Esperanza Aguirre vendía un Goya de estraperlo. Los hay. No deben ser muchos, pero la noble familia política de Esperanza Aguirre tenía uno opaco. Sin registrar. Como había sido ministra de Cultura y era la presidenta de la Comunidad de Madrid, sabía lo que hacía. Y sabía cómo tenía que hacer para burlar la normativa que ella misma tenía que vigilar. Y eso ¿por qué? Pues porque las normas no son para ellos. Porque una cosa es que la gente de la calle, la plebe, vaya vendiendo goyas por ahí a tontas y a locas, que eso no se podría tolerar, sería tráfico de obras de arte, y otra bien distinta que nosotros, la nobleza, no tengamos derecho a vender nuestros goyas como nos dé la real gana.
Nosotros la nobleza, la elite económica, los de siempre, los de los apellidos compuestos, los de la alcurnia, lo podemos todo. Entiéndase que las normas están hechas para mantener el orden. Pero nosotros, los de siempre, somos el Orden. Es el mundo de la irrealidad, el que solo incumbe a los pocos elegidos a los que las normas no afectan, porque somos el Orden, lo entienda usted o no.

El mundo de la realidad es mucho más básico. Como más elemental, diríamos. Para combatirlo hemos bajado a la arena a Rocío Monasterio (una inmigrante cubana muy bien casada que, por ello, ha ascendido de condición y no es una de esas MENA que nos salen tan caras), armada con una navaja barbera y un título de candidata. Y hemos afilado nuestras balas y las mandamos por correo a los ministros del rojerío, a directoras generales, a otros candidatos que no merecen el título de tal, porque no son de los nuestros. O ¿qué se habrán creído?
Las cosas pueden llegar hasta un límite. Pero ya se ha sobrepasado y Rocío Monasterio ha llegado para que las aguas vuelvan al cauce del que nunca debieron salir.
Rocío no, pobre. Rocío solo tiene su navaja barbera algo mellada y sus títulos de candidata y biencasada (el de arquitecta lo obtuvo demasiado tarde para ejercer). Romperlo todo, exasperar al respetable, llenar de odio las calles y las estaciones de Metro es, en realidad, el objetivo de quienes somos el Orden.
¿Cree usted acaso que nosotros estamos obligados a cumplir las reglas? Pregúntele a Esperanza. Y no se equivoque. Hemos entrado en el sucio juego de la democracia (democracia, ¡qué palabreja!) porque ellos nos han obligado a atacarla desde dentro. Porque las cosas estaban pasando de castaño oscuro con tanta leyecita de pacotilla y tanto sueldecito y tanta mamandurria. ¿Qué es eso de que usted se pueda casar con quien le dé la gana o pueda elegir libremente el momento en el que ha de morirse o el género con el que se identifica? Y, sobre todo, ¿Qué pamplina es esa de que nosotros tengamos también que pagar impuestos por nuestros goyas o por nuestras riquezas? ¡A ver si se cree que a mi bisabuelo el vizconde se las regalaron!
¿Es que no ve la de personas que están dispuestas a partirse el pecho por nuestra causa en el momento que entonamos la palabra libertad? ¿No se dan cuenta de la clase de sociedad que han creado con tanta gilipollez? ¡Ahí los tienen convertidos en votantes apasionados de este Orden nuestro! ¡Ja!
Se han acabado los debates electorales. Se acabaron. ¿Qué clase de democracia es esta en la que me exigen repudiar práctica tan democrática como enviar amenazas de muerte en forma de balas de cetme a mis oponentes? ¡Rocío, échalos del plató! Bastará esa insolencia cínica y esa sonrisa halitósica de suficiencia para que se vayan marchando. No tienen media hostia. “Vamos, valiente, levántate y lárgate, que es lo que queremos todos los españoles”. ¿O no cree usted que Rocío Monasterio encarna en sí misma (no por nacimiento, sino por matrimonio), el parecer de España toda?
Se acabaron los debates electorales. Vamos poco a poco a por la democracia (¡qué palabreja!) “Pablo, cierra al salir”, tú no eres del Orden.
Esto se acaba. La amenaza del comunismo es el arma más eficaz. Esa y la navaja barbera de Rocío Monasterio, agitada (no batida) con la pose castiza de Isabel Díaz Ayuso, otra débil mental que también ondea, junto con su título de candidata, los colores de la bandera.
