En los años 70 del viejo siglo XX, asistimos a la crisis del pequeño comercio, absorbido por las grandes superficies que fagocitaron su capacidad de supervivencia a base de ofrecer precios más competitivos, la comodidad de encontrar un par de calcetines y una docena de huevos en el mismo espacio físico y un horario más amplio que incluía sábados y festivos. Tuvieron que reinventarse.
Desde entonces hemos visto muchísimos sectores de la economía desbordados por las nuevas formas de negocio, posibilitadas por las nuevas tecnologías o, simplemente, por la capacidad inversora de los más grandes. Desde que el mundo es mundo unos compiten contra los otros para hacerse fuertes en aquello que saben hacer y desde que el capitalismo es capitalismo el pez grande se come al chico y sanseacabó.
Ahora viene la capacidad que cada uno tiene para ejercer presión ante la sociedad y de esta circunstancia dependerá el volumen del conflicto que genere el sector al que le toca verse amenazado por la irrupción de nuevas formas de negocio. Para entendernos, el señor de la cordelería de la calle Leganitos se puede poner en huelga todos los días que le dé la gana, pero igual tiene ciertas dificultades para paralizar el país haciendo oír su queja, cosa que no sucede con los controladores aéreos o con los taxistas (16.000 más o menos en la ciudad de Madrid, perfectamente comunicados entre sí y sin demasiados miramientos a la hora de utilizar la violencia física contra sus competidores).
En el conflicto del taxi, el que tenemos ahora de moda, hay una variable más que poner en el tapete: la movilidad urbana. Lamentablemente hablamos solo de la movilidad urbana, porque en el medio rural este asunto importa un huevo: sus habitantes tienen tan limitada sus posibilidades de comunicación como la frecuencia de un autobús diario de ida y uno de vuelta con destino a la capital.
Tengo para mí que el problema del taxista no es exactamente el de velar por la calidad del transporte público, ni colaborar en el desarrollo de esta movilidad urbana, sino más bien el de proteger su inversión: consiguió su licencia de otro taxista y se la compró por 200.000 (los ayuntamientos tienen limitado el número de las que hay en vigor) y está viendo cómo su precio se devalúa porque fórmulas más modernas y más competitivas le han quitado el monopolio al sector (hago constar que mi piso se devaluó en mayor proporción cuando explotó la burbuja inmobiliaria y no pude tirarme a la calle a pegarme con nadie para intentar mantenerlo en el precio por el que me lo compré).
Sorprende que sectores tan liberales acudan con tal virulencia para exigir la protección del Estado en algo que parece que debería estar regulado por las leyes de la oferta y la demanda (a las que acuden sin rubor ninguno para clamar por la libertad en los precios que imponen a sus servicios). Pero más sorprende que se sientan con legitimidad para paralizar las grandes urbes de la nación a base, nada menos, que de colapsar sus principales arterias de comunicación en temporada tan sensible y, aún más, que se sientan con derecho a liarse a hostias con los conductores y los coches de la competencia, algunos con familias dentro, que hasta donde yo entiendo no tienen en directo la culpa de su desgracia y que, lo quieran o no, no son sino trabajadores, igual que ellos, aunque en este caso de la competencia.
Y, una vez más, el usuario fuera del conflicto. Los intereses de las personas distintas de las poseedoras de una licencia de taxi no pintan nada en este lío. Porque a un señor normal, a una señora de Barcelona, le viene estupendamente alquilar su coche por el móvil, que la vengan a buscar, que la lleven en un coche limpio y perfectamente climatizado a su destino y que le carguen en cuenta el precio previamente pactado de la carrera, sin tener que preocuparse ni de abrir el monedero.
¿Por qué se ha puesto al Estado en la tesitura de resolver un problema que ha generado el mercado? Porque los taxistas no tienen forma de competir contra un servicio infinitamente mejor planteado que, a buen seguro, les está arrebatando una parte importante del negocio (no toda porque estos vehículos no pueden, por ejemplo recoger a personas en la calle o hacer uso de paradas en la vía pública), y acuden a quien tiene la competencia para regular el sector con la exigencia de que lo estrangule.
