Hemos asistido al acto de los actos, al acontecimiento de los acontecimientos. A la coronación de las coronaciones.
Todas las casas reales del mundo, la princesa Leia, el puto lado oscuro de la Fuerza en pleno, los reyes Aegon Targaryen y Aragom, nobles, hijos d’algo, todo el Medievo representado en la vieja capital del Reino Unido, para la coronación del rey. Y de la reina, que por lo que se ve no fue fácil conseguir que la reina muerta concediera que la segunda esposa del que habría de ser rey, fuera reina y no reina consorte o, lo que es menos, princesa (debía haber un clamor en la sociedad británica sobre el particular).
El boato llevado a sus últimas consecuencias a mayor gloria de Carlos III de Inglaterra, que apareció en escena a la hora convenida ataviado de oropel de más que dudoso gusto. Igual igual que se coronara a su madre, al padre de esta, a su tío y a su abuelo.
Evocando, supongo, la grandeza de Enrique VIII, segundo rey de la casa de Tudor, este gordito según el retrato que todos conocemos, obra de Hans Holbein el Joven (Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid), que repudiaba o mataba esposas (según la conveniencia histórica) e inventaba religiones si el papa de Roma le negaba el favor del matrimonio.
No, no. No es que Enrique VIII se quisiera casar con el papa de Roma, es que Celemente VII no le dejaba casarse todas las veces que quería y, entonces, se tuvo que inventar un dios nuevo (en realidad se quedó con el mismo Dios con algunos matices) y erigirse en cabeza de su iglesia para darse los permisos convenientes. Le funcionó, y ahora los británicos son anglicanos, como Dios manda o, al menos, como lo manda por la zona de Inglaterra, Gales, Escocia (Gran Bretaña) e Irlanda del Norte.
Hace ya mucho rato que esto de las iglesias me parece un timo (sin paliativos), pero que un rey se inventara una, el parlamento de la época se la aprobara (Acta de Supremacía de 1534), y hoy en día se le siga rindiendo pleitesía, más que sonar a timo mueve a risa. Sea como fuere, si se tiene en cuenta que el rey de Inglaterra (lo sé: del Reino Unido e Irlanda del Norte) es dueño por nacimiento de los cisnes del río Támesis, una colonia de murciélagos, todos los delfines de sus mares y tres supermercados, se comprenderá enseguida que algo le pasa a británicos e irlandeses del norte en la cabeza que les permite comulgar (nunca mejor dicho) con anacronismos de molino.
¿Cómo se consigue en pleno siglo XXI traerse a Londres a todo el siglo XVI y montar este pollo a mayor gloria de un rey?
Pues no se sabe.
Su gracia sí que tiene. Pero no se sabe.
Con todo el respeto que me merece mi sobrinilla Marina, que ha desfilado con la Royal Navy toda vestidita de marinera y que ha sido la que mejor llevaba el paso de toda la fila, tal despliegue de caballos y soldadesca, yo qué sé si había hecho falta.
Los números del fasto varían dependiendo de quién los esté contando, pero van desde 150 millones de libras a justo el doble (300 000 000,00 ). Y las dos cifras dan pavor.
Los más allegados a la Casa Windsor lo justifican por la cosa del turismo, incluso pronostican grandes beneficios para la ciudad. Los que se andan quitando el hambre a hostias por mor de las consecuencias del Brexit, el paro y la inflación, seguramente también lo justifiquen, estos no por lo del turismo, sino más bien por lo de que “genio y figura”, aunque sea esta expresión más cervantina que del propio Shakespeare. Así que todos contentos.

Lo que pasa es que para montarse una fiesta de 200 millones (por hacer una media generosa) uno tiene que tener un altísimo concepto de sí mismo, aunque la pague otro. Más si quien la paga es una sociedad que soporta durísimas condiciones económicas, una parte importantísima de cuya población está en ese grupo nada privilegiado de los que se quitan el hambre a hostias.
Ninguna gracia tuvo que nuestra parejita real se paseara el día de la coronación de Felipe VI por las calles de Madrid en el Rolls-Royce que Hitler le había regalado a Franco*, pero se contaba que la fiesta le había costado al Erario Público unos 300 000 euros, que sí, que es una pasta, pero que no es tanta. Por seguir con la comparación, Felipe VI no tiene delfines y, a pesar de que se le vea en misa con las niñas de cuando en cuando, en la Iglesia Católica pinta más bien poco.
