El crucero Baleares era un barco de guerra.
Bando ‘nacional’.
Málaga era una ciudad sitiada por los insurgentes, a punto de caer en la contienda.
Los malagueños eran hombres y mujeres asustados.
Y la carretera de Almería era una trampa mortal.
A aquella huida se llamó ‘la Desbandá’.
Y el crucero Baleares…
El crucero Baleares tenía ocho cañones SECN de 203 mm en cuatro torres y otros ocho de 120 mm, 4 por banda, además de ocho tubos lanza-torpedos.
Y abrió fuego.
También abrieron fuego los buques Canarias y Almirante Cervera, la aviación franquista y la artillería y los tanques rebeldes.
Durante muchos días.
Eran mujeres, niños, niñas y hombres desarmados, sin casi qué comer, huyendo sin zapatos a Almería, de las fuerzas que ya atenazaban la casa que abandonaron con todos sus muebles, con sus mantas, con sus fotografías.
Se calcularon entre tres y cinco mil. Entre tres y cinco mil, en números redondos (seis mil según la fuente que consultes), bajo los cañones del crucero Baleares. Y algunos otros barcos, algunos aviones, cañones desde tierra, tanques.

El alcalde de Madrid lo sabe. Y le excita.
El alcalde de Madrid está enfermo del fascismo de los higadillos, envanecido del poder, presa de esa suerte de odio que reconcome las entrañas. Y se acuerda de ‘la Desbandá’ y, por eso, renombra la calle que fuera del buque Sinaia (el primero que partió de Francia en 1939, llevando a un numeroso grupo de españoles exiliados tras el triunfo de la insurgencia franquista) con el nombre del que masacró a los civiles desarmados que escapaban del horror que presagiaban, no sin razón.
Por eso mandó retirar los versos de Miguel Hernández (y los nombres de tres mil asesinados y asesinadas más) del memorial que se proyectaba construir en el cementerio de la Almudena de Madrid: porque decían “Porque soy como el árbol talado, que retoño:/porque aún tengo la vida”.
Por eso restituyó a Millán Astray de la calle que se había dedicado a la maestra Justa Freire tras retirar al general de la memoria de Madrid.
En el caso de Millán Astray, la justificación tuvo que ver con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que falló a favor de los demandantes (las fundaciones Millán Astray y Francisco Franco) en el sentido de que el general era un buen tipo que nada había tenido que ver con el levantamiento, ni con nada malo. Magnífica excusa.
Lo del cementerio de la Almudena y la retirada de los tres mil asesinados contra sus tapias fue una cuestión puramente ideológica. Jugando a ser el chico bueno, equidistante, apolítico (que se está llevando muchísimo esta temporada), derruyó el memorial por los ajusticiados y lo convirtió en una burla para el recuerdo de quienes ya fueron tan recordados y tan reparados (a costa de todos los demás).
Lo del crucero Baleares también está amparado por la excusa de aquella sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Lo que pasa es que eso también es mentira. Porque una sentencia por muy de alto tribunal que sea, no puede ordenar que se imponga a una calle un nombre u otro. Puede ordenar que uno se retire por ser contrario a la Ley (a la de la Memoria Histórica, por ejemplo), pero no que la vía se denomine de una forma u otra. De modo que el alcalde de Madrid, que se lo sabe, no se siente obligado por el Tribunal Superior de Justicia a restituir tal barbarie: encuentra en su sentencia la excusa para hacerlo. Dice el Tribunal que el nombre de aquel barco expuesto en una calle no va contra la Ley (cosas de una justicia de dudoso –como mínimo– conocimiento de la Historia), pero no que sea obligatorio devolverle al navío el dudoso honor de recordar su gesta exhibiendo su reputación por las calles de la ciudad.
Martínez Almeida se ríe:
“Allá muevan feroz guerra / ciegos reyes / por un palmo más de tierra, / que yo tengo aquí por mío / cuanto abarca el mar bravío / a quien nadie impuso leyes.”(1)
Y yo me río:
“Porque dónde unas cuencas vacías amanezcan /ella pondrá dos piedras de futura mirada / y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan / en la carne talada.”(2)
(1) De la Canción del pirata; José de Espronceda, 1840.
(2) De Para la libertad; Miguel Hernández; poemario El hombre acecha, 1933/1939; versos arrancados del Memorial de la Almudena, convertido en vergüenza para Madrid gracias a la nunca bien ponderada acción política de José Luis Martínez Almeida.
Hombres como este no hacen falta.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
a mi me da que el señor Almeida es un muñeco en manos de alguien ¿ de Casado ? ¿Abascal ?
o es un caballero que tiene cara de gilipollas y es un superdotado, pero creo que no esa linea ni para unos ni para otros eso es incitar a cabrearse unos y otros a recrecerse, pero vamos que por lo menos a mi no me sorprende las salidas de tono ese como dijo el señor diputado de no se que partido ese cara polla (perdon el señor Almeida.) eso lo dijo el diputado yo solo lo recuerdo.
Buen domingo
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Un concejal de Unidas Podemos del Ayuntamiento de Zaragoza.
Y el imbécil, en vez de entender que un cargo público tiene que aguantar ciertas cosas, se puso a hablar del respeto que se le debe como persona y como alcalde… En fin, un carapolla con todas las letras.
Exige para sí mismo el respeto que él le falta a todos los madrileños (y a todos los españoles) revirtiendo el trabajo de la anterior Corporación de sacar de las calles la ignominia de la dictadura.
Un despropósito, ya ves…
¡¡Un abrazo fuerte!!
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En fin, la historia la siguen escribiendo los vencedores…..y cada vez hay más crédulos que prefieren volver a creerlos. Es más fácil pensar que una guerra da esos frutos y que pelillos a la mar….total tanto da Baleares, que Generalísimo, que Queipo de Llano…
Olvidamos la historia y ganan, otra vez, los que no les importaría nada que se repitiera.
No creo estar siendo dramático, las guerras no sólo lo son de fusiles o cañones, lo son sobre todo de hambre y de pérdida, de alienación y de olvido…. y esa empieza a no estar lejos.
Un abrazo
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Empieza a no estar lejos y todo apunta a que van a volver a ganarla.
Pero ¿cómo se puede engañar a tantos, durante tanto tiempo?
Ellos lo hacen mejor. Nosotros hemos descuidado cosas demasiado importantes porque sus resultados solo se verían más tarde de lo que dura una legislatura, y nos hemos olvidado de la educación.
Ellos lo hacen mejor: ni eso han olvidado.
Nos contaron la Historia que nos quisieron contar y ahora nos la repiten. Y callamos.
GRACIAS, AMIGO
Un abrazo muy grande.
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