Y ¿con qué fin? ¿Para garantizar que la movilidad de los ciudadanos esté a la altura de las exigencias de una sociedad evolucionada? ¿Para que el servicio que prestan se dignifique y el usuario se sienta satisfecho con una actividad que hace más habitables las ciudades (ya se ha dicho que de los pueblos ni hablamos)?
No. Para salvaguardar su inversión. Para proteger su negocio.
La movilidad de las ciudades ha cambiado: el vehículo eléctrico, el carsharing, las redes públicas intermodales cada vez más sofisticadas de bus, metro y cercanías, el coche compartido a través de plataformas, la bici eléctrica de alquiler… El taxi tendrá que tomar sus propias decisiones para adecuar el servicio que presta a esta realidad.
No basta solo con tratar de impedir que los demás crezcan. Otras especies que no lograron aclimatarse se extinguieron (piénsese en los dinosaurios).
Me llamo Javier, trabajo en el sector inmobiliario y soy adicto al taxi.
Dices que tu piso no ha vuelto a tener el valor que tenía en 2008. Mira yo desde 2001 a 2007 estaba promocionando y vendiendo pisos en Cataluña. Cuando iba al notario a firmar les pedía a los compradores la tasación, todas hechas por Tinsa, incluso un tasador me compró un piso. Todas las tasaciones estaban muy por encima de el precio por el que yo vendía con lo cual puedo afirmar que la tasación era errónea. Por otra parte he trabajado 30 años en un Colegio Profesional relacionado con temas inmobiliarios, administración, tasaciones, algo conozco el tema.
Que quiero decir.. que eso de la autorregulación del mercado es un bluff.. todos esos pisos embargados durante la crisis, esa inmensa estafa.. ahora habría que decirle a los bancos y ahora que.. esos pisos que embargaste que valor tienen en tu balance.. Por eso se llama inmobiliario, porque las casa no se mueven.
Ah. tu piso, no se donde está pero ya vale lo mismo, o mas que valía hace diez años.. y vamos derechitos a otra burbuja.
Airbnb significa colchón de aire (cama) noche y desayuno que es la idea inicial de los «pisos turísticos» y la causa de la burbuja actual.
Yo soy de Madrid y toda la vida he cogido taxis.. todos los días y varios.. como mínimo dos uno para ir a trabajar.. (llegando tarde ) y otra para volver a casa (saliendo tarde) de esquina a esquina que es diferente que de puerta a puerta, entrar con el taxi para que me dejara justo a donde quería ir era una tarea absurda pues eran calles por donde es imposible transitar. En Jose Abascal o en Martinez Campos llegar a la esquina y levantar la mano «para pillar un verde» era una cuestión de cinco minutos, nunca mas de eso.. aunque fueran las cuatro de la mañana..
En este mundo esta todo inventado, lo que cambia son las formas pero pedir dos taxis para estar a una hora determinada para ir, por ejemplo, al aeropuerto, existe. desde que existen la combinación taxi/teléfono lo que cambia es la movilidad de la comunicación por lo demás todo es igual
Efectivamente el problema es de las grandes urbes porque por otra parte he vivido en la Costa Brava y en la Costa sur de Tarragona. En la primera en verano, donde el transporte publico colectivo es solo eso.. lo que he escrito…pero en cuanto a su efectividad es inútil, mi hija vive en Palamós y estudia en la Universidad de Girona y le resulta mas cómodo vivir en un piso de estudiante en Girona que estar desplazándose y dependiendo de horarios de autobuses escasos.. En invierno en la Costa Brava no encuentras un VTC ni loco. No hay mercado, no interesa. Allí para el dia a dia o tienes tu propio coche. ( una moto no es recomendable ) o dependes de otras personas para desplazarte. No puedes vivir en Platja DˆAro y trabajar en Palamós sin coche particular.