¿Importa algo retomar las viejas tácticas del período de entreguerras (balas, miedo, golpes de estado si llegara el caso) para lograr el alzamiento?
La amenaza del comunismo provocó 16 golpes de estado en Europa entre 1920 y 1938, todos de corte fascista. Todos salvando a las respectivas patrias de la amenaza bolchevique que, fuera real o no, encarnaba la destrucción de los privilegios de las grandes fortunas, de la aristocracia, del Orden.
Obreros del mundo: ¡cuidado con el comunismo! Obreros de España: ¡Cuidado: nos roban la libertad! ¡No quieren que vendamos nuestros goyas! ¡No podéis permitirlo!
¡A la lucha!
Eso es lo real.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
Lo del goya de doña Esperanza Aguirre yo lo veo normal , en mi caso yo tambien he vendido cinco o seis goyas de ese mismo valor y otros tantos que me quedan, a mí y a bastante gente de mi pueblo, eso no tiene importancia un goyeja mas o menos.
Lo que si tiene importancia es ver la cantidad que aunque todavia es pequeña, de subnormales que votan Vox , parece mentira ¿ que es lo que intentan? ¿una revuelta? ¿ un enfrentamiento que nos pueda llevar a una guerra civil ? despues de lo visto si la gente apoya a Vox en Madrid, definitivamente hemos perdido el norte, mucho critican los señores de Vox a Pedro Sanchez por pactar con un partido legitimo nos guste o no, es legitimo, para iniciar ahora estas declaraciones y esas formar de incitar al terrorismo politico, repito si se les sigue apoyando no tenemos solucion, nos pueden explicar estos señores que es la palabra democracia ¿demo que? no saben no contestan.
Me pregunto ¿donde esta el señor Casado que no intenta que los votantes de Vox, antes votantes del PP vuelvan a sus filas? ¿le tiene mas cuenta pactar con su enemigo? si prefiere el pacto que vaya imprimiendo en su propaganda la fecha de caducidad del partido.
buen domingo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cierto: un goyeja más o menos tampoco tiene tanta importancia. Y menos para una dama como doña Esperanza, tan bien casada. No deberíamos estar pensando en si paga o no paga impuestos, después de todo. Es una dama.
Y esto de Vox y del PP, está en la línea ¿no? Una vez que hemos comprendido que no tenemos en molestar a los señoritos, ¿por qué no permitir que lo sigan siendo y que sigan ejerciendo sus tan bien ganados privilegios?
Son los verdaderos defensores de la libertad. No de la nuestra, eso sí, pero libertad al fin y al cabo.
Casado lo sabe. No puede luchar contra ellos: se quedaría sin espacio político, porque él también está entregado a los intereses de sus señoritos.
Balas. Ese es el resumen. Balas y que este rojerío comunista se quite de en medio. Si no, los tendrán que echar ellos. Y saben como hacerlo.
Un abrazo, amigo… y ¡a mirar la lluvia!
GRACIAS
Me gustaMe gusta
Pues ya es un milagro que surja el tema de el Goya. Hay más, mucho más, ese marqués era equiparable a la casa de Alba en cuanto a propiedad de territorios. Todo ello cedido intervivos gracias a una ley, que al parecer, pergeñó ad-hoc nuestra amiga Espe, yo al menos la conozco y estoy convencido que es tía lejana mía.
Y si nos hemos enterado del chanchullo es gracias a un periódico digital de esos que te ponen un banner con el mensaje: payo dame un leuro y la denuncia de un hermano, que es lo que pasa siempre con las herencias, sino mira el «aprendiz» Felipe la que lió en el notario con papá.
Porque el resto ni una palabra han dicho y mira que posibilidades sobre el tema para tirar del hilo ha tenido, campaña electoral en Madrid, impuestos…
Sin embargo silencio administrativo y criminal (por lo sospechoso).
Hace un rato he llamado imbécil a Revilla en el tweet donde condenaba (sin condicionales) el tema de las balas.. pero… puso el tweet: Ministro Sr Marlasca, Sra Directora de la Guardia Civil Doña Pilar… y Pablo Iglesias.
Hay que agradecerle que no haya puesto «el chepas» o el «coletas»
Ya que te pones a condenar, pues mira «Pablo Iglesias» ha recibido cuatro amenazas, eso ya.. es para darle cierta relevancia.