Viene esto al caso, admitiendo que las comparaciones son odiosas y que las monarquías son, como las comparaciones, odiosas, solo para prevenir al lector avisado de que a todo hay quien gane y de que el lamento por los déficits que presenta nuestra democracia (patentes, lo sé) podría ser más leve mirando a nuestro alrededor con cierta intención crítica.
Las antigüedades son para los museos. Las tradiciones, pues… depende. Digamos que los bailes regionales me ponen tan de los nervios como lo de las flores en el manto de la virgen del Pilar (lo recuerdo todo en blanco y negro por la primera cadena), pero asumamos que la mona de pascua o el entierro de la sardina, las chirigotas de Cádiz, tienen su qué. La tradición de heredar los países a título de rey se me antoja al nivel de los bailes regionales (decir del entierro de la sardina me hubiera hecho parecer afín a los usos y costumbres de la Revolución Francesa).
Pero, si además de una corona heredas los cisnes del Támesis y tres centros comerciales y, encima, te montas una fiesta de doscientos millones a costa del respetable, la broma se vuelve pesada.
Hala, ya está. Carlos III de Inglaterra ha sido coronado rey y ungido con los aceites que lo confirman como cabeza de la Iglesia Anglicana.
God save the King.
Dios nos salve del rey(*).
(*)Traducción libre.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.
(*) Fe de errores: El Rolls-Royce el que viajaban Felipe VI y Leticia el día de su boda, no fue un regalo de Hitler a Franco. Lo había adquirido el dictador español junto con otros dos de la serie Phantom IV, para el uso de la Jefatura del Estado. Hoy pertenecen a Patrimonio Nacional. El vehículo que Hitler le regaló a Franco fue un Mercedes 540 G4. Está en las Cocheras de El Pardo y se conservan tres unidades en todo el mundo.
Para mi ayer fue un dia Muy Grande, estuve todo el dia pendiente de esa celebracin, de ese gran orgasmo que fue poder ser testigo de la coronacion de ese señor tan mayor que por desgracia no va a tener mucho tiempo de gobernar por eso de la edad , se va a perder la oportunidad de los beneficios de la juventud de ser rey , cosa que el nuestro si aprovechó, el actual no se si tanto pero a lo que interesa es el nombramiento de rey al señor orejas y a su consorte Camila, ¿ tuvo mucho gasto? tampoco tanto hoy en dia que son 200 milloncejos eso es calderila para algunos ( entre los que no me encuentro yo) y ya que los has nombrado nuestros paisanos de Cadiz seguro ya estan componiendo una chirigota en su honor.
Para mi ni la coronacion de ese señor mayor, ni la victoria de Real Madrid me animaron el dia , solo me lo animó la noticia de que mi buen amigo Carqui se va recuperando favorablemente, y a partir del lunes espero mejores noticias.
Buen domingo y seguimos sin lluvia.
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Esa es la noticia, no cabe duda.
Coronado Carlos III y con el Carqui en la calle hasta que no llueva nos parecerá una broma. Incluso aunque no hubieran coronado al tipo este mayor.
Para los dos mil millones de euros en los que se cifra su fortuna, doscientos, que ni siquiera ha pagado él, deben ser calderilla efectivamente.
Si yo fuera el dueño de todos los delfines que nadan por la Gran Bretaña, creo que también hubiera mandado que se los gastaran…
¡¡Un abrazo!!
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Por inexplicables razones, para mí y para todos, tengo la impresión de que es precisamente eso, la pomposidad, la suntuosidad, la opulencia, la magnificencia (mal entendida) de la realeza, el oro que brilla, mucho oro, mucho brillo, la ostentación de la riqueza, con esa grandeza que lleva consigo, que cantaban Los Chunguitos, lo que hace que la plebe, el innumerable vulgo, con ojos de plato, mandíbula caída, boca abierta en O, O de ¡Ooooooooh!, siga justificando la existencia de estos anacrónicos personajes, eventos, desfiles y fetiches (me estoy acordando del manto con que se cubre al coronado, símbolo de su divinidad, ahí es nada).
Y lo hacen no sólo de buen grado, aunque mañana tengan que seguir, como tú bien dices, ganándose el pan a hostias (de las que suenan y duelen, no de las sagradas) sino también, me atrevo a decir, con cierto orgullo de que estos seres, con toda su “magnificencia” les “representen”.