Sin embargo en Madrid en realidad no te hace puñetera falta ni los Taxis ni los VTC. Yo he volado mucho. por trabajo, los fines de semana de viernes a domingo. Me salía mas a cuenta dejar mi propio coche en el parking del aeropuerto a coger dos taxis.
Yo si creo que el pez grande (VTC) se quiere comer al chico (Taxi), pero para después comernos a los demás Yo soy informático y no necesito tantas App´s en mi vida ni depender del móvil para todo.
Perdón por el tostón feliz domingo. Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
En realidad no sé bien cuál es el pez grande en este río revuelto. Pero no creo que la única diferencia entre un servicio y otro sea la manera de obtenerlo, esto es, el teléfono, la mano alzada o la App.
La pinta que da es que el usuario está prefiriendo otro tipo de transporte y eso está enervando a los taxistas. Las diferencias entre un taxi y un vehículo con licencia VTC son tantas que los taxistas no se ven con ganas de combatirlas mejorando el servicio que prestan y se han tirado a la calle para intentar, simplemente, aniquilarlos: coches más limpios, conductores más educados, trato más cuidado, precio de la carrera prefijado, cargo directo en cuenta, certeza de los términos del servicio, desde la hora de recogida hasta el precio, pasando por la identidad del conductor al que, después, puedes evaluar para que los gestores de la plataforma conozcan en todo momento la percepción de usuario sobre la calidad de lo ofrecido.
También poder llamar a un taxi desde la calle es muy deseable, y por eso es tan deseable la pervivencia de los dos modelos.
Mi queja está, sobre todo, en la agresividad que muestra el sector, reclamando algo que, en mi modesta opinión, no les corresponde, que es el monopolio. En su incapacidad para reconocer que el modelo es cambiante, como todos los modelos lo son y en la terquedad que muestran en hacer prevalecer el suyo cuando gran parte de la sociedad está buscando uno diferente, más acorde con las necesidades que ahora se pretenden cubrir, aunque mucha gente siga prefiriendo el tradicional, claro está, huyendo de la dependencia del teléfono móvil.
Por último, con mucha menos experiencia en el mundo inmobiliario y por ende, con menos elementos de juicio que tú, te diré que por mi casa no me dan ni siquiera el dinero que debo de hipoteca. No es que no haya llegado a los valores de cuando la compré, es que no puedo venderla por un precio que me permita cancelar y empezar de cero. El ahorro de las clases medias, que era nuestro piso, se lo han quedado ellos. También.
Muchísimas gracias por dejarnos aquí tu opinión como usuario avanzado. Nos sirve para completar los elementos con los que contamos para hacer criterio y eso es de un valor incalculable.
Un abrazo, Javier.
Me gustaMe gusta
Bueno en este caso mi opinión es que todos tenemos derecho a trabajar y conseguir los ingresos necesarios para mantener el negocio y tu familia en el caso de los taxis es difícil de conseguir entender bajo mi punto de vista, si por ejemplo en Madrid tienen 16000 taxis y necesitan más que amplíe. Las licencias y lis señores de c
VTC pueda. Conseguirlas y al mismo tiempo aumentaría el servicio a los usuarios, por que yo no estoy muy puesto en la materia pero creo que es mucho más fácil conseguir el permiso para los VTC que para una licencia de taxi, pero estoy totalmente en contra de utilizar la violencia para ejercer presión sobre el gobierno causando daños , que si la key es justa les deberían obligar a pagarlos.
Un poco tarde pero he cumplído
Buen resto de domingo
Me gustaLe gusta a 1 persona
El asunto es lioso.
