Molaría no matar en general. Tampoco a mujeres este año. Tampoco acosar, ni violar, ni cortar trozos, ni lapidar, ni insultar desde colegios mayores, ni prohibir estudiar a ninguna mujer durante 2023. En 2023 molaría ser, simplemente, una persona normal.
También se podría dejar de matar en Ucrania, pero como no tiene pinta, al menos recordar a Julio Anguita: «Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen», para seguir siendo conscientes de que 10 meses y ocho días después se lleva matado ya lo suficiente.
El segundo, no mentir ni propagar bulos por WhatsApp, ni por Facebook, ni por TikTok. Cuando no haya nada que decir, pues nos callamos. Y cuando nos cuenten alguna gilipollez molaría abstenerse de hacerla viral y, sobre todo, sin comprobar antes que fuera verdad. Así que en 2023 estaría magnífico no decir mentiras.
El tercero, pelear contra la pederastia. Y, aunque uno fuera cura, molaría que no abusara de menores de ningún género y, si supiéramos de alguien que lo hace, ponerlo de inmediato en conocimiento de quien toque, para que no parezca que los encubrimos de ningún modo. No violar a ningún niño en 2023, molaría. O sea, en 2023 no ser un hijoputa, o al menos no a esa escala.
El cuarto, durante todo 2023 no tolerar la intolerancia. No ser racista, ni homófobo, ni pensar por un solo instante que pertenecemos a una especie superior. Que solo valga en 2023 sentirse uno superior, porque lo somos, a esos que se creen superiores a otros.
El quinto, aunque uno fuera juez, no provocar crisis institucionales a mala idea por preservar los privilegios que uno tenga, con la ayuda de aquellos a los que ayudaría si las provocara. Ser buenos chicos y cumplir con todos los deberes constitucionales, salvo con el de servir a España con las armas, por si se anduviera ya en malas edades para jugar con fuego real.
El sexto, puestos a cumplir con los deberes constitucionales, durante 2023 pagar los impuestos, incluyendo la puta comunidad de vecinos. No pedir que nos cobren sin IVA las cosas que compremos o las obras del chalé y, si por ventura viniéramos en mejor fortuna, pagar más impuestos que quienes no lo consiguieron, o muchos más si es que la fortuna fuera aun mayor.
El séptimo, ser solidarios con: los refugiados (también cuando sean negros), los desfavorecidos, los mayores, las personas con dificultades físicas o psíquicas y, en general, con todo aquel que necesite un empujón para vivir con dignidad. Esto no quiere decir ayudar a las vecinas ancianitas a subir la compra, sino ser un activo militante contra la desigualdad y aplaudir a cada familia que consiga el Salario Mínimo Vital (que parece que la Administración no es tan rápida como debiera resolviendo los expedientes).
El octavo, ya que estamos con las conquistas sociales, defender los grandes servicios públicos universales (la educación, la sanidad) y los grandes derechos individuales consagrados en cuarenta años de democracia (el divorcio, el aborto, la eutanasia, la igualdad efectiva entre hombre y mujeres -en cuanto la alcancemos-, la dependencia, el matrimonio igualitario…) y pelear a brazo partido (es una forma de hablar) contra todo el que esté dispuesto a cercenárnoslos.
El noveno, vigilar de no votar en 2023 a ningún gilipollas, indigente intelectual, tonto/tonta de los cojones/del coño, fascista, negacionista, o retrógrado en general.
El décimo, no negar la violencia machista (este ha sido un mal mes para negarla), el cambio climático, el covid, la eficiencia de las vacunas, la teoría de la evolución o la circunferencia de la tierra.
El undécimo, ser buen vecino, no degradar el medio, no odiar, no dejar de decir lo que se piensa, procurar no ofender a demasiada gente y admitir con deportividad que nos ofendan aquellos que se sientan ofendidos por nosotros.
El doce, el de la última uva, empezar con el gimnasio, dejar de fumar, perder esos putos 20 kilos, y mostrar arrepentimiento el próximo diciembre por no haber cumplido ninguno de estos cuatro últimos.
