Grande BoJo

Nada nuevo en realidad.

Desde que Enrique VIII allá por el año 1534 decidiera separar su destino del de la Iglesia de Roma, declarando la independencia de Inglaterra de cualquier poder (terreno o divino) que no fuera el suyo propio, los ingleses buscan y pelean por la supremacía política, espiritual, económica o social, evitando cualquier sometimiento a norma alguna que no provenga de su propia soberanía.

Esto podría ser hasta envidiable si el mundo no fuera un lugar interconexionado por millones de nodos que suscitan a su vez millones de intereses cruzados, coexistiendo en la misma dimensión espacio temporal en cuyo centro neurálgico debería estar el ser humano (a pesar de que esto jamás fuera así).

A esta pasión supremacista ya atávica que empezó por un ’quítame allá esa anulación matrimonial’ y ha terminado por empujar a los ciudadanos del  Reino Unido a votar mayoritariamente a favor de su salida de la Unión Europea (el Brexit famoso este), se han unido en las últimas elecciones los modernos vientos que barren el planeta en favor de los machotes.

Lo político se desvanece. La política, en sí, se desvanece.

Se diría que el personal, harto de comerse la cabeza con intrincadas disyuntivas entre la prevalencia de la justicia sobre la libertad, o viceversa, la primacía entre lo público y lo privado, la significación de los servicios públicos sobre lo que la empresa es capaz de poner a disposición de la ciudadanía, ha decidido dejar de pensar y abandonarse a la molicie, optando por estos personajes de opereta que, carentes un discurso intelectual lejanamente aceptable, prometen (las vayan a cumplir o no) cosas inmensas en un lenguaje simplón que a todo el mundo alcanza. Prometen, sin ir más lejos, patrias, banderas, himnos, orgullos nacionales, unidades de destino en lo universal. Prometen recuperar la autoridad perdida, el orden moral en quiebra, el mando. Lo prometen como si fuera a ser para ti, como si fuera a ser uno mismo el dueño futuro de su propio destino.

Y les funciona. ¡Vaya que si les funciona!

20191214_235929Ahí está Boris Johnson, una unidad de destino en lo universal en sí mismo,  arrasando literalmente en unas elecciones con todo su discurso comprimido en la palabra ‘Brexit’ y, eso sí, con toda la pinta de irlo a hacer posible con un par.

Su primo rubio del oeste (del norte), el dicharachero presidente de los Estados Unidos de América (del norte), eufórico ante la noticia. Los machotes estamos de moda, se dice, y felicita con ardor al vencedor haciendo votos por ventajosísimos acuerdos comerciales que, ahora sí, y no con la rémora encima de la vieja Europa, serán posibles entre las dos potencias.

Su primo moreno del oeste (del sur), Jair Bolsonaro, también eufórico, ya clama por una alianza más sólida con el nuevo Reino (un poco más desunido) que supone grande y libre con el sólido liderazgo del gran hombre.

Ahí están, machos, fuertes, comunicadores virales, lanzando soflamas sin contenido político alguno, diseñadas para atacar directamente la fibra irracional de sus electores.

Boris Johnson ha dejado de ser el ‘payaso’ del vodevil del Brexit (como así se le conocía por el mundillo político británico) para convertirse en el presidente electo del Reino Unido, con el respaldo abrumador de los ciudadanos británicos.

Todos ellos no pueden estar equivocados. Ni los estadounidenses, ni los brasileños.

Así que no hay más remedio que asumirlo: El equivocado soy yo.

Cuando el mundo sea como quieren que sea los que aciertan, estaremos llegando demasiado tarde a demasiadas cosas. Son todas esas cosas que creíamos seguras y que han resultado tan frágiles: la igualdad de oportunidades, los derechos individuales, la europeidad,  la justicia social, la solidaridad entre los países…

Hemos decidido dejar de pensar y poner nuestros destinos en manos de quienes más alto vociferan. Y yo, que me equivoco, estoy seguro de que lo vamos a pagar. Y muy caro.