Las licencias de taxi de tipo A (vehículo con taxímetro), que ya sabes que son competencia municipal, son de numero cerrado por la propia conveniencia de los taxistas, que quieren que haya poquitas para que su negocio no se resienta y para que su precio (el de la licencia) se mantenga. Así que si quieres una, no te la proporcionará el Ayuntamiento, sino que se la comprarás a un taxista que se quiera jubilar y te la venderá por un verdadero capital.
Las licencias de VTC (veículos con conductor pero sin taxímetro, que no pueden coger a gente por la calle ni esperar clientes en las paradas) las concede el Estado, que en este momento tiene DELEGADA (no transferida) la competencia en las comunidades autónomas.
Para proteger los intereses de los taxistas convencionales (su negocio y el mantenimiento del precio de las licencias en el mercado de reventa) se llegó en su momento a un acuerdo que limitaba el número de VTC a una por cada treinta de taxis y esa limitación, a todas luces, se la ha saltado todo el mundo y han concedido más de las que se habían comprometido a conceder.
Esto ha hecho, de facto, que los taxistas tengan más competencia de la esperada, porque el servicio que prestan estos nuevos es más completo y más sofisticado… Al tener más competencia temen que la ley de la oferta y la demanda haga que se devaluara el precio de la licencia que compraron tan cara y se han cabreado hasta el punto de montar el pedazo de pollo que han montado, llegando a las agresiones que todos conocemos y al colapso que se ha sufrido en las ciudades más importantes… Ese lío.
A parte de que se pierde la razón cuando la violencia entra en juego, la pretensión de los taxistas parece, simplemente, proteger a toda costa su posición económica y… en los tiempos que corren… o cambian su manera de prestar el servicio que prestan, o las van a pasar putas.
Solo encabezonados en su posición no lo van a conseguir, por más capacidad de presión que, como se ha demostrado, tengan en este momento.
Un abrazo fuerte, Juan Carlos. Aunque tarde… aquí te esperaba.
Me gustaMe gusta
Ya he dicho que era adicto al taxi, por motivos laborales, y nunca me ha faltado uno cuando lo he necesitado. Luego cuando entras en el coche, en general, ves un trocíto de su hogar, lo comparas con tu propio coche que seguro es mas impersonal y la verdad.. a mi me gusta, con algunos la charla sale fluida con otros prefieres ir en silencio.. pero eso también es un breack en eso de ir corriendo siempre.. No me fío mucho de los que te ponen las cosas tan.. bien pintadas.. como esta nueva economía colaborativa que paso de ser un complemento.. algo amable a convertirse en un negocio monstruoso que solo beneficia a unos pocos. .. y de eso no me fío mucho.. ya tenemos bastantes.. Ayer vi un debate en el que un conductor de VTC salía súper contento por trabajar doce horas por unos 1200 euros y oye.. tan normal trabajar doce horas todos los días..
Curiosamente esta mañana he visto el trozo de un reportaje en el que estaban entrevistando a un conductor de hace años.. y este se sacaba bastante mas.. sin pagar a hacienda ni seguridad social ni licencias ni leches..
Feliz semana
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hace fatal la gente en defraudar a Hacienda y en no asegurar su actividad y su futuro mediante el correspondiente alta en la seguridad social. No sé que sea este el caso de los conductores de vehículos con licencia VTC. Más bien pienso que es un mal endémico que, a lo mejor, también afecta a los propietarios de taxis que subcontratan las horas en las que ellos no explotan su vehículo.
Esto, por otra parte, no es un ejemplo de economía colaborativa, como pudiera ser Blabla car. Es también un negocio puro y duro con un componente tecnológico que lo diferencia que es su gestión a través de app’s.
Completamente de acuerdo en que el taxi presta un servicio esencial y, en la mayor parte de las ocasiones, por magníficos profesionales. Lo que no es, en mí modestisima opinión, de recibo, es que traten de proteger su negocio a base de no dejar respirar a su competencia. Sin olvidar que ejercen una actividad tan legítima como ellos mismos.
Muchísimas gracias otra vez, Javier.
Me gustaMe gusta