No obstante para ser exquisito, como muchas veces presume Revilla (el de las anchoas) el trato ortográfico adecuado sería: Doctor Don Pablo Iglesias.
Però claro si la ultraderecha le llama «el chepas» o el «marqués de Galapagar» y todo el mundo admite esa falta de respeto, indignarte porque le manden cuatro amenazas, con su correspondiente munición, es un acto de cínica hipocresía por mucho que vayas regalando anchoas por todas partes.
Por eso pasan éstas cosas, normalizamos automáticamente cosas que no deberían serlo.
Aquí hay políticos que no sé si serán idiotas o no.. si tengo claro que hablan y actúan para idiotas que es el lado donde estamos nosotros.
Felicidades por mostrarnos el Goya. Los británicos están encantados con el, al parecer es de su mejor época.
Feliz domingo, abrazos.
Pd: La pintura no es mi fuerte, pero creo que cuando lo vendieron hicieron el primo en el precio.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Pero hombre! Era para Villar Mir… Entre nosotros no vamos a hacer negocios, ni a regatear… ¡somos de guante impoluto!
El lenguaje para idiotas ya lo describió perfectamente Goebbels, ese gran demócrata que ocupó el puesto de ministro para la Ilustración Pública… paradojas del doble lenguaje.
Y lo del respeto… ¿A quién se lo pedimos? ¿a Rocío Monasterio, la del ‘venga, valiente, levántate y lárgate’? ¿O al buen Casado, el de ‘Pablo, cierra al salir’?
Hacer que esto caiga tan bajo solo vale, Goebbels dixit, para ‘hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades, son culpa de nuestros opositores…’. Y si con eso ganan, es que algo hemos hecho muy muy muy mal.
Las reglas han cambiado. No son nuevas: la historia, la puta historia, se repite.
Un abrazo, amigo.
Me gustaMe gusta
Creo que casi todo lo que podemos decir sobre el asunto que hoy planteas lo hemos hecho, lo acabamos de hacer, en privado. No por hurtarlo a lo público sino porque, creo, que estamos tan pasmado con todo lo que esta pasando que en cuanto se enciende la mecha es imposible pararla.
Lo primero que cabe decir, creo, es que la democracia, no la de letras mayúsculas, si no esta que nos han vendido, no creo que este en peligro. La necesitan los que mandan para seguir haciéndolo. El club en el que quieren estar es un club que, aunque elitista, necesita de su etiqueta y parte de ella, es utilizar la “gomina” de la democracia, de “su” democracia.
Pero ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Lo hemos hablado mucho en este mismo espacio, y lo hemos planteado todos, y en esencia se reduce a un hecho, se ha roto esa contrato social que se instauro, con todas su limitaciones, con la entrada de la democracia en nuestro país.
Se ha socavado la convivencia social, no digo ya la política que es obvio, rompiendo el sistema básico de equilibrio y justicia social. Injusticias y abusos (banca) han ido minando la credibilidad del sistema económico y político. La ejemplaridad ha brillado por su ausencia y si bien no cabe ser equidistante, no podemos se hooligans de ningún equipo.
La sociedad civilizada es un fino paño de hilos tejidos uno con otro en dónde hay, esto lo plantean mejor los filósofos que yo, normas no escritas de cooperación, reciprocidad y justicia y además cuando estas cosas no funcionan esta la Ley, no al contrario, para cerrar ese entramado. Para que esto funcione es preciso que unos cumplan su parte para que otros cumplamos la nuestra, sino es así todo se rompe.
¡Pues esto se ha roto!, nos han ido educando para que la barrera entre los derechos y las obligaciones de unos y otros se haga cada vez más difusa. Es una evidencia que los responsables políticos y económicos han fallado, unos por acción y otros por omisión. No es poco lo que ha socavado la falta de ejemplaridad de algunos de ellos que venían a romper el modelo neoliberal. Ajustes, recortes, socialización de las perdidas, desempleo, abismo social, embrutecimiento del clima político, la esfera de lo público como espectáculo, son, entre otras, algunas de las notas que, seguro, todos y todas reconocemos…… Un desastre social.
