Fruslerías

  • Pues a la Letizia se le han visto las rodillas.
  • ¡Cielos! ¿Si?
  • Lo que te digo. Y no creas que las enseña mucho.
  • ¿Y son redondas y eso?
  • ¡Pues claro!
  • O sea, que son rodillas como las de las personas.
  • ¿Y cómo querías que fueran las rodillas de Letizia?
  • No, que con tanto interés había pensado yo que a lo mejor eran cuadradas. O en espiral.
  • Pues no. Son rodillas como las de todo el mundo.
  • Pues vaya una guasa entonces.
  • ¡Es que no te tomas nada en serio!
  • Que sí, mujer, que me lo tomo en serio. Que ya se yo que los royals no son muy de enseñar las cosas. Y que doña Letizia es una royal muy avanzada.
  • También te habrá dado igual lo de Felipe.
  • ¿Qué Felipe?
  • El sexto hija, que pareces tonta.
  • ¿Qué mosca le ha picado ahora a Felipe el sexto?
  • Pues que no se levantó.
  • ¿No lo hizo?
  • ¡Claro que no! Y eso estuvo feísimo, que era la espada de Simón Bolívar.
  • ¡Coño! Cualquiera diría que era el brazo incorrupto de santa Teresa.
  • ¡Anda! Delante del brazo incorrupto de santa Teresa claro que se levanta. Si el tío es un meapilas. Y lo mismo se arrodilló y todo delante de don Pelayo cuando estuvo a verle en Covadonga, que allí sí que fue todita la familia real a rendir pleitesía. Los de Podemos están muy muy enfadados.
  • ¡Ay! Si don Pelayo levantara la cabeza.
  •  Pues bien que se iba a reír de todos estos, aquí que si fue que si vino mientras toda Europa se queda sin gas.
  • ¿A por el gas ruso espada en ristre?
  • No, claro que no. A terminar de una vez el gasoducto de Portugal, que le faltan poco más de 200 kilómetros.
  • A mí ya me va bien, si con eso me dejan poner el aire acondicionado como me dé la real gana.
  • Mujer, si a ti te dejan. Lo que dice el Gobierno es que cierres la puerta, que no seas así.
  • ¿Y si yo quiero tenerla abierta?
  • Pues na’, a refrescar to’el barrio. En tu casa haces lo que quieras, pero en los comercios y eso, pues la tienen que cerrar para que no se escape el gato. Buenos se han puesto los comerciantes con la cosa.
  • ¡Claro que sí! Comercios en pie de guerra… Estos se creen que Europa sigue siendo el ombligo del mundo. Aquí todavía no nos hemos enterado de que esto se acaba. Nadie miraba a Rusia, y ahí los tienes, masacrando un país y poniendo en jaque el orden energético mundial; ni a China, que ha reinventado la Ruta de la Seda, aunque ahora lo que transportan son microchips y se han convertido en la segunda gran potencia sin que nadie lo viera. Nadie mira a la India, que forma más ingenieros ella sola cada año que el resto de los países del mundo juntos. Aquí seguimos envanecidos por nuestro pasado glorioso, nuestro gótico, la elegancia de nuestros diseños, nuestras formas distinguidas, eligiendo con esmero la cubertería que pondremos para la cena de Todos los Santos para que nadie se ofenda si la pala de pescado no está colocada en su sitio. Míranos: aquí nos tienes ocupándonos de si Felipe VI se levanta o no delante de la espada de un sujeto muerto hace 92 años, o de si la reina Letizia enseña las rodillas, poniendo caritas interesantes sobre la enorme cuestión de si hay que acelerar o no el gasoducto de Portugal a Alemania, como si tuviéramos puta idea de sobre qué coño va ese rollo. ¿De verdad crees que el problema es que tengamos que poner a 27 grados el aire acondicionado? Fíjate bien en lo que está pasando a nuestro alrededor: Estados Unidos renuncia a su papel de guardián del mundo, se repliega y todos los demás con ellos convertimos Afganistán es un hervidero de talibanes (por cierto que acaban de acuchillar a Salman Rushdie). Rusia devasta Ucrania y amenaza al mundo con una crisis energética sin precedentes; China le da una patada a Estados Unidos en el culo de Taiwán intentando comprobar si uno u otro la tiene más grande; el FBI encuentra papeles secretos en la casa de un expresidente que se los había guardado, Europa languidece frente a las tremendas guerras comerciales de superpotencias, entre las que empieza a darse cuenta de que ni pincha ni corta… Y nosotras, aquí, delante de un té helado, mitigando el calor abrasador de la cuarta o quinta ola del verano sin entender todavía que el globo terráqueo está hasta los cojones de nosotras dos. Mira, me importa un huevo que Pablo Iglesias esté enfadadito con el rey por no rendir pleitesía al brazo incorrupto de santa Teresa. Me importa un huevo.
  • …Era la espada de Simón Bolívar.
  • Bueno, eso.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.


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