser.

      El gran adalid de la democracia, investigado por prácticas corruptas al frente de la Comunidad de Madrid. Veremos en que acaba.

      Pero ¿de verdad crees que la cosa se queda en Madrid?

      No sé cuánto mejor le va al resto de España, aunque es verdad que hay huequecitos (este nuestro, por ejemplo) que se van salvando, en los que todavía podemos mirarnos a la cara.

      Gracias, Petra. Un beso muy grande.

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  1. Lo han roto todo.
    La convivencia, la seguridad, la razón, la cohesistencia, están saltando por los aires.
    No se puede tener un presidente acusado de haber cobrado en b, juzgado y vilipendiado y que no pase nada. Y de ahí para abajo tenemos toda una cascada de corrupciones, sinvergüenzas y dilapidadores de lo público que parece no tener fin.
    Yo, fíjate, excluiria el supuesto robo de unas cremas por las circunstancias del mismo.
    Hay una posible enfermedad sobre el hecho (cleptomanía, y no es broma si no algo a tratar) y el ámbito privado. Nadie esta libre de un examen y una , excesiva, investigación, donde no se encuentre alguna cosa donde rascar y publicar.
    Todo está roto y mezclado.
    Pero debe quedar esperanza (no Aguirre) para que, al menos, la carcel limpie, fije y de explendor.
    Bueno de la carcel y los jueces tampoco es algo de fiar, pues no se, al menos el Madrid puede volver a ser Campeón de Europa, esperemos.

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    1. Pues como no nos salve esa Champions, no sé de qué nos vamos a alegrar este año… ¡Lástima ser del Atelti!

      Este asunto de las cremas es de lo más asqueroso que he visto en política. Hay que ser muy ruin, hay que odiar mucho, hay que tener las tripas muy perjudicadas, para sacar ese vídeo. Pero estos alegres muchachos del PP ya han demostrado que les vale todo, donde ‘todo’ quiere decir TODO, cuando ponen sus prácticas mafiosas a funcionar. Los intocables del PP no tienen escrúpulos y nos lo recuerdan tranquilamente cuando tienen la ocasión, porque carecen también de pudor.

      Los jueces ya nos han dado motivos para dejar de creer en ellos, igualmente. Ya apuntaba maneras la separación de la sociedad, pero esta última sentencia lo ha puesto de manifiesto con una crudeza poco habitual.

      Yo diría que algo no va bien.

      Gracias, Pepe. Completamente de acuerdo, una vez más.

      Abrazos y abrazos.

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  2. si señor si pones lo hemos roto todo no estaria de acuerdo por que nosotros no hemos roto nada, al contrario nos rompen las creencias de que tenemos ley, justicia y honorabilidad, de eso nada, vamos viendo como estos señores que nos dirigen nos mienten y nos vuelven a mentir y no pasa nada les sucede lo mismo que a las pilas duracel duran,duran,duran, somos peones en un tablero que tenemos mucho que decir y que nos ponemos de una mala leche cuando escuchamos estos casos que si los tuviesemos delante seria la ostia como los dejariamos, pero escuchamos decir a una letrada ( bueno puede ser que este equivocado y su titulo de derecho sea como el master de Cifuentes) pregunte que si la violada cerro las piernas con fuerza ante la agresion, de verdad no lo entiendo algo circula en el ambiente que nos deja gilipollas, la manada valientes hijos de puta que no son capaces de acercarse a una mujer si no son en grupo, que machotes, solucion: las tijeras se les cortan los huevos y al campo, claro eso no, que barbaridad estoy diciendo que mala gente soy mira que querer atentar contra esos pobres muchachos que solo pretendian violar a una muchacha cosa de poco,no nos vamos a igualar, pues si sere un barbaro y me igualo al que viola lo castro.

    pongo en conocimiento a todo aquel que no tenga un master, o que lo tenga y quiera otro gracias a Cifuentes se abre una linea de ofertas en las grandes superficies por la compra de algunos productos se ofreceran master ( dependiendo del importe de la compra el master sera de mas o menos importancia.)

    buen finde y puente para el que lo haga.

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    1. ¡Dios mío! ¡Juan Carlos en estado puro!

      Que no, hombre, que no, que no se les cortan las cosas a las personas, que eso mancha muchísimo y se empuerca todo…

      Ley, justicia y honorabilidad, las cosas en las que nos enseñaron a creer. Las reglas que pensábamos que regían el comportamiento de los pueblos, ya no están.

      Lástima que la sociedad se haya dado cuenta y ahora se vayan tirando a la calle para protestar. Y todavía más lástima, que los comportamientos mafiosos de unos pocos lo contagien todo a quienes con tanta dedicación, tanto esfuerzo y tanta pasión se dedican a lo público con honorabilidad, con justicia y de acuerdo con la Ley.