Eso si, es un desastre sólo para aquellos que lo sufren, donde nada ha importado su sostenibilidad social. Ahora aquellos que lastraron el mercado de trabajo, rebajaron las pensiones, se cercenó la inversión pública, recortaron los servicios sociales o la dependencia, resultan ser ahora los salvadores, y les vamos a votar (al menos, por ahora, les vais a votar los madrileños, pero seguiremos los demás).
Les vamos a votar sin importarnos el aumento de la desigualdad y la exclusión social, la perdida de poder adquisitivo, el problema de lo jóvenes o de la vivienda, la educación o la sanidad, las amenazas al sector público, etc., junto a todo esto, la corrupción como telón de fondo y, en buena medida, como explicación de esta situación. Le vamos a votar porque han conseguido que esto sea un debate entre los “tuyos” y los “míos”, una pelea de barrio en la que no hay pensamiento, ni siquiera percepción de la realidad que estamos viviendo, nada importa, solo ganar al adversario, aunque eso me arruine, aunque este en la miseria. El discurso es de frases hechas, de miedo, de violencia y de odio… y esto, sí que es acrítico y es su terreno de juego.
No cabe la ira, aquí estamos, lo único que se puede hacer, a mi juicio, a estas alturas, es darle de nuevo credibilidad al sistema, volver a que la gente crea en las instituciones, si no puede creer en las personas. Es un problema de tiempo (30 años costo consolidar nuestra democracia y 10 en casi derribarla), y tiempo es lo que no tenemos.
¿Soy un catastrofista? Quizás.
Buen día
Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
¿Sabes? A estas alturas creo que los que denostan nuestra transición (la que bendecimos porque fue pacífica y fue la nuestra) tienen su parte de razón al hacerlo.
Fuimos demasiado blandos llegar a ese pacto de no agresión (a esa ley encubierta de punto final) permitiendo que las grandes familias económicas y políticas continuaran haciendo la suya mientras no se les notara demasiado.
Puede que en su momento, y con Suárez a la cabeza, la cosa no pudiera ser de otra manera, pero apenas hace un par de años que sacamos a Franco del Valle de los Caídos y habían pasado ya cuarenta años.
En cuarenta años da tiempo a hacer muchas cosas. Y no las hicimos. Dejamos que la Iglesia siguiera educando a nuestros hijos, dejamos que la monarquía siguiera campando a sus anchas, dejamos que el fascismo siguiera usurpando los altos cargos de la Administración y le vendimos las empresas que habían constituido la riqueza del país. Se lo permitimos todo con tal de que no hicieran ruido, y ahora el ruido es ensordecedor.
Son ellos y los nietos de ellos. Ellos. Y saben jugar muy bien su partida. Conocen perfectamente el terreno que pisan y saben, de nosotros, todo lo que hay que saber.
Los hemos alimentado durante décadas, jugando a esa equidistancia pestilente que les hemos permitido que hicieran verdad. Y no la hay. No hay equidistancia. Ellos son los malos. Son los fascistas.
Hace un momento me han dicho: es fácil ser fascista en una democracia, pero prueba a ser demócrata en un régimen fascista… Pues eso hemos hecho. Y eso vamos a pagar ahora.
Caro.
Un abrazo enorme, amigo. GRACIAS
Me gustaMe gusta
Estimado Justo.
El que marca el campo de batalla, siempre gana al enemigo. Y en eso tanto la «tonta» de Ayuso y la Monasterio, o sus asesores, son unos maestros.
Dejemos de rompernos las vestimentas, las reglas han cambiado, y ellos las conocen. Y ganarán.
Ganarán porque conocen de verdad la nueva sociedad, la que mira a otro lado cuando miles de personas mueren cruzando el mediterráneo, la que critica y nada hace para cambiar, y sobre todo, la que es incapaz de reconocer en la izquierda a nadie como ellos.
No nos comparemos con la sociedad del nacimiento del comunismo, no se parece en nada, tampoco se parece en nada el comunismo, o eso es lo que alguien cree que hay en Rusia o en China.
No, tenemos ninis, padres o abuelos que los mantienen, y que no entienden lo que pasa y que buscan un culpable. Y la derecha se lo da. Esos comunistas que han destrozado la educación, que no les dejan trabajar, que cuidan mejor a los menas que a los «españoles».
No, esto no va de actuar hablando de hospitales, de mejor educación, ese es un derecho ya existente, y uno no piensa en lo que tiene, sino en lo que le falta.