Feliz año nuevo, en serio: nos lo hemos ganado.
El dibujo es de mi hermana Maripepa
Pensaba por aquí 
Primero
Lo de la guerra es complicado por que un hijo de puta jode un pueblo y Putin lo es .
Lo de matar mujeres ya sabes mi opinion ojo por ojo diente por diente
violador inyeccion y que solo sirva para mear.
El segundo
lo de los bulos y las falsas noticias se persiguen y se les castiga con lo que mas duele la pasta.
El tercero
se le aplica la misma medida que a los violadores.
El cuarto
este es mas complicado por que eso de sentirse superior es la ostia y casi no se castiga nada o casi nada.
El quinto
el que uno sea juez no le da derecho a hacer lo que le salga de los cojones, se demustra que lo a hecho mal, a la puta cale y de juez nada que se vaya a los albañiles.
El sexto
esto de pagar impuestos no le cae bien a nadie, pero si no pagamos impuestos no tendremos servicios a si que a estos que lo piden ni puto caso.
El septimo
lo de la solidaridad queda muy bien pero la practica es que no se utiliza y metamonos todos.
octavo
este totalmente de acuerdo, todo lo conseguido no se puede perder por que lleguen los del golpe en pecho dando por el culo ( nunca mejor dicho si pensamos en los pederastas curas o curas ) enarbolando una bandera de España que es de todos y que se han adueñado de ella y luego vamos y los votamos , con dos cojones.
Noveno
este es muy complicado mientras no saquen alguna vacuna para bobos sera totalmente imposible.
Decimo
Este de la misma forma que el anterior, por que la tierra de verdad es redonda ? por que al rotar nos caeriamos.
El undecimo
totalmente imposible de conseguir si te llevas bien con el vecino es un poco aburrido, como algunos casos que sabemos.
Y el doce
este como cada año lo intentaremos.
Buen domingo
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¡Pues dicho queda! Uno por uno.
De acuerdo en casi todos, excepto en el de mandara a los malos jueces a hacer de albañiles… ¿qué mal le quieres tú a los albañiles para enviarles compañía tan mala como inútil?
Lo de evitar votar a idiotas hay que intentarlo muy fuerte, que en 2023 va a haber muchas ocasiones y no hay que perder ni una…
FELIZ AÑO NUEVOA
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Jajajajajaja-
Muy bueno, me encanta esta docena de propósitos. No voy a ir uno por uno como Moraleda porque yo lo haría interminable. Deseo con todas mis fuerzas cumplirlos todos. Sí, ya sé que es muy ambicioso pero, qué quieres, estamos a día 1, déjame soñar, tiempo hay para despertar.
Algunos son tan serios que no me atrevo a frivolizar. Otros no están en mi mano, apoyaré deseando con toda mi alma que se cumplan.
Mención especial a séptimo y octavo que, para mí, van juntos `porque solo partiendo de la solidaridad se alcanzan las grandes conquistas sociales.
El noveno llevo intentándolo toda mi vida (el derecho al voto llegó justo cuando yo alcanzaba la mayoría de edad) y, francamente, nunca me ha resultado tan fácil como ahora distinguir a los gilipollas. Lo veo fácil.
Del doce … puf. Volveremos a intentarlo, dicen que «el que la sigue la consigue». Hay amores que matan y yo amo fumar.
Feliz Año Nuevo a todos. Seguid ahí, Justo y Mari Pepa, por favor. Mis mejores deseos para todos los que piensan por aquí.
«23, por el c… no me des.»
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¡A por todos, amigo! Hay que ir a por todos, aunque no seamos jueces ni curas.
Empujar, empujar, empujar, contarlo, contarlo, contarlo… y estaremos en disposición de hacerlo todo vedad. Maldigamos las guerras y a los guerreadores, a los abusadores y a los intolerantes… ¡contémoslo todos y hasta los jueces comprenderán! Aunque solo sea a fuerza de escuchar que eso no se dice, que eso no se hace, que la democracia no se toca…
Abrazo enorme, amigo. Enorme. ¡Feliz 2023!
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