      Ahora, para encontrar donde mirar, tenemos que bajar la vista y buscar cerca de casa porque, seguramente, ahí es donde están los verdaderos gestores públicos peleando contra todos para salvaguardar los intereses de sus pueblos.

      Un abrazo, Juan Carlos. Vamos a seguir en ello porque, en algunos sitios, las cosas funcionan muy bien.

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  3. Todo roto. Si. También la ilusión y la esperanza. La confianza en nosotros mismos y la de poder transformar esta sociedad con los instrumentos que nos hemos dado para regular la convivencia.
    Ejecutivos corruptos, legislativos especuladores y cortoplacistas, un sistema judicial, puesto en cuestión por sus decisiones y sus actos, sindicatos y partidos, revolcándose, a lo que se ve, gustosamente, en el fango.
    Y nosotros espectadores. Claro que el problema es que no lo somos de “la clave”, lo somos con el interés y el espíritu crítico de “Sálvame (¿de luxe?)”, de HMYV, y, cuando queremos emociones fuertes, “Supervivientes”.
    Me gustaría creer que las movilizaciones de jubilados, mujeres ( y hombres), son el principio de algo , pero reconozco, que aún participando, mi esperanza está bajo mínimos.
    Buen puente.

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    1. Da la impresión de que esta sociedad desencantada, descreída, desconfiada de sus instituciones, se despereza.

      Al menos esta última sentencia ha provocado, casi instantáneamente, una reacción social contundente, entre manifestaciones en las calles y posicionamiento en las redes.

      La desconfianza en el Poder Judicial es la última pieza de un puzle fatal.

      Soy consciente de que la técnica jurídica es compleja y de que debe ser delgada la línea que separa determinados delitos, como el homicidio y el asesinato o el abuso sexual y la violación. También sé que al dictar una sentencia, los miembros del tribunal lo hacen con todas las pruebas a disposición, conociendo y examinando concienzudamente el sumario y que debe obedecer a razones técnicas y no al juicio de valor más o menos afortunado del juzgador… Y también que no se puede, ni juzgar, ni legislar, atendiendo a las redes sociales o a las conductas de moda. Todo esto me lleva a pensar que, realmente, ser mujer da miedo. Porque el sistema está concebido para que parezca culpable por no haber cerrado bien las piernas, por no haber opuesto una resistencia suicida, por haber salido a la calle sin su hermano mayor fuertemente armado: protegida de todo mal por un varón.

      El resultado es que se dictan sentencias que ponen la carne de gallina, las redes en incandescencia y las calles abarrotadas de personas incrédulas que claman por la Justicia después de que la justicia haya actuado.

      Descreídos de la Justicia, que era el último reducto en el que queríamos confiar a ciegas, ya no queda más que el ayuntamiento del pueblo, si es que en tu pueblo se libra (que en muchos se libra).

      Pero, como bien dices, todas estas movilizaciones indican que algo se mueve, que algunos que no estaban viendo «supervivientes» esa tarde, han salido a la calle a decir «nos hemos dado cuenta» «ya vale con vosotros». Y eso traslada un punto de esperanza… ¿no?

      Eso espero, amigo. Un fuerte abrazo. Muchísimas gracias por andar siempre por aquí.

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  4. Hola amigo. Mucho tiempo sin responderte, pero ya se sabe entre que todo está roto y que anda trata de de ganarse la vida… No da.
    Es verdad que todo está roto. Lo jodido es que hay que seguir viviendo con todo roto. Y eso es muy muy muy difícil y duro. Que voy a decir que no se sepa.
    Todo vale y nadie te ampara, poca democracia y mucha importancia así es el día a día. Eso sí todo lleno de tiendas baratisimas ( que venden mugres con todos mis respetos) para hacernos sentir que todo está bien y que no vayamos a dejar de ver el televisor.
    Un abrazo amigo

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    1. Pues así parece ir…

      No se han dado cuenta de que, los unos por los otros, han dejado sin barrer la habitación más importante del palacio en el que viven. Se han dejado sin barrer la confianza. Y ahora que ya nadie cree en nada (seguramente les importa un huevo), se tendrán que inventar otra manera de hacer.

      A lo mejor es esta que nos dices: la de llenar las aceras de tiendas baratísimas que nos creen la ficción de que tenemos acceso a los bienes de consumo… Y lo tenemos: A esos bienes de consumo que fabrican para nosotros.

      Es pecado mortal. Han malbaratado la confianza. Se han cargado nuestras ilusiones. Tengo la impresión de que eso ya no se recupera nunca.

      Un beso muy grande, Inma. Me encanta leerte por aquí.

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