Otrora, cuando los reyes gobernaban porque ése era el sistema, ése era el régimen, ése era el mundo, estaban justificados por mal o muy mal que lo hicieran, que era en la inmensa mayoría de los casos. La ignorancia te lleva a buscar explicaciones en lo sobrenatural, lo divino y ahí encontraron Iglesia y Realeza intereses comunes. El analfabetismo era la norma general, la ciencia andaba en pañales, el conocimiento estaba reservado a unos pocos.
Lo de hoy es bastante peor. Que sea tan grande, enorme, la cantidad de gente que sigue, si no venerando, aplaudiendo y apoyando ESTO, que los países (territorio y población) se hereden, que los haya destinados, por nacimiento, a reinar … Qué barbaridad.
En fin, intentemos ver la botella medio llena: ya no gobiernan.
El rey ha muerto, corta vida al rey.
Que pase lo antes posible y de una vez por todas. El final se acerca.
Saludos a todos.
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Pues yo cercano, lo que se dice cercano, no lo veo.
El rey no ha muerto. Acaba de ser ungido con los aceites que lo certifican como rey y papa. Está mayor, vive Dios, pero no muerto. Ha podido con 15 kilos de manto de armiño aunque fuera con la ayuda de seis niño que le portaban la cola (…).
¿Por qué lo soportamos en la era de Internet? He ahí el verdadero misterio.
Como bien dices, otras veces las cosas eran distintas y la servidumbre de la gleba no tenía mucha elección. Pero ¿nosotros?
A lo mejor es que no nos diferenciamos mucho de aquellos…
Asusta.
¡¡Gracias, amigo!!
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Y hablando de nacimientos y seres divinos, no olvidemos que hoy es el día de la Madre.
Larga vida a la madre, a las madres, junto a nosotros o dentro de nosotros, en la memoria y en el corazón. si
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Larga vida a esas reinas.
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Tengo un Carlos lll, que uso para cocinar, al que le quedan tres dedos.
Ayer así a vuela pluma escuché algo sobre una carroza de oro, Betsi decía que es muy incómoda. Lo primero que me vino a la cabeza, el oro nos lo robaria Drake.
Pues… La semana pasada en el Soho vi exactamente las mismas peras que compro yo por 1,30€/kg a 7pounds la libra (algo menos de ½ kilo. Ya tienen que ganar dinero los british para aguantar esos precios.
Pompa y boato que no falten, un tipo todo arrugado que dice: vengo a servir; pero le tienen que poner el dentrifico en el cepillo. O si se le cae algo al suelo tiene que ir un sirviente a recogerlo. «vengo a servir» hay que tener huevos para soltar eso.
No sé porqué esta mañana pensando en alguna tontería que no recuerdo, sería algo de la radio, terminé pensando en el milagro de los panes y los peces. Otro «invento bíblico» tan dificil de tragar como ese pez crudo metido en pan.
Pues eso pensaba… La gente como se tragará éstas chorradas.
Luego llega un rey, que como todos, al no tener que trabajar y estar descansado, le da por lo mismoque a todos, sea Tudor o Borbón. Pues nada se inventa una iglesia y se dedica a cortar cabezas de esposas.
Mis primeras lecturas fueron Enid Blyton, me gusta lo inglés, literatura, cine, costumbres, ropa, pero no soporto a los ingleses. Creo que a ellos les pasa igual, les fascinamos.
Escocia, Irlanda y Gales es otro mundo. Carlos lll es un digno representante de esos ingleses. Todo un capullo.
Feliz domingo y semana.
Abrazos
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¡Aquellas novelitas míticas de los 5 o de los 7, protagonizadas por Shadow, el perro pastor.
Creo que ahora reconocería mejor esos paisajes.
Me gusta lo inglés por lo celta, más que por lo sajón y por poca cosa más, que se ve que los cielos tan encapotados nublan un poco el entendimiento de los seres humanos, y los cisnes del Támesis se dejan poseer por los monarcas, que se creen que son sus dueños…
¡Qué atrocidad, por Dios!
Tremendo mérito hacer llegar estos usos medievales a esta era de Internet. Engañar a tantos, durante tanto tiempo tiene su qué.
Y no tiene pinta de que nada esté por acabar.
Extraño día el de ayer.
Fuerte abrazo.
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