El dibujo es de mi hermana Maripepa

10 respuestas a “Grande BoJo

  1. debe ser que el cambio climatico afecta de cojones por que si no es imposible enterderlo,
    vamos al reves como bien dices ¿ somos los demas los equivocados? pues sera que si, pues nada a ponerle velas a los santos por que ya es lo unico que nos queda, yo de aqui en adelante no se me ocurrira gastar tiempo en pensar quien sera el proximo ganador de las elecciones sean nuestras o de otros paises, por que si ahora gana el payaso a los proximas le toca al ilusionista o adivino. ( y en las nuestras que cada uno piense en el mejor) veo a Rapel de presidente de España
    Recurro a la iglesia !! que Dios nos pille confesados¡¡

    un buen domingo suave y relajado.

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    1. ¡Nos falta solo el tragasables! ¡O el señor que escupía fuego!

      Son vientos modernos. Los machotes se imponen y nosotros felices de dejar en sus manos lo que sea menester, con tal de dejar de oirles gritar.

      A lo mejor es por eso. ‘Vota al chico y que se calle de una puta vez, que nos va a dar la noche…’.

      Se entiende muy mal, pero en las nuestras lo vamos a ver clarísimo (en las próximas digo). Clarísimo de verdad.

      Así que, eso mismo: que Dios nos pille confesados.

      ¡Un abrazo, amigo!

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  2. Seguro, han ido preparando el terreno para que sea así. Una sociedad cada vez más irreflexiva, menos movilizada, menos solidaria y, en esencia, más simple. No ha pasado en un momento pero no hemos sido capaces de pararlo.
    Hoy todos nuestros análisis giran alrededor de banderas, lenguas, himnos (hasta la música militar vuelve a ser música), lo mio, mi color de piel,…, todo fácilmente digerible.
    Una cosa que nos debe hacer pensar, en el ejemplo del Reino ¿Unido?, es la pérdida de poder de los laboristas en feudos tradicionales ganados para la causa de la derecha por el discurso del Brexit y que, me temo, tiene mucho que ver con el maltrato que están sufriendo las ckases más desfavorecidas, en todas partes, por los partidos tradicionales, a las que dejan en la periferia de sus discursos y de sus intenciones.
    La gente está harta y desorientada y eso sí se nota en la piel y no hace falta mucha reflexión para sentirlo dentro. Cualquiera que le ofrezca «calor» tendrá su espacio ganado sea este un bufón, un loco o un asesino.

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    1. ¿Calor?

      Las clases más desfavorecidas son las más desclasadas ahora. Las clases medias no existen. Aquel proletariado antiguo, combativo, ya parece haber accedido a su zona de confort.

      Pero ¿calor? No ofrecen calor. No ofrecen nada. Enfebrecen, enarbolan banderas, inflaman… pero no dan nada.

      No lo entiendo. Estoy seguro de que es fácil, pero no lo entiendo.

      Eso sí: me lo creo. Está aquí. Están aquí. Y han venido a acabar con todo lo que conocemos.

      Un abrazo enorme, José Ricardo.

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  3. …y no te olvides que Dios es brasileño… Eso ha dicho Bolsonaro, que, al parecer, lo tiene de asesor a lo Rasputín, con traje hecho a medida en Savile Row.
    Muchos eggs, mucho “oye, patria, mi aflicción” y con el cerebro embutido en el típico cucurucho del Ku Klus Klan. Pero todo muy aséptico, que ya se sabe que las urnas mandan y la orden ha quedado clara: “Chicos… ¡el mundo es vuestro!”.

    Liberalismo, lo llaman, para sonrojo, por estos lares, del conde de Aranda y hasta de Jovellanos.

    (No te hagas mala sangre, que ya se sabe que todo es cíclico, como el tipo de ropa y el corte de pelo).
    Abrazotes.

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    1. Y sin embargo tengo un punto de miedo. Esa sensación extraña de que todo se resquebraja, de que la civilización que conocemos se nos escapa entre los dedos, pasito a pasito, como sin prisa, pero sin dejar de retroceder en todo…

      Haré como me dices, sin mala sangre, pero no puedo evitar la tristeza.

      Un abrazo fuerte.

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      1. …y te comprendo. Soy optimista pero no ciego a la avenida neocon que ha prosperado desde las urnas. Pero como sempiterno militante en las filas de la minoría no silenciosa, siempre apuesto por la regeneración y la vuelta al sentido común -aunque alguien podría decir que dónde se halla el sentido común de quien se dice anarquista…; pero ese es otro debate…-.