Esto no va de líderes de la izquierda que han medrado a mejor situación a la mínima que han podido, Iglesias, Monedero, etc..
Esto va de entender a la nueva sociedad, ver que es lo que busca, y ser coherentes. No entrar en el fango, decirles donde les vamos a llevar y para que. Pisar los putos barrios de una vez, yo aquí no veo a nadie de izquierdas cuando no hay elecciones, cosa que si veía hace 20 años, estarán muy ocupados en Twitter seguramente.
El.problema nos es la derecha, el problema es nuestra izquierda, es como divorciarte y creer que toda la culpa es de tu pareja, tranquiliza, pero no te ayuda.
Salud y republica Justo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hoy no estoy del todo de acuerdo contigo.
Cierto que no hemos sabido seguir el signo de los tiempos. Muy cierto. Conectar con un lenguaje que nos sobrepasa. Es verdad.
No hemos sabido enfrentarnos a una suerte de populismo que ni siquiera es nuevo. No es que nos comparemos con los años 20 del sigo pasado: es que vuelven las mismas amenazas con los mismos tonos, de los mismos matones. Es el nazismo. Y es muy antiguo. Y ni ellos supieron ni vamos a saber nosotros.
Estos imbéciles no han inventado nada. Y nosotros, más imbéciles, no hemos aprendido a combatir una batalla tan vieja.
Ya no importa dónde prometamos llevar a nadie. Ese discurso ya nos lo copiaron hace mucho. Hacer entender que nosotros lo haremos y ellos no es la clave que no sabemos encontrar. No hay nada que decir: solo hay que enseñar a mirar. Y ni siquiera eso hemos sabido hacer. No lo ven. No los ven.
Nos hemos equivocado, sí. Pero es muy difícil luchar contra matones. No estamos preparados para eso.
¡Gracias, Jesús!
¡Salud y república!
Me gustaMe gusta
Estimado Justo hoy voy fuerte.
No es cuestión de estar de acuerdo o no, te centras en lo anexo y no en lo mollar.
Las balas, de Cetme, en que se diferencian a quemar una sede en nada, es violencia, por nada del mundo lo ninguneo, indicó que no es lo importante.
Esto no es una batalla donde tiene que haber una ganador y un perdedor, esto es mi país, y las elecciones de Madrid son claves.
La izquierda está perdiendo peso, y o nos ponemos las pilas o no seremos nada.
Te pondré un ejemplo de mi opinión, Carmena como alcaldesa de Madrid no se centro en los barrios humildes, los desfavorecidos, se centro en el Madrid central, zonas de clase media-alta, por eso perdió, por la abstención en los barrios del Sur.
Lo mismo paso aquí con Colau, y por eso ganó Esquerra que buscaba la unión por un objetivo común.
No, esto no va de nazis, no esto va del descalabro de la izquierda y de la pérdida de identidad, de nosotros depende cuanto tiempo vamos a jugar con las reglas de la derecha. Es como un toro, le enseñan un objeto de color rojo y se lanza sin mirar, sin ver que su bravura no sirve para nada, el que está haciendo la faena es el otro, que vende su imagen a la élite.
Salud y republica.
Me gustaMe gusta
En desacuerdo.
No va de que la izquierda se desmorone. Va de que el fascismo se levanta con todos sus pistoleros, todos sus ‘incendiadores’ y todas sus formas sucias de jugar contra la democracia dentro de la que se desarrolla.
No es en España, es en Europa. No me quedo en lo accesorio. Voy a lo mollar.
Lo mollar no es Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias, ni Díaz Ayuso ni la señora espantosa que presenta Vox. Lo mollar es el fascismo y la incapacidad de la izquierda para combatirlo. Y no viene de hoy. No es el lenguaje, ni los medios, ni las redes; es el uso torticero que saben hacer de todo eso junto, y al que nosotros ni nos arrimamos, ni hoy, ni luchando contra el fascismo nazi, ni evitando los 16 golpes de estado que terminaron con las democracias de media Europa hace ahora un siglo.
Lo mollar son las balas de cetme, el incendio de sedes, el discurso atrofiado anticomunista que cala en la sociedad como si hubiera riesgo real de que ocurriera. Eso es lo mollar, no que Gabilondo sea un soso, que lo es, sino que el fascismo triunfe.
Eso es lo que a mí me da miedo.
Otra vez salud, otra vez república.
Me gustaMe gusta