        Cuentan que llegó Alfonso XII a un pueblo y fue tan vitoreado que, acercándose a un labriego, le pidió que transmitiera a sus convecinos el agradecimiento real por tales muestras de entusiasmo. El labriego, socarrón, le dijo: “Pues esto no es nada, Majestad, comparado con el griterío que armamos el día que echamos a su señora madre”. Si lo quiso entender el royal…
        Esta es nuestra España. A veces, como dice otro comentarista, con millones de moscas atraídas por la mierda. Pero, chico, no puedo remediar ser de morrillo fino y, aunque no la he probado, sé que la mierda no me gusta.

        Atrayente artículo para el debate. Buen domingo y solidario abrazo.

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      2. No conocía la historia, pero es clarificadora: estos somos.

        Y, bien pensado, tampoco nos va tan mal.

        Ahora me contagio de tu optimismo y pienso que, a lo mejor, las próximas elecciones no serán dentro de dos años (cuando no haya quien apruebe unos nuevos presupuestos) y que, dentro de cuatro, Vox no será la primera fuerza política del Estado, ni le alcanzarán los escaños para sumar mayoría con el PP.

        Eso me hace sentir mejor, pero me pasa como a ti y no como a las moscas y, por si las moscas, voy a seguir rabiando allá donde quieran oírme (que es en bien pocos sitios) y gritando ¡despertad! que lo que nos venden… ¡no está rico!

        Otra vez muchísimas gracias, ácrata irredento.

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  4. Nuestra vida es corta. Demasiada para sufrir/disfrutar las consecuencias de nuestros actos. Siguiendo la linea de lo que fué la Gran Bretaña, a la que le quedan 3 telediarios como tal, me da en la nariz. Lo que hizo la amiga de Boris, Margaret, aún se siente en las costillas de los británicos,, y ya ha llovido, más allí. Y sin embargo repiten experiencia por algo será.
    La vida es un túnel oscuro donde vamos pasando e iluminando con una linterna, cada uno vive una experiencia única dependiendo donde ilumines. Hay que confiar que los que vienen detrás serán lo suficientementen listos para saber ver nuestros errores y sobrevivir, la capacidad de adaptación es infinita y la ignorancia también funciona como una especie de tabla de salvación.

    Quién no ha probado unas lascas de trufa blanca sobre unos huevos estrellados no lo echa de menos. Es feliz con unos huevos fritos con patatas, la vida va así.

    Ahora tenemos la información en la mano, demasiada información y poca capacidad para manejarla.. es como una serie de olas altas que golpean la playa, todo es espuma y arena. Ya bajará la marea, se aclarará el agua y se podrá ver el fondo.
    Superamos la caida del Imperio Romano, también superararemos todo esto. No sé si por 1984 o por Mad Max. No lo veremos quizás, que la naturaleza nos hubiese concedido mas años de vida, no hay imprescindibles.
    Je.. + años + gente = +\- civilización. Ya lo verán los que nos siguen.
    Y no te preocupes las moscas son miles y miles de millones y comen mierda, por muchas que sean no hay porqué imitarlas.

    Feliz domingo y lunes que es mas duro.

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    1. La confianza en estos que nos siguen es lo que me falla… Sera por el olvido de la Educación en este país nuestro, no logro encontrar a más de dos que se preocupen realmente por esto que sucede, ni a más de cuatro que, siquiera, se hayan dado por enterados.

      Esta es la otra maldad de lo que acontece: son los jóvenes, lo más jóvenes, los que están entregados a estas olas altísimas que parecen ‘henchiles’ el ademán.

      Espero que sea como dices. O, si no, no tener razón y que esto que nos traen, aunque yo no lo vea (no he probado esas lascas de trufa blanca si esto se pudiera parecer a ellas) lo sea para bien.

      Se consolida, en definitiva, un cambio de paradigma que no sé adivinar… Pero no me da ninguna buena espina.

      Un abrazo fuerte, Javier. Gracias por tu aportación, como siempre, tan lúcida.

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